Cap.XLII / (34ªEt.=40,0Km) A GUDIÑA -VERÍN (6 Julio,
Martes)
Antes de las 5 de
la mañana ya estoy despierto, mirando la hora con la ayuda de la
diminuta linterna que suelo llevar encima para moverme por los
albergues. Es demasiado temprano; por lo que dicho en términos
judiciales, me veo obligado a moverme por la sala “con nocturnidad
y… la menor alevosía posible”. A las cinco en punto salto de la
litera para ir al baño, obligado por mi habitual ‘incontinencia
urinaria’; pero es que además, ya nos va bien madrugar hoy, con 40
km de etapa por delante.
Media hora antes
de levantarme, he estado dándole vueltas de nuevo a la ‘etapón’ que
nos espera, porque no hay vuelta de hoja: hemos decidido finalmente
llegar hasta Verín, aunque sea después de las 17.05, momento
en que parte el bus de Barcelona... Comentando tras la cena nuestro
dilema con Francesc, coincidíamos en ello: no acaba de
gustarnos la idea de finalizar a medio camino la última etapa, y
preferimos terminar en Verín como sea, aunque lo hagamos
tarde…En cuanto a la posibilidad de quedarnos a dormir en algún
lugarejo a medio camino, también había que descartarla, porque según
señalan las guías y nos confirmaron en la parada de buses no existe
el más mínimo servicio en los pequeños pueblos del intervalo…. Por
lo tanto me reafirmo en la conclusión a la que habíamos llegado
anoche con F: si viéramos la imposibilidad de llegar a
tiempo de tomar el bus, lo prudente sería aflojar el ritmo para
alcanzar nuestra meta sin cansarnos inútilmente; aún nos quedarían 3
horas largas de luz para acompasar la marcha. En este caso, nos
alojaríamos sin problema en el albergue de Verín, que suele
ir sobrado de plazas, y al día siguiente ya nos buscaríamos alguna
distracción. Si el pueblo no reúne suficientes atractivos, podríamos
montarnos algún ‘tour’ por los alrededores, utilizando buses
locales; y tampoco estaría mal la visita a alguna ciudad portuguesa
(como Chaves por ejemplo), ya que Verín solo dista 6
km de la frontera….
Antes de despertar
a Francesc saco todos mis enseres al salón y los ordeno como
es debido en la mochila. Luego devoro silenciosamente mis
sempiternas sardinitas en aceite de oliva, con el riquísimo bollo de
A Gudiña…: ¡qué gran desayuno!; bendito descubrimiento el que
hice hace ya 5 años. Puedo afirmarlo con conocimiento de causa: no
hay mejor combustible para afrontar estas caminatas
que una lata de sardinas en aceite. Una vez más solo
echo en falta el vaso de vino tinto, que solo encontraré
ocasionalmente en algún refugio como sobrante de la cena anterior de
algún colega. En esta ocasión me apaño de nuevo con el botellón de
agua… A las 5,45 he finalizado mi desayuno, siendo ya momento
oportuno para despertar a F; cosa que hago moviéndome
con sigilo por el dormitorio. Luego me dirijo al baño para
afeitarme, mientras él se incorpora y prepara sus cosas. A las 6.15
salimos de la casa.
Al llegar a la
praza Maior vemos un hito señalando dos opciones para continuar
el Camino
(abajo img
nº1izq).
Es evidentemente una señal orientativa ‘oficial’, porque tiene
engastadas un par de vieiras de vitrocerámica sobre el prisma
de granito. La que señala hacia la izquierda conduce directamente
hacia la carretera nacional, pasando por a Praza da Igrexa.
Esta opción supone optar por el ramal que hemos elegida por
nosotros, pasando por Verín. La segunda llevaría a
Laza por un ramal que circula más al norte… Al estudiar
en casa estas opciones elegí la primera de ellas por ser la más
habitual, y por lo tanto concurrida en estos momentos. Desde luego,
en este viaje ni podíamos plantearnos la otra, porque Laza es
un final con peores opciones de retorno a casa; al tratarse de un
lugar poco relevante es fácil imaginar eso. Sin embargo, viendo
ahora este hito y las distancias señalada en ambos ramales, a
quienes hagan el recorrido completo hasta Santiago les
conviene la 2ª opción; porque se ahorran casi 33 kilómetros, es
decir una etapa.
