CAMINO DE SANTIAGO: --Ruta MOZÁRABE--

SEVILLA—SANTIAGO por la VÍA DE LA PLATA y la Variante Sanabresa


por Antonio García Márquez

Indice : Capítulos I - II- III - IV - V - VI - VII - VIII - IX - X - XI - XII- XIII - XIV - XV - XVI - XVII  - XVIII - IXX


Cap.XIX/(17ªEt.=20,4Km)GRIMALDO-GALISTEO y EPÍLOGO Tramo I2(1 Junio, Miérc.)

 

             Si esta última etapa tiene un recorrido relativamente corto es porque hemos preferido no correr riesgos con los enlaces para el regreso a casa. Por ello teníamos planeado de antemano terminar en Galisteo, pueblo pequeño cercano a Plasencia, donde confiamos llegar con tiempo sobrado para  tomar el bus de Barcelona mañana mismo. Alargando algo el recorrido podríamos no llegar a tiempo a esa ciudad, perdiendo en consecuencia nuestro bus; y tendríamos problemas para encontrar alguna combinación vía Madrid, donde posiblemente habría que pernoctar.

      Cuando terminas esta preciosa aventura del Camino, su encanto se rompe de inmediato y en seguida te entra la prisa por regresar a casa; siempre nos ocurre igual. Por lo tanto nosotros nos seguiremos apuntando en esta jornada al madrugón, y a las seis de la mañana ya estoy ‘tocando diana’ a mi compañero Francisco, el cual salta sin tardanza del catre para dirigirse al único servicio del que disponemos en la casa. Yo no lo necesito ahora, porque suelo despertarme espontáneamente antes de las cinco para hacer “aguas menores”; y ya de pasada he aprovechado el viaje para hacerme un ‘aseo exprés’ de cintura para arriba, ese  que popularmente suele denominarse “el lavado del gato”. 

 

      A las 6.20h estamos ambos en la puerta del albergue, debatiendo si nos esperamos o no a que Adela abra el bar. Ella nos aseguró durante la cena que tendría lista la cafetera a las 6.45, y nos podría servir el desayuno a partir de ese momento. En esta ocasión es F. quién apuesta por marchar de inmediato, él es capaz de andar fuerte a primera hora sin ingerir ningún alimento previamente. Yo en cambio  no hubiera tenido inconveniente por esperar al café en esta ocasión, porque me falta ese madrugador desayuno al que estoy habituado antes de arrancar. Lamentablemente, Adela no nos pudo preparar en la víspera un par de bocatas por faltarle pan.  De manera que hoy tendré que iniciar la jornada con ese pequeño ‘hándicap’.

     Arranco tras mi colega poco convencido de lo que hacemos, porque no creo que por media hora de demora se hubiese puestoen peligro el buen fin de nuestro objetivo… Pero mirando el plan de ruta,observo que tenemos un punto teóricamente ‘civilizado’ en el recorrido donde sería posible hallar algún bar; justamente donde la pista  que hemos de tomar se encuentra con la carretera de Riolobos, muy cerca de la N.630. Con suerte, por allí podríamos encontrar alguna gasolinera…, y quizás en ella o muy cerca algún bar. Como me encuentro fuerte, y la etapa en todo caso no será larga, consiento en salir de inmediato y nos ponemos en marcha a las 6.30h. Antes hemos tenido tiempo de charlar unos momentos con nuestro inefable colega Jesús, quien sin mediar ninguna consulta por nuestra parte, se ha acercado a nosotros para recomendarnos que hagamos la etapa por carretera hasta el cruce de Ríolobos. Nos advierte que el tramo de pista que recomiendan las guías cruza por lugares muy pantanosos, y es inseguro tras las recientes lluvias….

Le agradezco al vasco la sugerencia, prometiéndole que lo pensaremos, pero en realidad no lo íbamos a pensar nada; ya estaba decidido que iríamos por las dehesas... Lo que vi en mi excursión vespertina me gustó mucho, y algo me dice que el bueno de Jesús en lugar de ayudarnos trata de ahuyentarnos…. Me da la impresión de que nuestro colega prefiere tenernos lejos, no fuera que llegásemos a “levantarle la caza”; o al menos procura evitar que nuestras interferencias le supongan pérdida de prestigio ante sus amigas, por cuestionar sus “grandes conocimientos” del Camino….

 

        A las 6.54, caminando todavía en semi-oscuridad por la carretera de Holguera, encontramos a la derecha el 1er. portillo, por el que nos sumergiremos bruscamente en la dehesa. Una vez cruzado tendremos que vadear una fuente-abrevadero, junto a la cual se estanca el agua formando un balsa oblonga de unos 6 por 2 metros. Tres grandes piedras nos permiten vadearla cómodamente. Esa será toda la dificultad “pantanosa” que nos encontraremos durante los próximos 11 km, aquella que pretendía evitarnos con su aviso nuestro inefable colega Jesús...

      Aunque entre dos luces, desde el primer momento percibimos un hermoso entorno natural. El terreno es muy abierto, más que dehesa se trata de una limpia pradera alfombrada de finos pastos, que se extiende sin distinguirse bien sus confines con ligera inclinación de derecha a izquierda. A la derecha de nuestro camino los pastos remontan una loma que en sus confines parece estar coronada por bosques, probablemente de espeso encinar; aunque su naturaleza es difícil de precisar, por la escasa visibilidad y por distar unos dos km. de la vaguada por la que caminamos. A nuestra izquierda los pastos se prolongan indefinidamente, salpicados por grandes encinas aisladas, distantes más de 30 metros entre sí.

 

 

<foto1: (Grimaldo-Riolobos),espaciosa dehesa en el amanecer(7.10h)>

 

     Desde el primer momento nos vamos topando con algunassomnolientas vacas, que no se inmutan a nuestro paso; todas están ramoneando ya la fresca hierba... Por fortuna para ellas, no han tenido que esperar como nosotros a que alguien les ‘abra el bar’... Se las ve gordas y lustrosas; con libreas de los más variados pelajes, como siempre por aquí. Las hay grises, blancas, marrones y coloradas, con todos los tonos intermedios que os podáis imaginar.

 

      La pista no está enlodada en absoluto,  aunque podemos visualizar algunas charcas entre la hierba a izquierda y derecha, allí donde el terreno presenta alguna hondonada. La inclinación general de este tramo y la naturaleza de su suelo, cuya composición me veo incapaz de confirmar (posiblemente una mezcla de calizo y arcilloso) da como resultado un terreno firme, que no presenta ninguna dificultad a nuestro avance.

