CAMINO DE SANTIAGO: --Ruta MOZÁRABE--

SEVILLA—SANTIAGO por la VÍA DE LA PLATA y la Variante Sanabresa


por Antonio García Márquez

Indice : Capítulos I - II- III - IV - V - VI - VII - VIII - IX - - X


  Cap.IX / (8ªEtapa=13,1Km) ZAFRA–“La Almazara” (V. de los Barros) (6 Octubre, Martes)     

         A las 6.50 ya estamos todos en el pequeño bar del albergue; los mas impacientes por salir sentados en la barra, y el resto en una mesa contigua.  Yo he bajado el primero, pero uno tras otro no tardarían los demás en incorporarse. Disponemos del típico repertorio de artículos para desayuno que suelen verse de ordinario en establecimientos de medio/bajo rango de este país; todos ellos perfectamente envasados, sin requerir calentamiento ni  preparación previa; contándose entre otros con: magdalenas, ‘donuts’, ‘sobaos’, pan de molde laminado, mantequillas, mermeladas, etc.. etc.  Laura tenía ya preparada una gran jarra de café, y otra vasija con leche caliente en cantidad suficiente para todos, con posibilidad de repetir. Aprovechando su presencia, le pido que me caliente un par de tostadas con las que no perdonaré mi acostumbrada lata de sardinas… Luego tomaré el café, acompañándolo con algunas pastas…; no debemos desdeñar la oportunidad, porque en el Camino nunca se sabe con certeza a qué hora podremos comer otra vez.

     La gente desayuna sin apenas mediar palabra; ya lo teníamos todo hablado en la víspera. Solo sale a la palestra el matrimonio francés para confirmarnos que siguen en liza, pese a sus achaques: Christine no acaba de subsanar el tema ampollas; es muy difícil si no paras completamente un par de días, como poco. En cuanto a Jacques, su problema es de rodillas; debe tener algo de ligamentos o cartílagos, y le han colocado unas fuertes ‘rodilleras’ para poder continuar. … Se proponen iniciar la jornada tomando un autobús, para caminar solo los últimos kilómetros de la etapa. Esto es factible casi siempre por esta ruta, porque el Camino discurre muy cerca de la A-66 ó la N-630.

 

       Me despido de los colegas para salir el primero a las 7.15hh. Hay que tomar la misma  calle Ancha, colindante  con nuestro albergue, sin dejarla hasta que al estrecharse cambia de nombre, transformándose entonces en la calle de San Francisco. Por este eje viario en suave ascenso, iremos cruzando en línea recta la ciudad en dirección Norte- Noreste. No tenía previsto hacer ninguna parada por el núcleo urbano, pero al pasar junto a la plazuela de San Benito  me encuentro en ella con el magnífico pilar del mismo nombre, y lo rodeo para verlo desde todos los ángulos. Pese a tener ya vistos unos cuantos siguen sorprendiéndome por su singularidad y monumentalidad, y no me canso de admirar estas obras que nos vinculan con nuestro pasado....

     No me detendría mucho en el lugar, y solo lamento no haber podido fotos del monumento y su mágico entorno; porque la plazuela tiene rincones muy sugerentes. El pilón (ó pilar) en sí es de tamaño algo menor que el pilar del Duque, situado en las inmediaciones del castillo- parador, pero lo encuentro más hermoso y proporcionado. Sin dejar la calle de San Francisco, pronto alcanzaremos las afueras de Zafra, donde me topo con la Torre de San Francisco, único resto visible del antiguo convento del mismo nombre (ver Nota 17).
 

-Nota 17- El Convento de San Francisco, de Zafra, breve semblanza histórica   

    La fundación conventual data de finales del siglo XV a principios del XVI, bajo la advocación de San Benito. En el año 1480, siendo Gómez II Suárez de Figueroa el titular del Condado de Feria,  se construyó en este lugar una ermita bajo la advocación del citado santo. Este mismo conde ordenó seguidamente la fundación de un convento en el entorno de la Ermita de S. Benito, para ponerlo bajo la orden franciscana; concluyéndose en 1.489 el primer grupo de edificaciones del cenobio, donde pudo alojarse la correspondiente comunidad monástica. El recinto religioso tuvo una importante ampliación en el siglo XVI. La orden franciscana ocupó ininterrumpidamente el convento hasta 1809.

    Desde su fundación, a la vera de la Vía de la Plata, ese convento fue importante refugio para los peregrinos a Santiago. En el siglo XVIII los monjes construyeron una ampliación de sus dependencias en los límites del conjunto urbano, para destinarlo a enfermería y centro hospitalario. Ese edificio, sito actualmente en el nº1 de la Calle Ancha, es precisamente el que acoge en la actualidad nuestro albergue de peregrinos.

    En 1809, ante la inminente llegada de las tropas francesas desde el Norte, bajando precisamente por la antigua calzada romana, la comunidad decidió abandonar el viejo convento para trasladarse al nuevo pabellón hospitalario. Durante el traslado, buena parte de las imágenes sagradas y enseres religiosos del convento se distribuyeron por varias ermitas e iglesias de la ciudad de Zafra. Desde la fecha indicada, hasta la exclaustración de mediados de siglo XIX, como consecuencia del decreto desamortizador de Mendizábal, las entonces modernas dependencias de la calle Ancha pasaron a cumplir una doble función como: enfermería- hospital y comunidad monástica franciscana. 

   Los temores de los frailes acabaron por cumplirse inexorablemente… El antiguo convento franciscano fue ocupado por los invasores franceses, y durante largos años sirvió como cuartel y fortín, utilizándose intensamente para el cerco y sistemático ataque a la villa de Zafra. Tras la conquista de esta, volvió a ser usado años después para resistir los ataques de las fuerzas hispano británicas, durante la Guerra de Independencia. Todos esos avatares históricos supusieron que los edificios de la fundación conventual original acabasen literalmente devastados, restando de ellos únicamente, como mudo testigo de su historia, la alta torre que aún podemos admirar.