< img 1: (A
Gudiña, -praza Maior-) hito señalizando bifurcación
del Camino // panorámica sureste rumbo a Pentes
(k5-7.46h)>
Caminamos bastante
rápido durante los primeros kilómetros en dirección a Pentes
(distante unos 6km), pueblo que no llegaremos a cruzar por quedar
apartado del asfalto. Desde la carretera divisamos en todo momento
un bello paisaje de amplias colinas, tapizadas de espeso matorral.
Un panorama similar al de jornadas anteriores, pero visto hoy desde
mayor distancia y altitud. Seguimos estando en zona recientemente
castigada por los incendios forestales, como vuelve a evidenciar el
ilimitado sinfín de lomas cubiertas de verdor, pero carentes de
árboles
(arriba img nº1der).
La abundante pluviometría gallega evita la erosión en esta bendita
tierra, haciendo aflorar rápidamente tras los incendios una tupida
vegetación de variado matorral. Si fuese cierto eso de que los
fuegos son provocados, cabe preguntarse dónde están por esta zona
los beneficiarios, porque no vemos hoy prados aptos para el
pastoreo, ya que los matorrales que estamos viendo no son
apropiados para ello…
< img 2: (Pentes-Sao
Lourenzo) atajo por agradable pista forestal (k9.5-8.13h)>
A las 8.05, poco
después de rebasar las alturas de Pentes, abandonamos el
asfalto para desviarnos por una tentadora pista forestal que se abre
a nuestra izquierda. La pista se interna en un monte poblado de
jóvenes pinos, entre los que crecen los ahora floridos brezos. Es un
agradable entorno por el que da gusto caminar; soleado gracias a la
escasa envergadura del arbolado, que fue replantado no hace mucho
(img
nº2).
Pronto veremos que esta zona ha debido ser despejada y repoblada
dentro del proyecto de un viaducto cercano, el cual divisaremos
enseguida desde muy lejos. Probablemente hubiésemos tenido que
cruzarlo si las señales no nos desvían hacia esta agradable pista de
tierra... Quienes se encargan de la señalización del Camino
por la zona optaron con buen criterio por desviar a los peregrinos,
y evitar así el peligro que supone un arcén algo más estrecho sobre
la moderna estructura del viaducto. Eso está muy bien, pero tiene
la contrapartida de complicarnos el cruce por el consiguiente valle,
en el fondo del cual discurre el río Ribeiriña
(foto nº3
abajo)…
Justo antes del cruce de este río volveríamos a tomar el arcén de la
carretera nacional 525. Antes hemos tenido que bajar
la ladera del valle por una pista en fuerte pendiente y algo
pedregosa.
< img 3: (Pentes-Sao
Lourenzo / k13-8.50h) panorámica del valle y viaducto sobre
río Ribeiriña, vemos al fondo Ventas de Barreira >
De nuevo en el
asfalto, queda patente que el 99,9% del tráfico rodado salva este
valle por el viaducto de la autovía; no veremos prácticamente ningún
coche durante toda la jornada. Muy poco después de cruzar el puente
de la N-525 sobre el Ribeiriña volvemos a encontrar otro
curso fluvial. Se trata del río Mente, más caudaloso que el
anterior, que poco después (a la altura de Veiga do Seixo)
servirá de frontera con Portugal durante varios km. La extensa
depresión fluvial por la que deambulamos durante casi ¾ de hora se
acaba sobre las 9,40h, justamente cuando iniciamos el ascenso hacia
Ventas de Barreira, un lugar donde esperábamos hallar
algún bar abierto para tomarnos un respiro.
La subida a esa
población no es demasiado empinada, pero se prolonga casi hora y
media… Poco antes de coronar el pequeño puerto donde se asienta,
encontramos un sugerente lugar para “el sosiego del cuerpo y el
espíritu”, aunque no es precisamente lo que nosotros anhelamos por
el momento… Se trata de una pequeña explanada a la derecha de la
carretera, presidida por un típico “peto”, monumento
funerario que suele encontrarse con relativa frecuencia en la
Galicia rural. Puedes toparte con ellos en cualquier lugar de esta
entrañable región española: flanqueando carreteras, pistas de
extensión agraria, “corredoiras”, o incluso escuetos senderos… En
esta ocasión se trata de un monumento pequeño, realizado en mármol
blanco y granito
(abajo img nº4der).