 

 

<foto2: (Grimaldo-Riolobos),estepa con retamas y genistas en flor (7.23h)>

 

     Tras lo visto en las anteriores etapas de esta ruta, incluyendo aquellas del año 2009 por las provincias de Sevilla y Badajoz, no me hubiera imaginado yo poder contemplar un paisaje más hermoso en una sola etapa; pero en esta jornada estamos superando todo lo visto con anterioridad. Es tan bello lo que vamos encontrando que nos congratulamos pronto por no haber seguido los consejos de Jesús; nos hubiéramos perdido el mejor escenario natural en lo que llevamos realizado de la Ruta Mozárabe. Estos 11 km. son impagables; por destacar algo resaltaría tres aspectos: la serenidad del entorno, la gran variedad paisajística y el equilibrio. Aquí no te impacta la Naturaleza…; te acaricia los sentidos y te engulle en su regazo, sin apenas darte cuenta.

 

     Me ha gustado tanto el recorrido que si alguna vez tuviera que mostrar a alguien lo que es un entorno rural bien conservado, donde se compagine la belleza con la utilidad, donde te sientas cómodo en absoluta soledad, yen  una  naturaleza tan virgen como pueda ser la sabana africana, lo traeré sin pensarlo aquí. Aunque claro está, en la comparativa anterior habría que cambiar cebras y leones porcorderos y vacas...

 

 

<foto3: (Grimaldo-Riolobos),encina junto al Camino en coto de caza mayor(7.53h)>

 

Se trata de una cómoda excursión de unas 3.5 horas, asequible para cualquier persona, niño, adulto o anciano…Los traería aquí para recorrer de nuevo con ellos estos 11 inolvidables kilómetros, sumergidos en belleza de principio a fin. Nadamejor para describirlo que repasar tranquilamente el álbum fotográfico de la etapa. Pero al no ser posible reproducir aquí todas esas imágenes,  describiremos abreviadamente el contenido de las mejores estampas; indicando el km. aproximado a partir del primer portillo (carretera de Holguera) y anotando entre paréntesis la hora:

 

--km.00 (6.55)--  Fuente-abrevadero con balsa y vado. Al fondo varias vacas pastando en la pradera

--km.01 (7.14)--  Espléndido panorama de un rojizo amanecer

--km.02 (7.28)--   Estepa florida

--km.03 (7.46)--   Evidencias de la calzada romana atravesando un tramo invadido por retamas

--km.04 (7.54)--   Vieja dehesa muy bien conservada como coto de caza mayor

--km.05 (8.16)--   La reserva de caza ocupando zona de monte bajo, con afloramientos de roca calcárea

--km.06 (8.26)--  Dehesa jovenpara explotación ganadera, alfombrada de pasto fresco

--km.07 (8.38)-- Profunda vaguada adehesada

--km.07, 5 (8.43)-- Caballos en un claro de la dehesa: tres yeguas blancas y un potro marrón

--km.08 (8.51)--  Vacas bravas de capa negra en pradera adehesada

--km.09 (9.10)--  Gran dehesa alfombrada de gramíneas y peregrino en el lindero

--km.10 (9.38)--  Dehesa áspera por afloramientos de pizarra

--km.11 (9.43/55)-- Meandros del arroyo Boquerón y presa del Embalse

--km.11.2 (10.01)-- Vadeando del arroyo Boquerón por la “poza de las mimbreras”

--km.12 (10.31)-- Vaca retinta recién parida protegiendo a su ternero

--km.12.5 (10.38)-- Primer avistamiento de Galisteo, distante aún 6.5 Km. 
 

 


 

<foto4: (Grimaldo-Riolobos),joven dehesa, acariciada por la brisa y  sol sesgado  (8.26h)>

 

      Cuando a las 9,45 topamos con las hoces delArroyo Boqueróne iniciamos su descenso, deberemos bajar dando un pequeño rodeo por una pista de grava hasta el lecho de ese curso de agua, flanqueado en este punto por espesas mimbreras salvajes. Un sendero nos dirige hacia el lugar donde se puede vadear el curso del arroyo saltando por una sucesión de irregulares piedras… Indudablemente podríamos haber tenido dificultades en este vado, si el río hubiese bajado más crecido. Pero el cenizo de Jesusito no hizo alusión a este lugar concreto como dificultoso, sino al recorrido en su conjunto… También debo recalcar que, en cualquier caso, no tengo ninguna duda de que hubiéramos vadeado el riachuelo sin otro problema que la necesidad de descalzarse.

 

 

<foto5: (Grimaldo-Riolobos),clara dehesa con ganado bravo (vacada “morucha”)(8.51h)>

 

Quizás en el pasado el  cruce del Arroyo Boquerón pudiera presentar más dificultades, pero en la actualidad su caudal está regulado por la pequeña presa que hemos visto antes de descender a su cauce;una presa cuya amplitud a simple vista no debe superar los 60 metros. Por su tamaño más parece un azud para laminar las aguas del arroyo, en beneficio del regadío, que un embalse para prevenir inundaciones aguas abajo. En mi opinión solonos hubiera podido detener en sus orillas una gran tormenta, desencadenada justamente en el momento más inoportuno.

 

     Tras cruzar el arroyo, paramos unos momentos a descansar y vemos como se acercan los alemanes. Vienen a todo trapo, cosa que nos sorprende en una etapa tan plácida como esta, siendo aún las diez de la mañana. Si como suponemos han tomado el café de Adela antes de salir, lo habrán hecho sobre las 7.15 de la mañana como muy pronto. Siendo el tramo total recorrido de unos 13 Km., me sale una media de 5.3 Km/h… Uno de los teutones se me acerca y me explica que seguramente regresará hoy mismo hacia Madrid, para tomar el primer avión de regreso su país… Me da otras explicaciones, que no entiendo muy bien, pero se refiere en algún momento a un problema de salud de su hermana.., o algo por el estilo.

 

 

<foto6: (Grimaldo-Riolobos),embalse y vado del Arroyo Boquerón(9.55h)>

 

Siguen su camino los germanos y se incorpora seguidamenteFrancisco, que se había apartado unos momentos para aligerar el vientre; tras lo que reanudamos la marcha en busca del cruce con la carretera local deRiolobos. Solo diez minutos después llegamos a dicha carretera, donde siguiendo el guión de la etapa hemos de torcer a la derecha en dirección a la N-630. Desde donde estamos hemos de caminar como 1,5Km hasta encontrarnos a la izquierda, un poco antes de llegar ala carretera nacional, con un desvíopor caminos ganaderos que nosconducirían hastaGalisteo…Se menciona en mis apuntes que por eseitinerario hemos de atravesar en primer lugar la finca Valparaíso, una explotación ganadera de vacas y corderos.

