Cap.VI / (5ªEtapa=20,5Km) EL REAL de la Jara - Monesterio (3
Octubre, Sábado)
A las
7.20h nos reunimos Francesc y yo en el pequeño comedor; él se
desayuna un par de mantecados, probablemente obsequiados por alguno
de los cacereños, y yo mis habituales sardinas. Previamente he
preparado para mi compañero un gran bocata de salchichón, que
almorzará tras caminar un par de horas. Como sobran unas rodajitas
del embutido, las aprovecho preparándome también un par de bocados
con los picos del bollo; uno de los cuales ‘caería’ mientras espero
a que F. termine de arreglar su mochila, el otro me lo guardo
para consumirlo junto a Francisco a la hora de su almuerzo.
Abandonamos el
refugio a las 7.45, poco después de que lo hiciera Henry,
hombre de hábito madrugador. Cruzando el pueblo por la calle Real
y
Camino de Monesterio, nos metemos en un pequeño bar donde nos
sirven un excelente café con leche. El día se presenta espléndido
una vez más; tiempo bonancible que nos está acompañando desde el
inicio del viaje, con la única salvedad del chaparrón de Guillena.
Tras caminar un
kilómetro divisamos el vistoso Castillo de las Torres,
lindante con el arroyo seco del mismo nombre, el cual está emplazado
sobre una loma a la derecha del Camino. Visto en la víspera
desde las alturas del Castillo de el Real parecía más grande,
pero ya de cerca ahora, podemos comprobar que se trata de un pequeño
castillejo en ruinas, aunque sus viejos muros invadidos por la
hiedra ofrecen una romántica estampa digna de ser fotografiada
(ver Nota 10).
-Nota
10-
El
Castillo de las Torres, en la frontera de Andalucía
con Extremadura
.- Se trata de un baluarte construido tras la reconquista
cristiana de la comarca (siglos XIII- XIV). Su situación,
junto al Camino Real que conectaba Sevilla con Mérida, se
atribuye a la necesidad de proteger esta vía en una zona proclive
a las emboscadas del bandolerismo, muy patente por estos contornos
desde antiguo. Aunque está comprendido en los límites provinciales
de Badajoz si partimos de la delimitación provincial borbónica,
siempre se le ha vinculado a El Real de
La Jara
(Sevilla) por su proximidad. Es cuadrangular apuntando a
trapezoidal, con lados de unos 30 metros en promedio; siendo sus
costados Sur y Norte bastante mas cortos y ligeramente desiguales
entre sí. En la actualidad este antiguo baluarte amenaza a ruina
total, aunque se conservan aún en pié (muy mermadas) sus cuatro
torres y dos lienzos de la muralla.
<
El Real de la Jara- Monesterio,
Castillo de las Torres>
En estos inicios
de etapa vamos caminando despacio, a través de un paisaje idílico.
Francisco no se queja por el momento, aunque sé perfectamente
que va sufriendo con las dichosas ampollas… Los primeros 12 km
transcurren por una magnífica pista forestal, flanqueada a derecha e
izquierda por amplias dehesas, que frecuentan las autóctonas vacas
retintas de librea rojizo-azafranada. Pero, a diferencia de lo
visto en la Sierra
Norte,
ahora se trata de un paisaje bastante más abierto y luminoso, con
encinas normalmente más espaciadas en las zonas adehesadas. Sólo en
las cimas de los cerros se conserva, aparentemente intacto, el
espeso encinar originario.
El ganado vacuno
que vamos encontrando, pasta libremente en los espacios que mas le
apetece en cada momento. A veces desaparecen las vacas del entorno
cercano, para surgir aquí o allá en cualquier momento; siendo
frecuente verlas en pequeños grupos, bajo grandes encinas, o bien en
la ladera de alguna colina circundante…
Para recordar las
incidencias y detalles del recorrido al realizar mi borrador resumen
de la jornada, de tanto en tanto voy haciendo alguna que otra foto
de los paisajes, tomadas en todas direcciones; de manera que no
suelo estar más de una hora sin obtener alguna tanda de imágenes. En
una de esas “catas” fotográficas, detecto que están brotando por en
medio de la pista unas bonitas florecillas de color blanqui-violeta
que no recordaba haber visto antes..; siendo lo más sorprendente
verlas surgir limpiamente de la tierra, sin acompañamiento de hojas.
