CAMINO DE SANTIAGO: --Ruta MOZÁRABE--

SEVILLA—SANTIAGO por la VÍA DE LA PLATA y la Variante Sanabresa


por Antonio García Márquez

Indice : Capítulos I - II- III - IV - V - VI - VII - VIII - IX - X - XI - XII- XIII - XIV - XV

XVI
- XVII  - XVIII - IXX - XX - XXI -
XXII - XXIII - XXIV -
XXV - XXVI - XXVII - XXVIII - XXIX - XXX - XXX1


 

Cap.XXXII / (28ªbEt.=21,2Km) BENAVENTE –ÁLIJA DEL INFANTADO (13 Mayo, Jueves)

Lo primero que hago al levantarme, es pinchar la ampollita que se me ha formado en el talón derecho. Después de lavarlo bien, me aplico un poco de crema de jabón y me pongo doble calcetín. La ampolla está un poco profunda bajo la piel, pero abulta lo suficiente como para molestar si no se extrae el humor. Al poco rato de ponerme en marcha apenas la notaba. A las 7 despierto a F, mientras termino de afeitarme. Veo que se incorpora a medias, pero cuando me dispongo a bajar se ha dado media vuelta y parece descabezar el último sueño. Al pasar junto a su habitación también aviso a JL, que ya esta levantado, para que vuelva a dar un toque a Francesc pasado un rato… 

El Hostal Paraíso, donde nos alojamos, tiene abajo bar propio. Allí tomo mi desayuno; café con leche y tres magdalenas (por unos módicos 0,75€). Es una delicia desayunar normalmente después de 3 días sin poder hacerlo. Cuando llegan F y JL yo he acabado ya... Con la venia de los colegas, me salgo entonces a dar una vuelta rápida por el centro de Benavente, para sacar algunas fotografías.  

< foto 1: (Benavente) La Plaza del Mercado, en el inicio de las  tareas propias de esa actividad (8.20h)> 

  Hay en esta ciudad dos magníficas iglesias románicas: Sta. Mª del Azogue y San Juan del Mercado. Junto a la placita donde se ubica esta última, y conectada a ella por un breve callejón se abre la Plaza Mayor, llamada comúnmente por los lugareños Plaza del Mercado. Es precisamente eso lo que veo al asomarme a ella a hora tan temprana (8.20h): la instalación del mercadillo semanal. Resulta pues muy claro el origen popular de su nombre.  Esta notable plaza, encajada en el corazón del núcleo histórico de Benavente, debió albergar e antaño el mercado de la ciudad. Confluyen en ella nada menos que 4 calles y dos callejones, siendo por sus dimensiones bastante grande en relación con el resto de plazuelas del viejo reciento medieval. Era sin duda el único espacio intramuros de la antigua ciudadela capacitado para albergar un mercado. Vista con ahora, con los claroscuros de esta temprana hora, la encuentro realmente  preciosa. La plaza fue estructurada en su día aprovechando un hueco disponible en el corazón de la ciudadela, copiando fielmente las características del terreno: en ligera pendiente y con formato cuadrangular de lados irregulares. Los soportales corridos en 3 de su 4 caras le dan un encanto especial.  

   Tanto las dos iglesias citadas, como la Plaza del Mercado y alguna imagen más del centro histórico, quedaron plasmadas en la cámara digital de JL, y encajo  algunas de ellas en el presente reportaje. Las fotos de Santa María del Azogue he preferido incluirlas como cierre de la etapa precedente, ya que vimos la iglesia al pasar en busca de nuestro alojamiento; y además también  lo considero apropiado para ilustrar de alguna manera nuestra llegada a Benavente. Ambas las he sacado de Internet, ya que no podíamos entretenernos a tomar buenas imágenes en aquellos momentos, y además la iluminación no era la adecuada. Esta misma mañana he vuelto a ir a la iglesia de Santa María, para obtener varias fotos cuya calidad no permite su reproducción en pequeño formato; por eso he optado finalmente por recurrir a la red para suplirlas.  

< foto 2: (Benavente) iglesia de San Juan del Mercado, portada sur (s.XII/XIII), (ver detalles)> 

 En cuanto al reportaje de San Juán del Mercado, he logrado buenas imágenes de las tres fachadas de la Iglesia; aunque por razones de espacio solo edito una en esta memoria, destacando como se merece la excepcional portada meridional del templo. Me he quedado alucinado ante la imaginería tallada en capiteles y arquivoltas.  Las imágenes de detalle del tímpano, un capitel y una de las dos ménsulas las he conseguido en Internet, y me ha llevado su tiempo encajarlas con mi aceptable foto de la portada (ver imagen 28ª2).  Como otras veces durante el recorrido por la meseta norte, mi pasión por el románico se ha desbordado en esta ocasión. Aunque intento frenarme,  procurando encajar en el relato fotos de los temas más variados, tendréis que disculparme si alguna vez me excedo con algunos detalles. 