     Examinando el itinerario nos viene a la memoria que seguimos en ayunas; de manera que miro de nuevo el pequeño mapa que llevamos,para comprobar que lo íbamos a tener crudo… Riolobos es un pueblín diminuto que debe estar como a 2.5 Km hacia la izquierda de nuestro punto de partida, más o menos  la misma distancia a la que debe hallarse la N-630 en la dirección opuesta. Por lo que vemos y presentimos será muy improbable hallar alguna gasolinera o bar por estos andurriales, ni siquiera en el cruce entre lacarretera local de Riolobos y la N-630.De hecho, esta carreterita local es una estrecha pista asfaltada, por la que hemos de caminar en permanente ascenso en la dirección de la citada calzada nacional...  Al ver en el mapa, que el punto donde debemos desviarnos parece encontrarse a casi 1 Km de la intersección de esta carretera con la N-630, nos queda la duda de si vale la pena hacer dos Km extra sin la garantía de hallar algún bar en ese cruce....

 

       Discutimos unos momentos lo que conviene hacer; concluyendo en que si al llegar al punto de desvío no vemos la N-630, indicaciones claras de que cerca de ese punto haya algún bar, o en su defecto alguien que nos confirme su existencia, lo mejor sería echar un trago de agua y continuar nuestra ruta por la pista. Pronto saldremos de dudas; a las 10.27 encontramos nuestro desvío y alargando la vista en la dirección que llevábamos no vemos ni rastro de la dichosa carretera nacional. Sin abrir boca, enfilamos la pista que se abre ante nosotros, que continúa en ascenso, a través de un paraje cuajado de colinas recubiertas de magros pastos, retamas y ginestas, donde ramonean libremente las vacas. Por su lado derecho nuestro camino está limitado por una cerca de alambre; no así el izquierdo, por lo que encontramos algunos animales invadiendo la pista, o pastando pacíficamente junto a nosotros por ese lado.

 

    Apenas hemos caminado 150 metros por nuestro nuevo entorno, cuando descubro al otro lado de la cerca una vaca que trataba de ocultar a mi vista al recental que acababa de parir. Me ha sorprendido la escena porque Francisco, que me antecedía unos 30 metros en esos momentos, ha pasado ante ella sin advertir el acontecimiento, y por lo tanto no me pudo avisar del asunto.... El gran tamaño de la madre impedía ver lo que quería ocultar, moviéndose lentamente mientras yo avanzaba.... Pero al llegar a su altura observé los ojos suplicantes de la vaca, y bajando la vista pude entrever entre sus patas al tesoro que quería esconder; de forma que solo tras rebasar a la pareja unos metros, pude observar nítidamente al ternerillo. Saltaba a la vista que el parto se había producido unos minutos antes, porque el recién nacido aún está humeante, enroscado en posición fetal y con los ojos cerrados.

 

 

<foto7: (Riolobos-Galisteo);alumbramiento (finca “Valparaiso”, 10.31h)>

 

    Para inmortalizar la imagen, vuelvo pausadamente sobre mis pasos mientras desenfundo la cámara. La vaca permanece inmóvil ahora, intuyendo que el peligro ha pasado; lo que me permite sacar un par de fotos de la escena, una de ellas con ‘zoom’ enfocando al neonato. Aunque están los alambres de por medio, estarán seguramente entre las mejores imágenes del viaje (ver reportaje gráfico)

 

     Aún sin ser tan espectacular como el tramo cubierto hasta el Arroyo Boquerón, el escenario que recorremos en estos momentos sigue siendo muy hermoso. Los cerros que se extienden a ambos lados de la pista carecen de árboles, pero presentan al parecer buenos pastos, como evidencia la abundancia de ganado vacuno y lanar que vamos encontrando en nuestro avance. En las hondonadas y coronado las colinas se mezclan las verde-amarillas genistas, en plena floración, con las más escasas retamas de tono gris-azulado. Grandes abrevaderos para el ganado, excavados en el suelo, han sido intercalados sabiamente a intervalos de un kilómetro aproximadamente. Todas las reses que vemos ofrecen una imagen inmejorable, moviéndose libremente en estos grandes espacios a su entero albedrío, sin perros ni pastores a la vista. La concentración de animales por kilómetro cuadrado no debe ser muy grande, según podemos apreciar a simple vista; de hecho, no alcanzamos a ver en ningún momento los establos donde indudablemente debe acogerse este ganado por la noche, o cuando sobreviene el mal tiempo.

 

 

<foto8: (Riolobos-Galisteo),avistamientos deGalisteo y viaducto La Calera)>

 

    A las 10.38h avistamos por primera vez  la villa amurallada de Galisteo, que según mi hoja de ruta ha de estar en este momento a unos 6.5 km. Esta visión nos relajaun poco pero, aunque  ya nos vemos prácticamente en el pueblo, todavía nos quedaba mucha tela que cortar como pronto veremos... Muy poco después distinguimos como a 2 Km sobre nuestra izquierda el largo viaducto de La Calera, salvando la vaguada del arroyo Zarzosa. Paramos unos instantes para sacar un par de fotos, y sin permitirnos descargar la mochila y reanudamos nuestro camino.

    A las 10.57h la nuestra pista desciende yahacia el verdeante entorno fluvial delpueblo, y durante unos momentos divisamos por última vez Galisteo, viéndose todavía completo el recinto medieval, con sus imponentes murallas almohades y la emblemática torre “picota”(Nota 19 al final del capítulo). Como telón de fondo aparecen ala vista unos montes aparentemente poblados de pinos, y mucho más lejos, cerrando el horizonte en dirección Norte, la cortina de montañas azuladas de la Sierra de Béjar,  puerta de acceso a Castilla y León.

 

 

<foto9: (Riolobos-Galisteo),bajando hacia el entorno fluvial de Galisteo (10.57h)>

 

Como decíamos, en nuestra segunda visualización de Galisteobajábamos ya hacia una profunda depresión fluvial, zona muy complicada que cruzan arroyos y canales de riego. Pronto veríamos que se trataba de la compleja red hidrográfica del río Alagón y su tributario el Jerte. Por desgracia para nosotros, precisamente aquí y a causa de un desencuentro entre propietarios y administración, en cierto momento desaparecerán las marcas delCaminoy se complicaría mucho el acceso a la meta. De haber sabido a priori lo que nos esperaba, más nos hubiera valido desviarnos hacia Riolobos por la carretera local que habíamos dejado atrás;aunque el itinerario es más largo, allí hubiéramos podido disfrutaral menos nuestro café... Según sabríamos tiempo después, se puede continuar desde ese pequeño lugar hasta Galisteo siguiendo una pista asfaltada, que nos habría llevado sin sobresaltos hasta nuestro destino... Pero eso lo veríamos claro pasado algún tiempo, por Internet. Y digo todo lo que antecede porque para cubrir los 5 Km que nos restaban desde el último avistamiento de Galisteo (10.57h), hasta alcanzar nuestra meta a las 13.10, pasaríamos  2.13 horas perdidos entre tupido herbazal, lodo, alambradas, y finalmentesemi-cubiertos por un mar de margaritas silvestres.... Fue toda una aventura, en la que por momentos sentimos gran desazón por no ver claro si nos quedaban minutos u horas para salir del atasco. Como bien está lo que bien acaba, trataré de relatar algo de esa aventura para reírnos un poquito…

 

     A las 11.04 cruzamos un canal bastante caudaloso y, siguiendo una ostensible flecha amarilla que había tras pasar el pontón, tomamos una pista paralela hacia la derecha.  A unos cincuenta metros hay una casa en ruinas, donde encontramos varias señales contradictorias, una de ellas marcando un sendero perpendicular al canal, que parece dirigirse recto hacia Galisteo…Decidimos seguir caminando y tras 150 metros encontramosun cartel de madera con otra flecha, indicando que por esta pista nos dirigimos hacia San Gil.

