CAMINO DE SANTIAGO: --Ruta MOZÁRABE--

SEVILLA—SANTIAGO por la VÍA DE LA PLATA y la Variante Sanabresa


por Antonio García Márquez

Indice : Capítulos I - II- III - IV - V - VI - VII - VIII - IX - X - XI - XII- XIII - XIV - XV

XVI
- XVII  - XVIII - IXX - XX - XXI -
XXII - XXIII - XXIV -
XXV - XXVI - XXVII


 
Cap.XXVII /(23ªEt.=15.7Km) SALAMANCA- CALZADA DE VALDUNCIEL (7 Mayo, Viernes) 

Tratándose de una etapa corta, no había que madrugar demasiado. A las 8,15 estábamos de nuevo en el mesón Río Tormes, donde tan a gusto se había cenado la noche anterior. Desayunamos un aceptable café con churros y emprendimos la marcha. Atravesamos la plaza Mayor y, pasando bajo el arco homónimo, enfilamos por la calle Zamora en busca de la N-630, siguiendo las indicaciones de nuestra Hoja de Ruta. Mis notas decían: ”a partir de la salida, transcurridos 1,5Km  hay que localizar a una pista de tierra por el lado izquierdo de la  nacional 630”. Desde ese punto tendríamos que pasar  por varios pequeños lugares, hasta llegar a Calzada de Valdunciel cruzando campos de labor. Tras un ligero despiste en una gran rotonda, cerca de la plaza de toros, nos pegamos casi 3km. hasta encontrar el acceso al camino de tierra. Luego vimos, que el apunte de 1,5 km. debe tomar como origen el cruce de la carretera de circunvalación de Salamanca, bastante afuera de la ciudad. En fin, que esta corrección sirva para futuros caminantes de esta Ruta.

Una vez en la pista, vemos muy cerca el caserío de Aldeaseca de Armuña; con su pequeña iglesia, en la que se destaca apenas una sencilla torre cuadrangular rematada con tejado herreriano. Pasaremos junto ese pueblo sin parar; porque teníamos previsto hacerlo en el siguiente: Castellanos de Villiquera, a donde en un principio habíamos pensado llegar a una hora apropiada para almorzar.                                          

      Pero luego, una vez en el bar de Castellanos, decidimos no hacerlo porque solo nos quedaban 4,1 km. hasta Calzada (nuestro destino). Es decir menos de una hora de marcha; y ya en Calzada, nos iríamos a comer pronto a algún restaurante. Aquí se me ocurre oportuno puntualizar algo en relación con este tema. (Nota 6 al final del capítulo).  

< foto 1: Salamanca- Calzada de Valdunciel: 15km de trigales, con señales confusas en ocasiones> 

     Hasta Castellanos de Villiquera el camino había sido totalmente plácido. Un recorrido rodeados por verdeantes trigales donde, a veces, la pista hace zigzagueos absurdos; por el simple capricho de los propietarios de las parcelas. Es un territorio sin árboles ni casas, sin  una sola referencia fiable que permitiera identificar un camino consolidado por el paso del tiempo... Solo la orientación del sol nos permitía seguir la dirección correcta, además de las consabidas flechas amarillas; que había que localizar en cada cruce de pistas sobre exiguos soportes, como algún simple pedrusco o arquetas de hormigón, medio tapados por el herbazal.... Luego, hasta Calzada, volvería a repetirse el mismo panorama: sumergidos en el trigal…, con el único acompañamiento intermitente de alguna pareja de perdices 50mt por delante... 

      Como decía, nos limitamos a saborear un buen café en el bar de Castellanos, donde conocimos a la farmacéutica del Lugar y a la hostelera. Ellas nos indicaron que en Calzada íbamos a encontrar un buen refugio municipal, recientemente inaugurado. Esta sería la gran noticia de la jornada; porque estaba previsto tener que localizar alojamiento de pago en alguno de los establecimientos de la carretera, a las afueras del pueblo. 

< foto 2: (Castellanos de Villiquera),  iglesia de  San Juan Bautista, con muestra de un vergonzoso expolio> 

Cuando salíamos de Castellanos, pasamos junto a su Iglesia, calcada de la del pueblo anterior, y similar a otras que veríamos a lo lejos por la zona. Los sillares de las partes bajas se veían romos, y la planta de la iglesia tenía pinta de ser, como mínimo, de fundación Gótica o Renacentista (s. XIV-XVI). En cualquier caso, estaba claro que fue reconstruida no hace mucho tiempo. Luego, al pasar junto al muro de un corral cercano, vimos con sorpresa un par de sillares con sendos angelotes esculpidos, que indudablemente procedían de la ruina de la Iglesia original. Viendo esto, se comprende por qué han volado de este país iglesias enteras, y claustros monacales, a los museos americanos..... 

