Cap.IX / (8ªEtapa=13,1Km) ZAFRA–“La Almazara” (V. de los
Barros) (6 Octubre, Martes)
A las 6.50 ya estamos todos en el pequeño bar del albergue;
los mas impacientes por salir sentados en la barra, y el resto en
una mesa contigua. Yo he bajado el primero, pero uno tras otro
no tardarían los demás en incorporarse. Disponemos del típico
repertorio de artículos para desayuno que suelen verse de ordinario
en establecimientos de medio/bajo rango de este país; todos ellos
perfectamente envasados, sin requerir calentamiento ni
preparación previa; contándose entre otros con: magdalenas, ‘donuts’,
‘sobaos’, pan de molde laminado, mantequillas, mermeladas, etc..
etc. Laura tenía ya preparada una gran jarra de café, y
otra vasija con leche caliente en cantidad suficiente para todos,
con posibilidad de repetir. Aprovechando su presencia, le pido que
me caliente un par de tostadas con las que no perdonaré mi
acostumbrada lata de sardinas… Luego tomaré el café, acompañándolo
con algunas pastas…; no debemos desdeñar la oportunidad, porque en
el Camino nunca se sabe con certeza a qué hora podremos comer
otra vez.
La gente desayuna sin apenas mediar palabra; ya lo teníamos todo
hablado en la víspera. Solo sale a la palestra el matrimonio francés
para confirmarnos que siguen en liza, pese a sus achaques:
Christine no acaba de subsanar el tema ampollas; es muy difícil
si no paras completamente un par de días, como poco. En cuanto a
Jacques, su problema es de rodillas; debe tener algo de
ligamentos o cartílagos, y le han colocado unas fuertes ‘rodilleras’
para poder continuar. … Se proponen iniciar la jornada tomando un
autobús, para caminar solo los últimos kilómetros de la etapa. Esto
es factible casi siempre por esta ruta, porque el Camino
discurre muy cerca de la A-66 ó la N-630.
Me despido de los colegas para salir el primero a las 7.15hh. Hay
que tomar la misma calle Ancha, colindante con nuestro
albergue, sin dejarla hasta que al estrecharse cambia de nombre,
transformándose entonces en la calle de San Francisco. Por
este eje viario en suave ascenso, iremos cruzando en línea recta la
ciudad en dirección Norte- Noreste. No tenía previsto hacer ninguna
parada por el núcleo urbano, pero al pasar junto a la plazuela de
San Benito me encuentro en ella con el magnífico
pilar del mismo nombre, y lo rodeo para verlo desde todos los
ángulos. Pese a tener ya vistos unos cuantos siguen sorprendiéndome
por su singularidad y monumentalidad, y no me canso de admirar estas
obras que nos vinculan con nuestro pasado....
No me detendría mucho en el lugar, y solo lamento no haber podido
fotos del monumento y su mágico entorno; porque la plazuela
tiene rincones muy sugerentes. El pilón (ó pilar) en sí es de tamaño
algo menor que el pilar del Duque, situado en las
inmediaciones del castillo- parador, pero lo encuentro más hermoso y
proporcionado. Sin dejar la calle de San Francisco, pronto
alcanzaremos las afueras de Zafra, donde me topo con la
Torre
de San Francisco,
único resto visible del antiguo convento del mismo nombre
(ver Nota 17).
-Nota
17-
El Convento de San Francisco, de Zafra,
breve semblanza histórica
La fundación conventual data de finales
del siglo XV a principios del XVI, bajo la advocación de San
Benito. En el año 1480, siendo Gómez II Suárez de Figueroa
el titular del Condado de Feria, se construyó en este
lugar una ermita bajo la advocación del citado santo. Este
mismo conde ordenó seguidamente la fundación de un convento
en el entorno de la Ermita
de S. Benito,
para ponerlo bajo la orden franciscana; concluyéndose en
1.489 el primer grupo de edificaciones del cenobio, donde pudo
alojarse la correspondiente comunidad monástica. El recinto
religioso tuvo una importante ampliación en el siglo XVI. La
orden franciscana ocupó ininterrumpidamente el convento hasta
1809.
Desde su fundación, a la vera de
la Vía
de la Plata,
ese convento fue importante refugio para los peregrinos a
Santiago. En el siglo XVIII los monjes construyeron una
ampliación de sus dependencias en los límites del conjunto urbano,
para destinarlo a enfermería y centro hospitalario. Ese edificio,
sito actualmente en el nº1 de
la Calle Ancha,
es precisamente el que acoge en la actualidad nuestro albergue
de peregrinos.
En 1809, ante la inminente llegada de las tropas francesas desde
el Norte, bajando precisamente por la antigua calzada romana, la
comunidad decidió abandonar el viejo convento para trasladarse al
nuevo pabellón hospitalario. Durante el traslado, buena parte de
las imágenes sagradas y enseres religiosos del convento se
distribuyeron por varias ermitas e iglesias de la ciudad de
Zafra. Desde la fecha indicada, hasta la exclaustración de
mediados de siglo XIX, como consecuencia del decreto
desamortizador de Mendizábal, las entonces modernas
dependencias de la calle Ancha pasaron a cumplir una doble función
como: enfermería- hospital y comunidad monástica franciscana.
Los temores de los frailes acabaron
por cumplirse inexorablemente… El antiguo convento franciscano fue
ocupado por los invasores franceses, y durante largos años sirvió
como cuartel y fortín, utilizándose intensamente para el cerco y
sistemático ataque a la villa de Zafra. Tras la conquista de esta,
volvió a ser usado años después para resistir los ataques de las
fuerzas hispano británicas, durante la
Guerra de
Independencia.
Todos esos avatares históricos supusieron que los edificios de la
fundación conventual original acabasen literalmente devastados,
restando de ellos únicamente, como mudo testigo de su historia, la
alta torre que aún podemos admirar.
<
saliendo de Zafra, torre convento de San
Francisco (s.XV
/ XVI)>
El primer tramo de la etapa de hoy prosigue en neta dirección
Noreste a partir de la Torre
de San Francisco,
justamente hasta alcanzar la población de Los Santos de Maimona,
distante 4,1 km. En las inmediaciones de la citada Torre
la calle
asfaltada se torna pista de tierra, iniciándose ya un acenso algo
más pronunciado para superar el cerro de San Cristóbal,
pequeña elevación que separa ambos municipios. Transcurridos escasos
300 metros tras la torre, paso junto a una pequeña casa aislada,
observando desde 50 metros a un chico cuyo rostro y atuendo me
resulta familiar… Se trata del hospitalero Antonio, que tan
amablemente me había atendido la mañana anterior en la ermita de
Belén de Puebla. Le veo acompañando a una señora que podría ser
su madre, justamente cuando se disponían a subir a su coche para
salir. El hospitalero también me ha reconocido y nos saludamos al
pasar sin llagar a detenerme…
La
travesía del cerro de San Cristóbal supone un agradable paseo
matinal; siempre rodeado por jóvenes y olorosas pinedas, que jalonan
el Camino en la mayor parte del recorrido. Cuando alcanzo la
cima, poco antes de las 8.00hh, ya se ha levantado el sol y diviso a
lo lejos el blanco conjunto urbano de Los Santos de Maimona.