  Durante mi breve paseo matinal, pude también apreciar que Benavente tiene un comercio relativamente moderno, y bastante activo; cosa fácilmente perceptible  pese a lo temprano de la hora. Evidentemente se trata de una ciudad importante en la región leonesa. El paseíto por la urbe también me sirvió para comprobar que lo del dolor de la rodilla derecha iba para largo. No acababa de marchar del todo, evidenciando alguna pequeña lesión. Afortunadamente la etapa iba a ser corta (como las siguientes) y esperaba poder sobrellevarlo. 

Paso por la cafetería a reunirme con mis colegas y los encuentro felices y contentos, bien acomodados en la barra y sonrientes. Tras las penalidades de las dos jornadas anteriores, esperábamos hoy una etapa plácida, como el tiempo que al parecer será espléndido durante toda la jornada. Como excepción a nuestra habitual austeridad (que controla un servidor, como ‘responsable’ del fondo monetario común) brindaremos con una copita de licor para que se olviden las pequeñas molestias que nos afectan y tengamos ‘buen fario‘ en las tres jornadas que restan.                                                                                                                                                

Antes de salir estuvimos unos minutos examinando la hoja de ruta de la presente etapa. Según las notas caminaremos sin problemas durante 4 km. Un poco antes habremos dejado atrás el área de servicios “Camino de Santiago”, donde hay una gasolinera y creo recordar que bar. Algo menos de 1km después, pasaremos bajo las vías de tren de una línea de mercancías obsoleta; que no es otra sino la continuación de la descrita en la etapa de ayer, que al parecer tampoco han desmontado por aquí. Pasadas esa vía férrea, hemos de continuar por la carretera de Alcubilla como 1,5 km; y a partir de ahí se recalca que es preciso estar muy atentos a unas flechas amarillas, que nos deben desviar por una pista a la derecha. Por esa pista nos internaremos en una colina, donde se asegura que estuvo ubicada la antigua mansio” romana de Brigeco... Finalmente, tras su descenso habría que caminar por pista durante 1,5km más, hasta llegar al pueblecito de Villabrázaro, etc. etc.  Llegados a ese punto, mis compañeros se empezaban a poner las mochilas, impacientes por iniciar la marcha, y no tuve más remedio que envainar los papeles. Quedamos en ir revisando el programa sobre la marcha… 

Sin prisas en principio, porque la presente jornada sería relativamente corta,  salíamos de Benavente a las 9,15h, tomando la dirección de la Carretera de Alcubillade Manganeses). Una carreterita local que arranca precisamente junto al Hostal Paraíso, para encaminarnos hacia el norte por la avenida  Cañada de la Vizana.

 

< foto 3: (Benavente-Villabrázaro) por carretera de Alcubilla , área de servicio “Camino de Santiago”  (km3,0-9.10h)> 

Las previsiones del plan de etapa se van cumpliendo sin problemas; caminando un par de km por la antaño “carretera de Alcubilla”, que actualmente toma el nombre de varias calles de Benavente, porque ha sido absorbida por la expansión de la ciudad. Ya en campo abierto, vamos juntos hasta el área de serviciosCamino de Santiago”, donde nos sacamos un par de fotos (img 28ª3). Mientras enfundo la cámara, que suelo llevar más rato yo que mi cuñado, F y JL se me adelantan unos 200 metros. Trato en vano de alcanzarles, pero ellos van más ligeros que yo, y se distancian como 300 m... En ese momento recuerdo que nos acercábamos al punto crítico del desvío anunciado, y decido llamarlos a voces, haciendo ademanes de que deberíamos ir más despacio vigilando la aparición de flechas por la derecha… Pero la pareja, que por algún comentario parecía no fiarse demasiado del desvío aconsejado, continúa imperturbable avanzando a un ritmo endiablado por la carretera… En consecuencia,  cuando empiezo a observar alguna flecha amarilla sobre los agrietados troncos de unas grandes encinas, JL y F ya me llevan casi ½ km de ventaja y no pueden oír mis voces... Luego, tras unos momentos de indecisión al no sentirme, veo que miran hacia atrás y les señalo que me aparto ya a la derecha, iniciando la ascensión de la colina...  