      Llegábamos a Calzada sobre las 12,30 y nos fuimos en busca de la Sra. Elena, depositaria de las llaves del Refugio según nos indicaron los vecinos. Ella nos condujo a la que sería nuestra primera morada de peregrinos…, y ¡bingo!, para empezar un dulce.  “El mejor refugio desde nuestra salida en Sevilla...”, rezaba una dedicatoria en el libro de firmas... Y era verdad; teníamos un pequeño hotel a nuestra entera disposición; con todos los servicios necesarios, agua caliente y cocina incluidos. Entre otras dependencias contaba con un saloncito muy acogedor; donde disponíamos de un par de sofás, chimenea y hasta una mesa de juegos forrada con su tapete verde.., rodeada de 4 sillas.... ¡En fin, una cucada!.  En la habitación-dormitorio copamos tres de las colchonetas inferiores, entre un total de 4 literas. Por el momento estábamos solos, así  que más o menos hicimos como Colón...y plantamos nuestras ‘garrotas’ en nombre del apóstol Santiago. A continuación pasamos a ducharnos en el par de módulos de servicios  disponibles. 

        Nos fuimos a comer a la 13.30. No había nada por el centro del pueblo, por lo que hubo que cruzarlo hasta localizar un buen mesón, entre varios, situado en la conexión con la N-630 a las afueras del lugar. Su nombre “Mesón Buena-fuente” deriva de la proximidad de una fuente romana, que después iríamos a ver (véase en foto 3).

   El ajustado precio del menú (7,50 €) se debe a la bendita competencia que rodeaba al establecimiento (ver Nota1). Esta fue nuestra comida:   
 

Primer plato: Revuelto de Trigueros (JL y F), Menestra de Verduras (A)

Segundo plato: Morro (F), Costilla a la brasa (JL), Bistec de Ternera (A)
 

  

-Nota 1-  Recordamos una vez más que al mencionar precios de menú se incluyen siempre  el postre y la ‘obligada’ botella de vino con gaseosa, que a veces serán dos porque los peregrinos quemamos mucho carburante... El café no falta casi nunca (es también reglamentario) aunque se paga aparte.

                Saliendo del mesón nos acercamos a ver la fuente romana (foto 3). Es un monumento muy original, por tener una bóveda en arco de medio punto, cosa nunca vista por los protagonistas de esta historia. En la parte frontal, una lápida funeraria antropomórfica sirve como pilón de apoyo para los cántaros... Lo más curioso es que la fuente, siendo un monumento importante no estaba reseñada por entonces (2004) en las guías que habíamos consultado previamente a la salida. --¡Evidenciando de nuevo que en este país estamos sobrados de monumentos!—

 < foto 3: (Calzada de Valdunciel),  albergue público y 'fuente buena' (romana),
conservando estela antropomorfa
>
 

De vuelta por el centro del pueblo, nos acercamos a ver la Iglesia parroquial de Santa Elena, que al llegar nos había llamado poderosamente la atención. Se trata de un ejemplar de puro estilo barroco (s. XVII), con unas líneas muy estilizadas en los paramentos exteriores. Es muy notable su portada  principal, situada en el lateral  N., donde el friso es coronado por una preciosa concha de Santiago, lo que confirma la condición jacobea de esta población. La puerta estaba cerrada, pero alguien que pasaba por allí nos indicó que podríamos visitar el interior del templo más tarde, porque tenían el rezo del rosario a las 20h. Decidimos entonces  irnos a echar la siestecita al Refugio. Al entrar en él nos percatamos de que había un nuevo inquilino en la casa, un austriaco. Como la comunicación era un poco espesa, por nuestras carencias en el inglés y su total ignorancia del español, pronto se acaba la conversa y nos vamos todos al catre... 