 

< saliendo de Zafra, torre convento de San Francisco (s.XV / XVI)> 

          El primer tramo de la etapa de hoy prosigue en neta dirección Noreste a partir de la Torre de San Francisco, justamente hasta alcanzar la población de Los Santos de Maimona, distante 4,1 km. En las inmediaciones de la citada Torre  la calle asfaltada se torna pista de tierra, iniciándose ya un acenso algo más pronunciado para superar el cerro de San Cristóbal, pequeña elevación que separa ambos municipios. Transcurridos escasos 300 metros tras la torre, paso junto a una pequeña casa aislada, observando desde 50 metros a un chico cuyo rostro y atuendo me resulta familiar… Se trata del hospitalero Antonio, que tan amablemente me había atendido la mañana anterior en la ermita de Belén de Puebla. Le veo acompañando a una señora que podría ser su madre, justamente cuando se disponían a subir a su coche para salir. El hospitalero también me ha reconocido y nos saludamos al pasar sin llagar a detenerme…  

    La travesía del cerro de San Cristóbal supone un agradable paseo matinal; siempre rodeado por jóvenes y olorosas pinedas, que jalonan el Camino en la mayor parte del recorrido. Cuando alcanzo la cima, poco antes de las 8.00hh, ya se ha levantado el sol y diviso a lo lejos el blanco conjunto urbano de Los Santos de Maimona. Me espera un pueblo delicioso, digno eslabón de la rutilante Zafra que hemos dejado atrás. Pero además, se trata de una población con fuerte personalidad, no exenta de lustre heráldico; sorprendente para mí, por desconocida…

    He logrado  localizar un par de fotos en la red, para poder ilustrar la travesía del monte de San Cristóbal; y ahora me propongo no salir de este pueblo sin reponer la memoria de mi cámara digital. 

     Al llegar al centro de Los Santos me paso un buen rato contemplando el magnífico templo parroquial de Ntra. Sra. de los Ángeles y su entorno. Arribando al mismo he visto en su reloj que son exactamente las 8.30hh, demasiado temprano para tratar de localizar alguna tienda donde poder solucionar mi problema con la cámara fotográfica; por lo que decido no perder tiempo ahora tratando de encontrarla; no creo que abran antes de las 9 de la mañana.  Dando vueltas por el centro localizo la ermita de San Lorenzo, donde casualmente están celebrando misa en esos momentos; han debido empezarla unos diez minutos antes y decido asistir al resto del oficio religioso.

   El interior de la pequeña iglesia es precioso, con numerosas imágenes barrocas que son un regalo para la vista, una auténtica delicia… Siento debilidad por esta sencilla y tierna iconografía, realizada seguramente por los propios frailes o monjitas de clausura en tiempos pretéritos. El templo está atestado de feligreses de diferentes edades, y me encuentro encantado con tanto calor humano alrededor. Esta notable concurrencia no suele verse en nuestro país en los tiempos que corren, y mucho menos en día laborable como hoy... 

     Tras la misa busco las principales calles comerciales, las cuales se encuentran en la zona noroeste de la villa, algo alejadas del centro histórico. A base de preguntar, localizo un único comercio donde me podrían solucionar el problema de la dichosa memoria; pero ante mi sorpresa son ya las 9.20 en mi reloj y aún está cerrado. Menos mal que la etapa será corta; me armo de paciencia y vuelvo a dar otra vuelta; en esta ocasión por la calle Carrera Chica y sus aledaños, una especie de ronda de circunvalación. En esta zona localizo el magnífico Pilar de Vistahermosa, deslumbrante a estas horas por incidir de pleno el sol matinal en sus encalados muretes; una preciosidad de pilar en un entorno urbano idóneo; y yo sin tener aún a punto mi cámara digital….   

< Los Santos de Maimona, Pilar de Vistahermosa> 

    A las 9.30 recibo una llamada de Antonio de La Rosa. Me comunica que Henry ha perdido su sombrero entre Zafra y Los Santos. Por lo que cuenta el cacereño, Carlos y él han proseguido en dirección a Villanueva de los Barros, mientras que el francés viene por atrás, después de rehacer un par de km. de la ruta tratando en vano de recuperarlo…Ellos creen que ha debido perderlo dentro del casco urbano de Los Santos, y me pide que avise en el Ayuntamiento por si alguien lo devuelve… Bueno, como no tengo mucho que hacer, decido ir al consistorio municipal a dar el aviso…: ¡hay que ver lo importante que puede llegar  a ser un simple sombrero!. Aunque lo comprendo perfectamente, yo mismo me sentiría mal ante una cosa así; con los años acabas cogiendo cariño a esta indumentaria peregrina…. En el Ayuntamiento me atiende amablemente un joven edil que se cuida de los temas culturales y turísticos. Se ve que he llegado en muy buen momento, porque se vuelca conmigo atiborrándome en 15 minutos con toda clase de informaciones y antecedentes de la villa…; hasta el punto que acabo más que saturado y no tengo otro remedio que abreviar, para seguir con mi agenda… antes de salir, le doy al chaval el teléfono del francés, por si llegan noticias del dichoso sombrero. Luego me despido de simpático chaval y me marcho; el concejal me promete ocuparse del tema si hay alguna noticia… 

   Vuelvo a subir a la pequeña tienda de software y fotografía y aún sigue cerrada, por lo que regreso al centro histórico, ahora por otra calle. Aunque impaciente por solucionar mi problema, no me canso de ver detalles bonitos: ventanas bajeras enrejadas, puertas blasonadas, etc. Me admira especialmente la limpieza que veo por doquier, y el buen acabado de todos los edificios. Está muy claro que en Los Santos de Maimona no anida la miseria…, o tapan muy bien la poca que tienen… Junto a la iglesia, un vecino que probablemente ha venido observando mis idas y venidas, se me acerca curioso y, de forma espontánea, mi ilustra sobre los antecedentes históricos del pueblo (ver Nota 18 de final del capítulo). 

       Por fin, tras la enésima vuelta a las 10.15hh me solucionan el problemita de la cámara digital. No tienen tarjetas de memoria, pero hacemos un volcado de las fotos que tengo en un CD y limpiamos la ‘susodicha’ de mi cámara. Ahora me lo tendría que currar como fotógrafo, volviendo a recorrer los puntos de mayor interés a toda pastilla; no perdonaré el reportaje fotográfico de este pueblo. Como ya me conozco las principales vías del callejero urbano, la cosa marcha viento en popa: en 20 minutos consigo un completo dossier con las imágenes que más me han gustado de la localidad:

-destacadas muestras del  patrimonio monumental; para mi gusto: iglesia de Ntra. Sra. de los Ángeles   

  con sus 3 portadas renacentistas, el Palacio de La Encomienda y el Pilar de Vistahermosa     

-la  plaza de España y su entorno, con varios palacios del siglo XVI y sus escudos heráldicos

-sus blancas y rectas calles, con abundantes balcones bajos enrejados y algunas puertas finamente

 labradas

 

 

< Los Santos de Maimona, calle Sevilla>   

     Puedo afirmar apoyándome en lo expuesto que este pueblo, pese a sus discretas dimensiones, es uno de los más claros espejos que he visto de la España del Siglo de Oro. 

