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CAMINO DE SANTIAGO: --Ruta MOZÁRABE--

SEVILLA—SANTIAGO por la VÍA DE LA PLATA y la Variante Sanabresa


por Antonio García Márquez

Indice : Capítulos I - II- III - IV - V - VI - VII - VIII - IX - X - XI - XII- XIII - XIV - XV

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XXX

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Cap.XLII / (34ªEt.=40,0Km) A GUDIÑA -VERÍN (6 Julio, Martes)  

Antes de las 5 de la mañana ya estoy despierto, mirando la hora con la ayuda de la diminuta linterna que suelo llevar encima para moverme por los albergues. Es demasiado temprano; por lo que dicho en términos judiciales, me veo obligado a moverme por la sala “con nocturnidad y… la menor alevosía posible”. A las cinco en punto salto de la litera para ir al baño,  obligado por mi habitual ‘incontinencia urinaria’; pero es que además, ya nos va bien madrugar hoy, con 40 km de etapa por delante.

Media hora antes de levantarme, he estado dándole vueltas de nuevo a la ‘etapón’ que nos espera, porque no hay vuelta de hoja: hemos decidido finalmente llegar hasta Verín, aunque sea después de las 17.05, momento en que parte el bus de Barcelona... Comentando tras la cena nuestro dilema con Francesc, coincidíamos en ello: no acaba de gustarnos la idea de finalizar a medio camino la última etapa, y preferimos terminar en Verín como sea, aunque lo hagamos tarde…En cuanto a la posibilidad de quedarnos a dormir en algún lugarejo a medio camino, también había que descartarla, porque según señalan las guías y nos confirmaron en la parada de buses no existe el más mínimo servicio en los  pequeños pueblos del intervalo…. Por lo tanto me reafirmo en la conclusión a la que habíamos llegado anoche con F: si viéramos la imposibilidad de llegar a tiempo de tomar el bus, lo prudente sería aflojar el ritmo para alcanzar nuestra meta sin cansarnos inútilmente; aún nos quedarían 3 horas largas de luz para acompasar la marcha. En este caso, nos alojaríamos sin problema en el albergue de Verín, que suele ir sobrado de plazas, y al día siguiente ya nos buscaríamos alguna distracción. Si el pueblo no reúne suficientes atractivos, podríamos montarnos algún ‘tour’  por los alrededores, utilizando buses locales; y tampoco estaría mal la visita a alguna ciudad portuguesa (como Chaves por ejemplo), ya que Verín solo dista 6 km de la frontera…. 

Antes de despertar a Francesc saco todos mis enseres al salón y los ordeno como es debido en la mochila. Luego devoro silenciosamente mis sempiternas sardinitas en aceite de oliva, con el riquísimo bollo de A Gudiña…: ¡qué gran desayuno!; bendito descubrimiento el que hice hace ya 5 años. Puedo afirmarlo con conocimiento de causa: no hay mejor combustible para afrontar estas caminatas que una lata de sardinas en aceite. Una vez más solo echo en falta el vaso de vino tinto, que solo encontraré ocasionalmente en algún refugio como sobrante de la cena anterior de algún colega. En esta ocasión me apaño de nuevo con el botellón de agua… A las 5,45 he finalizado mi desayuno, siendo ya momento oportuno para despertar a F; cosa que hago moviéndome con sigilo por el dormitorio. Luego me dirijo al baño para afeitarme, mientras él se incorpora y prepara sus cosas. A las 6.15 salimos de la casa. 

Al llegar a la praza Maior  vemos un hito señalando dos opciones para continuar el Camino (abajo img nº1izq).  Es evidentemente una señal orientativa ‘oficial’, porque tiene engastadas un par de vieiras de vitrocerámica sobre el prisma de granito. La que señala hacia la izquierda conduce directamente hacia la carretera nacional, pasando por a Praza da Igrexa. Esta opción supone optar por el ramal que hemos elegida por nosotros, pasando por Verín. La segunda llevaría a Laza por un ramal que circula más al norte… Al estudiar en casa estas opciones elegí la primera de ellas por ser la más habitual, y por lo tanto concurrida en estos momentos. Desde luego, en este viaje ni podíamos plantearnos la otra, porque Laza es un final con peores opciones de retorno a casa; al tratarse de un lugar poco  relevante es fácil imaginar eso. Sin embargo, viendo ahora este hito y las distancias señalada en ambos ramales, a quienes hagan el recorrido completo hasta Santiago les conviene la 2ª opción; porque se ahorran casi 33 kilómetros, es decir una etapa.