< foto 4: (Calzada de Valdunciel),  Iglesia parroquial de Santa Elena  (estilo Barroco, -s.XVI-)

 Sobre las 19h salimos de nuevo a estirar un poco las piernas por Calzada. La gente nos saludaba con mucha simpatía por todas partes. Se veía claramente que, siendo un pueblo de antigua tradición jacobea, se han propuesto atraer al flujo de peregrinos para dinamizar un poco la vidilla local. La prueba más palpable la tenemos en el excelente Refugio, pero se adivina que van todos a una en ese objetivo, por la forma en que invariablemente nos saludan y tratan. Por ejemplo, se han enterado que hoy han caído por el pueblo tres peregrinos, pues bien: alguien se ha preocupado de abrir la iglesia media hora antes del rezo del Rosario, para facilitarnos una simple visita turística.

Ya en su interior, nos encontramos con gran profusión de pintura, escultura y todo tipo de enseres litúrgicos de bastante antigüedad. La mayoría de la época fundacional de la iglesia, en pleno período barroco (Ver Nota 2 abajo).
 

-Nota 2- El  templo parroquial de Santa Elena, un superviviente de los expolios religiosos: Es evidente que esta iglesia se ha salvado de la destrucción sistemática que afectó de forma grave a muchos templos españoles a lo largo de los siglos XIX y XX.  Todos sabemos que por diversos avatares históricos, en diferentes momentos de ese período se perdió, o quedó seriamente dañado, buena parte del patrimonio arquitectónico y  mobiliario litúrgico de este país.  Que este templo se haya librado en gran medida de esos avatares es realmente excepcional porque, según la apreciación directa de este cronista, al menos un 80% de las iglesias y monasterios españoles han sufrido en ese periodo de tiempo las consecuencias de las guerras o el desmadre de algunos políticos: bombardeo, depredación y saqueo de la soldadesca francesa, virulentas reacciones anticlericales, y finalmente periodos revolucionarios varios, que muchas veces finalizaban con devastadores incendios…. Eso menguó considerablemente un inmenso legado cultural de origen religioso, que a su vez era también rico patrimonio de todos los españoles.

 

< foto 5: (Calzada de Valdunciel),  Iglesia parroquial de Santa Elena, retablos de San Antón y Mayor> 

      Muchas de las imágenes sagradas que vemos en la iglesia de Calzada son de pequeño porte; detalle que resulta sorprendente, al percatarme que dentro del templo no hay absolutamente nadie durante nuestra visita. Causa bastante extrañeza, porque es bien sabido que algunas bandas organizadas se han dedicado durante años al saqueo sistemático de iglesias en los lugares más remotos y solitarios de nuestra geografía. Me viene a la cabeza por cierto que el más ‘famoso’ de estos saqueadores, un belga apodado “Eric el Rojo”, vive ahora mismo tan ricamente entre nosotros, disfrutado de su ‘mal ganada’ jubilación en algún lugar de la Costa del Sol… 

Al salir, mientras contaba mis reflexiones a JL y F, vislumbro a una vieja que riega amorosamente sus geranios al otro lado de la plaza. Aquella buena mujer tiene la regadera en la mano, pero no nos quita ojo de encima. La cosa tenía su salero, así que nos dirigimos en derecho hacia ese lado de la plaza y al pasar junto a ella la saludo: --Buenas tardes, ¡Vaya si tienen Vds. una iglesia bonita!..-- Y la buena mujer, sin soltar la regadera, responde como el rayo: 

--¡¿Ha visto Vd.?!, sí que es bonita sí, y la verdad es que estamos muy orgullosos de ella... Mire, yo estaba ahora haciendo un poquito de tiempo precisamente,  porque hoy me toca dirigir el rezo del Santo Rosario..;  es a las 8,00 ¿sabe?--

 --Ya..,-- le respondo, --estábamos informados, pero hoy ya hemos hecho nuestra oraciones..; por favor rece Vd. por nosotros, para desearnos un  buen Camino...--

 La vecina no dejaba de pegar mandobles con la regadera, de la que hacía rato no caía ni gota..., y nosotros decidimos continuar nuestro paseo  en busca de las provisiones para la cena, que también tienen su importancia.  

 En este viaje he dedicado especial atención al reportaje fotográfico, algo de lo que no me había ocupado demasiado en anteriores ocasiones, por no disponer de una cámara adecuada. La previsión de JL que trae una bastante manejable, y con calidad suficiente, me ha dado la oportunidad de ilustrar con más material gráfico que otras veces nuestras diarias andanzas. Es algo que le agradezco mucho a mi cuñado, porque gracias a su previsión, y a su generosidad al cederme sin limitaciones la cámara, me será más fácil reconstruir las vivencias de cada jornada a la hora de pasar mis apuntes.  

