Cap.XXVII /(23ªEt.=15.7Km) SALAMANCA- CALZADA DE
VALDUNCIEL (7 Mayo, Viernes)
Tratándose de una etapa corta, no había que madrugar demasiado. A
las 8,15 estábamos de nuevo en el mesón
“Río
Tormes”,
donde tan a gusto se había cenado la noche anterior. Desayunamos un
aceptable café con churros y emprendimos la marcha. Atravesamos la
plaza Mayor y, pasando bajo el arco homónimo, enfilamos por
la calle Zamora en busca de la N-630, siguiendo las
indicaciones de nuestra Hoja de Ruta. Mis notas decían: ”a
partir de la salida, transcurridos 1,5Km hay que localizar a una
pista de tierra por el lado izquierdo de la nacional 630”.
Desde ese punto tendríamos que pasar por varios pequeños lugares,
hasta llegar a Calzada de Valdunciel cruzando campos
de labor. Tras un ligero despiste en una gran rotonda, cerca de la
plaza de toros, nos pegamos casi 3km. hasta encontrar el acceso al
camino de tierra. Luego vimos, que el apunte de 1,5 km. debe tomar
como origen el cruce de la carretera de circunvalación de Salamanca,
bastante afuera de la ciudad. En fin, que esta corrección sirva para
futuros caminantes de esta Ruta.
Una vez en la pista, vemos muy cerca el caserío de Aldeaseca de
Armuña; con su pequeña iglesia, en la que se destaca apenas una
sencilla torre cuadrangular rematada con tejado herreriano.
Pasaremos junto ese pueblo sin parar; porque teníamos previsto
hacerlo en el siguiente: Castellanos de Villiquera, a donde
en un principio habíamos pensado llegar a una hora apropiada para
almorzar.
Pero luego, una vez en el bar de Castellanos, decidimos
no hacerlo porque solo nos quedaban 4,1 km. hasta Calzada
(nuestro destino). Es decir menos de una hora de marcha; y ya en
Calzada, nos iríamos a comer pronto a algún restaurante. Aquí se
me ocurre oportuno puntualizar algo en relación con este tema.
(Nota
6
al final del capítulo).
<
foto 1: Salamanca- Calzada de Valdunciel: 15km
de trigales, con señales confusas en ocasiones>
Hasta Castellanos de Villiquera el camino había
sido totalmente plácido. Un recorrido rodeados por verdeantes
trigales donde, a veces, la pista hace zigzagueos absurdos; por el
simple capricho de los propietarios de las parcelas. Es un
territorio sin árboles ni casas, sin una sola referencia fiable que
permitiera identificar un camino consolidado por el paso del
tiempo... Solo la orientación del sol nos permitía seguir la
dirección correcta, además de las consabidas flechas amarillas; que
había que localizar en cada cruce de pistas sobre exiguos soportes,
como algún simple pedrusco o arquetas de hormigón, medio tapados por
el herbazal.... Luego, hasta Calzada, volvería a repetirse el
mismo panorama: sumergidos en el trigal…, con el único
acompañamiento intermitente de alguna pareja de perdices 50mt por
delante...
Como decía, nos limitamos a saborear un buen café en el bar de
Castellanos, donde conocimos a la farmacéutica del Lugar
y a la hostelera. Ellas nos indicaron que en Calzada
íbamos a encontrar un buen refugio municipal,
recientemente inaugurado. Esta sería la gran noticia de la jornada;
porque estaba previsto tener que localizar alojamiento de pago en
alguno de los establecimientos de la carretera, a las afueras del
pueblo.
<
foto 2: (Castellanos de Villiquera), iglesia
de San Juan Bautista, con muestra de un vergonzoso expolio>
Cuando salíamos de Castellanos, pasamos junto a su Iglesia,
calcada de la del pueblo anterior, y similar a otras que veríamos a
lo lejos por la zona. Los sillares de las partes bajas se veían
romos, y la planta de la iglesia tenía pinta de ser, como mínimo, de
fundación Gótica o Renacentista (s. XIV-XVI). En cualquier caso,
estaba claro que fue reconstruida no hace mucho tiempo. Luego, al
pasar junto al muro de un corral cercano, vimos con sorpresa un par
de sillares con sendos angelotes esculpidos, que
indudablemente procedían de la ruina de la Iglesia original. Viendo
esto, se comprende por qué han volado de este país iglesias enteras,
y claustros monacales, a los museos americanos.....