Bajo una cruz de rústicos brazos cilíndricos montada sobre elegante
peana, hay una capillita semejante a los clásicos sagrarios de
iglesia, la cual está vacía y carece de puerta. Este conjunto,
construido íntegramente de blanquísimo mármol, está fijado sobre un
plinto rectangular de granito pulido, en cuya cara frontal podemos
leer la lápida que recuerda al finado.
Se trata de un hombre fallecido en 1987, a quién dedican este
recordatorio su esposa y amigos. Cerca del “peto” hay tres
grandes bloques de granito, tallados toscamente a modo de largas
bancadas rectangulares, y situadas a no más de 5 metros del peto.
Imaginamos que se destinaron en su día como asiento para quienes
viniesen hasta aquí a recordar ó rezar por el difunto.
Nosotros nos limitamos a leer la esquela, sin permitimos sentarnos
ni siquiera unos minutos…; vamos buscando otro tipo de descanso,
menos funerario y más hidratante.
< img 4: (Vendas
da Barreira -‘marca Galiza’-) el buen pazo para vivir…
(k16,5-11.10h) //… y un bello peto donde ‘bien’ morir
(k16-10.50h) >
Alcanzamos
Ventas de Barreira a las 11.10 En realidad no podemos afirmar
que se trate de un pueblo, todo lo que vemos son algunas
edificaciones dispersas a lado y lado de la carretera, sin atisbarse
por parte alguna un núcleo urbano… Debemos suponer que no lo tiene,
porque se habría visto algún cartel indicándolo. Pero bueno, la
cuestión es que no hay ni rastro de un bar o algo parecido, que es
lo que más nos importa en estos momentos. Un día más tendremos que
aguantarnos sin el reglamentario café, a cuya abstinencia no
acabamos de acostumbrarnos… En cuanto al pueblo en sí, hemos pasado
junto a una iglesia; situada en el lado derecho de la
carretera, frente a la cual hay un burro repasando a conciencia el
margen herbáceo. Este sería el único habitante vivo topado en
Ventas. Poco después vemos a nuestra izquierda un espectacular
Pazo de moderna construcción, rodeado de fastuosos y extensos
jardines
(arriba img
nº4izq).
De hecho las pocas viviendas que alcanzamos a ver de este lugar,
algo retiradas del borde de la calzada, son de una categoría
media-alta, con pinta de residencias de fin de semana o vacaciones.
Poco más cabe reseñar de Ventas de Barreira (en lengua
gallega Vendas da Barreira); a las 11.20h rebasamos el
cartel barrado que indica el final de la población
y empezamos
a pensar ya en Sao Cristobo, la próxima que encontraremos en
nuestro Camino.
Al redactar en
casa esta Memoria
me informo
por Internet que la localidad de Vendas da Barreira,
así como otras varias que vendrán a continuación, pertenecen al
municipio de Riós
(véase mapa en
img nº5 abajo),
pueblo por el que no pasaremos.
Por cierto,
en la red no he logrado encontrar el censo de Ventas. La
explicación la he tenido al conocer que el censo total del
concello de Riós no llega hoy día a 1900 habitantes,
desperdigados en una serie de lugares y aldeas, que
oscilan entre los 5 y 30 vecinos residentes. La sede del
ayuntamiento (concello) está en el lugar de Riós,
que como mucho alcanzará la cifra de 50.
Un kilómetro
después de pasar por Ventas decidimos parar a almorzar junto
al arcén. Son ya las once y media largas, y no podemos demorarlo
más. Pero el terreno no ofrece buenas condiciones para sentarse
cómodamente, por discurrir la carretera en la falda de una sucesión
de colinas de notable pendiente. Vamos buscando un rato, pero junto
al arcén de la calzada siempre encontramos incómodos taludes donde
es difícil hallar acomodo. Al final nos veremos obligados a saltar
las bandas protectoras de acero, para sentarnos en el borde mismo
del asfalto, en un lugar donde al menos tenemos unas acacias que
ofrecen algo de sombra.