Una vez más, las señales son muy deficientes. La vieja corteza agrietada de las encinas no permite distinguir las flechas a más de 15mt de distancia… Para ponérmelo más difícil, en la colina que voy ascendiendo se abren como 5 pistas, que se van entrecruzando... Es un terreno muy erosionado, pero por intuición voy siguiendo la línea de máxima pendiente, que inexorablemente me llevará a la cima en el menor tiempo posible. Pronto la alcanzo, por tratarse de una loma de no más que 30 m de desnivel. En la cúspide no se ven trazas claras de las ruinas de “Brigeco”, aunque si había un rótulo con este nombre, pero sin señalar ningún resto identificable concreto. Miro para atrás, pero dado lo intrincado del lugar, densamente poblado de encinas, no alcanzo a ver a JL y F

No puedo hacer otra cosa que seguir adelante, de manera que no pierdo el tiempo esperando aquí, porque podrían pasarme a 30 metros sin vernos. Decido pues iniciar el descenso de la colina por la cara opuesta, siguiendo un claro sendero que debería llevarme a Villabrázaro. Cuando termino la bajada, el terreno se ha despejado completamente de árboles y, volviendo la vista atrás, se divisa una buena perspectiva de la colina, en la que de momento no veo venir a nadie. Me siento pues a esperar las ovejas descarriadas, y no tardo ni 3 minutos en verles bajar en animada conversación: -¡tutto bene-... 

< foto 4: (Villabrázaro) esperando apertura del “Bar Real ,43 (km9,0-10.40h)> 

Una corta caminata de 1 km nos lleva a la entrada de Villabrázaro. El pueblo me llama la atención por la gran amplitud de sus calles. Está situado en una extensa planicie, muy cerca de un cruce de carreteras locales, una de las cuales conduce a la A-VI.  Así a ojo de buen cubero, no se ven más de 50 o 60 casas, perfectamente alineadas en varias calles que se cortan perpendicularmente. La anchura de ellas es como mínimo de 25mt; al menos son así las que puedo distinguir desde donde nos encontramos, en el arranque de la población. Nos hemos sentado en un oportuno banco muy cerca del único bar visible, que aún permanece cerrado (“Bar Real 43”). Son las 10,40 y un vecino que pasaba con el tractor nos dice que abrirán a las 11,00h. En pocos minutos vemos transitar otros dos grandes tractores con remolque y un camión, luego en media hora no pasará nadie…. Ahora entendemos el porqué de las calles anchas: aquí todo el mundo circula directamente en tractor, o en camión, que deben aparcar delante de casa. Se nota que hay dinero, porque el material rodante es de 1ª clase, nuevo y de buenas marcas. Por lo visto los latifundios leoneses rinden mucho...  

Mientras esperamos sentados en el banco, bajo un frondoso tilo, un par de ruiseñores amenizan con sus trinos la espera. Menos mal que estábamos tan ricamente instalados, y con exquisita música de fondo, porque esa espera se alargó hasta las 11,20h.

Vemos en ese momento como una chica joven penetra en el bar, y procede a levantar las persianas. A los 5 minutos estamos dentro, pidiendo café con leche y unos bocadillos. Las indicaciones de la Hoja de Ruta aseguraban que aquí se podría almorzar, por lo que nos hemos ahorrado la preparación del almuerzo. Nos comemos nuestro buen bocata de salchichón con una botella de vino, que cae enterita… Incluyendo el café, nos sale la cosa por 13€; lo que confirma definitivamente que en Villabrázaro están a nivel europeo. 

< foto 5: (Maire de Castroponce) Francesc y Antonio ante las típicas bodegas leonesas (km17,5-12.43h)> 

A las 11,40hh volvemos a la ruta. Caminamos por una carreterita local muy tranquila pero aburrida, sin grandes alicientes para la vista. Vamos con un buen ritmo, y  en hora y media nos plantamos en Maire de Castroponce. Poco antes de penetrar en el pueblo, encontramos junto a la carretera una pequeña colina abarrotada con una veintena de  las típicas “bodegas leonesas”: unas cuevas excavadas en montículos del terreno, que normalmente están situadas en las afueras de las poblaciones. Cada bodega tiene un pequeño porche, cerrado con puerta de madera; desde la que arranca una escalera que desciende más de 3 metros bajo tierra. De las cimas de esas cuevas sobresalen los respiraderos, o chimeneas, imprescindibles para la crianza y conservación de vinos de calidad (ver imágenes 5 y 9). 