Llegábamos a Calzada sobre las 12,30 y nos fuimos en
busca de la Sra. Elena, depositaria de las llaves del
Refugio según nos indicaron los vecinos. Ella nos condujo a
la que sería nuestra primera morada de peregrinos…, y ¡bingo!, para
empezar un dulce. “El mejor refugio desde nuestra salida en
Sevilla...”, rezaba una dedicatoria en el libro de firmas... Y era
verdad; teníamos un pequeño hotel a nuestra entera disposición; con
todos los servicios necesarios, agua caliente y cocina incluidos.
Entre otras dependencias contaba con un saloncito muy acogedor;
donde disponíamos de un par de sofás, chimenea y hasta una mesa de
juegos forrada con su tapete verde.., rodeada de 4 sillas.... ¡En
fin, una cucada!. En la habitación-dormitorio copamos tres de las
colchonetas inferiores, entre un total de 4 literas. Por el momento
estábamos solos, así que más o menos hicimos como Colón...y
plantamos nuestras ‘garrotas’ en nombre del apóstol Santiago. A
continuación pasamos a ducharnos en el par de módulos de
servicios disponibles.
Nos fuimos a comer a la 13.30. No había nada por el centro
del pueblo, por lo que hubo que cruzarlo hasta localizar un buen
mesón, entre varios, situado en la conexión con la N-630 a las
afueras del lugar. Su nombre “Mesón Buena-fuente”
deriva de la proximidad de una fuente romana, que después iríamos a
ver
(véase en foto 3).
El ajustado precio del menú (7,50 €) se debe a la bendita
competencia que rodeaba al establecimiento
(ver Nota1).
Esta fue nuestra comida:
Primer plato:
Revuelto de Trigueros
(JL y F),
Menestra de Verduras
(A)
Segundo plato:
Morro
(F),
Costilla a la brasa
(JL),
Bistec de Ternera
(A)
-Nota 1-
Recordamos una vez más que al mencionar precios de menú se
incluyen siempre el postre y la ‘obligada’ botella de vino con
gaseosa, que a veces serán dos porque los peregrinos quemamos
mucho carburante... El café no falta casi nunca (es también
reglamentario) aunque se paga aparte.
Saliendo del mesón nos acercamos a ver la fuente romana
(foto 3).
Es un monumento muy original, por tener una bóveda en arco de medio
punto, cosa nunca vista por los protagonistas de esta historia. En
la parte frontal, una lápida funeraria antropomórfica sirve
como pilón de apoyo para los cántaros... Lo más curioso es que la
fuente, siendo un monumento importante no estaba reseñada por
entonces (2004) en las guías que habíamos consultado previamente a
la salida. --¡Evidenciando de nuevo que en este país estamos
sobrados de monumentos!—
<
foto 3: (Calzada de Valdunciel),
albergue público y 'fuente buena' (romana),
conservando estela antropomorfa >
De vuelta por el centro del pueblo, nos acercamos a ver la
Iglesia parroquial de Santa Elena, que al
llegar nos había llamado poderosamente la atención. Se trata de un
ejemplar de puro estilo barroco (s. XVII), con unas líneas muy
estilizadas en los paramentos exteriores. Es muy notable su portada
principal, situada en el lateral N., donde el friso es coronado por
una preciosa concha de Santiago, lo que confirma la condición
jacobea de esta población. La puerta estaba cerrada, pero alguien
que pasaba por allí nos indicó que podríamos visitar el interior del
templo más tarde, porque tenían el rezo del rosario a las
20h. Decidimos entonces irnos a echar la siestecita al Refugio.
Al entrar en él nos percatamos de que había un nuevo inquilino en la
casa, un austriaco. Como la comunicación era un poco espesa, por
nuestras carencias en el inglés y su total ignorancia del español,
pronto se acaba la conversa y nos vamos todos al catre...