 

< img 1: (A Gudiña, -praza Maior-) hito señalizando bifurcación del Camino // panorámica sureste rumbo a Pentes (k5-7.46h)> 

Caminamos bastante rápido durante los primeros kilómetros en dirección a Pentes (distante unos 6km), pueblo que no llegaremos a cruzar por quedar apartado del asfalto. Desde la carretera divisamos en todo momento un bello paisaje de amplias colinas, tapizadas de espeso matorral. Un panorama similar al de jornadas anteriores, pero visto hoy desde mayor distancia y altitud. Seguimos estando en zona recientemente castigada por los incendios forestales, como vuelve a evidenciar el ilimitado sinfín de lomas cubiertas de verdor, pero carentes de árboles (arriba img nº1der). La abundante pluviometría gallega evita la erosión en esta bendita tierra, haciendo aflorar rápidamente tras los incendios una tupida vegetación de variado matorral. Si fuese cierto eso de que los fuegos son provocados, cabe preguntarse dónde están por esta zona los beneficiarios, porque no vemos hoy prados aptos para el pastoreo, ya que  los matorrales que estamos viendo no son apropiados para ello…

 

< img 2: (Pentes-Sao Lourenzo) atajo por agradable pista forestal (k9.5-8.13h)> 

A las 8.05, poco después de rebasar las alturas de Pentes, abandonamos el asfalto para desviarnos por una tentadora pista forestal que se abre a nuestra izquierda. La pista se interna en un monte poblado de jóvenes pinos, entre los que crecen los ahora floridos brezos. Es un agradable entorno por el que da gusto caminar; soleado gracias a la escasa envergadura del arbolado, que fue replantado no hace mucho (img nº2). Pronto veremos que esta zona ha debido ser despejada y repoblada dentro del proyecto de un viaducto cercano, el cual divisaremos enseguida desde muy lejos. Probablemente hubiésemos tenido que cruzarlo si las señales no nos desvían hacia esta agradable pista de tierra...  Quienes se encargan de la señalización del Camino por la zona optaron con buen criterio por desviar a los peregrinos, y evitar así el peligro que supone un arcén algo más estrecho sobre la moderna estructura del viaducto.  Eso está muy bien, pero tiene la contrapartida de complicarnos el cruce por el consiguiente valle, en el fondo del cual discurre el río Ribeiriña (foto nº3 abajo)… Justo antes del cruce de este río volveríamos a tomar el arcén de la carretera nacional 525.  Antes hemos tenido que bajar la ladera del valle por una pista en fuerte pendiente y algo pedregosa.

 

< img 3: (Pentes-Sao Lourenzo / k13-8.50h) panorámica del valle y viaducto sobre río Ribeiriña, vemos al fondo Ventas de Barreira > 

De nuevo en el asfalto, queda patente que el 99,9% del tráfico rodado salva este valle por el viaducto de la autovía; no veremos prácticamente ningún coche durante toda la jornada.  Muy poco después de cruzar el puente de la N-525 sobre el Ribeiriña volvemos a encontrar otro curso fluvial. Se trata del río Mente, más caudaloso que el anterior, que poco después (a la altura de Veiga do Seixo) servirá de frontera con Portugal durante varios km. La extensa depresión fluvial por la que deambulamos durante casi ¾ de hora se acaba sobre las 9,40h, justamente cuando iniciamos el ascenso hacia Ventas de Barreira, un lugar donde esperábamos hallar algún bar abierto para tomarnos un respiro.  