< foto 6: (Calzada de Valdunciel), antigua casona solariega (s. XVIII), con marcas de cantero (detalle)

Por otro lado, se da la circunstancia de que la fotografía es uno de mis ‘hobbies’… De manera que ya en Salamanca empezaría a recrearme con la cámara, sacando algunos de sus principales monumentos. En cuanto a Calzada, haremos lo propio: he sacado la fuente romana, una casa solariega del siglo XVIII y varias imágenes del interior de la iglesia; y terminando nuestro paseo por el pueblo nos hemos sacado mutuamente  un par de  fotos sobre su colección de “miliarios”, que se exhiben al aire libre en una placita muy cercana al Refugio...

    Al pasear sobre ellas, hemos examinado detenidamente la fila de oblongas piedras, pero no logramos distinguir inscripción alguna. No obstante, aunque estos ejemplares están deteriorados en exceso, la documentación de sus hallazgos confirma que proceden de la antigua calzada romana que cruzaba por mitad del pueblo; es decir la famosa Vía imperial XXIV (“Calzada de la Plata”)(ver Nota 4 abajo). 

< foto 7: (Calzada de Valdunciel),  colección de miliarios extraídos junto al trazado de la calzada romana XXIV>

 

-Nota 3-  “miliarios” romanos y “mansios”-  Los miliarios son postes de señalización, que marcaban el paso de cada milla romana en las principales vías del imperio. Estos postes eran de piedra, habitualmente de granito en esta zona, y de medidas: 0,50m. diam. x 1,20 á 2,0 m. alto. La milla romana era una distancia de 1.393 m. Cada 20 millas (28 Km.) tenían establecida una “mansio”, especie de fonda para repostar caballos y dar descanso y alimento a personas y animales. De la palabra mansio deriva la española mansión. La mayoría de las antiguas mansio romanas de la Vía de la Plata (entre Mérida y Astorga) son hoy pueblos y ciudades importantes, como Zamora y Salamanca.

 

        De nuevo en el Refugio, estudiamos un poco las etapas siguientes. Teníamos a continuación una etapita corta, hasta El Cubo del Vino y al día siguiente una larga hasta Zamora. El pronóstico del tiempo a dos días vista era muy malo, coincidiendo con la etapa de Zamora. Por eso, decidimos hacer la etapa larga al día siguiente, llegando hasta Villanueva de Campeán (donde nuestras notas señalaban la existencia de un refugio público). De esta forma quedaría  para el día de Zamora la etapa corta, que nos podría permitir capear mejor la lluvia que se anunciaba. Contando con ese plan, había que preparar bocatas para el día siguiente, porque en esta etapa no encontraríamos lugares apropiados donde aprovisionarnos. Con esa conclusión, volvemos a salir para hacer comprar los alimentos necesarios, tanto para cenar como para cubrir los almuerzos de la segunda etapa.

  En cuanto a la cena, durante el camino he estado planteándome la conveniencia de hacerla hoy a base de frutas, o al menos así pensaba hacerlo yo. Las causas las expongo en nota aparte (véase Nota 5 tras este párrafo), pero la argumentación también convence a mis colegas, que se abonan igualmente a esa fórmula, o al menos lo probarán esta noche. Entramos pues en la única tienda de comestibles del pueblo y compramos abundante y variada fruta para cenar, más algo de queso y embutidos para los bocatas. El pan hubo que buscarlo en una panadería cercana.  Hecha nuestra compra, tras echar el último vistazo el pueblo, regresamos al Refugio para cenar sobre las 21,30h.

 

 

-Nota 4- Cenar a base de frutas, una fórmula magistral.-  Durante buena parte del recorrido de esta etapa, se me han venido sumando a las   punzaditas de la hernia, poco frecuentes pero siempre inoportunas, unas intermitentes y más molestas flatulencias (retención de gases), que ya venía experimentando desde días antes de emprender el viaje. Atribuyo eso a una sempiterna gastritis, secuela que tengo como consecuencia de mi nefasta época de fumador. Durante largos períodos de tiempo (meses) esos síntomas están dormidos y apenas siento nada, pero  cuando se despierta el asunto: el desorden gástrico me ocasiona una incómoda tirantez de vientre como primer síntoma, la cual suele derivar luego en esos molestos flatos. Posiblemente los nervios del viaje y sus preparativos han despertado a ese ”monstruo”  y ahora me podrían durar las molestias varias semanas… He venido pensando en eso y he decidido solucionarlo ya con una fórmula que tenía en cartera….