Me espera un pueblo delicioso, digno eslabón de la rutilante
Zafra que hemos dejado atrás. Pero además, se trata de una
población con fuerte personalidad, no exenta de lustre heráldico;
sorprendente para mí, por desconocida…
He
logrado localizar un par de fotos en la red, para poder
ilustrar la travesía del monte de San Cristóbal; y
ahora me propongo no salir de este pueblo sin reponer la memoria de
mi cámara digital.
Al llegar al centro de Los Santos me paso un buen rato
contemplando el magnífico templo parroquial de Ntra. Sra. de los
Ángeles y su entorno. Arribando al mismo he visto en su reloj
que son exactamente las 8.30hh, demasiado temprano para tratar de
localizar alguna tienda donde poder solucionar mi problema con la
cámara fotográfica; por lo que decido no perder tiempo ahora
tratando de encontrarla; no creo que abran antes de las 9 de la
mañana. Dando vueltas por el centro localizo la ermita de
San Lorenzo, donde casualmente están celebrando misa en esos
momentos; han debido empezarla unos diez minutos antes y decido
asistir al resto del oficio religioso.
El
interior de la pequeña iglesia es precioso, con numerosas imágenes
barrocas que son un regalo para la vista, una auténtica delicia…
Siento debilidad por esta sencilla y tierna iconografía, realizada
seguramente por los propios frailes o monjitas de clausura en
tiempos pretéritos. El templo está atestado de feligreses de
diferentes edades, y me encuentro encantado con tanto calor humano
alrededor. Esta notable concurrencia no suele verse en nuestro país
en los tiempos que corren, y mucho menos en día laborable como
hoy...
Tras la misa busco las principales calles comerciales, las cuales se
encuentran en la zona noroeste de la villa, algo alejadas del centro
histórico. A base de preguntar, localizo un único comercio donde me
podrían solucionar el problema de la dichosa memoria; pero ante mi
sorpresa son ya las 9.20 en mi reloj y aún está cerrado. Menos mal
que la etapa será corta; me armo de paciencia y vuelvo a dar otra
vuelta; en esta ocasión por la calle Carrera Chica y sus
aledaños, una especie de ronda de circunvalación. En esta zona
localizo el magnífico Pilar de Vistahermosa, deslumbrante a
estas horas por incidir de pleno el sol matinal en sus encalados
muretes; una preciosidad de pilar en un entorno urbano idóneo; y yo
sin tener aún a punto mi cámara digital….
<
Los Santos de Maimona,
Pilar de Vistahermosa>
A
las 9.30 recibo una llamada de Antonio de
La Rosa.
Me comunica que Henry ha perdido su sombrero entre Zafra
y Los Santos. Por lo que cuenta el cacereño, Carlos y
él han proseguido en dirección a Villanueva de los Barros,
mientras que el francés viene por atrás, después de rehacer un par
de km. de la ruta tratando en vano de recuperarlo…Ellos creen que ha
debido perderlo dentro del casco urbano de Los Santos, y me
pide que avise en el Ayuntamiento por si alguien lo devuelve… Bueno,
como no tengo mucho que hacer, decido ir al consistorio municipal
a dar el aviso…: ¡hay que ver lo importante que puede llegar a
ser un simple sombrero!. Aunque lo comprendo perfectamente, yo mismo
me sentiría mal ante una cosa así; con los años acabas cogiendo
cariño a esta indumentaria peregrina…. En el Ayuntamiento me
atiende amablemente un joven edil que se cuida de los temas
culturales y turísticos. Se ve que he llegado en muy buen momento,
porque se vuelca conmigo atiborrándome en 15 minutos con toda clase
de informaciones y antecedentes de la villa…; hasta el punto que
acabo más que saturado y no tengo otro remedio que abreviar, para
seguir con mi agenda… antes de salir, le doy al chaval el teléfono
del francés, por si llegan noticias del dichoso sombrero. Luego me
despido de simpático chaval y me marcho; el concejal me promete
ocuparse del tema si hay alguna noticia…
Vuelvo a
subir a la pequeña tienda de software y fotografía y aún sigue
cerrada, por lo que regreso al centro histórico, ahora por otra
calle. Aunque impaciente por solucionar mi problema, no me canso de
ver detalles bonitos: ventanas bajeras enrejadas, puertas
blasonadas, etc. Me admira especialmente la limpieza que veo por
doquier, y el buen acabado de todos los edificios. Está muy claro
que en Los Santos de Maimona no anida la miseria…, o tapan
muy bien la poca que tienen… Junto a la iglesia, un vecino que
probablemente ha venido observando mis idas y venidas, se me acerca
curioso y, de forma espontánea, mi ilustra sobre los antecedentes
históricos del pueblo (ver
Nota 18 de final del capítulo).
Por fin, tras la enésima vuelta a las 10.15hh me solucionan el
problemita de la cámara digital. No tienen tarjetas de memoria, pero
hacemos un volcado de las fotos que tengo en un CD y limpiamos la
‘susodicha’ de mi cámara. Ahora me lo tendría que currar como
fotógrafo, volviendo a recorrer los puntos de mayor interés a toda
pastilla; no perdonaré el reportaje fotográfico de este pueblo. Como
ya me conozco las principales vías del callejero urbano, la cosa
marcha viento en popa: en 20 minutos consigo un completo dossier con
las imágenes que más me han gustado de la localidad:
-destacadas
muestras del patrimonio monumental; para mi gusto: iglesia
de Ntra. Sra. de los Ángeles
con sus 3
portadas renacentistas, el Palacio de La Encomienda y el
Pilar de Vistahermosa
-la plaza de
España y su entorno, con varios palacios del siglo XVI y sus
escudos heráldicos
-sus blancas y rectas
calles, con abundantes balcones bajos enrejados y algunas puertas
finamente
labradas
<
Los Santos de Maimona, calle Sevilla>
Puedo afirmar apoyándome en lo expuesto que este pueblo, pese a sus
discretas dimensiones, es uno de los más claros espejos que he visto
de la España del Siglo de Oro.
Contento con la decisión tomada de esperarme un par de horas en
Los Santos, pese a que ello me supondría ya con seguridad el
tener que acortar la etapa, reemprendo mi camino a las 10,45.