     Se plantean pues dos opciones: proseguir paralelamente al canal en dirección San Gil, o cortar a campo través por el sendero que vimos junto a las ruinas, recto a Galisteo... Mirando  mis apuntes, deduzco que la última señal tiene “gato encerrado”, ya que la opción de ir al primero de ellos es algo más larga que seguir recto en dirección a nuestra meta prevista; siendo por otro lado Galisteoun pueblo más importante e interesante según nuestros informes.Aunque eso sí, en ambos lugares disponen de Albergue de Peregrinos.

 

 

<foto10: (crucecanal izq. río Alagón),error en las marcas y sendero finalmente erróneo (a 5km de Galisteo, 11.04h)>

 

    --Ya estamos en lo de siempre...--, le comento a Francisco, --... la rivalidad entre pueblos vecinos para atraer peregrinos no se detiene ante nada--; dando por sentado que en esta guerra de intereses ambos rivales pueden llegar incluso a ocultar las señales orientadoras, cuando estas favorecen al contrario, para colocar en lugar destacado las propias, etc. . Volvemos pues atrás hacia la casa en ruinas, y como no hace mucho hemos visto de lejos nuestro destino previsto, agudizo ahora la vista en la dirección aproximada y logro detectar el chapitel de la célebre torre “picota” de Galisteo, sobresaliendo apenas por sobre la cima de una colina en dirección aproximadamente norte, concretamente en la perpendicular del canal por su lado izquierdo.

      Para acometer con energía el trecho final, nos paramos a descansar unos momentos junto a las ruinas; donde tras bajar las mochilas aprovechamos para beber varios tragos de agua. Finalmente, echamos a andar por el recto y bien visible  sendero que ya habíamos vistoantes; el cual sale que sale en la citada dirección justo desde donde nos encontramos. Atraviesa ese camino  una apacible pradera que se extiende plana ante nosotros durante al menos 500 metros, justamente hasta perderse tras una loma.

 

A medida que progresamos por el sendero,no acabamos de verlo claro del todo; porque poraquí no hay marcas de ninguna clase, y eso siempre es peligroso en el Camino, especialmente cuando no circulamos por carreteras. Estas son siempre una opción segura, por muy pequeñas que sean. En los primeros 300 metros cruzamos un terreno baldío, totalmente abandonado, aunque aparentemente cultivable… Por el momento no preocupa el territorio, pero sí nos preocupa no ver absolutamente a nadie por estos andurriales, ni siquiera animales... Un importante golpe de ánimo nos llega cuando dos ciclistas hacen sonar sus timbres, llegando desde atrás. Nos hemos de apartar del sendero para dejarles pasar, ya que no podrían hacerlo sin riesgo, porque los pastos son demasiado altos para las bicicletas y entre ellos afloran piedras y surgen otras  irregularidades… Por unos momentos me he planteado preguntarles sobre sus conocimientos de la zona, pero desisto cuando veo la bandera italiana en sus mochilas; siendo extranjeros me imagino que conocen esto menos que nosotros. En cualquier caso tampoco tuvimos opción de preguntar, ya que llevan un ritmo de pedaleo endiablado y nos sobrepasan en un suspiro... En fin, nos consolamos imaginando que pueden haber sido aconsejados por alguien de los alrededores, y van ahora directos a Galisteo por la dirección correcta…

 

       Poco a poco la pradera va siendo más irregular. Una vez alcanzada la cima de la loma, que divisábamos desde la acequia y tras la que confiábamos seguir viendo la posición del pueblo, solo vemos ahora a lo lejos una serpenteante arboleda y tras ella una colina lo bastante alta y larga como para borrar completamente el horizonte montañoso lejano que habíamos visto una hora antes. De Galisteo ni rastro, debe estar con seguridad tras esa enorme colina. Pero no hay que darle más vueltas al examen de lo que vemos a lo lejos;  tenemos otras preocupaciones inmediatas que debemos resolver ya si no queremos dar marcha atrás. En la cima de la loma, harto irregular y pedregosa,  detectamos bajo la maleza los restos de una vieja edificación, y tras ellos desaparece el sendero que veníamos siguiendo. Nuestro avance se hace ahora bastante dificultoso, aunque lo seríaaúnmás al topar con una alambrada, tras la que encontramos un barranco inabordable: hemos de andar paralelamente a esa alambrada durante 50 metros, para pasar luego con apuros entre los alambres y continuar bajando en dirección a la arboleda. 

    Superamos con algunas dificultades los primeros 30 metros tras la cerca de alambre, por tratarse de un abrupto terraplén, hasta llegar a una zona de menor pendiente. Pasado ese obstáculo, empiezo a reflexionar sobre nuestra situación, que no me gusta nada, particularmente por carecer totalmente de referencias; ni las tenemos cercanas (las marcas), ni las vemos de lejos (la villa de Galisteo)… Desde que abandonamos la cercanía del canal, apenas he intercambiado palabras con Francesc por este inhóspito lugar; evidentemente hay motivo para que ambos empecemos a estar preocupados, porque no vemos cómo poder salir del atolladero en que estamos... Me paro unos momentos, esperando que se aproxime mi colega que viene ahora por atrás, y decidimos mirar de orientarnos durante unos minutos antes de continuar adelante...

 

    La situación se está complicando más y más por momentos: 1) Hemos perdido de vista a Galisteo, 2) no vemos ni rastro de caminos o carreteras, tampoco casas, y  3) hemos perdido de vista a los dos italianos, en los que teníamos depositada algo de confianza... Entendemos el porqué de la desaparición de Galisteo de nuestro horizonte; hemos descendido hacia el fondo de un valle y por tanto se pierden las perspectivas lejanas; solo remontando la ladera opuesta volveremos a ver el pueblo. Pero el quid de la cuestión lo tenemos ahí cerca, a menos de 200 metros: esa espesa arboleda, que intuimos señala la presencia de un curso de agua. Si logramos atravesarlo empezaremos a respirar un poco..., ¿pero podremos vadearlo?!.

