CAMINO DE SANTIAGO: --Ruta MOZÁRABE--

SEVILLA—SANTIAGO por la VÍA DE LA PLATA y la Variante Sanabresa


por Antonio García Márquez

Indice : Capítulos I - II- III - IV - V - VI - VII - VIII - IX - X - XI - XII- XIII - XIV - XV

XVI
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Cap.XXX /(26ªEt.=34,3Km) ZAMORA–RIEGO DEL CAMINO (11 Mayo, Martes) 

Me asomo a la ventana con la primera luz del día. Cae una lluvia fina, de forma intermitente; no vale la pena correr, se están cumpliendo las previsiones meteorológicas, oídas en la víspera: la lluvia tardaría dos días en desaparecer. A las 7,45 estamos desayunando en el “self-service” de la Residencia. Hay de todo, menos lo que más deseamos: los crujientes croissants’ que habíamos disfrutado el día anterior… Ya son dos desgracias para empezar; primero la lluvia, y ahora no hay croissants... Estaba visto que hoy tendríamos el día malo, y por desgracia se va cumpliendo el presagio … ; ya os anticipo que la etapa sería muy aburrida y pesada, por el tiempo y la monotonía del paisaje. Esto, unido a una longitud considerable acabaría por machacarnos bastante, como luego veremos.               

En vista del tiempo, nos forramos de plástico por todas partes. Tendríamos que habernos hecho alguna foto de esa guisa..., pero no encontramos el fotógrafo en el momento oportuno. Desde luego, tenemos una pinta de lo más estrafalario, porque cada uno se lo monta a su manera… Cuando parece que afloja la lluvia, nos lanzamos a la calle. Son las 8,30.

 

< foto 1: (Roales del Pan) Travesía por la vieja Calzada; pasamos junto a la Iglesia de La Asnución (km 7.6)> 

Salimos de Zamora por la cuesta de La Morana, hasta enlazar con el arcén de la N-630. El primer pueblo, Roales del Pan, dista solo 7,6 km de la capital; demasiado cerca para detenerse a almorzar.  De este pueblo solo cabe  resaltar la bella estampa de su iglesia parroquial (Ntra. Sra. De La Asunción). Pararíamos para hacer un descanso y  dar de los bocatas a las 10.15h. Desde Zamora no hemos visto ni un solo árbol, ni abrigo donde guarecernos; y ahora que toca el almuerzo tampoco se ve nada apropiado. Además, todo está muy mojado, y no hay más remedio que comer de pié. 

La parada durará solo diez minutos, y reanudamos la marcha sin más interrupciones hasta llegar a la entrada de Montamarta (12.30h), donde comeremos. Hemos hecho 18,4 km. desde Zamora, alternando pistas de tierra con asfalto sin descanso, y estamos locos por sentarnos. Miro a los colegas y ni se me ocurre especular con la elección del mesón o bar más apropiado donde hacerlo… Será el primero que vemos, a pie de carretera; uno que no tiene ninguna información de su oferta gastronómica en la puerta, pero al que un vecino nos pone por las nubes. La verdad es que tampoco hacía falta demasiado elogio,  porque nos íbamos a meter allí igualmente. Son las 12,45, cuando nos sirven el primer plato. Este fue el menú: 

--1er plato: Alubias estofadas (los tres)

--2º plato: Bistec de ternera (JL, F) – Ternera guisada (A) 

  Hemos comido bastante rápido y cuando esperábamos el café podemos comprobar que el tiempo había mejorada un poco. Terminamos  y  ya no llueve nada,  así que decidimos no demorar la salida y adelantar todo el terreno posible, antes de que retorne la lluvia. Nos quedan algo 16 km, es decir unas tres horas y media, para llegar a nuestro objetivo.

 

< foto 2: (Montamarta) cruce de una lengua seca del embalse de Ricobayo, ante ermita Virgen del Castillo (km 18,5)

A partir de Montamarta  iremos encontrando las mejores panorámicas de la etapa. De salida, a un kilómetro escaso del centro urbano veremos la primera de ellas. Las marcas nos han conducido por una pista que baja recta hacia el lecho seco de una de las lenguas del embalse de Ricobayo. En ese lugar, que cruza un pequeño pontón, distinguimos como a 500 metros la airosa silueta de La Virgen del Castillo, ermita que corona un promontorio  a la izquierda de nuestro Camino,  que en ocasiones debe quedar cercada por las aguas. Se trata de un templo muy venerado en esta comarca (ver imagen).  