      Contento con la decisión tomada de esperarme un par de horas en Los Santos, pese a que ello me supondría ya con seguridad el tener que acortar la etapa, reemprendo mi camino a las 10,45. La segunda parte de la jornada discurre por una tierra rojiza, que presenta de salida un perfil ligeramente ondulado. En los primeros 3 kilómetros el terreno está perfectamente roturado para cultivos clásicos del secano español; predominando viñedos y olivares, que a veces se combinan sabiamente en una misma explotación. Es un paisaje muy hermoso, pese a estar  intensamente manipulado por el hombre desde hace muchos años, probablemente durante varios siglos, con este mismo tipo de utilidades agrarias.

      A las 11.00 decido contactar con Carlos, para ponerle al corriente de mis gestiones acerca del sombrero de Henry. Le aclaro que no solo he informado al concejal de turismo sobre el asunto, sino que me he recorrido todo el trayecto del Camino por el centro del pueblo, indagando en varios comercios y hasta preguntando a diversos vecinos/as de las inmediaciones….

      No creo que el francés haya extraviado el sombrero en este pueblo, porque aseguraría que en este lugar no se lo hubiera apropiado ningún lugareño. Si fuera ese el caso, doy por seguro que alguien lo hubiera entregado en la alcaldía… De todas formas, les doy el teléfono del ayuntamiento por si quieren ponerse en contacto para preguntar; avisándoles que yo le he pasado al  concejal el de Henry, por si aparece la dichosa ‘pamela’. En definitiva, que lo hemos dejado todo atado por si acaso suena la flauta; ‘monsieur Henry’ no tendrá queja de nosotros….  

   Pasados 2 km., voy ascendiendo un cerro por una pista algo pedregosa cuando veo bajar parsimoniosamente a un vecino. Me detengo un momento, porque el hombre, que debe tener más o menos mi edad, responde a mi saludo de forma inequívocamente coloquial; vamos, que tennía ganas de soltar la parrafada… Como no tengo prisa, le sigo unos momentos la hebra. Me explica que hace a diario un paseíto de 6 Km., para acercarse a ver unos terrenos que tiene por aquí… Le pregunto si están en explotación, y me responde que tiene algo de almendra, y bastante olivar. En estos días su ojo de experto en la materia trata de comprobar “cómo cuaja la aceituna”, es decir: ya puede evaluar el tonelaje de la próxima cosecha…, si el tiempo no lo impide. Me despido del vecino dejándole mi sentencia de experto caminante: - hombre, no sé si la cosecha será este año mejor o peor de lo esperado; pero estoy seguro que usted ganará en salud,  si cada día viene a pié desde el pueblo para observarla …-- 

<rumbo a Villafranca de Los Barros , viñas y olivos  > 

     Este terreno, salpicado desde la partida por infinidad de lomas rojizas, se prolongaría aún otros  4 Km., hasta desembocar en una planicie por la que discurre recta la pista, buscando su intersección con vieja calzada romana. Hasta este punto habíamos observado en el recorrido un cierto predominio del olivar, entreverado en ocasiones con viñas tradicionales; aunque también he vuelto a encontrar algunas viñas modernas como las vistas cerca de Calzadilla: enfiladas y apoyadas  en dos o tres alambres situados a diferente alzada... Pasados esos 4 Km., nuestro  Camino gira bruscamente a la derecha, encajándose claramente en la antigua Vía de la Plata.

       Por esta zona, y durante casi 3 Km. se atraviesan terrenos no cultivados, probablemente pertenecientes a algún coto de caza (no me fijé en las señales específicas); eso es al menos lo que aparentan por su fisonomía y ciertos rastros que observo al pasar. En este tramo la pista discurre encajada entre dos alambradas. El territorio tiene algunos arbustos y árboles de poca alzada a ambos lados del Camino; predominando en campo abierto, entre otro matorral, el gris-azulado de las retamas. Llaman mi atención durante largo rato abundantes rastros, dejados aparentemente por las liebres al cruzar en algunos puntos bajo la tupida alambrada…En esos lugares hay bajo la cerca un hoyo claramente hecho con las uñas, tras el cual un estrecho y bien marcado rastro serpentea entre los matojos hacia campo abierto… Luego en el albergue, me confirmarían esa suposición.

    Cabe destacar por fin por la misma zona otro rastro, mucho mas noble que el de las liebres: el que dejó la dominación romana en este país a lo largo de 5 siglos…Entre los matojos de los márgenes, afloran con frecuencia grandes losas de piedra, que solo pueden ser los restos de la calzada imperial XXIV. Esa evidencia viene confirmada en algunos puntos de este tramo por nutridos grupos de piedras planas del clásico pavimentum 

   Poco antes de llegar al desvío que conduce a mi previsto albergue de La Almazara, volvemos a penetrar en un campo de olivares. Estos son ahora centenarios, como la vieja fábrica aceitera que da nombre al albergue… Precisamente cuando se inicia el olivar, paso junto a una pequeña construcción de forma cúbica que podría albergar algún pozo para regadío. Hace tiempo fue encalada por los cuatro costados, pero hoy sirve de soporte reivindicativo de algún grupo ecologista. Está totalmente recubierta de letreros, que manifiestan su frontal oposición a que se instale aquí una refinería de petróleo…. La oportuna foto de esta protesta nos muestra como telón de fondo el olivar, entre cuyo alto ramaje se divisan ya los pináculos de La Almazara, y mucho mas lejos la línea blanca del caserío de Villafranca de los Barros

< rumbo a Villafranca de  Barros, “No a la refinería”

    Entre el desvío del Camino y mi previsto albergue hay aproximadamente ½ km. Cuando entro en la Almazara (14.15hh) lo hago ya decidido a quedarme, salvo graves complicaciones. No estoy cansado, pero ese duende protector que suele avisar a los peregrinos me aconseja hacerlo. Luego, tras el trámite de ingreso, en el que me atiende la hospitalera Alicia, me reafirmo en la decisión: me encanta este refugio… La hospitalera me informa que ha llegado antes un matrimonio francés, y no dudo que debe tratarse del dúo Christine- Jacques…, como así sería. Habiendo sitio de sobra, me adjudica Alicia una habitación separada, que no tendré que compartir con nadie. Está equipada con 2 literas y una camita individual, totalizando 5 plazas; incluyéndose en su recinto un completo servicio de aseo, con doble equipamiento de sanitarios, duchas y lavabos; un lujo para lo que solemos hallar normalmente...

     La hospitalera me ha preguntado si pasaría luego por el comedor de la casa. Ella suele guisar algo, cuando se le pide con suficiente antelación. Le respondo afirmativamente, aunque siendo ya algo tarde no será preciso encender los fogones; me pasaría sobre las 15.00hh para comer algún bocata…. De manera que tengo tiempo para ducharme y lavar algo de ropa. 