La segunda parte de la jornada discurre por una tierra rojiza, que
presenta de salida un perfil ligeramente ondulado. En los primeros 3
kilómetros el
terreno está perfectamente roturado para cultivos clásicos del
secano español; predominando viñedos y olivares, que a veces se
combinan sabiamente en una misma explotación. Es un paisaje muy
hermoso, pese a estar intensamente manipulado por el hombre
desde hace muchos años, probablemente durante varios siglos, con
este mismo tipo de utilidades agrarias.
A las 11.00 decido contactar con Carlos, para ponerle al
corriente de mis gestiones acerca del sombrero de Henry. Le
aclaro que no solo he informado al concejal de turismo sobre el
asunto, sino que me he recorrido todo el trayecto del Camino
por el centro del pueblo, indagando en varios comercios y hasta
preguntando a diversos vecinos/as de las inmediaciones….
No creo que el francés haya extraviado el sombrero en este pueblo,
porque aseguraría que en este lugar no se lo hubiera apropiado
ningún lugareño. Si fuera ese el caso, doy por seguro que alguien lo
hubiera entregado en la alcaldía… De todas formas, les doy el
teléfono del ayuntamiento por si quieren ponerse en contacto
para preguntar; avisándoles que yo le he pasado al concejal el de
Henry, por si aparece la dichosa ‘pamela’. En definitiva, que
lo hemos dejado todo atado por si acaso suena la flauta; ‘monsieur
Henry’ no tendrá queja de nosotros….
Pasados
2 km., voy ascendiendo un cerro por una pista algo pedregosa cuando
veo bajar parsimoniosamente a un vecino. Me detengo un momento,
porque el hombre, que debe tener más o menos mi edad, responde a mi
saludo de forma inequívocamente coloquial; vamos, que tennía ganas
de soltar la parrafada… Como no tengo prisa, le sigo unos momentos
la hebra. Me explica que hace a diario un paseíto de 6 Km., para
acercarse a ver unos terrenos que tiene por aquí… Le pregunto si
están en explotación, y me responde que tiene algo de almendra, y
bastante olivar. En estos días su ojo de experto en la materia trata
de comprobar “cómo cuaja la aceituna”, es decir: ya puede evaluar el
tonelaje de la próxima cosecha…, si el tiempo no lo impide. Me
despido del vecino dejándole mi sentencia de experto caminante: -
hombre, no sé si la cosecha será este año mejor o peor de lo
esperado; pero estoy seguro que usted ganará en salud, si cada día
viene a pié desde el pueblo para observarla …--
<rumbo a
Villafranca de Los Barros , viñas y olivos >
Este
terreno, salpicado desde la partida por infinidad de lomas rojizas,
se prolongaría aún otros 4 Km., hasta desembocar en una
planicie por la que discurre recta la pista, buscando su
intersección con vieja calzada romana. Hasta este punto habíamos
observado en el recorrido un cierto predominio del olivar,
entreverado en ocasiones con viñas tradicionales; aunque también he
vuelto a encontrar algunas viñas modernas como las vistas cerca de
Calzadilla: enfiladas y apoyadas en dos o tres alambres
situados a diferente alzada... Pasados esos 4 Km., nuestro Camino
gira bruscamente a la derecha, encajándose claramente en la antigua
Vía
de la Plata.
Por esta zona, y durante casi 3 Km. se atraviesan terrenos no
cultivados, probablemente pertenecientes a algún coto de caza (no me
fijé en las señales específicas); eso es al menos lo que aparentan
por su fisonomía y ciertos rastros que observo al pasar. En este
tramo la pista discurre encajada entre dos alambradas. El territorio
tiene algunos arbustos y árboles de poca alzada a ambos lados del
Camino; predominando en campo abierto, entre otro matorral, el
gris-azulado de las retamas. Llaman mi atención durante largo rato
abundantes rastros, dejados aparentemente por las liebres al cruzar
en algunos puntos bajo la tupida alambrada…En esos lugares hay bajo
la cerca un hoyo claramente hecho con las uñas, tras el cual un
estrecho y bien marcado rastro serpentea entre los matojos hacia
campo abierto… Luego en el albergue, me confirmarían esa suposición.
Cabe destacar por fin por la misma zona otro rastro, mucho mas noble
que el de las liebres: el que dejó la dominación romana en este país
a lo largo de 5 siglos…Entre los matojos de los márgenes, afloran
con frecuencia grandes losas de piedra, que solo pueden ser los
restos de la calzada imperial XXIV. Esa evidencia viene
confirmada en algunos puntos de este tramo por nutridos grupos de
piedras planas del clásico pavimentum …
Poco
antes de llegar al desvío que conduce a mi previsto albergue de
La Almazara,
volvemos a penetrar en un campo de olivares. Estos son ahora
centenarios, como la vieja fábrica aceitera que da nombre al
albergue… Precisamente cuando se inicia el olivar, paso junto a
una pequeña construcción de forma cúbica que podría albergar algún
pozo para regadío. Hace tiempo fue encalada por los cuatro costados,
pero hoy sirve de soporte reivindicativo de algún grupo ecologista.
Está totalmente recubierta de letreros, que manifiestan su frontal
oposición a que se instale aquí una refinería de petróleo….
La oportuna foto de esta protesta nos muestra como telón de fondo el
olivar, entre cuyo alto ramaje se divisan ya los pináculos de
La Almazara,
y mucho mas lejos la línea blanca del caserío de Villafranca de
los Barros.
<
rumbo a Villafranca de
Barros, “No a la refinería”
>
Entre el desvío del Camino y mi previsto albergue hay
aproximadamente ½ km. Cuando entro en
la Almazara
(14.15hh) lo hago ya decidido a quedarme, salvo graves
complicaciones. No estoy cansado, pero ese duende protector que
suele avisar a los peregrinos me aconseja hacerlo. Luego, tras el
trámite de ingreso, en el que me atiende la hospitalera Alicia,
me reafirmo en la decisión: me encanta este refugio… La
hospitalera me informa que ha llegado antes un matrimonio francés, y
no dudo que debe tratarse del dúo Christine- Jacques…,
como así sería. Habiendo sitio de sobra, me adjudica Alicia
una habitación separada, que no tendré que compartir con nadie. Está
equipada con 2 literas y una camita individual, totalizando 5
plazas; incluyéndose en su recinto un completo servicio de aseo, con
doble equipamiento de sanitarios, duchas y lavabos; un lujo para lo
que solemos hallar normalmente...
La hospitalera me ha preguntado si pasaría luego por el comedor de
la casa. Ella suele guisar algo, cuando se le pide con suficiente
antelación. Le respondo afirmativamente, aunque siendo ya algo tarde
no será preciso encender los fogones; me pasaría sobre las 15.00hh
para comer algún bocata…. De manera que tengo tiempo para ducharme y
lavar algo de ropa.