La subida a esa población no es demasiado empinada, pero se  prolonga casi hora y media… Poco antes de coronar el pequeño puerto donde se asienta, encontramos un sugerente lugar para “el sosiego del cuerpo y el espíritu”, aunque no es precisamente lo que nosotros anhelamos por el momento… Se trata de una pequeña explanada a la derecha de la carretera, presidida por un típico “peto”,  monumento funerario que suele encontrarse con relativa frecuencia en la Galicia rural. Puedes toparte con ellos en cualquier lugar de esta entrañable región española: flanqueando carreteras,  pistas de extensión agraria, “corredoiras”, o incluso escuetos senderos… En esta ocasión se trata de un monumento pequeño, realizado en mármol blanco y granito (abajo img nº4der). Bajo una cruz de rústicos brazos cilíndricos montada sobre elegante peana, hay una capillita semejante a los clásicos sagrarios de iglesia, la cual está vacía y carece de puerta. Este conjunto, construido íntegramente de blanquísimo mármol, está fijado sobre un plinto rectangular de granito pulido, en cuya cara frontal podemos leer la lápida que recuerda al finado. Se trata de un hombre fallecido en 1987, a quién dedican este recordatorio su esposa y amigos. Cerca del “peto” hay tres grandes bloques de granito, tallados toscamente a modo de largas bancadas rectangulares,  y situadas a no más de 5 metros del peto. Imaginamos que se destinaron en su día como asiento para quienes viniesen hasta aquí a recordar ó rezar por el difunto. Nosotros nos limitamos a leer la esquela, sin permitimos sentarnos ni siquiera unos minutos…; vamos buscando otro tipo de descanso, menos funerario y más hidratante.

 

< img 4: (Vendas da Barreira -‘marca Galiza’-)  el buen pazo para vivir… (k16,5-11.10h)  //… y un bello peto donde ‘bien’ morir (k16-10.50h) > 

Alcanzamos Ventas de Barreira a las 11.10  En realidad no podemos afirmar que se trate de un pueblo, todo lo que vemos son algunas edificaciones dispersas a lado y lado de la carretera, sin atisbarse por parte alguna un núcleo urbano… Debemos suponer que no lo tiene, porque se habría visto algún cartel indicándolo. Pero bueno, la cuestión es que no hay ni rastro de un bar o algo parecido, que es lo que más nos importa en estos momentos. Un día más tendremos que aguantarnos sin el reglamentario café,  a cuya abstinencia no acabamos de acostumbrarnos… En cuanto al pueblo en sí, hemos pasado junto a una iglesia; situada en el lado derecho de la carretera,  frente a la cual hay un burro repasando a conciencia el margen herbáceo. Este sería el único habitante vivo topado en Ventas. Poco después vemos a nuestra izquierda un espectacular Pazo de moderna construcción, rodeado de fastuosos y extensos jardines (arriba img nº4izq).  De hecho las pocas viviendas que alcanzamos a ver de este lugar, algo retiradas del borde de la calzada, son de una categoría media-alta, con pinta de  residencias de fin de semana o vacaciones. Poco más cabe reseñar de Ventas de Barreira (en lengua gallega Vendas da Barreira); a las 11.20h rebasamos el cartel barrado que indica el final de la población y empezamos a pensar ya en Sao Cristobo, la próxima que encontraremos en nuestro Camino

Al redactar en casa esta Memoria me informo por Internet que la localidad de Vendas da Barreira, así como otras varias que vendrán a continuación, pertenecen al municipio de Riós (véase mapa en img nº5 abajo), pueblo por el que no pasaremos. Por cierto, en la red no he logrado encontrar el censo de Ventas. La explicación la he tenido al conocer que el censo total del concello de Riós no llega hoy día a 1900 habitantes, desperdigados en una serie de lugares y aldeas, que oscilan entre los 5 y 30 vecinos residentes. La sede del ayuntamiento (concello) está en el lugar de Riós, que como mucho alcanzará la cifra de 50. 

Un kilómetro después de pasar por Ventas decidimos parar a almorzar junto al arcén. Son ya las once y media largas, y no podemos demorarlo más. Pero el terreno no ofrece buenas condiciones para sentarse cómodamente, por discurrir la carretera en la falda de una sucesión de colinas de notable pendiente. Vamos buscando un rato, pero junto al arcén de la calzada siempre encontramos incómodos taludes donde es difícil hallar acomodo. Al final nos veremos obligados a saltar las bandas protectoras de acero, para sentarnos en el borde mismo del asfalto, en un lugar donde al menos tenemos unas acacias que ofrecen algo de sombra.