      Cuando salgo al patio trasero a tender la colada, puedo observar desde dentro el conjunto de edificaciones de la antigua Almazara, a la que se han incorporado recientemente el pabellón de habitaciones del albergue y el comedor. Todo el complejo está pintado de color ocre, que armoniza perfectamente con el olivar del entorno.  Luego tendríamos tiempo de curiosear todos los rincones, especialmente en el ‘intríngulis’ de  la antigua  instalación fabril, literalmente fascinante según podemos ver en el reportaje (ver Nota 20 al final del capítulo).  Al colgar mi ropa, cerca de la de los franceses que ya está prácticamente seca, deduzco que hoy no han debido andar prácticamente nada.   

< foto 6: La Almazara,  patio posterior y pozo > 

    Christine y Jacques se alegran mucho al verme aparecer por el comedor, y me hacen señales para que comparta mesa con ellos. Pero antes de sentarme me acerco a la barra de bar que separa la sala comedor de la cocina. Allí le pido a la señora Alicia que me prepare media barra de pan a “la catalana”: restregada con tomate bien maduro, y sobre la que añada el aceite y unas buenas lonchas de jamón. Para beber no dudo un instante en elegir una jarra de vino de la  Tierra de Barros, en cuyo corazón  estamos.

    Me siento luego con la pareja francesa y se deshacen en elogios por el lugar  elegido para pernoctar hoy.  Ellos, como otros muchos franceses, sintonizan mucho con nuestra cultura. Christine es algo mas reservada, pero Jacques rebosa entusiasmo en todo cuanto relata de sus vivencias entre nosotros. Ya estaban con los postres cuando aterrizaba yo, pero no podrán evitar una exclamación a la llegada de mi bocata; de buena gana se apuntarían a otro igual…, y no dudo que lo harán en la próxima ocasión, quizás en la cena de hoy. Pasamos a comentar incidencias de la jornada anterior, en la que yo me había separado del grupo tras pernoctar en Calzadilla. Me explican maravillas sobre el excelente albergue de Fuente de Cantos, donde coincidieron con todos los demás. Por cierto, la hospitalera Alicia, que desde la barra no se pierde ripio de nuestra conversación, nos dice que los gestores de ese albergue son parientes de su marido. Ambos edificios han sido restaurados y acondicionados no hace mucho por la Junta de Extremadura, que es la entidad responsable de la gestión de estos “albergues turísticos” mediante adjudicaciones a quienes deben dirigirlos y explotarlos como negocio familiar.

      Jacques manifiesta su extrañeza de que un magnífico albergue, como este, esté prácticamente vacío. Tiene razón el francés, porque hoy solo dormiremos aquí cinco personas: nosotros cuatro y un ciclista. Al entrar había visto su bicicleta, amarrada con una cadena a la escalera que sube al piso alto. Lo comento y los franceses me confirman que ya estaba allí cuando llegaron ellos, aunque ignoran la procedencia de su dueño/a…. Alicia nos dice que se trata de un chaval español, que decidió caminar hacia la carretera para estirar un poco las piernas. Según ella, el muchacho pensaba acercarse hasta un área de servicio cercana (a 1,5km) para comprar alguna cosa y comer en el restaurante que hay junto a la gasolinera.  Me confirman los franceses que también ellos conocen ese lugar, porque el autobús que les ha traído desde Zafra les dejó allí precisamente. Me dicen que piensan acercarse a ese restaurante a cenar,  y también se abastecerán allí de algunas vituallas en su pequeña tienda anexa. 

    Jacques y Christine hace algún rato que han terminado sus postres, y yo finalizo mi comida con un helado. Luego me incorporo, para acercarme a la barra a liquidar la cuenta del albergue y mi consumición. Cumplo el trámite aunque,  por algún motivo que no recuerdo, no pudo sellarme la hospitalera mi credencial…

    Alicia nos ha invitado al café, y ahora lo está terminando de preparar. Le liquido ya todo el gasto que haré en el albergue, incluido el desayuno del día siguiente; de esta forma quedo libre para marchar a cualquier hora, según mi costumbre. El importe fijo de estancia y desayuno asciende a 12 + 2,5€ respectivamente, y creo recordar que el coste de la comida fue de 8€. Finalizado el trámite económico me reincorporo a la mesita con los colegas.

 

< La Almazara,  zaguán y acceso a la fábrica > 

    Justamente cuando la hospitalera va a servirnos el café se incorpora al grupo su marido, el cual acaba de llegar del pueblo; nos lo presenta y también se suma a la tertulia. El propio consorte ayuda a su mujer con los cafés, y  luego se incorporan ambos a la tertulia. Hablamos un poco de todo; entre otras cosas de las opciones de alojamiento en Villafranca y sus precios. En la conversa recibo las últimas noticias de Henry y los dos cacereños, confirmándose que los tres están alojados en  Casa Perín, el hostal que tenían previsto.  Por cierto, Jacques me informa que apareció finalmente el sombrero de su paisano…; lo encontró una pareja de peregrinos belgas que caminaba en dirección contraria, con los que yo recordaba  haberme cruzado a la salida de Los Santos de Maimona. Tal como yo suponía, el sombrero no se había extraviado en Los Santos…; los belgas lo hallaron durante el ascenso del cerro de  San Cristóbal…. Por lo visto dieron aviso al Ayuntamiento, y el concejal de turismo les proporcionó el teléfono de Henry… Han acordado que  se lo remitirán por correo a su domicilio, cuando regresen a su país. Por lo que me explican, el larguirucho francés ha venido usando esa pamela desde hace 16 años…; se ha llevado un alegrón.  

    El marido de la hospitalera se nos revela como un gran cazador… Saco a la palestra los numerosos rastros de conejo (eso era lo que yo pensaba inicialmente), vistos durante el ultimo tramo de mi recorrido, y de inmediato me corrige asegurando taxativamente que son rastros de liebres. Confirma que la inminente temporada se presenta plagada de ellas, justamente por estos contornos.  Nos dice que es un apasionado de la caza; la cual practica no solo como deporte, sino que obtiene de la misma un sustancial complemento en sus ingresos anuales.