Brotan por lo general en lo más duro del terreno; precisamente en
las zonas repeladas por nuestro caminar ó por las rodadas de las
bicis. Tras consultar con mi compañero, seguiremos ignorando el
nombre de esta florecilla durante algún tiempo; porque la
continuaremos viendo junto al Camino en etapas sucesivas. Por
el momento hay que conformase sacando varias fotos de ellas, para
consultar luego en casa algún libro o por Internet... (ver
Nota 13 en siguiente etapa)…
Tras hacer una
parada para almorzar a las 9.50, continuamos a ritmo moderado hacia
nuestra meta de Monesterio, aunque con el propósito de
tomarnos pocos descansos... Francisco sigue sin quejarse,
pero va ralentizando progresivamente la marcha y me reitera que
prefiere ir lento y no detenerse, pues las paradas ocasionarían mas
daño a sus pies que beneficio en estas circunstancias. Pronto nos
pasarían los dos cacereños, y acordamos que cuando lleguen al pueblo
reserven para nosotros una habitación en el lugar mas adecuado que
encuentren; ya nos comunicaríamos vía telfº móvil para reunirnos con
ellos…. A las 10.20h se acaba lo bueno y viene un cruce conflictivo.
Hemos de pasar bajo la A-66 caminando un corto tramo por la antigua
N-630, y luego nos esperan dos kilómetros complicados por una colina
repoblada con eucaliptos….
(ver Nota 11).
-Nota
11-
Un cruce de carreteras “imperdonable” en
plena Vía de
La Plata
.- El cruce bajo la A-66, y el posterior flanqueo de la N-630 a
partir de la Ermita de San Isidro en el municipio de
Monesterio, es un atentado contra la seguridad vial y
contra el Camino Mozárabe.
El “vía crucis” que
tenemos que sufrir en esa travesía supera las previsiones del
libro guía: hay que atajar por en medio de una gran redonda
distribuidora, de las que tanto se prodigan últimamente; se supone
que para facilitar el tránsito a los coches, claro... Pero como no
hay accesos para peatones, tenemos que saltar por dos veces las
altísimas barreras metálicas que flanquean la carretera nacional.
Luego, tras salvar otra vez las bandas de acero, hemos de ascender
el flanco de una empinada colina cubierta de eucaliptus; la
cual está flanqueada en su lado izquierdo por la N-630 y a la
derecha por la Autopista… Seguidamente hay que transitar 2,5 km.
por el vértice de esa colina, lo que nos lleva media hora
abriéndonos paso entre el matorral por un estrecho y tortuoso
sendero. Para rematar el escollo tenemos que descender por el
talud de este islote boscoso rodeado de asfalto hacia la carretera
nacional, y saltar otras dos veces las barreras para pasar a la
izquierda de esa calzada; donde por cierto aun nos queda mucha
tela que cortar, como veremos todo seguido en el relato de la
etapa…. Y no lo olvidemos: todo eso hay que hacerlo cargando con
una mochila de 8 a 10 kg . Definitivamente, esto parece sacado de
algún episodio televisivo de “al filo de lo imposible”…
En
resumen, encontramos inadmisible que no existan accesos para
peatones en ninguno de los puntos indicados; ya que si no he
contado mal, hemos tenido que cruzar las bandas protectoras de
acero 5 veces. No nos queda otro remedio que señalar con el dedo,
una vez más, a las autoridades extremeñas, tan poco sensibles en
numerosas ocasiones con las tribulaciones de los peregrinos.
Con independencia de las molestias causadas a quienes andamos (ó
pedaleamos) por aquí,
nos
parece absurda la solución
adoptada con el trazado de la A-66 en este punto. Una solución con
la que han dejado totalmente aislada por el asfalto una alargada y
estrecha colina de más de 2 Km; dentro de la cual se ha quedado
incomunicada la ermita de San Isidro Labrador, que
obviamente ni nos hemos planteado ver. Por otro lado, me gustaría
conocer la opinión de los ecologistas; ya que al ser tan estrecho el
islote (promedia unos 80 mts. de anchura), han destrozado la futura
evolución natural de las especies vegetales y animales que lo
habitan.