< foto 6: (Maire de Castroponce) el “Zangarrón” sigue enganchado en la verga desde el mes de Mayo (km18,0-12.50h)> 

Mientras atravesamos Maire nos encontramos por vez primera con “El Zangarrón”; personaje también típico de las comarcas zamoranas y leonesas, que encontraríamos en diferentes versiones. El que vemos en este lugar, es un muñeco de trapo con atuendo campesino; el cual fue colgado del extremo de una pértiga de 10-12 metros de altura en las fiestas de Mayo. El muñeco figura un hombretón de tamaño natural vestido de labrador, incluida la clásica boina. Se supone que el linchamiento y empalado del “Zangarrón” debe ser uno de los episodios más típicos de las fiestas del lugar (ver img.6 arriba y Nota18 al final capítulo).

Volvimos a observar muñecos similares en otros pueblos y aldeas; y me viene a la memoria haber visto este tipo de festejo por TV en alguna ocasión: suele darse que un mozo del pueblo, probablemente el “campeón” anual de las fiestas (o como le llamen) trepa por la vara arrastrando al muñeco, hasta conseguir sujetarlo en su extremo. Pero como veremos en la citada Nota 18, la versión del festejo es totalmente diferente en este lugar. 

A partir de Maire de Castroponce nos deleitaremos caminando por la famosa cañada real  de La Vizana, de la que venimos hablando desde Extremadura. El terreno es bueno, de arcilla dura que a intervalos deviene en pequeños humedales, donde proliferan los juncos y extensiones irregulares de buen pasto. Para las ovejas debe ser una delicia pasar por aquí, algo que se confirmaría un poco más adelante. Como sabemos, las cañadas reales deberían tener una amplitud mínima de 90 varas castellanas (aprox. 72metros); como está establecido desde 1.273 sin haberse derogado, pero que casi nunca se cumple en la actualidad… En los márgenes de estas vías podemos distinguir claramente, durante largos tramos, los antiguos pretiles de piedra que marcaban sus lindes.

    

 < foto 7: (Maire de C.-Álija del Infantado) cruce del río Órbigo por el Puente de La Vizana  (km20,5-13.29h)> 

      En las proximidades de Álija del Infantado ( á 3,2km) nos encontraremos con el Puente de la Vizana; por el que desde tiempos inmemoriales cruza el río Òrbigo la calzada real que nos ha conducido hasta aquí, que toma su popular denominación de esta obra capital de la ingeniería romana. Es un monumento  cargado de historia y muy bien conservado en la actualidad (ver fotos 7 y 13 y Notas 16 abajo y 19 al finalizar capítulo).  
 

Nota 16-El Puente de la Vizana, descripción y reseña histórico-cultural- Se trata de un puente romano de 4 arcos de más que medio punto, construido en el siglo II d.C. Tuvo una gran importancia en la antigüedad por ser un punto estratégico de la vía imperial romana XXIV  (posteriormente denominada “de la Plata”). El puente tomó su nombre de la población “La Vizana” situada junto al mismo en la época fundacional; un lugar desaparecido en el siglo XIX.

    El enclave de La Vizana ya era estratégico antes de la romanización, y prosiguió siéndolo hasta hace muy pocos años,  por confluir en él las principales cañadas ganaderas del Noroeste Peninsular. Las que venían de Castilla y las que subían desde Extremadura y la Mancha se juntaban justo aquí, para cruzar el río Órbigo por este puente, camino de los pastos de León. Precisamente, el límite provincial entre León y Zamora pasa por el mismísimo puente.

     El paso obligado por el mismo de los innumerables rebaños que transitaban anualmente, de ida y vuelta, por la cañadas originó el establecimiento de un canon de paso. De ese tributo, cabe suponer que una parte iría a parar a las arcas del recaudador de impuestos estatales, y el resto al señor de la comarca. Dicho señorío recayó durante mucho tiempo en los duques de Pimentel, con residencia en el vecino pueblo de Àlija del Infantado).

     La obra original romana fue muy dañada por los ingleses en 1809, para impedir el paso al ejército francés durante la Guerra de Independencia, permaneciendo en ruinas durante algo más de 100 años. En 1917 fue reconstruida la estructura calcando el formato original, aunque utilizando fundamentalmente mampostería y pizarra como materiales. Aún se conserva de la fábrica original romana una parte importante del basamento de arcos y estribos.   (más datos en Nota 18, al final del capítulo)
 

 Hicimos varias fotos de este famoso Puente, e incluso tuvimos la oportunidad de ver y fotografiar un rebaño de ovejas, pastando tranquilamente en un prado cercano. 