Cuando salgo al patio trasero a tender la colada, puedo observar
desde dentro el conjunto de edificaciones de la antigua Almazara,
a la que se han incorporado recientemente el pabellón de
habitaciones del albergue y el comedor. Todo el complejo está
pintado de color ocre, que armoniza perfectamente con el olivar del
entorno. Luego tendríamos tiempo de curiosear todos los
rincones, especialmente en el ‘intríngulis’ de la antigua
instalación fabril, literalmente fascinante según podemos ver en el
reportaje (ver
Nota 20 al final del capítulo).
Al colgar mi ropa, cerca de la de los franceses que ya está
prácticamente seca, deduzco que hoy no han debido andar
prácticamente nada.
<
foto 6: “La
Almazara”, patio posterior y pozo >
Christine y Jacques
se alegran mucho al verme aparecer por el comedor, y me hacen
señales para que comparta mesa con ellos. Pero antes de sentarme me
acerco a la barra de bar que separa la sala comedor de la cocina.
Allí le pido a la señora Alicia
que me prepare media barra de pan a “la catalana”: restregada con
tomate bien maduro, y sobre la que añada el aceite y unas buenas
lonchas de jamón. Para beber no dudo un instante en elegir una jarra
de vino de la Tierra de Barros, en cuyo corazón
estamos.
Me
siento luego con la pareja francesa y se deshacen en elogios por el
lugar elegido para pernoctar hoy. Ellos, como otros
muchos franceses, sintonizan mucho con nuestra cultura. Christine
es algo mas reservada, pero Jacques rebosa entusiasmo en todo
cuanto relata de sus vivencias entre nosotros. Ya estaban con los
postres cuando aterrizaba yo, pero no podrán evitar una exclamación
a la llegada de mi bocata; de buena gana se apuntarían a otro
igual…, y no dudo que lo harán en la próxima ocasión, quizás en la
cena de hoy. Pasamos a comentar incidencias de la jornada anterior,
en la que yo me había separado del grupo tras pernoctar en
Calzadilla. Me explican maravillas sobre el excelente albergue
de Fuente de Cantos, donde coincidieron con todos los demás.
Por cierto, la hospitalera Alicia,
que desde la barra no se pierde ripio de nuestra conversación, nos
dice que los gestores de ese albergue son parientes de su marido.
Ambos edificios han sido restaurados y acondicionados no hace mucho
por la
Junta
de Extremadura,
que es la entidad responsable de la gestión de estos “albergues
turísticos” mediante adjudicaciones a quienes deben dirigirlos y
explotarlos como negocio familiar.
Jacques manifiesta su extrañeza de que un magnífico
albergue, como este, esté prácticamente vacío. Tiene razón el
francés, porque hoy solo dormiremos aquí cinco personas: nosotros
cuatro y un ciclista. Al entrar había visto su bicicleta, amarrada
con una cadena a la escalera que sube al piso alto. Lo comento y los
franceses me confirman que ya estaba allí cuando llegaron ellos,
aunque ignoran la procedencia de su dueño/a…. Alicia nos dice
que se trata de un chaval español, que decidió caminar hacia la
carretera para estirar un poco las piernas. Según ella, el muchacho
pensaba acercarse hasta un área de servicio cercana (a 1,5km) para
comprar alguna cosa y comer en el restaurante que hay junto a la
gasolinera. Me confirman los franceses que también ellos
conocen ese lugar, porque el autobús que les ha traído desde Zafra
les dejó allí precisamente. Me dicen que piensan acercarse a ese
restaurante a cenar, y también se abastecerán allí de algunas
vituallas en su pequeña tienda anexa.
Jacques y Christine hace algún rato que han terminado sus
postres, y yo finalizo mi comida con un helado. Luego me incorporo,
para acercarme a la barra a liquidar la cuenta del albergue y
mi consumición. Cumplo el trámite aunque, por algún motivo que
no recuerdo, no pudo sellarme la hospitalera mi credencial…
Alicia nos ha invitado al café, y ahora lo está terminando de
preparar. Le liquido ya todo el gasto que haré en el albergue,
incluido el desayuno del día siguiente; de esta forma quedo libre
para marchar a cualquier hora, según mi costumbre. El importe fijo
de estancia y desayuno asciende a 12 + 2,5€ respectivamente, y creo
recordar que el coste de la comida fue de 8€. Finalizado el trámite
económico me reincorporo a la mesita con los colegas.
<
“La Almazara”, zaguán y
acceso a la fábrica >
Justamente
cuando la hospitalera va a servirnos el café se incorpora al grupo
su marido, el cual acaba de llegar del pueblo; nos lo presenta y
también se suma a la tertulia. El propio consorte ayuda a su mujer
con los cafés, y luego se incorporan ambos a la tertulia.
Hablamos un
poco de todo; entre otras cosas de las opciones de alojamiento en
Villafranca y sus precios. En la conversa recibo las últimas
noticias de Henry y los dos cacereños, confirmándose
que los tres están alojados en Casa Perín, el
hostal que tenían previsto. Por cierto, Jacques me
informa que apareció finalmente el sombrero de su paisano…; lo
encontró una pareja de peregrinos belgas que caminaba en dirección
contraria, con los que yo recordaba haberme cruzado a la
salida de Los Santos de Maimona. Tal como yo suponía, el
sombrero no se había extraviado en Los Santos…; los belgas lo
hallaron durante el ascenso del cerro de San Cristóbal…. Por
lo visto dieron aviso al Ayuntamiento, y el concejal de turismo les
proporcionó el teléfono de Henry… Han acordado que se
lo remitirán por correo a su domicilio, cuando regresen a su país.
Por lo que me explican, el larguirucho francés ha venido usando esa
pamela desde hace 16 años…; se ha llevado un alegrón.
El
marido de la hospitalera se nos revela como un gran cazador… Saco a
la palestra los numerosos rastros de conejo (eso era lo que yo
pensaba inicialmente), vistos durante el ultimo tramo de mi
recorrido, y de inmediato me corrige asegurando taxativamente que
son rastros de liebres. Confirma que la inminente temporada se
presenta plagada de ellas, justamente por estos contornos. Nos
dice que es un apasionado de la caza; la cual practica no solo como
deporte, sino que obtiene de la misma un sustancial complemento en
sus ingresos anuales.