Como decíamos en
la nota marginal, pasada esa demencial encrucijada hemos de
descender nuevamente hacia la N-630; a la que de nuevo hemos de
cruzar a las bravas, pasando un par de veces por encima de las
bandas metálicas. Pero una vez hecho esto, tampoco se termina la
pesadilla… Ahora se tiene que caminar con dificultades por un
estrecho sendero que flanquea la citada calzada por su izquierda...;
el cual está encaramado en el vértice del pronunciado talud de la
carretera, y en largos tramos invadido por tupido matorral. Pero no
vemos alternativa por el momento, pese al riesgo de resbalar y caer
sobre un mar de zarzales, porque el arcén de la carretera es muy
estrecho durante un buen trecho…. Miro nuevamente el croquis de la
etapa, y compruebo para nuestra desgracia que por este sendero
deberemos caminar unos 700 metros, antes de descender hasta el
Camping Tentudía… Lo comento con F. y nos parece
demasiada distancia en estas condiciones; de manera que no habría
más remedio que volver a saltar la dichosa protección metálica en
cuanto fuese viable, para caminar ahora por el estrecho arcén de la
carretera, sin perder de vista los coches que nos embisten de
frente….
Esta es una de
esas “aventuras de indios” por las que a veces tenemos que pasar los
peregrinos, obviamente sin proponérnoslo, porque quienes nos
apuntamos a esto no venimos buscando el “deporte de aventura”…sino
otras cosas. Esta “excursión” la hubiéramos tomado con humor, como
en otras ocasiones, de no ser por lo fastidiado que va Francesc.
Pero en cualquier caso, como mi colega es duro de pelar sigue
adelante sin decir nada…; sin quejarse un ápice de sus molestias en
los pies. Cada asalto a las dichosas barreras ha sido un gran
inconveniente para él, que ha soportado estoicamente porque en esta
ocasión no había alternativas… En el último brinco decidimos que
baje primero la mochila, y camine hacia atrás unos metros sin ella
para salvar las bandas por un lugar donde estas son algo mas bajas;
luego haríamos un pequeño descanso antes de continuar.
Tras esos 700
metros, divisamos abajo a la izquierda los edificios e instalaciones
del Camping Tentudía. No sería necesario abandonar el arcén
hasta que la N-630 cruza bajo la autovía, más o menos frente a la
ubicación del Camping. En ese punto hay un túnel que salva el
entramado vial, junto al cual es relativamente fácil soslayar las
protecciones metálicas para bajar hacia una pista de tierra que
vemos cerca, utilizando la infraestructura de hormigón del cruce.
Superado eso, nos hemos librado por fin de la pesadilla de este
punto negro del Camino; desde aquí en adelante solo nos
quedaría caminar por buenas pistas o arcenes hasta el fin de la
etapa.
La amplia pista
que hemos tomado ha debido ser construida para dar servicio al
Camping, al que conecta directamente con Monesterio.
Nuestro camino se empina ahora progresivamente, prácticamente
desde el mismo Camping, que está enclavado en una vaguada.