     No le he preguntado cual es su oficio, o si tiene un empleo fijo remunerado… Da la impresión de pertenecer a esa clase de personajes polifacéticos tan habitual en nuestros pueblos, especialmente los del interior… Vamos que, como buen cazador que manifiesta ser, vive  como suele decirse “a salto de mata”…

     Ante las perspectivas que se presentan en la próxima campaña, el “hospitalero consorte” nos dice estar muy preocupado. No sabe donde va a meter tanta conserva de caza; aún tiene la bodega atiborrada de botes de conserva, con las capturas de  la pasada temporada guisadas en adobo… De forma que, el empecinado cazador aprovecharía la coyuntura para ofrecernos sus reservas a muy buen precio... Dice tener en su almacén gran variedad de piezas cinegéticas, como: perdiz, conejo, liebre, torcaz y jabalí. Algunas de ellas, como la liebre y el jabalí en varios tipos de envase (de 1, 2 y  5 kg). Pero lamentablemente no estamos ahora en condiciones de cargar con esa mercancía, cosa que yo hubiera hecho de buena gana  de haber llegado aquí con mi coche. Le prometemos pasar la información a algunos amigos, y tenerlo personalmente en cuenta para una mejor ocasión…      

      Abordamos luego con los franceses otros temas, relacionados con nuestras salidas al Camino, mostrándose muy interesado nuestro anfitrión… Sale a colación la importancia de mantenerse en forma, con la práctica habitual de hacer marchas exigentes a lo largo del año. El hospitalero, por las evidencias un conspicuo fumador,  se admira de que ninguno de nosotros cuatro fumemos; mientras él ha encadenado media docena de pitillos durante la sobremesa… Antes de levantarse para ayudar en algo a su mujer, nos promete que dejará de fumar a final de año, porque en el próximo piensa probar haciéndose un tramo del Camino… Nosotros no acabamos de creérnoslo, pero le animamos a intentarlo.  

     Me propongo hacer un poquito de siesta; pero antes han de pasar a mi habitación los franceses, para mostrarles lo que contiene mi mochila... Habíamos comentado en la charla la problemática del peso límite, donde yo les he recalcado que la clave para no sufrir reside en no cargar con más de 7 ú 8 kg. Ahora les demostraría, con mi aquilatada colección de enseres, cómo se puede lograr eso…  Visto el contenido de la mochila, les reitero que yo jamás rebaso los 7 kg de peso, exceptuando la eventual y variable carga de agua)…

   Christine y Jacques toman muy buena nota de todo, porque en este asunto radica el problema que les martiriza a ambos. Caminar con 4 ó 5 kg menos de los que llevan en este viaje les evitaría sufrir en próximas salidas esos graves inconvenientes, tanto en pies como articulaciones...  Visto eso, nos despedimos para hacer una ‘siestecita’. Antes de marcharse la pareja, hemos acordado encontrarnos en el restaurante de la carretera a las 20.30h.  

     Tras dedicar una hora escasa a la siesta, a las  17.30 me pongo en camino hacia el pueblo. El tiempo es bueno, por lo que calzo mis habituales zapatillas de baño multiusos, y llevo puesta una simple camisa de franela. Mis apuntes indican que la distancia hasta Villafranca de Barros sería algo inferior a 3 km; que esperaba cubrir tranquilamente en media hora, sin esforzarme…He decidido seguir las orientaciones que me dieron unos y otros en la sobremesa, dirigiéndome hacia la carretera para cruzarla y tomar su arcén derecho en dirección al pueblo. Poco después de la cercana área de servicios, donde está el restaurante en el que nos hemos citado, deberé localizar un camino que sale por la derecha hacia el centro de Villafranca, siguiendo las marcas...  

     La primera parte del plan de ruta se cumple perfectamente, justo hasta pasar el área de servicios, donde veo una gasolinera y muy cerca el Restaurante San Isidro. Ante este se abre una notable explanada, para aparcamiento de camiones y buses… Pero, desde aquí, ya no me funcionan las previsiones. Para empezar no acerté a localizar el camino señalizado, que no tenía que estar muy lejos de la gasolinera; no logré ver ninguna marca amarilla de identificación...

   Dando por supuesto que el pueblo no podría distar mas de un par de km. desde la gasolinera, tras 15 minutos de marcha, tomo la primera pista que encuentro a mi derecha y empiezo a agudizar la vista confiado en divisar Villafranca muy pronto… 

    Pero, lamentablemente, mis previsiones para la jornada de tarde se complicarían bastante, convirtiendo mi “paseo” hasta el pueblo y  el subsiguiente retorno en una pequeña odisea. Porque Villafranca de los Barros dista de La Almazara 6,5 km, y por si fuera poco no lograría ver en ningún momento indicaciones precisas que me llevaran recto hacia el objetivo, sino que me enredé por una pista ensortijada que alargó mi recorrido al menos 1 km más.

   Me hubiera salido a cuenta retroceder los 500 metros que separan la Almazara del propio Camino, para continuar hacia el pueblo siguiendo las marcas habituales. Definitivamente, la asignación oficial de La Almazara” como albergue de peregrinos de Villafranca es una broma y un fraude; otra queja, y van…, para dirigir a quien competa de la Junta de Gobierno extremeña …(véase nota 19 en final capítulo).  

     Llego a Villafranca de Barros a las 19.00h, tras 75 minutos de exasperante excursión; un tiempo en el que apreté el paso todo lo que pude. Naturalmente, cuando alcanzo el centro del pueblo estoy muy fastidiado: 1º) llego tarde y no me queda tiempo para visitarlo a gusto, 2º) mis pies arden tras hacer ese itinerario por caminos de suelo irregular, con unas débiles zapatillas de poliuretano y sin calcetines. No obstante, aún me cruzaría la localidad buscando la salida en dirección a Torremegía; ya que me han dado unas indicaciones precisas y solo invierto un cuarto de hora en ese itinerario urbano. Por el camino veo al pasar la iglesia de ntra. Sra. del Valle, muy céntrica, a la que saco algunas fotos.  

< Villafranca los Barros, Iglesia Ntra. Sra. del Valle > 

      Luego, en la parte alta del pueblo localizo la plaza y ermita de la Coronada, justamente donde sale la pista que se dirige a mi destino en la siguiente jornada. En esta plaza, se encuentra el hostal Perín, donde se han alojado el resto da amigos, justamente frente a la popular ermita a la que saco también varias fotos. Como comentaré en nota aparte, este lugar tendría que haber sido mi lugar de pernocta hoy una vez visto lo lejos que queda “La Almazara”, y las consecuencias que tendré que padecer mañana a causa de esos 7 km. suplementarios, que me supondrán llegar a la meta 1,5 horas después que el resto de colegas.... 

     A estas horas de la tarde ya no me queda tiempo para desviarme por el centro urbano; sino para el retorno por calles paralelas a la ida, sin permitirme siquiera entrar en algún bar a disfrutar de una cerveza… Solo me permito penetrar en un pequeño colmado para comprar algo de fruta y agua, lo imprescindible para mi dieta; también para beberme directamente un zumo en la misma tienda... Durante un rato me siento frustrado y cabreado conmigo mismo. Luego me iría sosegando poco a poco; aún podía haber sido peor si mis livianas chanclas se hubieran despegado… Es milagroso lo que aguantan estas zapatillas, y desde este día les tomo especial cariño.  

     A las 19.25 vuelvo al tajo, emprendiendo el descenso de la villa con el objetivo de alcanzar cuanto antes la cra. N-630; porque es casi seguro que la noche me caerá encima, y debo llegar al Restaurante San Isidro a las 20.30hh para encontrarme con los franceses.