 

     Aunque el terreno es ahora mismo absolutamente salvaje, no hay otra que seguir avanzando hacia la arboleda, ladera abajo y en dirección norte... Junto a ella incluso podría haber algún camino, sendero o lindero, donde viésemos posiblemente indicaciones o marcas que nos orientaran hacia algún vado ó pontón que cruce ese cauce... Según nos vamos acercando se confirma que vamos a encontrarnos con un río o arroyo relativamente caudaloso, porque la arboleda está formada por una cortina impenetrable de árboles y arbustos de ribera. Antes de llegar a ella, desde unos 150 metros, intentamos atisbar alguna ruptura en la pared arbórea para atajar hacia ese lugar, con la esperanza de encontrar ahí ese puente o vado …; pero nada parecido a eso localizamos, por lo que seguimos bajando, atravesando una vegetación cada vez más espesa.....

 

     Unos minutos después la situación se nos complicará mucho más, lejos aún de la arboleda. De repente comenzamos a chapotear sobre un terreno enfangado, que apenas  se ve bajo las altas hierbas. En esas condiciones no nos atrevemos a descender directamente al río, porque por momentos la cosa se podría complicar más aún... La situación me parece ahora absurda, irreal; no entiendo cómo puede encharcarse el terreno estando situado en una ladera que baja hacia ese cauce…

    De entrada se nos funden los plomos, y tardaremos más de media hora en recibir la luz que aclare el porqué de esta estúpida situación. Venimos observando que el herbazal es ahora extremadamente verde y lustroso, y empezamos a detectar que corren paralelamente a la ladera infinidad de regatos de agua, dispuestos por tanto perpendicularmente a nuestro avance... Hundiéndonos en en el barrizal por momentos, y alucinando de nuestra situación,seguiremos un buen rato sin tener ni idea de dónde ni cómo proviene tanta agua. Llega un momento en que hay que salir como sea de esta pesadilla, porque tenemos a 50 metros la orilla del aparente río y ya estamos enfangados,  hundiéndonos más y más en el barro bajo el peso de las mochilas; no hay más remedio que retroceder sobre nuestros pasos….

 

 

<foto11:(finca Larios, ante el arroyo de las Monjas) perdidos y atascados en el lodazal(a 4km de Galisteo, 11.33h)>

 

      Tiramos para atrás a duras penas, rodeados de barro por todas partes. Lo curioso es que eventualmente nos encontramos sobre suelo duro durante  varios metros, para a renglón seguido volver a hundirnos en el lodo. Es algo inexplicable, que tardaremos todavía un buen rato en descifrar.  Un poco desalentados, además de la desorientación total en que estamos sumidos ahora tras dar tantas vueltas, a las 11.33hh nos sentamos en una vieja cisterna oxidada que alguien abandonó por aquí… Según mis apuntes pensábamos que esto podría ser el rio Jerte, o bien el Alagón (ver abajo Nota 18), donde aquél desemboca, pero aún no entendíamos que siendo esto una pendiente que desciende hacia el río esté prácticamente inundada, cuando el cauce del mismo debe estar a una docena de metros de desnivel más abajo. No puede ser debido a inclemencias climatologías recientes, ya que hoy tenemos un sol espléndido y desde hace 4 jornadas no cae una gota de agua por esta comarca...  Tras debatir el qué hacer; hacia donde nos encaminarnos desde este “punto negro”, y descartado el avance directo hacia el río, tenemos tres opciones: a) hacia el Sur desandando el camino hasta el canal y tomando la dirección de San Gil, b) hacia el Oeste paralelamente a la arboleda hasta lograr alcanzar algún sendero que nos acerque a ella y recorrerlo hasta encontrar un hipotético pontón, c) hacia el Este donde poco antes hemos divisado junto a los árboles una gran casa rodeada de palmeras. Finalmente nos decidimos por esta última opción.

 

-Nota 18-El Arroyo de las Monjas obstaculiza nuestro acceso a Galisteo-  No era ni el río Alagón ni su tributario el Jerte el  curso de agua que nos cerraba el paso hacia Galisteo, sino el Arroyo de las Monjas, del que pronto describiremos nuestro feliz encuentro. El intríngulis fluvial queda resuelto al enfrascarme en la redacción final de esta Memoria, con el valioso auxilio de Internet. Este arroyo desemboca directamente en el Alagón unos 400 metros después de que este río reciba las aguas de su principal afluente el Jerte, cuya última población ribereña es precisamente Galisteo. No tenía yo ni remota idea de que en el corazón de Extremadura existiese un humedal tan importante como este, aunque también tiene otros. De hecho, el Arroyo de las Monjas es un curso permanente de agua de respetable caudal, yo diría que al menos 2 /m3  por segundo en el momento de nuestro encuentro, cuando estaba próximo el período de estiaje.
 

 

       Manteniéndonos paralelos al cauce, caminamos unos 200 metros en dirección a la notable edificación avistada, cuando empezamos a sentir el ladrido de varios perros. Esto no me da “buena espina”, podría tratarse de alguna explotación ganadera cercada de alambradas y con perros sueltos por en medio. Desde nuestra posición, todavía a 700/800 metros de la cotijada no vemos señales de haber gente allí, ni tampoco accesos o vehículos en su cercanía, por lo que desistimos de acercarnos directamente a esa finca y buscaremos otra alternativa… Estamos cavilando cuando vemos que baja hacia la casa un lindero, junto al que se alinea una sucesión de postes con setos. Por encima de ellos distinguimos en un momento determinado que baja en dirección al río un vehículo, y poco después un par de ciclistas o motoristas. Esto nos decide a buscar algún atajo en diagonal hacia el lindero; si baja tráfico rodado, se supone que debe dirigirse hacia algún puente, que lógicamente debería conducir hacia Galisteo

 

     Al llegar junto al lindero no encontramos ninguna pista ni carretera, porque se halla 40 metros más atrás de la alambrada. Lo que encontramos junto a los postes, que soportan varias hiladas de alambre espinoso, es una vieja acequia rota por diversos puntos, por los que escapan ladera abajo numerosos regueros de agua...  En este momento empieza a llegar la luz a mi mente; agudizando entonces la vista a lo largo de la acequia, poco más abajo del lugar en que estamos distinguimos serios desperfectos en las vetustas junturas de hormigón del cauce, por cuya brecha se derrama un caudal de agua bastante más importante…: ahí tenemos la explicación del enfangamiento que nos ha paralizado media hora a 50 metros del río. Antes alcanzar el  cauce fluvial, el agua que escapa a borbotones por las innumerables roturas de la acequia debe estar inundando desde hace tiempo los surcos de arado de estos campos, que corren paralelos al río; unas aradas realizadas vete a saber cuándo en la falda de la colina. De esta forma se han llegado a empapar muchos centenares de metros de ladera por diferentes alturas….No entra en cabeza alguna que estos daños sean desconocidos para dueños y autoridades competentes de estos contornos; pero salta a la vista que no hacen nada por repararlos:-¡Qué despilfarro, Señor!..., y luego decimos que España es un país donde falta el agua…-