Son las 13.35hh cuando nos sentamos a comer en el Hostal-Restaurante “Puente de la Vizana, situado a la derecha de nuestro Camino justamente tras cruzar el río. El establecimiento ocupa una antigua Casa de Postas recientemente restaurada, cuya fundación se remonta al año1770. Un lugar perfecto sin duda, porque aquí disfrutaríamos con el mejor ágape de todo el viaje: por calidad, ambiente, entorno y precio. Lo recomendamos a cualquiera que se acerque por este lugar:  

Menú elegido: 1er plato: Alcachofas pochas con jamón (JL-A), Alubias a la “bañezana” (F)

                         2º plato: Bistec de Ternera (JL-F), Trucha autóctona (A)

                         Vino con gaseosa y cafés   
    (precio, todo incluido): 23€ , por los tres menús)

 

< foto 8: (Álija del Infantado) posando ente un Surtidor Colomer en plena calle Real (km23,7-15.39h)> 

El remate de la jornada consistió en un paseo de 30 minutos hasta Álija del Infantado, que dista de La Vizana 2,6 km. Entrábamos en el pueblo a las 15.30, y poco después nos topamos con el primer monumento: un precioso surtidor de hierro fundido modelo Colomer”, que dice mucho y bien de la categoría del Lugar...; ¡que conste para los anales de la ruta!.. Como es natural, Francesc se pone la mar de contento y procedemos a realizar las fotos preceptivas, para inmortalizar el hallazgo (foto 8 arriba)

 Llegados al centro de Álija, alguien nos encamina a la casa de la Sra. Maruca; una mujer superactiva, a pesar de tener no menos de 70 añitos. Ella se cuida del Albergue Municipal, y también del Asilo de Ancianos,  la asociación  Amigos del Camino de Santiago..., y no sé cuántas cosas más. La simpática Maruca estuvo muy amable con nosotros; así que prometimos mandarle alguna foto, o un CD con el reportaje fotográfico de su pueblo. 

< foto 9: (Álija del Infantado) grupo de bodegas en el barrio alto, muy cerca del albergue Municipal> 

Nuestro refugio está ubicado en la parte alta del pueblo, lindando con la zona donde se concentran la mayoría de bodegas. Las que encontramos aquí son parecidas a las vistas en Maire de Castroponce, aunque en apariencia de mayores proporciones y mejor construidas… (ver img 9).

Cuando entramos en la que será hoy nuestra casa, ¡sorpresa!: la pareja italo-brasileira se nos ha adelantado; Bárbara y Fernando Antonio han  llegado a tiempo para comer en el propio Álija , y por lo tanto se han  instalado hace un par de horas al menos.  

Las dependencias del albergue están en el piso alto de una antigua casona, cuya planta baja se utiliza como escuela-taller de confección. En la planta superior, donde estamos ubicados nosotros, hay dos volúmenes de aprox. 4x3 m, separados por pared medianera. En el primero, junto a la puerta de entrada, un saloncito recibidor ocupa la mitad izquierda según se entra, que da al exterior… La otra mitad de este ala está habilitada como ducha-aseo-excusado. En el pequeño recibidor tenemos una mesa, adosada a la pared exterior donde hay una ventana. El mobiliario se completa con una sola silla. El segundo volumen lo ocupa obviamente el dormitorio, situado al fondo de la planta; donde tenemos cuatro literas (8 plazas), alineadas junto a ambas paredes laterales.

Tenemos pues un Albergue muy pequeño, aunque suficiente para convivir desahogadamente los 5 ocupantes que estamos hoy. Cuando se complete con 8 personas la cosa será más complicada... Afortunadamente, también disponemos de agua caliente en ducha y lavabo; esto no nos ha fallado en ninguno de los refugios durante todo el viaje. Nos lo habían puesto peor en las guías consultadas antes de emprender la marcha; la cosa va mejorando pues. 

Como estábamos bastante descansados, tras una etapa cortita, prescindimos de la siesta para irnos directamente a hacer turismo por el pueblo. Es una localidad muy interesante, cargada de historia y con especial sabor en sus originales fiestas… Tanto es así, que no podré reproducir todo lo que tengo en borrador, aunque me esmeraré en lo importante. Se nota que Álija fue durante muchos años la capital de una subcomarca autónoma; disponiendo en esa época de abundantes recursos económicos. Su titulación por entonces era de señorío, aunque el título recayó sucesivamente en personajes de mayor rango.