Tras 10 minutos de precario descanso, proseguimos la etapa. Se ofrece a nuestra vista un paisaje de media montaña con prados y manchas de boscaje intercaladas, nutridas básicamente por jóvenes castaños, robles y más escasamente algunos eucaliptos ó acacias. Es una vegetación similar a la de etapas precedentes, solo que cubriendo ahora un terreno cuajado de colinas. La carretera describe constantemente grandes toboganes, en permanente ascensión hacia alto de Fumaces. Una vez allí,  bajaremos ya de forma paulatina y continuada hasta Verín

 

< img 5: (Riós, municipio de escasa y dispersa población-)  igl. Sta. María en A Trepa (k24-12.39h) // mapa del concello de Riós > 

Durante el descanso hemos dialogado sobre las perspectivas de la etapa. Hasta el momento íbamos bien, y seguiríamos con el plan previsto de llegar hasta Verín. Llevábamos unos 19 km recorridos, casi media etapa, y físicamente estábamos perfectos. Hemos previsto entonces parar a comer en Fumaces o sus inmediaciones, si era posible claro; algo que esperábamos hacer sobre las 12 ó 12.30h... Luego nos quedarían unos 12 km, que previsiblemente se podrían cubrir en unas 2.5 horas…. Si todo este plan sale bien llegaríamos a la capital comarcal sobre las 16,00h, con tiempo sobrado para tomar nuestro bus. 

El resto de poblaciones del ayuntamiento de Ríós,  por el que andaremos a lo largo de una quincena de kilómetros, también carece absolutamente de servicios, como ya pudimos comprobar en Ventas. De hecho es difícil identificar ninguno de estos lugares como pueblo en sí. Pasaremos sucesivamente por unos cuantos sin pena ni gloria: en Sao Cristobo (12.16h) solo veremos junto a la calzada cuatro casas desconectadas entre sí,  y una docena de ellas desparramadas por la ladera a la derecha; ni rastro de parada del bus. A Trepa  (12.39h) tiene aires de pueblo, pero el aparente centro urbano está apartado y tampoco tiene pinta de ofrecer servicios; flanquea nuestro paso por la carretera el alto y oscuro muro del cementerio, sobre el que asoman las blancas cruces de sus tumbas (ver más arriba img nº5). Más triste no puede ser el panorama que nos vamos encontrando… Finalmente, en Fumaces  vemos al menos la parada del bus, y milagrosamente una vecina junto a la puerta de su casa… Cuando observo que está a punto de desaparecer tras ella, le pego un grito desde 40 metros que la deja medio paralizada... La vecina se vuelve a nosotros sorprendida, y le pregunto sobre la marcha mientras me acerco a toda pastilla que cuándo pasaría el próximo bus hacia Verín… Su respuesta nos deja helados; la parada solo sirve para el transporte escolar porque en ninguno de estos ‘pueblines’ para actualmente el bus de Verin… Según dice la señora hace varios años que la línea circula por la cercana autovía, donde precisamente se trasladaron desde su construcción las gasolineras y resto de servicios del municipio...

El comentario nos dejó paralizados: lo tendríamos crudo si quisiéramos acortar el kilometraje de nuestra etapa; es decir había que llegar forzosamente a Verín, distante unos 12 km de Fumaces...  Esto me lleva ahora a una reflexión -Curiosamente, en ese momento no nos acudió a la cabeza la idea del taxi. No entiendo el porqué, ya que lo teníamos comentado desde la víspera; luego  probablemente la insolación debió secarnos las entendederas, o definitivamente ¡fuimos unos ‘masocas’!-…

 

< img 6: (Fumaces /concello de Riós-)  último lugar del concello, cuyo único servicio es su acogedora fuente-lavadero (k24-13.20h) > 

Pero sigamos con el relato. A falta de luz en el entendimiento para alumbrar otra idea, el mundo se nos empieza a venir encima en esta difícil coyuntura. Son en estos momentos las 13.15hh y desde hace rato vamos sufriendo ya un poco las consecuencias del sobrecalentamiento del asfalto. El sol está en su cenit y no corre ni una brizna de aire…. La señora que nos aclaró lo del bus también nos confirma lo expuesto anteriormente: que no hay por aquí ningún bar o restaurante donde poder comer, ni lo encontraríamos hasta Verín… Viéndonos tan fundidos, la mujer nos aconseja que bajemos el terraplén que tenemos a la izquierda unos metros más adelante, donde podríamos descansar y refrescarnos en la fuente pública (ver arriba img nº6)

No queda otra y aprovechamos la sugerencia. Más que una fuente, nos encontramos ¡un oasis refrescante! Bendita sea la corporación municipal que ha tenido esta feliz iniciativa… Se trata de un lavadero público con una gran pileta, cubierta por amplio tejado a dos aguas, donde corre libremente el preciado líquido elemento; un agua fresquísima, ya que se trata de un manantial. Junto al lavadero tenemos un par de cómodos bancos de madera.