<
foto 4: (Calzada de Valdunciel), Iglesia
parroquial de Santa Elena (estilo Barroco, -s.XVI-)>
Sobre las 19h salimos de nuevo a estirar un poco las piernas por
Calzada. La gente nos saludaba con mucha simpatía por todas
partes. Se veía claramente que, siendo un pueblo de antigua
tradición jacobea, se han propuesto atraer al flujo de peregrinos
para dinamizar un poco la vidilla local. La prueba más palpable la
tenemos en el excelente
Refugio,
pero se adivina que van todos a una en ese objetivo, por la forma en
que invariablemente nos saludan y tratan. Por ejemplo, se han
enterado que hoy han caído por el pueblo tres peregrinos, pues bien:
alguien se ha preocupado de abrir la iglesia media hora antes del
rezo del Rosario, para facilitarnos una simple visita turística.
Ya en su interior, nos encontramos con gran profusión de pintura,
escultura y todo tipo de enseres litúrgicos de bastante antigüedad.
La mayoría de la época fundacional de la iglesia, en pleno período
barroco
(Ver Nota 2 abajo).
-Nota 2-
El templo parroquial de Santa Elena, un
superviviente de los expolios religiosos: Es evidente
que esta iglesia se ha salvado de la destrucción sistemática que
afectó de forma grave a muchos templos españoles a lo largo de
los siglos XIX y XX. Todos sabemos que por diversos avatares
históricos, en diferentes momentos de ese período se perdió, o
quedó seriamente dañado, buena parte del patrimonio
arquitectónico y mobiliario litúrgico de este país. Que este
templo se haya librado en gran medida de esos avatares es
realmente excepcional porque, según la apreciación directa de
este cronista, al menos un 80% de las iglesias y monasterios
españoles han sufrido en ese periodo de tiempo las consecuencias
de las guerras o el desmadre de algunos políticos: bombardeo,
depredación y saqueo de la soldadesca francesa, virulentas
reacciones anticlericales, y finalmente periodos revolucionarios
varios, que muchas veces finalizaban con devastadores
incendios…. Eso menguó considerablemente un inmenso legado
cultural de origen religioso, que a su vez era también rico
patrimonio de todos los españoles.
<
foto 5: (Calzada de Valdunciel), Iglesia
parroquial de Santa Elena, retablos de San Antón y
Mayor>
Muchas de las imágenes sagradas que vemos en la iglesia de
Calzada son de pequeño porte; detalle que resulta sorprendente,
al percatarme que dentro del templo no hay absolutamente nadie
durante nuestra visita. Causa bastante extrañeza, porque es bien
sabido que algunas bandas organizadas se han dedicado durante años
al saqueo sistemático de iglesias en los lugares más remotos y
solitarios de nuestra geografía. Me viene a la cabeza por cierto que
el más ‘famoso’ de estos saqueadores, un belga apodado “Eric el
Rojo”, vive ahora mismo tan ricamente entre nosotros, disfrutado
de su ‘mal ganada’ jubilación en algún lugar de la Costa del Sol…
Al salir, mientras contaba mis reflexiones a JL y F, vislumbro a una
vieja que riega amorosamente sus geranios al otro lado de la plaza.
Aquella buena mujer tiene la regadera en la mano, pero no nos quita
ojo de encima. La cosa tenía su salero, así que nos dirigimos en
derecho hacia ese lado de la plaza y al pasar junto a ella la
saludo: --Buenas tardes, ¡Vaya si tienen Vds. una iglesia bonita!..--
Y la buena mujer, sin soltar la regadera, responde como el rayo:
--¡¿Ha visto Vd.?!, sí que es bonita sí, y la verdad es
que estamos muy orgullosos de ella... Mire, yo estaba ahora haciendo
un poquito de tiempo precisamente, porque hoy me toca dirigir el
rezo del Santo Rosario..; es a las 8,00 ¿sabe?--
--Ya..,-- le respondo, --estábamos informados, pero hoy
ya hemos hecho nuestra oraciones..; por favor rece Vd. por nosotros,
para desearnos un buen Camino...--
La vecina no dejaba de pegar mandobles con la regadera, de la que
hacía rato no caía ni gota..., y nosotros decidimos continuar
nuestro paseo en busca de las provisiones para la cena, que también
tienen su importancia.