Sin lugar a dudas la ‘joya de la corona’ de su demarcación era y es el Puente de la Vizana, por los ingresos que suponía la percepción del obligado “canon de paso (véase más arriba la Nota 16). Abundando en lo expuesto en dicha nota marginal, cabría añadir también los ingresos derivados del alojamiento y manutención de numerosos transeúntes, los cuales habían de pasar también por el propio pueblo; algo que aspiran a recobrar los lugareños, aportando este albergue público  

Hablando con algún que otro vecino, cuando al callejear por la plaza nos informábamos sobre las fiestas, se nota su orgullo por sentirse diferentes; e incluso más importantes que los naturales de otras comunidades vecinas. Sin querer ser exhaustivo, voy a resumir seguidamente lo más destacable que pudimos ver en el Lugar, en cuanto a la arquitectura y mobiliario urbano monumental.

Empezamos visitando la parte alta de la villa, sobre la falda de la montaña; donde encontramos cantidad de bodegas tipo ‘troglodita’ (como las descritas en Maire de Castroponce), algunas de ellas con ostentosas fachadas. También en esa zona alta se encuentra una antigua fuente romana que, con gran esfuerzo de la comunidad, ha sido restaurada recientemente: construyendo escaleras para facilitar el acceso, ajardinando el entorno y consolidando la pared mediante un gran muro de piedra que incluye la primitiva obra romana. De la fuente original solo resta visible un pequeño frontis triangular, apenas perceptible en el muro.

     La mayor parte de la estructura urbana del pueblo está ubicada en el llano, en las inmediaciones del castillo. Este antiguo castillo-palacio del s.XV, perteneciente al linaje del Infantado, ha sido también reconstruido recientemente y ofrece ahora un aspecto imponente, al menos desde fuera. En su día llegó a contar con 13 torres (véase vista parcial en img 11).

 

< foto 10: (Álija del Infantado) iglesia de San Esteban, que conserva un valioso artesonado mudéjar (s.XIII/XVI)> 

Son muy antiguas e interesantes las iglesias (de S. Esteban y el Verísimo), con evidente mezcla de estilos arquitectónicos, debido a diversas restauraciones y añadidos. Solo pudimos verlas por fuera, pero nos consta que la primera de ellas contiene dos elementos de gran valor: un pequeño pero magnífico retablo barroco y el extraordinario artesonado mudéjar de la cubierta, recientemente restaurado.  Tiene el pueblo también un antiguo rollo de piedra, donde se ajusticiaban los reos condenados a muerte. Solo este detalle ya nos pone sobre aviso de la importancia que tuvo la villa de Álija en la antigüedad, porque la administración de justicia no se transfiere a cualquier ciudad y mucho menos a los pueblos.  

< foto 11: (Álija del Infantado) “El Antruejo”, festejos de carnaval sin parangón / castillo del Infantado al fondo> 

Pese a su abundante patrimonio arquitectónico, lo más interesante que hemos encontrado en Álija lo dejaba para el final. Me estoy refiriendo a sus originalísimas  fiestas de Carnaval, conocidas localmente como “El Antruejo”, muy famosas en la comunidad castellano-leonesa. Tendríamos noticia de estos originales festejos cuando desembocamos a la plaza Mayor. Ocupando casi media plaza y lindante con los muros del castillo, hay un recinto rectangular de unos 30x40 metros, vallado con rústica empalizada de troncos. Protege esta un singular poblado que parece haber sido trasladado aquí desde el África profunda; compuesto por media docena de  chozas  circulares forradas de ramaje (véase arriba  img.11 ). Según nos explican los vecinos, la fiesta es de orígenes ancestrales (anterior a la romanización). Tras varios agitados días, finalizan los festejos con una gran orgía de hogueras, que se prolonga hasta altas horas de la noche…  Las imágenes de este singular escenario, iluminado por el resplandor de las hogueras y de las  innumerables antorchas de los protagonistas, deben ser ciertamente espeluznantes... 

Aunque los alijeños tienen otros festejos como la Fiesta del Cristo (Mayo) y  la Sacramental (15 Julio), las fiestas carnavalescas de “El Antruejo” son sin duda las más importantes, su Fiesta Mayor  en definitiva. Unos festejos que, cosa rara en este país, no pueden ser llamados “patronales”; más bien tendrían que denominarse “fiestas paganas”. Valdría la pena acercarse por aquí para vivirlas en directo (descripción detallada en Nota 17 al final del capítulo). 

Finalizado el tour turístico por el pueblo, hicimos nuestra cena habitual en el Refugio. Luego bajamos a un bar cercano a tomar café. Allí volví a ganar al “dominó” a los colegas (cosa que no entiendo, nunca se me ha dado demasiado bien)

A las 22,30 ya estamos contando corderitos en  nuestro primer sueño... 