No le he preguntado cual es su oficio, o si tiene un empleo fijo
remunerado… Da la impresión de pertenecer a esa clase de personajes
polifacéticos tan habitual en nuestros pueblos, especialmente los
del interior… Vamos que, como buen cazador que manifiesta ser, vive
como suele decirse “a salto de mata”…
Ante las perspectivas que se presentan en la próxima campaña, el
“hospitalero consorte” nos dice estar muy preocupado. No sabe donde
va a meter tanta conserva de caza; aún tiene la bodega atiborrada de
botes de conserva, con las capturas de la pasada temporada
guisadas en adobo… De forma que, el empecinado cazador aprovecharía
la coyuntura para ofrecernos sus reservas a muy buen precio... Dice
tener en su almacén gran variedad de piezas cinegéticas, como:
perdiz, conejo, liebre, torcaz y jabalí. Algunas de ellas, como la
liebre y el jabalí en varios tipos de envase (de 1, 2 y 5 kg).
Pero lamentablemente no estamos ahora en condiciones de cargar con
esa mercancía, cosa que yo hubiera hecho de buena gana de
haber llegado aquí con mi coche. Le prometemos pasar la información
a algunos amigos, y tenerlo personalmente en cuenta para una mejor
ocasión…
Abordamos luego con los franceses otros temas, relacionados con
nuestras salidas al Camino, mostrándose muy interesado
nuestro anfitrión… Sale a colación la importancia de mantenerse en
forma, con la práctica habitual de hacer marchas exigentes a lo
largo del año. El hospitalero, por las evidencias un conspicuo
fumador, se admira de que ninguno de nosotros cuatro fumemos;
mientras él ha encadenado media docena de pitillos durante la
sobremesa… Antes de levantarse para ayudar en algo a su mujer, nos
promete que dejará de fumar a final de año, porque en el próximo
piensa probar haciéndose un tramo del Camino… Nosotros no
acabamos de creérnoslo, pero le animamos a intentarlo.
Me propongo hacer un poquito de siesta; pero antes han de pasar a mi
habitación los franceses, para mostrarles lo que contiene mi
mochila... Habíamos comentado en la charla la problemática del peso
límite, donde yo les he recalcado que la clave para no sufrir reside
en no cargar con más de 7 ú 8 kg. Ahora les demostraría, con mi
aquilatada colección de enseres, cómo se puede lograr eso…
Visto el contenido de la mochila, les reitero que yo jamás rebaso
los 7 kg de peso, exceptuando la eventual y variable carga de agua)…
Christine y Jacques toman muy buena nota de todo, porque
en este asunto radica el problema que les martiriza a ambos. Caminar
con 4 ó 5 kg menos de los que llevan en este viaje les evitaría
sufrir en próximas salidas esos graves inconvenientes, tanto en pies
como articulaciones... Visto eso, nos despedimos para hacer
una ‘siestecita’. Antes de marcharse la pareja, hemos acordado
encontrarnos en el restaurante de la carretera a las 20.30h.
Tras dedicar una hora escasa a la siesta, a las 17.30 me pongo
en camino hacia el pueblo. El tiempo es bueno, por lo que calzo mis
habituales zapatillas de baño multiusos, y llevo puesta una simple
camisa de franela. Mis apuntes indican que la distancia hasta
Villafranca de Barros sería algo inferior a 3 km; que esperaba
cubrir tranquilamente en media hora, sin esforzarme…He decidido
seguir las orientaciones que me dieron unos y otros en la sobremesa,
dirigiéndome hacia la carretera para cruzarla y tomar su arcén
derecho en dirección al pueblo. Poco después de la cercana área
de servicios, donde está el restaurante en el que nos hemos
citado, deberé localizar un camino que sale por la derecha hacia el
centro de Villafranca, siguiendo las marcas...
La primera parte del plan de ruta se cumple perfectamente, justo
hasta pasar el área de servicios, donde veo una gasolinera y
muy cerca el Restaurante San Isidro. Ante este se abre una
notable explanada, para aparcamiento de camiones y buses… Pero,
desde aquí, ya no me funcionan las previsiones. Para empezar no
acerté a localizar el camino señalizado, que no tenía que estar muy
lejos de la gasolinera; no logré ver ninguna marca amarilla de
identificación...
Dando
por supuesto que el pueblo no podría distar mas de un par de km.
desde la gasolinera, tras 15 minutos de marcha, tomo la primera
pista que encuentro a mi derecha y empiezo a agudizar la vista
confiado en divisar Villafranca muy pronto…
Pero, lamentablemente, mis previsiones para la jornada de tarde se
complicarían bastante, convirtiendo mi “paseo” hasta el
pueblo y el subsiguiente retorno en una pequeña odisea. Porque
Villafranca de los Barros dista de
La Almazara
6,5 km, y por si fuera poco no lograría ver en ningún momento
indicaciones precisas que me llevaran recto hacia el objetivo, sino
que me enredé por una pista ensortijada que alargó mi recorrido al
menos 1 km más.
Me
hubiera salido a cuenta retroceder los 500 metros que separan
la Almazara
del propio Camino, para continuar hacia el pueblo siguiendo
las marcas habituales. Definitivamente, la asignación oficial de
“La
Almazara”
como albergue de peregrinos de Villafranca es una broma y un
fraude; otra queja, y van…, para dirigir a quien competa de la
Junta de Gobierno extremeña …(véase
nota 19 en final capítulo).
Llego a Villafranca de Barros a las 19.00h, tras 75 minutos
de exasperante excursión; un tiempo en el que apreté el paso todo lo
que pude. Naturalmente, cuando alcanzo el centro del pueblo estoy
muy fastidiado: 1º) llego tarde y no me queda tiempo para visitarlo
a gusto, 2º) mis pies arden tras hacer ese itinerario por caminos de
suelo irregular, con unas débiles zapatillas de poliuretano y sin
calcetines. No obstante, aún me cruzaría la localidad buscando la
salida en dirección a Torremegía; ya que me han dado unas
indicaciones precisas y solo invierto un cuarto de hora en ese
itinerario urbano. Por el camino veo al pasar la iglesia de ntra.
Sra. del Valle, muy céntrica, a la que saco algunas fotos.
<
Villafranca los Barros, Iglesia Ntra. Sra.
del Valle >
Luego, en la parte alta del pueblo localizo la plaza y ermita de
la Coronada, justamente donde sale la pista que se dirige a mi
destino en la siguiente jornada. En esta plaza, se encuentra el
hostal Perín, donde se han alojado el resto da amigos, justamente
frente a la popular ermita a la que saco también varias fotos. Como
comentaré en nota aparte, este lugar tendría que haber sido mi lugar
de pernocta hoy una vez visto lo lejos que queda “La Almazara”, y
las consecuencias que tendré que padecer mañana a causa de esos 7
km. suplementarios, que me supondrán llegar a la meta 1,5 horas
después que el resto de colegas....