     Si la ida ha sido complicada, el retorno por una vía diferente lo será aún más. En mi empeño por atajar voy preguntando a los vecinos, y entre unos y otros me lían. De manera que tardaré 1.30 horas en llegar al restaurante, anocheciendo ya, muerto de sed y loco por coger una silla. Cuando entro en el establecimiento son las 20.45hh. 

    Christine y Jacques me reciben sonrientes, confortablemente sentados en una mesita y dando buena cuenta ya de un plato combinado. Se mueren de risa cuando les refiero mi aventura, y Jacques tiene el detalle de ir personalmente a la barra para traerme una jarra de cerveza. Me preguntan si me ha gustado el pueblo, y les cuento lo poco que he visto. Aunque por mi  peripecia no había dispuesto de mucho tiempo, la realidad es que no me acabó de gustar demasiado. Villafranca de los Barros es bastante más grande que Los Santos de Maimona (13.000 y 8.000 hh respectivamente) y, quizás por eso, su trazado urbano ha sufrido en mayor medida el incremento demográfico, perdiéndose posiblemente la clásica impronta renacentista que debió tener siglos atrás. A día de hoy, me gusta mucho más la arquitectura urbana de Los Santos que la de la capital comarcal.

     Como había anticipado, lo único positivo de la excursión fue encontrarme con esa pequeña tienda de comestibles, donde he comprado algo de fruta. La comeré mas tarde en nuestro albergue, por lo que no acepto la invitación a cenar que me hacen los franceses. Mientras ellos toman el café yo repito con una 2ª jarra de cerveza, porque estaba medio deshidratado….  No nos podemos permitir alargar mucho el encuentro; se acerca Jacques a pagar en la barra, y le acompaño para que nos sellen ahí la credencial, trámite que por algún motivo que no recuerdo no pudieron hacernos en nuestro albergue. Seguidamente nos disponemos a regresar a este. Por suerte ellos conocen bien el camino y tienen linternas, de esas que se fijan en la frente mediante una cinta elástica; porque ya es noche cerrada cuando emprendemos el regreso. A oscuras y sin luces hubiera sido locura ir por el arcén de la carretera....  

     Tras avanzar por el arcén izquierdo durante unos minutos, debemos pasarnos al lado derecho de la calzada, aunque sabemos que no es la opción aconsejable por los riesgos del tráfico rodado. Tenemos que hacerlo en esta ocasión, porque solo así podremos ver la estrecha pista que parte desde el arcén de este lado en dirección a La Almazara…

    Abre camino Jacques, con un potente aunque estrecho haz de luz blanca, y lo cierra Christine que sitúa en la nuca su linterna en modo piloto rojo. Entre ambos, voy emparedado yo, acompasando el paso al que ellos marcan, como en la ‘mili’. Son casi 20 minutos de lo mas cómico, porque esta pequeña procesión de peregrinos se pasará por dos veces del acceso que andamos buscando…; y otras tantas que debemos retornar, hasta que finalmente logramos ver las crestas de las chimeneas de la vieja fábrica, iluminadas por las luces largas de un camión. Alcanzamos el albergue a las 21.30hh. Antes de despedirnos para ir a dormir nos acercamos al bar, donde avisamos a los hospitaleros que estaríamos listos para desayunar sobre las 7.00h.   

    Ya en mi habitación, me puedo dar por satisfecho del desenlace de la aventura. He podido superarla gracias al excepcional estado de forma con el que he acudido a esta cita con el Camino. Me duelen un poco las plantas de los pies, pero no percibo ningún síntoma que anuncie ampollas o problemas de articulaciones. Ya más relajado tras una buena ducha, me siento en la mesita para comer tranquilamente mi ración de frutas.

    Finalizo mi cena y, tras breve aseo, me voy a dormir poco antes de las 22.00h. 

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-Nota 18-  Los Santos de Maimona: actualidad, semblanza histórica y patrimonio cultural .- La ciudad  disfruta de una relativa bonanza económica, si se relaciona con la media de su comunidad autónoma. Sus vecinos viven de tradicionales tareas agrícolas y ganaderas, gracias a los fértiles terrenos predominantes en toda la comarca, de composición básicamente arcillosa. En su agricultura predomina el secano: viña, olivar, cereales y almendras. No hay cursos de agua permanentes en los alrededores, aunque sí diversos arroyos que permanecen secos en el estiaje.  Sin embargo, hay abundante agua en el subsuelo por todo el término municipal; lo que significa poder cultivar huertos y árboles frutales en cualquier sitio, que sin duda podrían abastecer sobradamente el consumo local.  En cuanto al apartado ganadero, tiene renombre la explotación de jamones y embutidos derivados del cerdo ibérico. La  cabaña ganadera se completa con vacas y corderos

    Hay en el municipio importantes afloramientos de mármol, explotados desde antiguo, y también canteras de piedra caliza, de las que se deriva una industria cementera. La calidad del suelo, su toponimia y favorable régimen climático ha favorecido el abundante asentamiento de población desde tiempos remotos (período Calcolítico, 2.500 A.C.). Su censo poblacional actual se cifra en unos 8000 habitantes,  estando relativamente estabilizado desde principios del siglo XX.  

Historia  

-- En el año 712 el territorio quedó bajo dominación musulmana, asentándose en este lugar el clan de los Banu  Maimun, una de las 7  tribus bereberes que entraron en la península ibérica. De ahí viene el nombre del pueblo. 

-- Los caballeros de la Orden de Santiago conquistaron estos territorios en 1240, bajo el reinado de Fernando III El Santo. A partir de entonces el gran maestre Rodrigo Iñiguez instituyó en la población una encomienda de la  citada orden de caballería.            

--En 1834, tras la caída del antiguo régimen, la villa pasa a  ser municipio constitucional del partido judicial de Zafra

--La  “curiosa historieta” : No se me ocurre otro título para  la disputa que enfrentó en el siglo XVI a  D. Alonso de Cárdenas, 

comendador de Los Santos de Maimona, y el Conde de Feria. Este último, poseedor de la mayor parte de los territorios limítrofes y  aspirante por entonces al maestrazgo de la orden de Santiago,  se creía con legítimos derechos sobre la ciudad. En el año 1475 se enfrentaron ambos bandos en la cercana Jerez de los Caballeros, con victoria del comendador. Pese a ese desenlace, los dos contrincantes firmaron, muy poco después, un absurdo pacto por el que Alonso de Cárdenas accedía a derruir su castillo,

recientemente construido en el cerro de San Cristóbal. Como contrapartida, el conde de Feria renunciaría a la Encomienda de Los Santos definitivamente. Las ruinas del castillo pueden verse hoy día tal como quedaron  tras su destrucción, en cumplimiernto  a lo firmado en ese pacto. 