Cual marranos en una charca, decidimos quedarnos en esta formidable área de descanso todo el tiempo que sea posible, el máximo que nos permitiera alcanzar Verín no más tarde de las 16,30h. 

Tras soltar las pesadas mochilas, nos descalzamos y sacamos de encima toda la ropa, quedándonos en calzoncillos.  Luego ponemos secar al sol nuestra vestimenta, y seguidamente entramos en la pileta para refrescarnos durante un buen rato, sentados en su borde por la parte interior. En unos minutos sentimos un gran alivio en los pies, y luego de secarnos y cambiarnos con una muda limpia, nos disponemos a ‘rebañar’ a fondo nuestras  mochilas y bolsillos en busca de algo que comer… Estábamos como para hacernos un retrato, sentaditos en uno de los bancos, en paños menores y con nuestras socorridas chancletas…

Descansamos a conciencia de esta guisa durante unos 40 minutos, comiendo unos magros jirones de jamón y cuatro o cinco avellanas con un trocito de pan. Es todo lo que hemos logrado encontrar; sin desdeñar siquiera la cascarilla suelta de las avellanas…. Pero sobre todo, vamos bebiendo poco a poco toda el agua que nos admite el cuerpo… porque nos esperaba un infierno en la bajada hacia Verín…   

Rellenados nuestros botellines en el fresquísimo caño de la fuente, a las 14,00hh iniciamos el último tramo. Después de todo, hemos tenido suerte al encontrar esta impagable área de descanso en Fumaces, pueblo que pese a sus carencias  ingresará en nuestra galería de lugares acogedores del Camino… Caminamos a muy buen ritmo en los primeros 6 km, tras los que decidimos parar unos minutos y descalzarnos bajo la escueta sombra de un arbusto. Luego hacemos los 4 siguientes a un ritmo relativamente lento, agobiados ya por el calor aplastante y temiendo que se nos formaran ampollas (ver abajo img nº7izq); tanto es así que en ese intervalo aún haríamos un par de paraditas más. El tramo desde Fumaces es siempre en bajada, trazando la carretera media docena de grandes curvas en los últimos km. Con la mirada clavada en el horizonte, vamos divisando Verín desde muy lejos en las curvas a derecha, aunque parece que lo tengamos ahí mismo… Es desesperante que, tras recorrer cada uno de estos bucles veamos aparentemente la misma imagen del pueblo que en la curva anterior, durante una interminable media hora.

 

< img 7: (Fumaces - Verín)  tramo infernal (12km) sobre el ardiente asfalto // entrando en la periferia de Verín (k38-16.00h) > 

Pero por fortuna, toca a su fin nuestro martirio: exactamente a las 16,00h entrábamos en el extrarradio deVerín (img nº7der) y nos relajamos un poco, ignorando  que nos faltaba la traca final… Porque Verín es una localidad muy larga, y el acceso a ella se haría bastante penoso para nosotros durante otro par de km, hasta llegar a la altura de la estación de buses a las 16.25h. Afortunadamente la estación está bastante céntrica, y cuando la alcanzamos faltaban aún 40 minutos para la salida del bus. 

Al penetrar en el centro urbano habíamos  visto una cafetería, poco antes de la estación, y decido acercarme a comer algo. Francesc desiste de acompañarme, y ni siquiera quiere que le traiga otra cosa que no sea alguna bebida fresca… Ya en la barra del bar devoro un bocata de jamón con jarra doble de cerveza, cosa que hago de prisa para no demorar la asistencia a mi colega. Luego le acerco a Francesc su cerveza en un botellín abierto; mi colega está bastante deshidratado, y solo le apetecen líquidos…   

Nuestro autobús sale a la hora prevista.