En este viaje he dedicado especial atención al reportaje
fotográfico, algo de lo que no me había ocupado demasiado en
anteriores ocasiones, por no disponer de una cámara adecuada. La
previsión de JL que trae una bastante manejable, y con calidad
suficiente, me ha dado la oportunidad de ilustrar con más material
gráfico que otras veces nuestras diarias andanzas. Es algo que le
agradezco mucho a mi cuñado, porque gracias a su previsión, y a su
generosidad al cederme sin limitaciones la cámara, me será más fácil
reconstruir las vivencias de cada jornada a la hora de pasar mis
apuntes.
<
foto 6: (Calzada de Valdunciel), antigua casona
solariega (s. XVIII), con marcas de cantero (detalle)>
Por otro lado, se da la circunstancia de que la fotografía es uno de
mis ‘hobbies’… De manera que ya en Salamanca empezaría a
recrearme con la cámara, sacando algunos de sus principales
monumentos. En cuanto a Calzada, haremos lo propio: he sacado
la fuente romana, una casa solariega del siglo XVIII y
varias imágenes del interior de la iglesia; y
terminando nuestro paseo por el pueblo nos hemos sacado mutuamente
un par de fotos sobre su colección de “miliarios”, que se
exhiben al aire libre en una placita muy cercana al Refugio...
Al pasear sobre ellas, hemos examinado detenidamente la fila de
oblongas piedras, pero no logramos distinguir inscripción alguna. No
obstante, aunque estos ejemplares están deteriorados en exceso, la
documentación de sus hallazgos confirma que proceden de la antigua
calzada romana que cruzaba por mitad del pueblo; es decir la famosa
Vía imperial XXIV (“Calzada de la Plata”) …(ver
Nota 4 abajo).
<
foto 7: (Calzada de Valdunciel),
colección de miliarios extraídos junto al trazado de la
calzada romana XXIV>
-Nota 3-
“miliarios” romanos y “mansios”-
Los miliarios son postes de señalización, que
marcaban el paso de cada milla romana en las principales vías
del imperio. Estos postes eran de piedra, habitualmente de
granito en esta zona, y de medidas: 0,50m. diam. x 1,20 á 2,0 m.
alto. La milla romana era una distancia de 1.393 m. Cada
20 millas (28 Km.) tenían establecida una “mansio”,
especie de fonda para repostar caballos y dar descanso y
alimento a personas y animales. De la palabra mansio
deriva la española mansión. La mayoría de las antiguas
mansio romanas de la Vía de la Plata (entre
Mérida y Astorga) son hoy pueblos y ciudades importantes, como
Zamora y Salamanca.
De nuevo en el Refugio, estudiamos un poco las etapas
siguientes. Teníamos a continuación una etapita corta, hasta
El Cubo del Vino
y al día siguiente una larga hasta Zamora.
El pronóstico del tiempo a dos días vista era muy malo, coincidiendo
con la etapa de Zamora. Por eso, decidimos hacer la etapa larga al
día siguiente, llegando hasta Villanueva de Campeán (donde
nuestras notas señalaban la existencia de un refugio público).
De esta forma quedaría para el día de Zamora la etapa corta, que
nos podría permitir capear mejor la lluvia que se anunciaba.
Contando con ese plan, había que preparar bocatas para el día
siguiente, porque en esta etapa no encontraríamos lugares apropiados
donde aprovisionarnos. Con esa conclusión, volvemos a salir para
hacer comprar los alimentos necesarios, tanto para cenar como para
cubrir los almuerzos de la segunda etapa.
En cuanto a la cena, durante el camino he estado planteándome la
conveniencia de hacerla hoy a base de frutas, o al menos así pensaba
hacerlo yo. Las causas las expongo en nota aparte (véase
Nota 5 tras este párrafo),
pero la argumentación también convence a mis colegas, que se abonan
igualmente a esa fórmula, o al menos lo probarán esta noche.
Entramos pues en la única tienda de comestibles del pueblo y
compramos abundante y variada fruta para cenar, más algo de queso y
embutidos para los bocatas. El pan hubo que buscarlo en una
panadería cercana. Hecha nuestra compra, tras echar el último
vistazo el pueblo, regresamos al Refugio para cenar sobre las
21,30h.