Vamos relativamente despacio, y tengo que esperar frecuentemente a
F, del que me despego sin proponérmelo porque avanza con
notoria dificultad… Pasados 3,5km alcanzo el denominado Puerto
Cañada, un alto donde disponemos de un área de descanso
rodeando un original crucero. Me he adelantado unos 250 metros a
Francisco, que viene a paso de tortuga; así que me siento
tranquilamente en el murete de la instalación, esperando la llegada
de mi compañero. Es el momento oportuno para contactar con los
extremeños… Lo hago con Carlos, quien me confirma la reserva
de habitación en el Hostal Extremadura. Me explica que
también ha hecho reservas para Christine y Jacques, con los
cuales no ha podido conectar, pero sabe que vienen probablemente
peor que F…
Como Francisco tarda en llegar,
aprovecho el tiempo para escribir una nota informativa al matrimonio
francés y colocarla en lugar bien visible, colgada del muro que
separa el área de descanso de la pista. Luego me vuelvo a sentar y
observo el original crucero. La base del mismo consiste en un grueso
pilar de hormigón al que han adosado una escalera de obra, y sobre
ese basamento se yergue el crucero en sí. Por lo que sabría después,
el pilar es uno de los miliarios de la Calzada
XXIV, al
que en su día se colocó una cruz de hierro forjado para
habilitarlo como crucero. Sobre la cruz han colocado recientemente
una corona de flores, puesta seguramente por algún devoto o devota…
Supongo que esa cristiana costumbre, ejecutada habitualmente por los
vecinos de la zona, debe haber sido la causa que ha llevado a
construir la escalera del basamento…
<
El Real de la Jara - Monesterio,
La Cruz del Puerto>
Tras 15 minutos
de espera, veo llegar a Francesc y salgo a su encuentro para
ayudarle a bajar la mochila; pero siguiendo su costumbre, decide
continuar adelante sin detenerse. Sin parar siquiera un momento, y
desoyendo mi sugerencia de tomarse un pequeño descanso, se limita a
preguntarme que cuanto falta para llegar al pueblo…
Le respondo que solo
nos queda medio kilómetro para alcanzar la linde del municipio,
según muestra nuestro plano-guía… Pero Monesterio es bastante
largo, y no tenemos ni idea de donde nos alojaremos finalmente…
Examinando el plano, a 1/2Km. del crucero está situada una gran
redonda distribuidora, y algo más de 1Km. después viene marcada la
oficina de turismo… Todo eso me lo quedo para mis adentros, y
no se lo digo por el momento a F. para no desanimarle. Tras
rebasar la redonda unos minutos después vuelvo a sugerir un
descanso, y mi colega me asegura que si se parase ahora… no está
seguro de poder reanudar luego la etapa; un comentario bastante
elocuente, con el que está todo dicho…
El final resulta
un calvario para Francesc: por desgracia, el hostal donde
tenemos plaza reservada por los cacereños está en la otra punta de
la localidad; lo que supone 1,5 km más desde nos encontramos. De
nuevo se ceba en nosotros la famosa ley de Murphy: ..”por
muy mal que vengan dadas las cosas, no hay que lamentarse
demasiado …: siempre podrán venir peor!.
Llegamos al
Hostal Restaurante Monesterio a las 15.00hh. Ni siquiera subimos
a nuestra habitación; soltamos el lastre y, tras breve aseo, nos
acomodamos en una mesa del salón-comedor, cerca de donde ya están en
los postres Henry y los extremeños. Verlos
compartiendo mesa cerca de nosotros nos hace ilusión, pues ya somos
como una gran familia… Ellos nos aconsejan el gazpacho, y
como segundo elegimos una ración de boquerones fritos, que
nunca hubiera esperado encontrar como menú en Extremadura. Por lo
que vemos aquí se estila más el pescado que la carne, pues nuestros
compañeros han preferido calamares a
la plancha.
Seguramente la nueva autopista les permite recibir diariamente
pescado y marisco frescos desde la costa onubense, o incluso del
Algarve portugués.
Hacemos la siesta
y luego me dispongo a salir para recorrer el pueblo. Antonio de
la Rosa
también se apunta en esta ocasión. Iríamos a buscar los comestibles
cotidianos, y echaríamos un vistazo por el centro urbano. A
Francesc ni siquiera le pregunto si quiere venir, me ha
explicado que ahora tiene dos problemas: ampollas y molestias en
ambas rodillas. En cuanto a Carlos, me dice Antonio
que suele pasar olímpicamente del ‘turismo cultural’.
El pueblo no
tiene mucho que ver, o nosotros no hemos sabido encontrarlo. Sólo
podría destacar el interesante “Pilar de
la Reverencia”
y la iglesia parroquial de San Pedro
(ver Nota 12 al final
del capítulo).
Tras el breve ‘tour’ turístico, a las 19.25 vemos una tienda de
comestibles y Antonio decide entrar, para regresar a
continuación al Hostal. Pero yo no me puedo entretener, porque está
a punto de iniciarse la misa en la iglesia parroquial, y no quiero
perderme esta oportunidad. Hoy estamos en Sábado precisamente, y
quiero aprovecharlo para estrenarme con una misa en el presente
viaje; algo que no habíamos podido hacer desde nuestro arranque en
Sevilla.