 

      Pero nuestra aventura no terminaría aquí, no, porque tuvimos que remontar 500 metros ladera arriba antes de poder cruzar la cerca de espino y la acequia; pues si bien el dichoso cauce de esta era un coladero, no sucedía lo mismo con la cerca, a la cual tuve que apalancar en el punto más apropiado para poder pasar al otro lado y dirigirnos hacia el camino. Y mira por donde, resulta que los 40 metros que nos separan de la ansiada pista están casualmente en barbecho en el punto que hemos elegido para cruzar. Y no es un barbecho cualquiera este, sino una espesa manta florida, una casi impenetrable manta de diminutas margaritas que llegando a sobrepasar en ocasiones nuestras partes nobles ofrecían durísima resistencia al avance… (no os perdáis las fotos).

 

 

<foto12: un mar de margaritas, último obstáculo hasta Galisteo (a 4,5km, 12.13h)>

 

Superada esta última y “florida” barrera, por fin alcanzamos esa pista; y una vez en ella tomamos nuevamente la dirección del río. Unos 100 metros más abajo se bifurcaba esta hacia la derecha en dirección a San Gil, mientras otro ramal baja recto en dirección norte atravesando un portillo. En este último vemos por fin un cartel colgado sobre una vieja encina con una flecha amarilla, bajo la que un rótulo de Galisteo(a 4,5Km) nos volvía a poner en el mapa de la etapa a las 12.23h. Es decir, desde que cruzamos el canal izquierdo del río Alagónha transcurrido aproximadamente una hora y 20 minutos, y solo hemos progresado 1/2Km respecto a nuestro objetivo: en definitiva más de una hora perdida en esta increíble encrucijada.

 

     Desde la bifurcación hasta Galisteo ya no habría más sobresaltos, pero aún tendríamos que sudar un poco para llegar a la meta. En el punto donde hemos localizado la señalización solo deben quedarnos unos 3,5 Km. para alcanzarla, pero se nos harán largos porque el cansancio y desasosiego acumulados nos tenían que pasar factura… A las 12.33 alcanzamos un pontón que nos permitió salvar un arroyo bastante caudaloso. No nos cabe la menor duda de que se trata del curso de agua que nos había barrado el paso durante una hora larga, ya que poco antes hemos dejado a la izquierda varias edificaciones grandes, con aspecto de granjas o explotaciones ganaderas, flanqueadas a poniente por varias altísimas palmeras. Estas son sin duda las grandes construcciones que veíamos de lejos cuando estábamos encallados en el barro frente al supuesto río; también ahora sentimos ladrar a los perros al pasar. En el pontón  no vimos ningún rótulo del curso fluvial, pero posteriormente comprobaría que se trata del Arroyo de las Monjas,  un afluente del río Alagón.  Sus aguas marronosas pasan muy remansadas bajo el pontón, cuyo vano no supera los 8 metros. Examinando las márgenes del curso de agua y la espesura selvática que lo circunda vemos claro que hubiera sido complicadísimo vadearlo por el cauce… Nos habríamos tenido que dar un baño integral, ya que el arroyo baja muy encajado entre paredes casi verticales; le calculo un calado de al menos 2 metros bajo el puente, y por lo tanto  habríamos tenido que lanzar las mochilas antes de cruzarlo a nado; en plan Tarzánvamos…. Desde el  Arroyo de las Monjas hasta Galisteo tenemos que ascender ahora la gran colina que nos viene impidiendo ver el pueblo. El ascenso, por amplia y recta pista, se nos haría harto fatigoso, bajo un sol abrasador a estas horas del mediodía.

 

 

<foto13: Galisteo y sus vaquitas, final feliz (nuestra meta a 1/2Km, 13.02h)>

 

Escampadas aquí y allá por las faldas desnudas y algo pedregosas de la colina, a ambos lados de la pista, volvemos a ver muchas vacas; pero ahora ya no estamos para fotos, solo tenemos ojos para buscar la célebre torre “picuda” sobre el horizonte; estamos deseando llegar. Divisaremos el pueblo faltando 500 metros para alcanzar sus murallas, iniciado ya el descenso tras rebasar la cima pasada una pronunciada curva. El deseado avistamiento acontece exactamente a las 13.02h; os aseguro que es la mejor estampa del viaje, o al menos así nos pareció a nosotros… Un poco más relajados ya, de nuevo se nos abre la mente a la percepción de la belleza; todo vuelve a ser ahora agradable, maravilloso, enternecedor…: a la izquierda de nuestro camino,  una cincuentena de vacas con sus terneros se esparcen por la suave y verdeante ladera, y al fondo de la vaguada observo junto a la pista la última balsa-abrevadero de la jornada. Una jornada en la que prácticamente solo hemos visto vacas, vacas por todas partes, que como suele ser corriente por aquí visten los más variados pelajes, con la única excepción de un solitario rebaño de corderos. El ganado vacuno de estas latitudes supone una cálida aunque distante compañía. Estos animales no suelen inmutarse ante nuestra presencia, ya deben estar más que acostumbrados. Vamos bajando hacia Galisteo y trato de captar, ahora sí, las últimas imágenes; en una jornada pródiga en buenos panoramas y excelentes estampas de flora y fauna…

Mirando distraídamente la vecina ladera,  llama mi atención en un momento dado un recental retinto de pocos días... Posiblemente se había extraviado de su ‘mami’; y ahora trata inútilmente de engancharse a la ubre más cercana, siendo una y otra vez rechazado por el retoño de su propietaria... El ternero de esta,mucho más voluminoso por ser casi añal, le va cerrando el paso hasta ocupar finalmente la posición, aunque no necesite mamar precisamente en ese momento; mientras el pobre ternerillo se queda unos momentos chascado, visiblemente confundido. Luego, de forma un poco atolondrada baja por la ladera sin rumbo fijo…, parándose y cambiando de dirección de forma errática. Luego levanto la vista y miro un centenar de metros más abajo: al fondo de la vaguada, otros colegas de su edad se agrupan distraídamente junto al abrevadero...