-Nota 4-
Cenar a base de frutas, una
fórmula magistral.- Durante buena parte del
recorrido de esta etapa, se me han venido sumando a las
punzaditas de la hernia, poco frecuentes pero siempre
inoportunas, unas intermitentes y más molestas flatulencias
(retención de gases), que ya venía experimentando desde días
antes de emprender el viaje. Atribuyo eso a una sempiterna
gastritis, secuela que tengo como consecuencia de mi nefasta
época de fumador. Durante largos períodos de tiempo (meses) esos
síntomas están dormidos y apenas siento nada, pero cuando se
despierta el asunto: el desorden gástrico me ocasiona una
incómoda tirantez de vientre como primer síntoma, la cual
suele derivar luego en esos molestos flatos. Posiblemente los
nervios del viaje y sus preparativos han despertado a ese
”monstruo” y ahora me podrían durar las molestias varias
semanas… He venido pensando en eso y he decidido solucionarlo ya
con una fórmula que tenía en cartera….
La fórmula es bien simple: cenar a
base de frutas a partir de hoy. Es una solución que
me recetó hace tiempo mi buen amigo palestino Bassan,
antiguo compañero de trabajo. La puse en práctica durante cortos
períodos de tiempo con prometedores resultados, pero por una u
otra causa, y también seguramente por falta de voluntad,
acabé volviendo a las andadas cenando de manera convencional. En
el tranquilo itinerario entre Salamanca y Calzada he tenido
tiempo más que suficiente para reflexionar y convencerme de que
llegó el momento de tomarme en serio la recomendación de mi
viejo amigo: pondremos en práctica la fórmula
durante lo que nos queda de Camino en este viaje, y
trataremos de continuar con ella en lo sucesivo...
Afortunadamente este cambio de hábitos resultará perfecto: me
desaparecerían las flatulencias en el resto del este viaje, y
también mi frecuente gastritis… Tan bien me iría la cosa que, a
partir de entonces, he continuado igual incluso ya de regreso en
casa. Los resultados me han convencido definitivamente.
Ahora, cuando estoy pasando a limpio
esta Memoria, han transcurrido 9 años desde la implantación de
esa elemental fórmula alimenticia, y puedo
afirmar rotundamente que sencillo hábito me ha
cambiado la vida. En realidad no puede ser considerado esto
como un “cambio de dieta”, porque yo sigo comiendo de todo: solo
es un cambio de horarios, o mejor dicho un cambio en la
combinatoria de alimentos con horarios.
Sin alargarlo mucho más, voy a enumerar las
consecuencias de la célebre fórmula en mis diarios
hábitos alimenticios: 1) Cenando muy ligero a base de frutas mi
desayuno ha de ser necesariamente más alto en calorías, y
también más madrugador (sobre las 7 de la mañana) ; podría
decirse que es un desayuno-almuerzo. 2) comida de mediodía
habitual, de 13 a 13,30 h. 3) Desde esa hora solo consumo zumos
o fruta, por ejemplo: dos piezas a las 6 de la tarde y otras dos
a las 9 de la noche.
Al terminar nuestra cena pasaron JL y F a darse
una ducha, mientras yo anotaba las incidencias del día en mis bloc
de notas. Luego, cuando ellos ya estaban en la litera, dediqué un
rato a rellenar las fichas que los cuidadores del refugio nos han
dejado para hacer unas encuestas; seguidamente hice una anotación en
el libro de firmas. Finalmente, justo antes de acostarme, me
dispuse a dejar nuestra ayuda económica en una hucha que para este
menester han depositado bien visible en la repisa de la chimenea.
Junto a la hucha veo un cartelito cuya leyenda me hizo reír un buen
rato. El letrero tiene tres frases, escritas evidentemente en
distintos momentos, con letras de diferente mano y tamaño
progresivamente decreciente:
(Primera frase)..: SE RUEGA UNA APORTACIÓN PARA EL
MANTENIMIENTO DEL REFUGIO
(Segunda frase)..: sugerimos una cantidad de 3 €
(Tercera frase)..: .... Como Mínimo..