Tras 10 minutos de
precario descanso, proseguimos la etapa. Se ofrece a nuestra vista
un paisaje de media montaña con prados y manchas de boscaje
intercaladas, nutridas básicamente por jóvenes castaños, robles y
más escasamente algunos eucaliptos ó acacias. Es una vegetación
similar a la de etapas precedentes, solo que cubriendo ahora un
terreno cuajado de colinas. La carretera describe constantemente
grandes toboganes, en permanente ascensión hacia alto de Fumaces.
Una vez allí, bajaremos ya de forma paulatina y continuada hasta
Verín.
< img 5: (Riós,
municipio de escasa y dispersa población-) igl. Sta. María en
A Trepa (k24-12.39h) // mapa del concello de Riós >
Durante el
descanso hemos dialogado sobre las perspectivas de la etapa. Hasta
el momento íbamos bien, y seguiríamos con el plan previsto de llegar
hasta Verín. Llevábamos unos 19 km recorridos, casi media
etapa, y físicamente estábamos perfectos. Hemos previsto entonces
parar a comer en Fumaces o sus inmediaciones, si era posible
claro; algo que esperábamos hacer sobre las 12 ó 12.30h... Luego nos
quedarían unos 12 km, que previsiblemente se podrían cubrir en unas
2.5 horas…. Si todo este plan sale bien llegaríamos a la capital
comarcal sobre las 16,00h, con tiempo sobrado para tomar nuestro
bus.
El resto de
poblaciones del ayuntamiento de Ríós, por el que andaremos a
lo largo de una quincena de kilómetros, también carece absolutamente
de servicios, como ya pudimos comprobar en Ventas. De hecho
es difícil identificar ninguno de estos lugares como pueblo en sí.
Pasaremos sucesivamente por unos cuantos sin pena ni gloria: en
Sao Cristobo (12.16h) solo veremos junto a la calzada cuatro
casas desconectadas entre sí, y una docena de ellas desparramadas
por la ladera a la derecha; ni rastro de parada del bus. A Trepa
(12.39h) tiene aires de pueblo, pero el aparente centro urbano está
apartado y tampoco tiene pinta de ofrecer servicios; flanquea
nuestro paso por la carretera el alto y oscuro muro del cementerio,
sobre el que asoman las blancas cruces de sus tumbas
(ver más arriba
img nº5).
Más triste no puede ser el panorama que nos vamos encontrando…
Finalmente, en Fumaces vemos al menos la parada del bus, y
milagrosamente una vecina junto a la puerta de su casa… Cuando
observo que está a punto de desaparecer tras ella, le pego un grito
desde 40 metros que la deja medio paralizada... La vecina se vuelve
a nosotros sorprendida, y le pregunto sobre la marcha mientras me
acerco a toda pastilla que cuándo pasaría el próximo bus hacia
Verín… Su respuesta nos deja helados; la parada solo sirve para
el transporte escolar porque en ninguno de estos ‘pueblines’ para
actualmente el bus de Verin… Según dice la señora hace varios
años que la línea circula por la cercana autovía, donde precisamente
se trasladaron desde su construcción las gasolineras y resto de
servicios del municipio...
El comentario nos
dejó paralizados: lo tendríamos crudo si quisiéramos acortar el
kilometraje de nuestra etapa; es decir había que llegar forzosamente
a Verín, distante unos 12 km de Fumaces...
Esto me lleva ahora a una reflexión -Curiosamente, en ese
momento no nos acudió a la cabeza la idea del taxi. No entiendo el
porqué, ya que lo teníamos comentado desde la víspera; luego
probablemente la insolación debió secarnos las entendederas, o
definitivamente ¡fuimos unos ‘masocas’!-…
< img 6: (Fumaces
/concello de Riós-) último lugar del concello, cuyo único servicio
es su acogedora fuente-lavadero (k24-13.20h) >
Pero sigamos con
el relato. A falta de luz en el entendimiento para alumbrar
otra idea, el mundo se nos empieza a venir encima en esta difícil
coyuntura. Son en estos momentos las 13.15hh y desde hace rato vamos
sufriendo ya un poco las consecuencias del sobrecalentamiento del
asfalto. El sol está en su cenit y no corre ni una brizna de aire….