 


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  EPÍLOGO

          Una vez más hemos logrado el objetivo, sin fallo. Pero en esta ocasión pasándolo demasiado mal en la última jornada.  No hay necesidad de padecer de esta manera; porque hacer 40 kilómetros de una tirada, con los últimos 20 sobre asfalto y bajo un sol infernal es una auténtica burrada; especialmente para gente que ronda los 70 años… 

      Aunque habíamos meditado largamente la etapa en la víspera, deberíamos haber sido más previsores, sobre todo teniendo en cuenta los precedentes de etapas anteriores, como la 3ª con final en San Salvador de Palazuelo por ejemplo. Orense y Zamora son provincias muy poco transitadas, y en consecuencia hay escasos servicios. Si en esta última jornada no se nos ha ocurrido llamar al taxi a última hora, quizás ha sido por no tener a mano la conveniente agenda o listín telefónico de la comarca de Verín, o inmediaciones. Claro que, también se pude llamar a cualquier teléfono de emergencias (012  o similar). En todo caso, llevar anotaciones de ese recurso en la agenda cuesta nada; es algo que se puede preparar tranquilamente en la víspera de cada etapa. La llamada a un taxi de Verín nos habría ahorrado el sufrimiento de esos últimos 12 km (desde Fumaces), y la subsiguiente zozobra de poder perder nuestro autobús de regreso a Barcelona.  No habríamos perdido ese pequeño intervalo; pues de haber acortado en esos 12km la etapa, se habría fijado en Fumaces el punto de partida del nuestro último tramo, que manteníamos programado para el próximo Otoño; con el cual concluiremos nuestro recorrido por el  Itinerario Mozárabe.

     Por cierto, la realización de ese tramo en el próximo otoño nos permitirá alcanzar Santiago desde el lado Sur, algo que ninguno de los dos habíamos experimentado hasta el momento.  

     En definitiva, ese detalle de los taxis lo tendremos en cuenta  a partir de ahora; es una lección bien aprendida en este viaje. 

     Por lo demás, debo reiterar que en el presente tramo del Camino hemos andado preferentemente por el arcén de las carreteras, siguiendo el guión previsto al estudiar su trazado. Al volver ahora la vista atrás me reafirmo en que ese criterio ha sido positivo en la mayoría de ocasiones; y no me arrepiento de haberlo aplicado en líneas generales; siendo la excepción más clara  nuestra obstinación con llegar hasta Verín en esta última etapa, cuyo final debería haber sido Fumaces. Afirmo esto porque nos hemos sentido cómodos y sin agobios de tráfico en todo momento; y porque caminando por el arcén hemos podido  disfrutar con la excepcional belleza de muchos paisajes zamoranos y orensanos, imposibles de contemplar desde pistas forestales. Reitero una vez más que las carreteras por las que hemos transitado pueden ser consideradas en la actualidad como pistas asfaltadas…, gracias a la moderna autovía cercana. Emplear rutas alternativas, cuyo trazado han diseñado diversas organizaciones de amigos del Camino, con un criterio bastante discutible, hubiera significado en la mayoría de casos hacer bastantes más kilómetros, con suelo irregular y sin ninguna contrapartida paisajística ni cultural que lo justificara; porque en los intervalos entre poblaciones casi siempre se atraviesan zonas muy despobladas, carentes de monumentos de significativo valor artístico o histórico.

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      Antonio Garcia Marquez 

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GUIA DEL CAMINO DE SANTIAGO A PIE (En papel)
JOSE M. SOMAVILLA , TUTOR, 2009
Desde la primera edición de esta Guía del Camino de Santiago a pie han transcurrido más de diez años, y veinte desde que su autor, José Manuel Somavilla, descubriese la Ruta Jacobea en 1989 y quedase enamorado de ella. Desde entonces ha recorrido el Camino de Santiago a pie año tras año. Fruto de esa experiencia contrastada que muchos lectores y peregrinos han disfrutado en sus anteriores ediciones, ahora, para esta nueva edición actualizada en 2009 y ampliada, el autor ha elaborado nuevos y detallados mapas de cada una de las 26 etapas del Camino Francés que separan los 750 kilómetros que hay entre Roncesvalles y Santiago de Compostela. A esto ha añadido la variante del Camino Aragonés, con 5 nuevas etapas desde Somport hasta Puente la Reina, punto en el que se une con la otra vía del Camino Francés

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