Está claro que los entrañables conservadores de esta bendita
casa pretendían inicialmente hacer un discreto recordatorio de que
se necesitan ayudas económicas para poder mantener decorosamente la
instalación, dejando su cuantía a la libre voluntad y/o acorde con
las posibilidades económicas de cada cual… Luego, viendo los
resultados, tuvo alguien que meter una puya, a la vista del
‘racanismo’ imperante. Cuando de resultas del segundo texto, las
aportaciones solo llegaban a 3 € en el mejor de los casos, hubo que
corregir el tiro, guiando mejor la caridad cristiana del peregrino
hacia ese decoroso MINIMO de 3 €…(ver
abajo Nota 5).
Y siendo las 11 tocadas en el campanario de la iglesia, este
cronista se fue también en busca de la litera.
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-Nota 5-
Aportaciones económicas en Refugios y/o albergues
públicos.- Si nos atenemos a una norma que es
habitual en casi toda la ruta compostelana, la contribución que
suele pedirse directa o indirectamente, está actualmente en una
media de 4 €. Según me consta, solo en Galicia hay una red de
Refugios públicos gratuitos, por estar
directamente subvencionados como Refugios de Peregrinos
por la Xunta Galega a partir de la presidencia del
Sr. Fraga. Las aportaciones que se hagan allí se podrían
entender como simples propinas a los/las cuidadoras de estos RR.
En el resto de regiones (Navarra, Rioja, Castilla y León), la
gestión de centros de acogida es totalmente espontánea, ya que
surgen bajo la tutela de diferentes asociaciones, o incluso por
iniciativa del simple vecindario. En estos casos es
comprensible, y perfectamente lícito, que te pidan a las claras
una aportación de X euros. En fin que a lo largo de la
Ruta te puedes encontrar de todo, como en la viña del
señor.
-Nota 6-
La estrategia de los descansos durante el recorrido de cada
etapa.- Fraccionar
los descansos entre comidas es clave para digerir bien etapas de
hasta 30 km. Francesc y yo estábamos acostumbrados desde
el año anterior (ruta Astorga-Santiago) a efectuar una 1ª
parada, para almorzar, sobre el km. 8-10 del recorrido. La 2ª
parada sería ya para comer, aproximadamente en el kilómetro
20-22 de la jornada, y luego sin parar hasta completar la etapa.
Es decir, intentábamos fraccionar el
recorrido en tres tramos de similar longitud. Esto es lo ideal
en el plano físico, para no sobrecargar las articulaciones; pero
no siempre se puede tomar al pie de la letra. Lo único que
podemos ajustar con precisión es la hora del almuerzo, si
llevamos los bocatas encima. Desde el punto de vista fisiológico
el segundo tramo podría ser algo más largo que los otros, para
dar lugar a una digestión completa del almuerzo antes de llegar
a la hora de comer. También influye, claro está, la orografía;
porque 5 km en cuesta pueden equivaler a 8 en llano...
Naturalmente el anterior planteamiento vale para
etapas relativamente largas (30km); pero en una de 15,5 como
esta puede sobrar hasta el almuerzo, salvo que lo hagamos una
hora después de salir. Al haber comido los churros, íbamos
abastecidos y transcurrida esa hora estábamos saliendo
prácticamente de Salamanca; por unos suburbios donde lo único
que apetecía era quitarse de en medio cuanto antes. De manera
que la conclusión es clara: las etapas tan cortas hay que
hacerlas de un tirón, procurando comer algo preparado en el
albergue antes de la partida.
En cuanto a etapas relativamente largas,
con el tiempo llegaríamos a la conclusión de que lo mejor es
hacer una única parada a mitad de recorrido para comer un
bocata nutritivo y de fácil digestión. Si se puede hacer en un
bar ¡perfecto!, y si ello no es posible habrá que hacerlo en
descampado (siempre que llevemos ese bocadillo encima, claro).
Porque partir la jornada, haciendo una comida completa a más de
8 o 10km de la meta es muy complicado; como veremos en algunas
etapas. Los kilómetros vespertinos pueden convertirse en un
calvario, si hemos de esforzarnos con mochilas de 8 y más kilos
encima en plena digestión…. Es precisamente lo que nos pasará en
algunas de las etapas de este viaje, como veremos en su momento.
Por lo tanto, esas experiencias nos conducirán a una drástica
conclusión: Sea cual sea la longitud de la etapa, hay que hacer
esa comida completa cuando se haya finalizado la misma, aunque
sea a las 3 de la tarde. Luego tendremos el resto del día para
descansar.
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