La señora que nos aclaró lo del bus también nos confirma lo expuesto
anteriormente: que no hay por aquí ningún bar o restaurante donde
poder comer, ni lo encontraríamos hasta Verín… Viéndonos tan
fundidos, la mujer nos aconseja que bajemos el terraplén que tenemos
a la izquierda unos metros más adelante, donde podríamos descansar y
refrescarnos en la fuente pública
(ver arriba img
nº6).
No queda otra y
aprovechamos la sugerencia. Más que una fuente, nos encontramos ¡un
oasis refrescante! Bendita sea la corporación municipal que ha
tenido esta feliz iniciativa… Se trata de un lavadero público con
una gran pileta, cubierta por amplio tejado a dos aguas, donde corre
libremente el preciado líquido elemento; un agua fresquísima, ya que
se trata de un manantial. Junto al lavadero tenemos un par de
cómodos bancos de madera.
Cual marranos en
una charca, decidimos quedarnos en esta formidable área de descanso
todo el tiempo que sea posible, el máximo que nos permitiera
alcanzar Verín no más tarde de las 16,30h.
Tras soltar las
pesadas mochilas, nos descalzamos y sacamos de encima toda la ropa,
quedándonos en calzoncillos. Luego ponemos secar al sol nuestra
vestimenta, y seguidamente entramos en la pileta para refrescarnos
durante un buen rato, sentados en su borde por la parte interior. En
unos minutos sentimos un gran alivio en los pies, y luego de
secarnos y cambiarnos con una muda limpia, nos disponemos a
‘rebañar’ a fondo nuestras mochilas y bolsillos en busca de algo
que comer… Estábamos como para hacernos un retrato, sentaditos en
uno de los bancos, en paños menores y con nuestras socorridas
chancletas…
Descansamos a
conciencia de esta guisa durante unos 40 minutos, comiendo unos
magros jirones de jamón y cuatro o cinco avellanas con un trocito de
pan. Es todo lo que hemos logrado encontrar; sin desdeñar siquiera
la cascarilla suelta de las avellanas…. Pero sobre todo, vamos
bebiendo poco a poco toda el agua que nos admite el cuerpo… porque
nos esperaba un infierno en la bajada hacia Verín…
Rellenados
nuestros botellines en el fresquísimo caño de la fuente, a las
14,00hh iniciamos el último tramo. Después de todo, hemos tenido
suerte al encontrar esta impagable área de descanso en Fumaces,
pueblo que pese a sus carencias ingresará en nuestra galería de
lugares acogedores del Camino… Caminamos a muy buen ritmo en
los primeros 6 km, tras los que decidimos parar unos minutos y
descalzarnos bajo la escueta sombra de un arbusto.
Luego hacemos los 4 siguientes a un ritmo relativamente lento,
agobiados ya por el calor aplastante y temiendo que se nos formaran
ampollas
(ver abajo img
nº7izq);
tanto es así que en ese intervalo aún haríamos un par de paraditas
más. El tramo desde Fumaces es siempre en bajada, trazando la
carretera media docena de grandes curvas en los últimos km. Con la
mirada clavada en el horizonte, vamos divisando Verín desde
muy lejos en las curvas a derecha, aunque parece que lo tengamos ahí
mismo… Es desesperante que, tras recorrer cada uno de estos bucles
veamos aparentemente la misma imagen del pueblo que en la curva
anterior, durante una interminable media hora.
< img 7:
(Fumaces - Verín) tramo infernal (12km) sobre el ardiente
asfalto // entrando en la periferia de Verín
(k38-16.00h) >
Pero por fortuna,
toca a su fin nuestro martirio: exactamente a las 16,00h entrábamos
en el extrarradio deVerín
(img
nº7der)
y nos relajamos un poco, ignorando que nos faltaba la traca final…
Porque Verín es una localidad muy larga, y el acceso a ella
se haría bastante penoso para nosotros durante otro par de km, hasta
llegar a la altura de la estación de buses a las 16.25h.