A
estas horas de la tarde ya no me queda tiempo para desviarme por el
centro urbano; sino para el retorno por calles paralelas a la ida,
sin permitirme siquiera entrar en algún bar a disfrutar de una
cerveza… Solo me permito penetrar en un pequeño colmado para comprar
algo de fruta y agua, lo imprescindible para mi dieta; también para
beberme directamente un zumo en la misma tienda... Durante un rato
me siento frustrado y cabreado conmigo mismo. Luego me iría
sosegando poco a poco; aún podía haber sido peor si mis livianas
chanclas se hubieran despegado… Es milagroso lo que aguantan estas
zapatillas, y desde este día les tomo especial cariño.
A las 19.25 vuelvo al tajo, emprendiendo el descenso de la villa con
el objetivo de alcanzar cuanto antes
la cra. N-630; porque
es casi seguro que la noche me caerá encima, y debo llegar al
Restaurante San Isidro a las 20.30hh para encontrarme con los
franceses.
Si la ida ha sido complicada, el retorno por una vía diferente lo
será aún más. En mi empeño por atajar voy preguntando a los vecinos,
y entre unos y otros me lían. De manera que tardaré 1.30 horas en
llegar al restaurante, anocheciendo ya, muerto de sed y loco por
coger una silla. Cuando entro en el establecimiento son las 20.45hh.
Christine y Jacques me reciben sonrientes,
confortablemente sentados en una mesita y dando buena cuenta ya de
un plato combinado. Se mueren de risa cuando les refiero mi
aventura, y Jacques tiene el detalle de ir personalmente a la
barra para traerme una jarra de cerveza. Me preguntan si me ha
gustado el pueblo, y les cuento lo poco que he visto. Aunque por mi
peripecia no había dispuesto de mucho tiempo, la realidad es que no
me acabó de gustar demasiado. Villafranca de los Barros es
bastante más grande que Los Santos de Maimona (13.000 y 8.000
hh respectivamente) y, quizás por eso, su trazado urbano ha sufrido
en mayor medida el incremento demográfico, perdiéndose posiblemente
la clásica impronta renacentista que debió tener siglos atrás. A día
de hoy, me gusta mucho más la arquitectura urbana de Los Santos
que la de la capital comarcal.
Como había anticipado, lo único positivo de la excursión fue
encontrarme con esa pequeña tienda de comestibles, donde he comprado
algo de fruta. La comeré mas tarde en nuestro albergue, por lo que
no acepto la invitación a cenar que me hacen los franceses. Mientras
ellos toman el café yo repito con una 2ª jarra de cerveza, porque
estaba medio deshidratado…. No nos podemos permitir alargar
mucho el encuentro; se acerca Jacques a pagar en la barra, y
le acompaño para que nos sellen ahí la credencial, trámite que por
algún motivo que no recuerdo no pudieron hacernos en nuestro
albergue. Seguidamente nos disponemos a regresar a este. Por
suerte ellos conocen bien el camino y tienen linternas, de esas que
se fijan en la frente mediante una cinta elástica; porque ya es
noche cerrada cuando emprendemos el regreso. A oscuras y sin luces
hubiera sido locura ir por el arcén de la carretera....
Tras
avanzar por el arcén izquierdo durante unos minutos, debemos
pasarnos al lado derecho de la calzada, aunque sabemos que no es la
opción aconsejable por los riesgos del tráfico rodado. Tenemos que
hacerlo en esta ocasión, porque solo así podremos ver la estrecha
pista que parte desde el arcén de este lado en dirección a
La Almazara…
Abre
camino Jacques, con un potente aunque estrecho haz de luz
blanca, y lo cierra Christine que sitúa en la nuca su
linterna en modo piloto rojo. Entre ambos, voy emparedado yo,
acompasando el paso al que ellos marcan, como en la ‘mili’. Son casi
20 minutos de lo mas cómico, porque esta pequeña procesión de
peregrinos se pasará por dos veces del acceso que andamos buscando…;
y otras tantas que debemos retornar, hasta que finalmente logramos
ver las crestas de las chimeneas de la vieja fábrica, iluminadas por
las luces largas de un camión. Alcanzamos el albergue a las 21.30hh.
Antes de despedirnos para ir a dormir nos acercamos al bar, donde
avisamos a los hospitaleros que estaríamos listos para desayunar
sobre las 7.00h.
Ya
en mi habitación, me puedo dar por satisfecho del desenlace de la
aventura. He podido superarla gracias al excepcional estado de forma
con el que he acudido a esta cita con el Camino. Me duelen un
poco las plantas de los pies, pero no percibo ningún síntoma que
anuncie ampollas o problemas de articulaciones. Ya más relajado tras
una buena ducha, me siento en la mesita para comer tranquilamente mi
ración de frutas.
Finalizo mi cena y, tras breve aseo, me voy a dormir poco antes de
las 22.00h.
-----------
-------------------------------------------------------------
-Nota
18-
Los Santos de Maimona: actualidad,
semblanza histórica
y patrimonio cultural
.- La ciudad disfruta de una relativa bonanza económica, si se
relaciona con la media de su comunidad autónoma. Sus vecinos viven
de tradicionales tareas agrícolas y ganaderas, gracias a los
fértiles terrenos predominantes en toda la comarca, de composición
básicamente arcillosa. En su agricultura predomina el secano:
viña, olivar, cereales y almendras. No hay cursos de agua
permanentes en los alrededores, aunque sí diversos arroyos que
permanecen secos en el estiaje. Sin embargo, hay abundante
agua en el subsuelo por todo el término municipal; lo que
significa poder cultivar huertos y árboles frutales en cualquier
sitio, que sin duda podrían abastecer sobradamente el consumo
local. En cuanto al apartado ganadero, tiene renombre la
explotación de jamones y embutidos derivados del cerdo
ibérico. La cabaña ganadera se completa con vacas
y corderos.
Hay en el municipio importantes afloramientos de mármol,
explotados desde antiguo, y también canteras de piedra caliza, de
las que se deriva una industria cementera. La calidad del suelo,
su toponimia y favorable régimen climático ha favorecido el
abundante asentamiento de población desde tiempos remotos (período
Calcolítico, 2.500 A.C.). Su censo poblacional actual se
cifra en unos 8000 habitantes, estando relativamente
estabilizado desde principios del siglo XX.
Historia
-- En
el año
712 el territorio quedó bajo dominación musulmana,
asentándose en este lugar el clan de los Banu Maimun,
una de las 7 tribus bereberes que entraron en la península
ibérica. De ahí viene el nombre del pueblo.
-- Los caballeros de
la Orden
de Santiago
conquistaron estos territorios en
1240,
bajo el reinado de Fernando III El Santo. A partir de
entonces el gran maestre Rodrigo Iñiguez instituyó en la
población una encomienda de la citada orden de
caballería.
--En
1834, tras la caída del antiguo régimen, la villa pasa
a ser municipio constitucional del partido judicial
de Zafra.