      La fórmula es bien simple: cenar a base de frutas a partir de hoy. Es una solución que me recetó hace tiempo mi buen amigo palestino Bassan, antiguo compañero de trabajo. La puse en práctica durante cortos períodos de tiempo con prometedores resultados, pero por una u otra causa, y también seguramente por falta de voluntad, acabé volviendo a las andadas cenando de manera convencional. En el tranquilo itinerario entre Salamanca y Calzada he tenido tiempo más que suficiente para reflexionar y convencerme de que llegó el momento de tomarme en serio la recomendación de  mi viejo amigo: pondremos en práctica la fórmula durante lo que nos queda de Camino en este viaje, y  trataremos de continuar con ella en lo sucesivo...

     Afortunadamente este cambio de hábitos resultará perfecto: me desaparecerían las flatulencias en el resto del este viaje,  y también  mi frecuente gastritis… Tan bien me iría la cosa que, a partir de entonces, he continuado igual incluso ya de regreso en casa. Los resultados me han convencido definitivamente. 

     Ahora, cuando estoy pasando a limpio esta  Memoria, han transcurrido 9 años desde la implantación de esa elemental fórmula alimenticia, y  puedo afirmar rotundamente que sencillo hábito me ha cambiado la vida. En realidad no puede ser considerado esto como un “cambio de dieta”, porque yo sigo comiendo de todo: solo es un cambio de horarios, o mejor dicho un cambio en la combinatoria de alimentos con horarios. 

     Sin alargarlo mucho más, voy a enumerar las consecuencias de la célebre fórmula en mis diarios hábitos alimenticios: 1) Cenando muy ligero a base de frutas mi desayuno ha de ser necesariamente más alto en calorías, y también más madrugador (sobre las 7 de la mañana) ; podría decirse que es un desayuno-almuerzo.  2) comida de mediodía habitual, de 13 a 13,30 h. 3) Desde esa hora solo consumo zumos o fruta, por ejemplo: dos piezas a las 6 de la tarde y otras dos a las 9 de la noche.
 

      Al terminar nuestra cena pasaron JL y F a darse una ducha, mientras yo anotaba las incidencias del día en mis bloc de notas. Luego, cuando ellos ya estaban en la litera, dediqué un rato a rellenar las fichas que los cuidadores del refugio nos han dejado para hacer unas encuestas; seguidamente hice una anotación en el libro de firmas.  Finalmente, justo antes de acostarme, me dispuse a dejar nuestra ayuda económica en una hucha que para este menester han depositado bien visible en la repisa de la chimenea. Junto a la hucha veo un cartelito cuya leyenda me hizo reír un buen rato. El letrero tiene tres frases, escritas evidentemente en distintos momentos, con letras de diferente mano y tamaño progresivamente decreciente:

 

(Primera frase)..: SE RUEGA UNA APORTACIÓN PARA EL MANTENIMIENTO DEL REFUGIO

(Segunda frase)..: sugerimos una cantidad de 3 €

(Tercera frase)..:   .... Como Mínimo.. 

     Está claro que los entrañables conservadores de esta bendita casa pretendían inicialmente hacer un discreto recordatorio de que se necesitan ayudas económicas para poder mantener decorosamente la instalación, dejando su cuantía a la libre voluntad y/o acorde con las posibilidades económicas de cada cual… Luego, viendo los resultados, tuvo alguien que meter una puya, a la vista del ‘racanismo’ imperante. Cuando de resultas del segundo texto, las aportaciones solo llegaban a 3 €  en el mejor de los casos, hubo que corregir el tiro, guiando mejor la caridad cristiana del peregrino hacia ese decoroso MINIMO de 3 €…(ver abajo Nota 5)

  Y siendo las 11 tocadas en el campanario de la iglesia, este cronista se fue también en busca de la litera.  