      Viendo esas imágenes y hablando de abrevadero, me inunda una pequeña desazón poco antes de llegar a nuestro objetivo: --en esta jornada de despistes y barreras imprevistas...¿encontrarán esos ternerillos su correspondiente ubre?, ¿hallarán estos peregrinos una buena mesa donde resarcirse de sus tribulaciones?... o ¡es que estamos en una jornada aciaga  para todos por alguna rara conjunción astral!....

 

     Finalmente, pese a todos los inconvenientes, arribamos a Galisteo a las 13.10, una hora perfecta para buscar donde sentarnos a comer. No será preciso ascender la colina donde, tras la muralla, se asienta la villa vieja; junto a la carretera que enlaza este pueblo con Coria y Plasencia, que debemos cruzar para acceder al centro urbano, topamos con el mesón “Los Emigrantes”, que tiene muy buena pinta. Hemos observado bastante concurrencia en las mesas que tiene por fuera, donde los lugareños hacen el aperitivo, y también hay bastantes vecinos sentados en la barra del bar. Ver movimiento en un establecimiento hostelero siempre es buena señal, da confianza a quienes no conocemos el lugar. Entramos pues en el mesón y pasamos directamente al comedor, para acomodarnos en una mesa bien situada.  Es pronto para la clientela habitual y solo hay otro par de mesas ocupadas, con gente que hace también el aperitivo, posiblemente familiares o empleados. No tardarán en atendernos, para tomar nota de un par de jarras de cerveza.

 

-----------------------------------------------------

 

-Nota 19-Galisteo, monumentos esenciales y su referenciahistórica-  No siendo este interesante pueblo punto de pernocta, sino solo el lugar donde finalizamos nuestro tramo I2 de la ruta Mozárabe, del mismo modo que será el punto de partida para el tramo siguiente, mi conocimiento del lugar es necesariamente superficial. Manifiesto esto con pena, porque lo considero muy interesante, hasta el punto que no descarto visitarlo de lleno en el futuro, sea por mor del Camino, o por cualquier otra circunstancia.

 

Dicho lo que antecede, paso a citar en esta nota sus tres elementos arquitectónicos más llamativos; visibles desde fuera para cualquiera que pase ante el pueblo, sin ni siquiera  penetrar en el conjunto urbano: 1) La murallade origen almohade, 2)“La Picota”, torre del homenaje del antiguo castillo-palacio y 3) El puente medieval sobre el río Jerte. Solo la mención de estos elementos patrimoniales, nos ponen de manifiesto la notoria importancia histórica dellugar.

La muralla almohade fue construida bajo dominio musulmán a inicios del siglo XIII. Tiene una altura media de 11

metros y un grosor de más de 2 en casi todo su perímetro, que abarca la totalidad del pueblo medieval. Se construyó a base de cantos rodados de considerable tamaño, aglutinados con argamasa. Tiene 3 puertas de diferente trazado:

pta. del Rey, de la Villa y de Santa María, siendo esta última la más monumental.

 

Del antiguo castillo-palacio, de conserva la famosa torre “picota, corrientemente mencionada como “la Picota”.

Se trata de la torre del homenaje de un castillo construido durante el s.XIV por los señores de la villa, sobre la estructura de un anterior alcázar musulmán.  Su notable  cuerpo cuadrangular está edificado de  pétrea sillería, significando la relevancia del original baluarte cristiano como bastión de primera línea durante la reconquista. En sus cuatro caras se mantienen sendos matacanes, soportados por cuatro ménsulas trilobuladas, aunque se perdieron los dos últimos anillos de sillería y parte de las almenas. Tiempo después de estar consolidada la reconquista, durante el señorío de los duques de Montellano, el castillo fue transformado en residencia palaciega de la que,  tras su demolición en el s.XIX, solo se conservaría esta  fuerte torre. Sobre su terraza almenada se construyó tiempo después de la construcción original  (¿s.XV?) un cuerpo octogonal de ladrillo, rematado con gallardo chapitel, del cual proviene la denominación “picota”.

 

En  cuanto al puente “romano” sobre el río Jerte, se trata realmente de una obra bajo medieval cuya fecha exacta de

construcción (1546) fue costeada por el Conde de Osorno, titular del señorío de Galisteo en esas fechas. Es una construcción notable de unos 400 metros de longitud, contando los estribos. Consta de 7 arcos de sillería granítica, construidos con distinta directriz: medio punto, escarzanos y apuntados.

                                                         -------------------------------------------

      Finalmente, es oportuno mencionarque el señorío de Galisteo se inició con Fernando de La Cerda (aprox. 1280),manteniéndose con el infantado de la Cerda hasta  aprox. Inicios del s.XIV. Posteriormente entraría en escena la dinastía de los condes de Castañeda y Osorno, que derivan a ducado en 1631. Por esas fechas  alcanzó el señorío su máximo esplendor (familia  Manrique de Lara), manteniéndose pujante hasta 1722.  En su demarcación vinieron incluidos una serie de lugares del entorno,que posteriormente devendrían en municipios tras la caída del antiguo régimen en el siglo XIX; a saber: Pozuelo de Zarzón,Guijo de Galisteo, Montehermoso, Riolobos, Holguera, Aceituna, Aldehuela de Jerte, Carcaboso y Valdelobispo.

     Llegaría La decadencia del señorío con el advenimiento de una nueva dinastía: el ducado de Montellano,a partir de 1722.Finalmente, tras más de un siglo de progresiva pérdida de influencia, y tras la caída del antiguo régimen, en1880el palacio fue demolido; suponiendo el definitivo colapso de 6siglos de señorío.

 

 

------------ooo000ooo-------------

 

 

 

 

 EPILOGO del Tramo I2:Brindis y reflexiones;  EnlaceGalisteo-Plasencia

 

 Como siempre, lo primero que hemos pedido ha sido una monumental jarra de cerveza, con la que brindaremos una vez más por el éxito del viaje. Cuanto mayores nos vamos haciendo,más satisfacen estos momentos. Saboreamos por tanto esa cerveza a fondo, más anchos que largos por la conclusión de nuestro periplo, mientras nos toman nota y empiezan a prepararnos el menú. También aprovechamos el preámbulo para que nos sellen nuestra credencial.

   Hay sobrados motivos para congratularse por lo bien que nos ha salido todo de nuevo; porque sabemos perfectamente que esto no va a durar siempre, y por eso mismo hay que disfrutarlo. También sabemos que además del atractivo del viaje en sí, tendremos un premio adicional de salud durante un cierto período de tiempo. Tanto Francesc como yo hemos comprobado que el Camino nos proporciona un excelente estado de forma del que disfrutaremos como mínimo un par de meses, durante los cuales el nivel de resistencia al ejercicio prolongado se mantiene relativamente alto, sin secuelas posteriores. Por otro lado, la superación de este reto periódico viene a ser un certificado de salud; tocando madera, porque nunca te puedes fiar del todo. Al menos es un buen test en el plano físico... Hacer siete etapas consecutivas en el Camino sin problemas físicos certifica que aún nos queda cuerda...; es un indicador más revelador en ciertos aspectos que las habituales analíticas de sangre y orina, o las radiografías.