--La “curiosa historieta” : No se me
ocurre otro título para la disputa que enfrentó en el siglo
XVI a D. Alonso de Cárdenas,
comendador
de Los Santos de Maimona, y el Conde de Feria. Este
último, poseedor de la mayor parte de los territorios limítrofes y
aspirante por entonces al maestrazgo de la orden de Santiago,
se creía con legítimos derechos sobre la ciudad. En el año
1475
se enfrentaron ambos bandos en la cercana
Jerez
de los Caballeros,
con victoria del comendador. Pese a ese desenlace, los dos
contrincantes firmaron, muy poco después, un absurdo pacto por el
que Alonso de Cárdenas accedía a derruir su castillo,
recientemente construido en el cerro de San Cristóbal. Como
contrapartida, el conde de Feria renunciaría a la
Encomienda de Los Santos definitivamente. Las ruinas
del castillo pueden verse hoy día tal como quedaron tras su
destrucción, en cumplimiernto a lo firmado en ese pacto.
La clave del bienestar económico
El espontáneo cicerone con quién
charlé junto a la iglesia mayor, se expresó de forma clara
y taxativa sobre esta cuestión, cuando yo ponderé el aparente
nivel de vida de la población. Dijo que era debido a la
concurrencia de dos factores dinamizadores mediado el siglo XIX:
a) una acertada política estatal para desarrollar la comarca,
adjudicando parcelas de explotación potencialmente rentable (por
calidad+extensión), y b) actuación clarividente del sector
bancario, al conceder créditos en adecuadas condiciones para hacer
viables las explotaciones. Debo apuntar de mi cosecha que eso me
suena a aquello del “chocolate del loro”…, pero lo
transcribo tal como me lo cuentan.
Patrimonio
-- Tendría que citar de manera destacada en este
apartado el conjunto urbano, con sus numerosos
inmuebles de los siglos XVI al XVIII, (ver algunas fachadas en las
fotos)
--Iglesia de
Nuestra Sra. de los Ángeles
Al estar cerrada la iglesia, solo citaré detalles relevantes de su
exterior. Se trata de un templo del s.XVI edificado en estilo
tardo-gótico y renacentista. Llama la atención su gran
tamaño y airosa torre, con tres cuerpos cuadrangulares y un
remate semiesférico sobre el último, el cual sirve como soporte de
la espadaña. En el tercer tramo, cada una de las caras tiene dos
arcadas de medio punto y un reloj en el frontis. Estas 8
arcadas soportaban hasta tiempos no muy lejanos otras tantas
campanas; en la actualidad solo las caras sur y norte las
conservan.. Lo mejor del templo son sus 3 portadas de piedra, dos
de ellas labradas en estilo plateresco y la tercera
en un austero barroco. Es destacable la portada oeste,
conocida como puerta del perdón, un magnifico
ejemplar del mejor plateresco. En todas las portadas esta
representada la simbología de la orden de Santiago.
En cuanto al interior de la Iglesia, pude verlo por
la puerta oeste, barrada al público mediante un enrejado. En esos
momento solo tenía acceso el personal de mantenimiento, mediante
una pequeña puerta franqueable con lleve . El templo se abre
únicamente en las ceremonias religiosas. No obstante la escasa
iluminación, pude atisbar su magnífico interior. Se trata de un
brillante ejemplo de iglesia- salón. Consta de 3 naves de igual
alturas, siendo la central de ancho doble respecto a las
laterales. Las tres naves están cubiertas con bóveda de
crucería
--Casa de
la Encomienda
Construida en el primer tercio del siglo XVI, como palacio
fortaleza. Tal como indica su nombre, fué concebida
como residencia del comendador de la orden de Santiago, a
quien estaba asignada la villa y sus tierras. En el interior hay
un patio cuadrangular porticado. Todo el edifico tiene traza
estilística renacentista. En la actualidad es sede del
Ayuntamiento de la ciudad.
--Pilar de Vistahermosa
No dispongo de datos sobre su fecha de construcción, pero se
podría datar de finales del siglo XIX. Es muy armonioso, y sin
duda fue dibujado por un artista antes de pasar al maestro de
obras. Consta de tres cuerpos: el central es cuadrado, de
aproximadamente 2 metros de lado, y está sobrealzado respecto a
los laterales, los cuales reciben el agua de aquel. Ambas
piletas laterales son idénticas, con dimensiones aproximadas de 10
x 2 metros.
Esta bella fuente- abrevadero es pues totalmente
simétrica, en ambas coordenadas (longitud y anchura).
Anclada en el centro de la pileta central, se yergue una columna
octogonal de unos 5 metros de alto, incluyéndose el sombrero
prismático que la remata. De la base de esta columna salen 8
caños, empotrados en el centro de cada cara, y en su tercio
superior se han fijado 4 farolas forjadas. Estas han sido situadas
de forma opuesta, en cuatro de las 8 caras de la columna (ver
fotos)
--Ermita
de San Lorenzo Fue construida a principios del s.XVIII en
estilo barroco. Nos hemos referido a ella más arriba,
describiendo algunas impresiones mientras asistía a la
misa.
--Otros, no visitados
Conviene mencionar otros lugares de excepcional interés, que habrá
que visitar en otra ocasión, como:
Santuario y Ermita de Nuestra Sra. de
la Estrella,
situado en las afueras del pueblo. La ermita fué construida a
finales s.XIII. Antiguo Hospital de
la
Purísima Concepción de María (1.592- 1603),
del cual solo alcancé a ver, de pasada, su interesante
fachada renacentista.
(ver amplio reportaje fotográfico en el dossier de esta etapa)
-Nota
19- ¿Puede
“La
Almazara”
(distante 6,5 km ) ser considerado el albergue de peregrinos
de Villafranca de los Barros?
Los datos que aportan las guías y otras
publicaciones sobre la ubicación de este albergue de
peregrinos tienen ‘mucha miga’… Para animar a los
caminantes de la Vía
de la Plata
a coger el desvío y quedarse a pernoctar en este precioso albergue
(esto rigurosamente cierto), hay quien indica la distancia
de 2,5 km hasta Villafranca de los Barros, cuando lo cierto
es que está a …¡6,5 km del centro de esa población!. Otros medios,
más o menos oficiales, dan una distancia de “unos 4 km” ó “unos
pocos kilómetros”…
Se comprende que las autoridades
aminoren o ‘disfracen’ de alguna manera la distancia real,
porque “La
Almazara”
consta oficialmente como albergue de peregrinos de
Villafranca,, aunque utilicen el contradictorio
nombre de ‘albergue turístico. Precisamente por su calificación
como albergue de peregrinos tuvo cabida en el programa
Alba Plata, financiado por la Comunidad Europea.