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-Nota 5-  Aportaciones económicas en Refugios y/o albergues públicos.- Si nos atenemos a una norma que es habitual en casi toda la ruta compostelana, la contribución que suele pedirse directa o indirectamente, está actualmente en una media de 4 €. Según me consta, solo en Galicia hay una red de Refugios públicos gratuitos, por estar directamente subvencionados como Refugios de Peregrinos por la Xunta Galega a partir de la presidencia del Sr. Fraga. Las aportaciones que se hagan allí se podrían entender como simples propinas a los/las cuidadoras de estos RR. En el resto de regiones (Navarra, Rioja, Castilla y León), la gestión de centros de acogida es totalmente espontánea, ya que surgen bajo la tutela de diferentes asociaciones, o incluso por iniciativa del simple vecindario. En estos casos es comprensible, y perfectamente lícito, que te pidan a las claras una aportación de X euros. En fin que a lo largo de la Ruta te puedes encontrar de todo, como en la viña del señor.

 

-Nota 6-  La estrategia de los descansos durante el recorrido de cada etapa.-  Fraccionar los descansos entre comidas es clave para digerir bien etapas de hasta 30 km.  Francesc y yo estábamos acostumbrados desde el año anterior (ruta Astorga-Santiago) a efectuar una 1ª parada, para almorzar, sobre el km. 8-10 del recorrido. La 2ª parada sería ya para comer, aproximadamente en el  kilómetro 20-22 de la jornada, y luego sin parar hasta completar la etapa.

     Es decir, intentábamos fraccionar el recorrido en tres tramos de similar longitud. Esto es lo ideal en el plano físico, para no sobrecargar las articulaciones; pero no siempre se puede tomar al pie de la letra. Lo único que podemos ajustar con precisión es la hora del almuerzo, si llevamos los bocatas encima. Desde el punto de vista fisiológico el segundo tramo podría ser algo más largo que los otros, para dar lugar a una digestión completa del almuerzo antes de llegar a la hora de comer. También influye, claro está, la orografía; porque 5 km en cuesta pueden equivaler a 8 en llano...  

 Naturalmente el anterior planteamiento vale para etapas relativamente largas (30km); pero en una de 15,5 como esta puede sobrar hasta el almuerzo, salvo que lo hagamos una hora después de salir. Al haber comido los churros, íbamos abastecidos y transcurrida esa hora estábamos saliendo prácticamente de Salamanca; por unos suburbios donde lo único que apetecía era quitarse de en medio cuanto antes. De manera que la conclusión es clara: las etapas tan cortas hay que hacerlas de un tirón, procurando comer algo preparado en el albergue antes de la partida.  

  En cuanto a etapas relativamente largas, con el tiempo llegaríamos a la conclusión de que lo mejor es hacer una única parada a mitad de recorrido para comer un bocata nutritivo y de fácil digestión. Si se puede hacer en un bar ¡perfecto!, y si ello no es posible habrá que hacerlo en descampado (siempre que llevemos ese bocadillo encima, claro). Porque partir la jornada, haciendo una comida completa a más de 8 o 10km de la meta es muy complicado; como veremos en algunas etapas.  Los kilómetros vespertinos pueden convertirse en un calvario, si hemos de esforzarnos con mochilas de 8 y más kilos encima en plena digestión…. Es precisamente lo que nos pasará en algunas de las etapas de este viaje, como veremos en su momento. Por lo tanto, esas experiencias nos conducirán a una drástica conclusión: Sea cual sea la longitud de la etapa,  hay que hacer esa comida completa cuando se haya finalizado la misma, aunque sea a las 3 de la tarde. Luego tendremos el resto del día para descansar.

 

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   Antonio Garcia Marquez 

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GUIA DEL CAMINO DE SANTIAGO A PIE (En papel)
JOSE M. SOMAVILLA , TUTOR, 2009
Desde la primera edición de esta Guía del Camino de Santiago a pie han transcurrido más de diez años, y veinte desde que su autor, José Manuel Somavilla, descubriese la Ruta Jacobea en 1989 y quedase enamorado de ella. Desde entonces ha recorrido el Camino de Santiago a pie año tras año. Fruto de esa experiencia contrastada que muchos lectores y peregrinos han disfrutado en sus anteriores ediciones, ahora, para esta nueva edición actualizada en 2009 y ampliada, el autor ha elaborado nuevos y detallados mapas de cada una de las 26 etapas del Camino Francés que separan los 750 kilómetros que hay entre Roncesvalles y Santiago de Compostela. A esto ha añadido la variante del Camino Aragonés, con 5 nuevas etapas desde Somport hasta Puente la Reina, punto en el que se une con la otra vía del Camino Francés

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