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< foto 12: (Álija del Infantado) “El Antruejo”, batalla entre “jurrus” y “birrias” en el último día del carnaval>

 

Nota 17-El Antruejo”, Fiestas de Carnaval en Álija del Infantado.-  (véanse imágenes 11 y 12) 

Las Máscaras y Atuendos : Representan la sustancia fundamental de esta fiesta; concretamente se domina antruejo  a la confección de esas máscaras y vestimenta, operaciones que se ejecutan a la manera tradicional, sin utilizar ningún tipo de maquinaria moderna... 

    Tanto los jurrus, rústicos diablos que representan el mal, y sus oponentes “birrias” que representantes del bien, llevan una máscara construida de forma artesanal con navajas. Son caretas muy grotescas (ver reportaje). Por apuntar alguna diferencia, los primeros tienen una “faz atroz y deforme” y los segundos sensiblemente “humanoide” (img 28ª15).

     En cuanto al resto del atuendo, destacaría de los “jurrus” que visten leotardos blancos bajo pellejos de animales, y portan cencerros o badajos colgados de un cinturón; mientras sus oponentes “birrias” llevan una especie de falda de saco, también blanca, bajo parecidos pellejos… Ambos personajes cubren su cabeza con enmarañados pelajes, entre los que destacan unos cuernos: de vaca ó carnero en los primeros, mientras sus oponentes lucen cornamenta de ciervos , cabras y similares . El armamento para la batalla es lo más característico     de “jurrus” y “birrias” ; los primeros usan tenazas de madera de variado formato, y también estacas, con las que “jurran” a todo el que se mueve sin disfraz en los días anteriores a la lucha… Los “birrias” se arman con varas de mimbre principalmente (img 28ª14).

El “campamento “jurru : Está cercado por una empalizada de madera, en cuyo interior podemos contar media docena de chozas cónicas, hechas con varas de chopo y paja. La empalizada tiene varias puertas de acceso. De las jambas de estas y los dinteles de las chozas cuelgan infinidad de osamentas de animales (vacas, ciervos, jabalíes, etc…), junto a máscaras de brujería estilo “afro”. Durante nuestra estancia, transcurridos 3 meses desde los festejos, aún estaba en pié buena parte de la infraestructura de este poblado ó campamento, montado en la plaza Mayor de Álija, cuyas medidas a ojo de buen cubero rondarán los 30x40 metros (ver imagen 28ª13).

Los acontecimientos: En los primeros días del Carnaval “El gran Jurru” (una especie de diablo emplumado) y sus huestes  (que simbolizan el mal) persiguen y apalean a todo aquel que circule por la calle sin llevar disfraz. Numerosos grupos de “jurrus” alternan sus salidas y desmanes con ostensibles celebraciones dentro del campamento, donde vociferan para amedrentar a los “atemorizados ciudadanos”. En el último día de las fiestas de Carnaval, tras varias jornadas de desmadre “jurru” por las calles más céntricas, Doña  Cuaresma  (léase también “Jefa Birria”) lanza un pregón desde el balcón del Ayuntamiento, y sus lacayos los “birrias” atacan a la banda de los “jurrus”. Las  huestes “birrias”, que simbolizan el bien (mostrando una cruz en la frente)  acaban derrotando a sus enemigos hasta expulsarlos del pueblo… La algarabía de garrotazos y fuego, en la que se enzarzan ambos bandos por las cuatro esquinas de la plaza y alrededores, termina cuando el enemigo “jurru” abandona el escenario de la lucha…(para sacarse sus disfraces en las afueras). Finalmente, en una pira preparada en el centro de la plaza se quema un muñeco vestido con los atributos del derrotado Gran Jurru” (img 28ª15) .

    Tras la derrota de las “hordas malignas”, llega la reconciliación de los contendientes y el resto de vecinos durante una generosa cena que

brinda el Ayuntamiento, con derroche de platos compuestos por las variadas especialidades gastronómicas de la  comarca y vino a raudales

    Me aseguran que todo aquel que visite Álija  en esa jornada postrera de festejos está invitado al ágape.
 

 

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Nota 18.-  Maire de Castroponce: el “Zangarrón y otras costumbres y fiestas locales  

    He rastreado en Internet noticias relativas al “Zangarrón” de este pueblo, sin obtener resultado, aunque sí he visto otras curiosidades relativas al Lugar, que describo en el párrafo siguiente. En cuanto al propio “Zangarrón” , de cuyas hazañas no hablaremos aquí y ahora. Aunque  he logrado averiguar que se trata de un grotesco personaje; que podría encarnarse en  algún vecino o bien como simple muñeco, siendo un  clásico en las fiestas de Carnaval de muchos municipios zamoranos, leoneses y en general de la comarca de  Tierra de Campos. Como lugares más populares en relación con dicho personaje aparecen en la Red los festejos carnavalescos de Montamarta y Sanzoles (prov. De Zamora).  