<
Monesterio, Pilar de
la Reverencia>
Tras la misa ya
están cerradas todas las tiendas del pueblo, y me quedo sin hacer la
compra del día. La cosa no sería grave, porque estamos alojados en
un establecimiento donde tendrán probablemente todo lo que podemos
necesitar en plan alimentario. Pero ya de regreso si que lamentaría
la omisión de una interesante visita, concretamente al Centro de
Interpretación de
la Vía de la Plata,
ubicado muy cerca de la iglesia. Alguien
me habló de él cuando salíamos del templo, y al pasar junto a la
puerta compruebo que lo habían cerrado 5 minutos antes...
Al llegar a
nuestro hostal me encuentro a Francesc en la entrada. Está
sentado en una mesita de terraza, probablemente esperando verme
llegar. De lejos veo un semblante sonriente y relajado, y me huelo
que algo debe haber resuelto sobre su inmediato futuro en este
viaje… Por desgracia, mis sospechas se confirman de inmediato: sin
apenas intercambiar otros comentarios, me dice que ha decidido
regresar a Barcelona mañana mismo. Dicho así, sin mucho preámbulo,
me deja unos momentos sin saber qué responder… Pero tras unos
minutos de diálogo, no encuentro argumentos para intentar
disuadirle, porque con el estado de sus pies la cosa no se resuelve
tras una jornada de descanso. De manera que nos dedicamos a debatir
un ratito las diferentes opciones para su regreso a casa por la vía
más rápida y práctica posible. Vistas las diferentes posibilidades;
estando a medio camino entre Sevilla y Mérida, le recomiendo coger
un bus a Sevilla, desde donde fácilmente podría coger algún tren
AVE. Esa sería la opción adoptada por Francesc en la mañana
siguiente.
Aunque lamento en
el alma perder a mi compañero de viaje, con el que estoy muy
identificado, siento un cierto alivio...; desde este mismo momento
se han acabado sus padecimientos. Sufres mucho cuando ves que un
buen amigo lo pasa tan mal, y tú no puedes hacer ya prácticamente
nada por evitarle esas molestias.
Cruzamos la calle
y le señalo a Francisco la cercana situación de la parada de
buses, frente al Hostal y a menos de 100 metros. Luego pasamos al
interior de nuestra residencia y pido en la barra que me sirvan algo
de fruta. Francesc ya ha cenado, pero me acompaña mientras lo
hago yo. En esos momentos están dando por la TV un partido de la
liga de fútbol, y nos quedamos hasta finalizar la primera parte.
Mientras ceno, me comunica F. que Christine y
Jacques ni siquiera han podido llegar hasta aquí; se metieron en
el primer hostal que encontraron al entrar en el pueblo,
posiblemente el “HR El Pilar”. Ellos han creído conveniente
permanecer en Monesterio todo el día de mañana, descansando
de sus dolencias, y luego decidirían si siguen o retornan a casa… En
total quedaríamos pues en liza para mañana sólo 4 de los 7 colegas
que hemos venido compartido vivencias desde Guillena; “c’est
la vie”...
Termina la media
parte del fútbol y aún se alarga la conversación unos 20 minutos;
después, aunque Francisco no tiene prisa, no se quedaría
cuando decido yo retirarme: nos vamos a dormir a las 11.00.
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-Nota
12- Monesterio:
la
original Iglesia
de San Pedro
.- La fundación de este templo se remonta al siglo
XV, cuando fue construido en estilo mudéjar. Su estampa
actual evidencia el paso del tiempo y los avatares de la historia,
con algunas ampliaciones e importantes reparaciones. Sus
constructores tuvieron la precaución de coronar el ábside con una
almena, para su eventual defensa; rara curiosidad no observada en
ningún otro templo por quién suscribe. Por lo demás no encuentro
en esta iglesia nada de gran valor artístico. Sus muros y torre se
han ejecutado de mampostería, equilibrando los esfuerzos
gravitatorios mediante franjas paralelas de ladrillo y mortero.
Solo las puertas, esquinas y contrafuertes se han realizado
exclusivamente con ladrillos, siguiendo los cánones del puro
mudéjar.
<
Monesterio, iglesia
de San Pedro>