Afortunadamente la estación está bastante céntrica, y cuando la
alcanzamos faltaban aún 40 minutos para la salida del bus.
Al penetrar en el
centro urbano habíamos visto una cafetería, poco antes de la
estación, y decido acercarme a comer algo. Francesc desiste
de acompañarme, y ni siquiera quiere que le traiga otra cosa que no
sea alguna bebida fresca… Ya en la barra del bar devoro un bocata de
jamón con jarra doble de cerveza, cosa que hago de prisa para no
demorar la asistencia a mi colega. Luego le acerco a Francesc
su cerveza en un botellín abierto; mi colega está bastante
deshidratado, y solo le apetecen líquidos…
Nuestro autobús
sale a la hora prevista.
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EPÍLOGO
Una vez
más hemos logrado el objetivo, sin fallo. Pero en esta ocasión
pasándolo demasiado mal en la última jornada. No hay necesidad de
padecer de esta manera; porque hacer 40 kilómetros de una tirada,
con los últimos 20 sobre asfalto y bajo un sol infernal es una
auténtica burrada; especialmente para gente que ronda los 70 años…
Aunque
habíamos meditado largamente la etapa en la víspera, deberíamos
haber sido más previsores, sobre todo teniendo en cuenta los
precedentes de etapas anteriores, como la 3ª con final en San
Salvador de Palazuelo por ejemplo. Orense y Zamora
son provincias muy poco transitadas, y en consecuencia hay escasos
servicios. Si en esta última jornada no se nos ha ocurrido llamar al
taxi a última hora, quizás ha sido por no tener a mano la
conveniente agenda o listín telefónico de la comarca de Verín,
o inmediaciones. Claro que, también se pude llamar a cualquier
teléfono de emergencias (012 o similar). En todo caso, llevar
anotaciones de ese recurso en la agenda cuesta nada; es algo que se
puede preparar tranquilamente en la víspera de cada etapa. La
llamada a un taxi de Verín nos habría ahorrado el sufrimiento
de esos últimos 12 km (desde Fumaces), y la subsiguiente
zozobra de poder perder nuestro autobús de regreso a Barcelona. No
habríamos perdido ese pequeño intervalo; pues de haber acortado en
esos 12km la etapa, se habría fijado en Fumaces el punto de
partida del nuestro último tramo, que manteníamos programado
para el próximo Otoño; con el cual concluiremos nuestro recorrido
por el Itinerario Mozárabe.
Por cierto,
la realización de ese tramo en el próximo otoño nos permitirá
alcanzar Santiago desde el lado Sur, algo que ninguno de los
dos habíamos experimentado hasta el momento.
En
definitiva, ese detalle de los taxis lo tendremos en cuenta a
partir de ahora; es una lección bien aprendida en este viaje.
Por lo demás,
debo reiterar que en el presente tramo del Camino hemos
andado preferentemente por el arcén de las carreteras, siguiendo el
guión previsto al estudiar su trazado. Al volver ahora la vista
atrás me reafirmo en que ese criterio ha sido positivo en la mayoría
de ocasiones; y no me arrepiento de haberlo aplicado en líneas
generales; siendo la excepción más clara nuestra obstinación con
llegar hasta Verín en esta última etapa, cuyo final debería
haber sido Fumaces. Afirmo esto porque nos hemos sentido
cómodos y sin agobios de tráfico en todo momento; y porque caminando
por el arcén hemos podido disfrutar con la excepcional belleza de
muchos paisajes zamoranos y orensanos, imposibles de contemplar
desde pistas forestales. Reitero una vez más que las carreteras por
las que hemos transitado pueden ser consideradas en la actualidad
como pistas asfaltadas…, gracias a la moderna autovía cercana.
Emplear rutas alternativas, cuyo trazado han diseñado diversas
organizaciones de amigos del Camino, con un criterio bastante
discutible, hubiera significado en la mayoría de casos hacer
bastantes más kilómetros, con suelo irregular y sin ninguna
contrapartida paisajística ni cultural que lo justificara; porque en
los intervalos entre poblaciones casi siempre se atraviesan zonas
muy despobladas, carentes de monumentos de significativo valor
artístico o histórico.
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