 

     El mesón “Los Emigrantes” dispone de variados menús, con las tradicionales especialidades gastronómicas extremeñas; pero nos decidimos por algo no demasiado graso, coincidiendo en tomar el clásico gazpacho como entrante y luego ese socorrido bistec de ternera con patatas de siempre. Solo faltaría que, tras ver tantas a lo largo de las últimas etapas, no probáramos la carne de ternera en nuestra despedida. Mientras tomaba nota, la muchacha que nos atiende nos ha proporcionado el contacto de un taxista; el cual nos trasladaría a Plasencia tras hacer  sin prisas el café, porque a nuestro conductor le hemos avisado de que nuestro bus sale con margen sobrado de tiempo.

 

       A las 14.15 nos recoge el taxista para llevarnos a Plasencia, distante 10 km de Galisteo. Le comentamos en el camino la posibilidad de contactarle, porque pensamos reemprender pronto nuestro recorrido por la Ruta de La Plata, cosa que pensábamos hacer a finales del próximo Septiembre. Entregándonos su tarjeta, nos dice el chaval que no habría ningún problema por su parte, si se le avisa al menos con un día de antelación.  El viaje se nos hace corto, y a las 14.51h ya estamos junto a la estación de autobuses de Plasencia. Es mala hora para dar paseos, y quizá por ello no nos apetece movernos demasiado. Como la estación queda en la parte baja de la ciudad, algo más cercana a la dehesa ribereña del río Jerte que al centro urbano, nos ahorraremos subir al cogollo de la urbe por el momento. De manera que, tras comprar nuestros billetes para Barcelona, nos bajamos tranquilamente al parque de la dehesa.

     Encontrar este espacio natural ha sido una sorpresa para mí, ya que no lo había visto en mis dos visitas previas a esta ciudad extremeña. Por lo que veo ha debido ser urbanizado en tiempos relativamente recientes, seguramente en los años 90, tras la consolidación de nuestro sistema democrático y el pleno desarrollo de las autonomías regionales.

 

Francisco decide sentarse en la fresca umbría, aprovechando uno de los innumerables bancos que hay por allí, mientras yo me dedico a recorrer pausadamente la orilla derecha del río en su descenso hacia Galisteo. Ambos hemos comprado un periódico para matar el rato y lo voy ojeando distraídamente mientras camino… En mi paseo no desdeño obtener algunas fotos de los rincones más atractivos, que encuentro junto a la ribera del Jerte. Recorro algo así como un km. junto al mismo bordedel agua, extraordinariamente remansada  en el transcurso de este excepcional parque fluvial. Luego retorno para encontrarme con Francesc  junto al amplio canal paralelo, en el mismo banco donde lo he dejado. Entre el río y el canal queda una isla artificial donde se asientan variadas instalaciones; entre las que distingo atracciones infantiles,  y algunos servicios del parque. 

 

     Abandonamos la dehesa con  tiempo sobrado para ir a buscar algún detalle con el que obsequiar a la familia, tomar luego un café cerca de la Estación, y dirigirnos a la zona de espera de nuestro bus con tiempo suficiente. Tiene este su salida a las 17.0h, pero como soy bastante inquieto y andarín no me quise marchar sin acercarme a la Plaza Mayor, aunque fuese fugazmente. Dejo pues unos minutos F en la barra del bar, y subo tan ligero como puedo a la Plaza; para limitarme luego a cruzarle en diagonal y sacar varias fotos, pues el sol cae a estas horas perpendicularmente sobre mi cabeza. La emblemáticaPlaza Mayorde Plasenciase ve ahora prácticamente vacía de gente, por sereste el peor momento del día;abrasada por un sol plomizoy en la hora precisa de la siesta… Atravesando la plaza, se entiende enseguida que los sitios más transitados de la ciudad seanen estas fechas sus soportales..., de los que me acordaba perfectamente. Sofocado un tanto por la canícula, regreso sin demora en busca de mi colega; aunque en esta ocasión bajo las arcadas del celebérrimo reloj que preside la plaza, y  en dos minutos estoy junto a Francisco.

 

      Tras nuestra fugaz estancia en Plasencia, no dispongo de elementos suficientes en esta ocasión  para hacer algún apunte, ni siquiera resumido, sobre la importancia de esta antigua e interesante ciudad. La había visitado la última vez hace ya mucho tiempo, cuando pernoctamos en ella con mi mujer, cuya familia paterna es de la comarca. Regresábamos entonces de unas vacaciones en Portugal, y recorrimos durante varios días las principales ciudades extremeñas. Tras esa visita, y por informaciones complementarias de la familia, sé que la ciudad contiene elementos arquitectónicos de gran interés que no conozco en directo, aparte de ofrecer a los visitantes el gran ambiente de su Plaza Mayor y calles adyacentes.  Plasencia habrá que patearla a fondo y disfrutarla en alguna otra ocasión. Habrá que vivirla y tomarle el pulso del tiempo actual, para saber en directo cómo es hoy. Solo entonces podremos hablar de ella con fundamento, para hacerle los honores que merece.

 

------------ooo000ooo-------------

 Antonio Garcia Marquez 

Indice : Capítulos I - II- III - IV - V - VI - VII - VIII - IX - X - XI - XII- XIII - XIV - XV - XVI - XVII  - XVIII - IXX

i

GUIA DEL CAMINO DE SANTIAGO A PIE (En papel)
JOSE M. SOMAVILLA , TUTOR, 2009
Desde la primera edición de esta Guía del Camino de Santiago a pie han transcurrido más de diez años, y veinte desde que su autor, José Manuel Somavilla, descubriese la Ruta Jacobea en 1989 y quedase enamorado de ella. Desde entonces ha recorrido el Camino de Santiago a pie año tras año. Fruto de esa experiencia contrastada que muchos lectores y peregrinos han disfrutado en sus anteriores ediciones, ahora, para esta nueva edición actualizada en 2009 y ampliada, el autor ha elaborado nuevos y detallados mapas de cada una de las 26 etapas del Camino Francés que separan los 750 kilómetros que hay entre Roncesvalles y Santiago de Compostela. A esto ha añadido la variante del Camino Aragonés, con 5 nuevas etapas desde Somport hasta Puente la Reina, punto en el que se une con la otra vía del Camino Francés

PORTAL EL ALMANAQUE  -  DIARIO, EL ALMANAQUE  -   REVISTA EL ALMANAQUE