La clave del bienestar económico  

    El espontáneo cicerone con quién charlé junto a la iglesia mayor, se expresó de forma clara y taxativa sobre esta cuestión, cuando yo ponderé el aparente nivel de vida de la población. Dijo que era debido a la  concurrencia de dos factores dinamizadores mediado el siglo XIX: a) una acertada política estatal para desarrollar la comarca, adjudicando parcelas de explotación potencialmente rentable (por calidad+extensión), y b) actuación clarividente del sector bancario, al conceder créditos en adecuadas condiciones para hacer viables las explotaciones. Debo apuntar de mi cosecha que eso me  suena a aquello del  “chocolate del loro”…, pero lo transcribo  tal como me lo cuentan.  

Patrimonio 

-- Tendría que citar de manera destacada en este apartado el conjunto urbano, con sus numerosos inmuebles de los siglos XVI al XVIII, (ver algunas fachadas en las fotos)  

 --Iglesia  de Nuestra Sra. de los Ángeles  Al estar cerrada la iglesia, solo citaré detalles relevantes de su exterior. Se trata de un templo del s.XVI edificado en estilo tardo-gótico y renacentista. Llama la atención su gran  tamaño y airosa torre,  con tres cuerpos cuadrangulares y un remate semiesférico sobre el último, el cual sirve como soporte de la espadaña. En el tercer tramo, cada una de las caras tiene dos arcadas de medio punto y un  reloj en el frontis. Estas 8 arcadas soportaban hasta tiempos no muy lejanos otras tantas campanas; en la actualidad solo las caras sur y norte las conservan.. Lo mejor del templo son sus 3 portadas de piedra, dos de ellas labradas en estilo plateresco y la tercera en un austero barroco. Es destacable la portada oeste, conocida como puerta del perdón, un  magnifico ejemplar del mejor plateresco. En todas las portadas esta representada la simbología de la orden de Santiago.

     En cuanto al interior de la Iglesia,  pude verlo por  la puerta oeste, barrada al público mediante un enrejado. En esos momento solo tenía acceso el personal de mantenimiento, mediante una pequeña puerta franqueable con lleve . El templo se abre únicamente en las ceremonias religiosas. No obstante la escasa iluminación, pude atisbar su magnífico interior. Se trata de un brillante ejemplo de iglesia- salón. Consta de 3 naves de igual alturas, siendo la central de ancho doble respecto a las laterales. Las tres naves están  cubiertas con bóveda de crucería 

  --Casa de la Encomienda    Construida en el primer tercio del siglo XVI, como palacio fortaleza.  Tal como indica  su nombre, fué concebida como residencia del comendador de la orden de Santiago, a quien estaba asignada la villa y sus tierras. En el interior hay  un patio cuadrangular porticado. Todo el edifico tiene traza estilística renacentista. En la actualidad es sede del Ayuntamiento de la  ciudad. 

--Pilar de Vistahermosa   No dispongo de datos sobre su fecha de construcción, pero se podría datar de finales del siglo XIX. Es muy armonioso, y sin duda fue dibujado por un artista antes de pasar al maestro de obras. Consta de  tres cuerpos: el central es  cuadrado, de aproximadamente 2 metros de lado, y está sobrealzado respecto a los  laterales, los cuales reciben el agua de aquel.  Ambas piletas laterales son idénticas, con dimensiones aproximadas de 10 x 2 metros.

    Esta  bella fuente- abrevadero es pues totalmente simétrica,  en ambas coordenadas (longitud y anchura). Anclada en el centro de la pileta central, se yergue una columna octogonal de unos 5 metros de alto, incluyéndose el sombrero prismático que la  remata. De la base de esta columna salen 8 caños, empotrados en el centro de cada cara, y en su tercio superior se han fijado 4 farolas forjadas. Estas han sido situadas de forma opuesta, en cuatro de las 8 caras de la columna (ver fotos) 

--Ermita de San Lorenzo Fue construida a principios del s.XVIII en estilo barroco. Nos hemos referido a ella  más arriba, describiendo algunas impresiones mientras asistía a la  misa

--Otros, no visitados   Conviene mencionar otros lugares de excepcional interés, que habrá que visitar  en otra ocasión, como:   Santuario y Ermita de Nuestra Sra. de la Estrella,  situado en las afueras del pueblo. La ermita fué construida a finales s.XIII. Antiguo Hospital de la Purísima Concepción de María (1.592- 1603), del cual solo alcancé a ver, de pasada, su  interesante fachada renacentista.        

(ver amplio reportaje fotográfico en el dossier de esta etapa)
 

 

-Nota 19-  ¿Puede “La Almazara” (distante  6,5 km ) ser considerado el albergue de peregrinos de Villafranca de los Barros?     

   Los datos que aportan las guías y otras publicaciones sobre la ubicación de este albergue de peregrinos tienen ‘mucha miga’… Para animar a los caminantes de la Vía de la Plata a coger el desvío y quedarse a pernoctar en este precioso albergue (esto  rigurosamente cierto), hay quien indica la distancia de 2,5 km hasta Villafranca de los Barros, cuando lo cierto es que está a …¡6,5 km del centro de esa población!. Otros medios, más o menos oficiales, dan una distancia de “unos 4 km” ó “unos pocos kilómetros”…

   Se comprende que las autoridades aminoren o ‘disfracen’ de alguna manera la distancia real,  porque La Almazara” consta oficialmente como albergue de peregrinos de Villafranca,, aunque utilicen el contradictorio nombre de ‘albergue turístico. Precisamente por su calificación como albergue de peregrinos tuvo cabida en el programa Alba Plata, financiado por la Comunidad Europea.   

  Este peregrino aplaude la iniciativa de recuperar este antiquísimo molino aceitero, y también la calidad de su ejecución, pero por favor seamos serios: Digamos en los foros pertinentes la verdad de su ubicación, con prístina y meridiana claridad; no engañemos a quienes se lo vienen currando a pié, apuntando varios km. menos de distancia al pueblo. Confiado yo en esos asequibles 2.5km, me encaminé tras la siesta hacia Villafranca calzando unas elementales chancletas y sin calcetines… Y luego, cuando tras una “etapa extra de 6,5 km”, y 1.15 hh de incómodo caminar, llegué al centro del pueblo, no tuve mas remedio que regresar muy pronto a La Almazara, sin apenas poder visitar la ciudad, porque no me quedaba tiempo material para hacerlo debidamente. Tendría otras 1.15 horas para el retorno y el crepúsculo no me iba a esperar.  Como guinda del pastel, se me hizo noche cerrada en los dos últimos km. y estuve a punto de perderme en algún cruce de carreteras…

   En fin algo inolvidable para mí, gracias al quienes han tenido la idea de falsear, o no citar con claridad, el kilometraje real de ese intervalo. ¿Alguien puede calcular cuántos ‘damnificados’ habrá originado hasta el momento esa falsedad…? Confío en que gracias a Internet acaben minimizándose los daños.