     En cuanto a otro costumbrismo local de Maire de Castroponce podemos destacar (por originalidad y ejemplaridad) la Yera, que también se cumple anualmente durante los festejos de Carnaval. Consiste en el altruista ofrecimiento de un grupo de vecinos al Sr. Alcalde; los cuales se ponen a disposición del Ayuntamiento para colaborar en trabajos de mejora o mantenimiento del pueblo, allá donde les manden. Esta tradición es de origen medieval; remontándose a los duros tiempos en que los campesinos estaban obligados a realizar esos trabajos comunales para el señor medieval, sin compensación preestablecida, quedando sujetos únicamente a la ‘magnanimidad’ del patrón de la localidad. Actualmente no solo se compensa a los participantes en la Yera, sino que en su honor también se invita al resto de vecindario durante la jornada de tarde; acudiendo a la zona de las bodegas (img 28ª17), en donde comen escabeche y beben los mejores vinos de la comarca (cabe suponer que todo el gasto a cargo del consistorio). 

   Otras fiestas representativas del municipio son las celebradas el día 15 de Mayo en honor a San Isidro y el 8 de septiembre en honor a Nuestra Señora de la Natividad, patrona del lugar. Finalmente, la  gastronomía típica de este pueblo nos ofrece como platos representativos:  las ancas de rana, el bacalao a la tranca o las deliciosas setas de cardo con jamón.
 

 

< foto 13: (Maire de C.-Álija del Infantado) Puente de La Vizana”, construido en época imperial romana (s.II)

 

    -Nota 19 Historia del Puente de La Vizana.- Junto a este puente hubo hace tiempo un pueblo; desaparecido en el siglo XIX y al que llamaban “La Vizana”. Se sabe de él que en un principio fue propiedad del Monasterio de Santa Marina, y más tarde de la Colegiata de san Isidoro de León. Luego terminaría siendo propiedad de distintas familias nobles que vivieron en la zona. Hay pruebas documentales de que en este Lugar  existió un Hospital de Peregrinos, que junto con el que hubo en el cerro El Teso, figuraban entre  los más importantes de la comarca.

   Situado a 2km de Álija, este lugar fue siempre punto estratégico como encrucijada de caminos. En tiempos del Imperio Romano se hallaba aquí una de las mansio más relevantes de la Vía XXIV, en la Edad Media enclave obligado de paso para el camino mozárabe de peregrinos, y posteriormente se estableció una “casa de postas.

   En el año 1809, durante la Guerra de Independencia, un ejército inglés bombardeó el puente e incendió Álija y su Castillo. El puente permanecería inutilizado y semiderruido hasta 1918, lo que provocó el despoblamiento de La Vizana y subsiguiente decadencia de su entorno, ya que el Camino Real fue desviado 6km a la derecha, apartándose de este lugar y de Álija, para cruzar el río Órbigo 15km más arriba. (ver el trazado que siguen tanto  la carretera. nacional N-630 como la autovía A-VI). 

    Actualmente, el puente está perfectamente reconstruido, llamando la atención el empedrado de su piso. El lugar se ha convertido en zona popular de recreo durante el tiempo veraniego. También es muy concurrido por los aficionados a la pesca, consiguiéndose buenas capturas de trucha y lucio… Junto al puente se conserva la antigua casa de postas (fechada 1770), ahora convertida en hostal restaurante.
 

 

    Antonio Garcia Marquez 

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GUIA DEL CAMINO DE SANTIAGO A PIE (En papel)
JOSE M. SOMAVILLA , TUTOR, 2009
Desde la primera edición de esta Guía del Camino de Santiago a pie han transcurrido más de diez años, y veinte desde que su autor, José Manuel Somavilla, descubriese la Ruta Jacobea en 1989 y quedase enamorado de ella. Desde entonces ha recorrido el Camino de Santiago a pie año tras año. Fruto de esa experiencia contrastada que muchos lectores y peregrinos han disfrutado en sus anteriores ediciones, ahora, para esta nueva edición actualizada en 2009 y ampliada, el autor ha elaborado nuevos y detallados mapas de cada una de las 26 etapas del Camino Francés que separan los 750 kilómetros que hay entre Roncesvalles y Santiago de Compostela. A esto ha añadido la variante del Camino Aragonés, con 5 nuevas etapas desde Somport hasta Puente la Reina, punto en el que se une con la otra vía del Camino Francés

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