Este peregrino aplaude la iniciativa de
recuperar este antiquísimo molino aceitero, y también la calidad
de su ejecución, pero por favor seamos serios: Digamos en los
foros pertinentes la verdad de su ubicación, con prístina y
meridiana claridad; no engañemos a quienes se lo vienen currando a
pié, apuntando varios km. menos de distancia al pueblo. Confiado
yo en esos asequibles 2.5km, me encaminé tras la siesta hacia
Villafranca calzando unas elementales chancletas y sin
calcetines… Y luego, cuando tras una “etapa extra de 6,5 km”, y
1.15 hh de incómodo caminar, llegué al centro del pueblo, no tuve
mas remedio que regresar muy pronto a
La Almazara,
sin apenas poder visitar la ciudad, porque no me quedaba tiempo
material para hacerlo debidamente. Tendría otras 1.15 horas para
el retorno y el crepúsculo no me iba a esperar. Como guinda
del pastel, se me hizo noche cerrada en los dos últimos km. y
estuve a punto de perderme en algún cruce de carreteras…
En fin algo inolvidable para mí, gracias al quienes han tenido la
idea de falsear, o no citar con claridad, el kilometraje real de
ese intervalo. ¿Alguien puede calcular cuántos ‘damnificados’
habrá originado hasta el momento esa falsedad…? Confío en que
gracias a Internet acaben minimizándose los daños.
Por lo que respecta a “La
Almazara”,
no me duelen prendas en afirmar que es uno de los mejores
albergues del Camino Mozárabe; pero debo insistir: ¡no
engañemos al personal!...,
La Almazara
no puede ser considerada como el ‘albergue de peregrinos’ de
Villafranca de Barros . Vale la pena conservarlo como
albergue de peregrinos, y hasta ponerlo en un pedestal entre
los mejores, pero de ninguna manera se lo debemos adjudicar a esa
localidad. En definitiva Villafranca de los Barros no tiene
albergue, aunque no dudo que tiene capacidad hotelera para
atender perfectamente a todo el que llegue: turistas,
peregrinos y viajantes en general. Alguno de ellos, como el
hostal “Casa Perin”, con una relación calidad/precio
ajustada a lo que necesitan y pueden pagar los peregrinos.
-Nota
20-
La
Almazara
(Villafranca de los Barros (prov. Badajoz);
una fábrica de aceite del s. XVIII conservada intacta
.- Esta antigua fábrica aceitera ha sido sin lugar a dudas muy
bien restaurada. Cuando me paseo cámara en ristre por sus
instalaciones, tras la comida de mediodía, me impacta su
funcionalidad, y el perfecto estado de conservación de los
edificios y patios anexos. Salta a la vista que la vieja factoría
se había conservado relativamente bien; manteniéndose en pié
las suficientes infraestructuras, como para poder realizarse 4
siglos después esta magnífica restauración. Otro gran acierto ha
sido la elección de un bello color ocre como color predominante,
para la totalidad de muros y paredes de la obra, incluidos los
nuevos módulos habilitados como ‘albergue’.
Todas las instalaciones están
cercadas por un alto muro de mampostería, que se remata con
vierteaguas cerámico a dos caras. En el amplísimo recinto que
comprende ese muro (con superficie estimada de unos 2500 m2) se
pueden ver perfectamente todas las fases del proceso industrial:
1) El patio donde se acumulaba la aceituna, con una serie de
contrafuertes para evitar su desparrame durante la manipulación…
2) El patio para espera de carruajes y animales de tiro,
dotado con un pozo. 3) El conjunto de estancias cubiertas,
conservando muy bien su entramado de vigas de madera, pilares y
tejados. 4) La torre para salida de humos y vapor de agua,
rematada por cuatro chimeneas; donde debió estar la instalación
del hogar para hervir agua en grandes cubas. 5) Un segundo pozo
para el servicio de la caldera, ubicado en el zaguán. 6) Los
suelos empedrados. 6)
El basamento circular
de la prensa de aceite y los apoyos de la misma. 7) Silos y cubas
subterráneos. 8) Red de canalizaciones de piedra y cerámica,
internas y externas, a ras de suelo; que supongo servían tanto
para el suministro de agua limpia, como evacuación de la residual.
Por las informaciones que tengo esta fábrica fue edificada en el
siglo XVIII, aunque su apariencia es mudéjar, es decir una
creación de musulmanes o sus descendientes dentro de territorios
recuperados tras la reconquista. Tiene el mismo sello que algunas
fábricas, para diferentes usos, vistas en mis viajes al Marruecos
profundo, concretamente en Fez y Marrakech.
Los nuevos módulos para albergue de peregrinos.-
En el módulo principal, de dos plantas, se ubican 6
dormitorios, cuatro de ellos para cinco personas y otros dos para
una pareja (en total un equipamiento para 24 personas). Ambas
plantas están conectadas por una escalera exterior. Cada una de
ellas tiene equipadas tres habitaciones, dos grandes y una
pequeña. Las habitaciones grandes contienen dos literas y una cama
individual, y las pequeñas dos camas individuales. Supongo que
estas están destinadas a casos especiales, porque el precio del
alojamiento es único: 12€ por pernocta + 2,5 por el desayuno.
Todos los dormitorios lindan con un gran patio lateral, que
seguramente era utilizado para trasiego y almacenamiento de la
vieja instalación fabril. En la actualidad se conserva parte del
enlosado original de ese patio, así como unas canalizaciones
abiertas encastadas en los muros. El resto del espacio está
ajardinado, y muy bien cuidado por cierto. Las habitaciones del
albergue están separadas del patio por un balcón acristalado,
dotado de una puerta practicable que nos permite acceder
directamente al jardín. Desde el interior podemos cegar la luz
natural mediante una gran persiana de librillo.
Siguiendo con el dormitorio, está dotado de un completo anexo
de servicios, con doble disponibilidad de todo lo necesario:
sanitarios, duchas y lavabos. También disponemos de varias
sillas, armarios y una mesa. No he visto la habitación de 2
plazas, pero imagino que el nivel de equipamiento será similar.
El salón- comedor y la cocina ocupan un segundo
módulo del albergue. Ambos espacios están separados por una
barra de bar. Los hospitaleros se cuidan de ofrecer servicios de
comedor a cualquier hora, hasta las 9 de la noche. Este módulo
forma una “L” con el mayor, destinado a dormitorios. Ambos se han
construido con estructura de acero vista. Para no desentonar, los
paramentos no acristalados de la obra nueva están pintados del
mismo color ocre que los edificios y muros exteriores de la
antigua Almazara.
Apéndice fechado 2 Junio-2014: El Ayuntamiento de
Villafranca denuncia el total abandono en que se encuentra en
estas fechas “La Almazara”, tras haber cesado como albergue
público en el año 2011. Todo ello lamentable e inexplicable a
todas luces, por tratarse
de una instalación cuyo coste, financiado por la Comunidad
Europea, fue en su día de 800.000€.