   Por lo que respecta a  “La Almazara”, no me duelen prendas en afirmar que es uno de los mejores albergues del Camino Mozárabe; pero debo insistir: ¡no engañemos al personal!..., La Almazara no puede ser considerada como el ‘albergue de peregrinos’ de Villafranca de Barros . Vale la pena conservarlo como albergue de peregrinos, y hasta ponerlo en un pedestal entre los mejores, pero de ninguna manera se lo debemos adjudicar a esa localidad. En definitiva Villafranca de los Barros no tiene albergue, aunque no dudo que tiene capacidad hotelera para atender perfectamente a  todo el que llegue: turistas, peregrinos  y viajantes en general. Alguno de ellos, como el hostal “Casa Perin”, con una relación calidad/precio ajustada a lo que necesitan y pueden pagar los peregrinos.
 

  

-Nota 20-  La Almazara (Villafranca de los Barros (prov. Badajoz); una fábrica de aceite del s. XVIII conservada intacta .- Esta antigua fábrica aceitera ha sido sin lugar a dudas muy bien restaurada. Cuando me paseo cámara en ristre por sus instalaciones, tras la comida de mediodía, me impacta su funcionalidad, y el perfecto estado de conservación de los edificios y patios anexos. Salta a la vista que la vieja factoría se había conservado relativamente bien; manteniéndose en  pié las suficientes infraestructuras, como para poder realizarse 4 siglos después esta magnífica restauración. Otro gran acierto ha sido la elección de un bello color ocre como color predominante, para la totalidad de muros y paredes de la obra, incluidos los nuevos módulos habilitados como ‘albergue’. 

    Todas las instalaciones están cercadas por un alto muro de mampostería, que se remata con vierteaguas cerámico a dos caras. En el amplísimo recinto que comprende ese muro (con superficie estimada de unos 2500 m2) se pueden ver perfectamente todas las fases del proceso industrial: 1) El patio donde se acumulaba la aceituna, con una serie de contrafuertes para evitar su desparrame durante la manipulación…  2) El patio para espera de carruajes  y animales de tiro, dotado con un pozo. 3) El conjunto de estancias cubiertas, conservando muy bien su entramado de vigas de madera, pilares y tejados. 4) La torre para salida de humos y vapor de agua, rematada por cuatro chimeneas; donde debió estar la instalación del hogar para hervir agua en grandes cubas. 5) Un segundo pozo para el servicio de la caldera, ubicado en el zaguán. 6) Los suelos empedrados. 6) El basamento circular de la prensa de aceite y los apoyos de la misma. 7) Silos y cubas subterráneos. 8) Red de canalizaciones de piedra y cerámica, internas y externas, a ras de suelo; que supongo servían tanto para el suministro de agua limpia, como evacuación de la residual.

    Por las informaciones que tengo esta fábrica fue edificada en el siglo XVIII, aunque su apariencia es mudéjar, es decir una creación de musulmanes o sus descendientes dentro de territorios recuperados tras la reconquista. Tiene el mismo sello que algunas fábricas, para  diferentes usos, vistas en mis viajes al Marruecos profundo, concretamente en Fez y Marrakech

Los nuevos módulos para albergue de peregrinos.-  En el módulo principal, de dos plantas,  se ubican 6 dormitorios, cuatro de ellos para cinco personas y otros dos para una pareja (en total un equipamiento para 24 personas). Ambas plantas están conectadas por una escalera exterior. Cada una de ellas tiene equipadas tres habitaciones, dos grandes y una pequeña. Las habitaciones grandes contienen dos literas y una cama individual, y las pequeñas dos camas individuales. Supongo que estas están destinadas a casos especiales, porque el precio del alojamiento es único: 12€ por pernocta + 2,5 por el desayuno. Todos los dormitorios lindan con un gran patio lateral, que seguramente era utilizado para trasiego y almacenamiento de la vieja instalación fabril. En la actualidad se conserva parte del enlosado original de ese patio, así como unas canalizaciones abiertas encastadas en los muros.  El resto del espacio está ajardinado, y muy bien cuidado por cierto. Las habitaciones del albergue están separadas del patio por un balcón acristalado, dotado de una puerta practicable que nos permite acceder directamente al jardín. Desde el interior podemos cegar la luz  natural mediante una gran persiana de librillo.

   Siguiendo con el dormitorio, está dotado de un completo anexo de servicios, con doble disponibilidad de todo lo necesario: sanitarios, duchas y lavabos. También disponemos de varias sillas, armarios y una mesa. No he visto la habitación de 2 plazas, pero imagino que el nivel de equipamiento será similar. 

    El salón- comedor y la cocina ocupan un segundo módulo del albergue. Ambos espacios están separados por una barra de bar. Los hospitaleros se cuidan de ofrecer servicios de comedor a cualquier hora, hasta las 9 de la noche. Este módulo forma una “L” con el mayor, destinado a dormitorios. Ambos se han construido con estructura de acero vista. Para no desentonar, los paramentos no acristalados de la obra nueva están pintados del mismo color ocre que los edificios y muros exteriores de la antigua Almazara.
 

     

    Apéndice fechado 2 Junio-2014: El Ayuntamiento de Villafranca  denuncia el total abandono en que se encuentra en estas fechas “La Almazara”, tras haber cesado como albergue público en el año 2011. Todo ello lamentable e inexplicable a todas luces, por tratarse de una instalación cuyo coste, financiado por la Comunidad Europea, fue en su día  de 800.000€.

Antonio Garcia Marquez 

Indice : Capítulos I - II- III - IV - V - VI - VII - VIII - IX - X

 

GUIA DEL CAMINO DE SANTIAGO A PIE (En papel)
JOSE M. SOMAVILLA , TUTOR, 2009
Desde la primera edición de esta Guía del Camino de Santiago a pie han transcurrido más de diez años, y veinte desde que su autor, José Manuel Somavilla, descubriese la Ruta Jacobea en 1989 y quedase enamorado de ella. Desde entonces ha recorrido el Camino de Santiago a pie año tras año. Fruto de esa experiencia contrastada que muchos lectores y peregrinos han disfrutado en sus anteriores ediciones, ahora, para esta nueva edición actualizada en 2009 y ampliada, el autor ha elaborado nuevos y detallados mapas de cada una de las 26 etapas del Camino Francés que separan los 750 kilómetros que hay entre Roncesvalles y Santiago de Compostela. A esto ha añadido la variante del Camino Aragonés, con 5 nuevas etapas desde Somport hasta Puente la Reina, punto en el que se une con la otra vía del Camino Francés

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