Para salir de la lengua del pantano, hay que subir por pista asfaltada una cuesta bastante prolongada; y es precisamente ahí donde empezaremos a ‘cascar’, algo que no estaba previsto en el guión. Mis colegas caminan con evidente lentitud, y a mí me está molestando horrores la hernia. Tanto, que me vería obligado a impulsarme cogiendo el bastón con la mano izquierda exclusivamente, y aplicando la derecha sobre la zona inguinal para evitar que el desgarro se extendiera y tuviéramos males mayores… A resultas de eso avanzo con cierta dificultad, sobrecargando la pierna derecha demasiado. En cuanto a mis compañeros tampoco van sobrados...: Juán Luis me confiesa que ya empieza a dolerle todo, y tengo la sensación de que va peor que yo; Francisco no dice nada, pero tampoco se le ve muy fino... Poco después, cuando hemos hecho unos 5 km desde Montamarta, decidimos parar un buen rato para descansar, estando aún en plena ascensión de la falda del embalse. Separando la pista asfaltada  por la que subimos de un extenso prado, hay allí una acequia en la que nos recostamos durante 40 minutos. Afortunadamente la lluvia no hace acto de presencia, pero todo sigue súper-húmedo por los recientes chubascos... Yo me vengo poniendo o quitando los manguitos del pantalón, según va el tiempo, pero a JL y F los pantalones impermeables les hacen sudar de lo lindo. . . 

Mientras reposamos, mi cabeza no deja de darle vueltas al ‘colapso físico’ que en mayor a menor medida hemos sufrido los tres… Al final, llego a la conclusión de que ‘nos ha matado’ esta dura subida, cuando estábamos en plena digestión. Lo que me reafirma en la conveniencia de no hacer etapas partidas: hay que finalizar la jornada antes de la comida de mediodía. Esa será mi norma a partir de esta fecha; pocas veces la romperé  en el futuro. 

Bastante aliviados tras el descanso, reanudamos la marcha. Antes de alcanzar el siguiente pueblo, Fontanillas de Castro, todavía nos quedaban por atravesar otras dos lenguas del pantano. Se trata de un tránsito muy dificultoso porque nos rompe el ritmo, al obligarnos a subir y bajar una serie de toboganes que no son moco de pavo; por llevar encima, no lo olvidemos, mochilas de 8 ó 9kg... Y menos mal que las dichosas lenguas están secas...., pues de lo contrario habría que dar un rodeo. El paisaje ha mejorado ligeramente, ahora se ven a  lo lejos algunas arboledas, pero nosotros no cruzamos por ninguna. Nos preocupa eso, porque ante la eventualidad de un súbito aguacero no habría donde guarecerse…

 

 < foto 3: (Fontanillas de Castro) panorámica del embalse de Ricobayo, y al fondo  vistas de las ruinas de Castrotorafe (km 26,5)> 

En la proximidad de Fontanillas de Castro, llegamos a un punto dominante frente al interminable y bello embalse. Ante nosotros vemos recortarse en el horizonte occidental, como a un par de km., las ruinas del castillo de Castrotorafe, citado en todas las guías del Camino. Ese castillo protegía la extinguida ciudad del mismo nombre, que estuvo habitada hasta el siglo XVIII… Desde nuestra atalaya se divisan nítidamente un par de  lenguas navegables del pantano, que ocupan el primer plano de una impresionante panorámica (ver imagen nº3). 

Con bastante cansancio encima, nos acercamos poco a poco al caserío de Fontanillas, último pueblo que atravesaremos antes de alcanzar Riego del Camino. Se trata de un lugar intrascendente, que se alarga a ambos lados de la carretera nacional. No obstante acertamos a ver un bar abierto, donde entramos a tomar café y cargar las pilas para el asalto final. Nos quedan tan solo 3,7 km, que se hacen interminables. Cuando estamos llegando a Riego, tengo que detenerme un par de veces a causa de las punzadas de la hernia. También noto que la rodilla derecha empieza a doler de forma persistente; debido seguramente a la obligada, aunque irregular forma de andar, protegiendo con preferencia el apoyo sobre el lado izquierdo. En cuanto a  JL, camina a pasitos cortos. Visto desde atrás, es la viva estampa de Charlie Chaplin en el papel de Charlot ...; indudablemente es el más cascado de los tres. Son las 18,20 h cuando penetramos en el pueblo.

 

< foto 4: (Riego del Camino) acceso desde nuestra pista a cra,N-630 y columbario típico de la comarca (km 33)> 

 A pesar del cansancio, la primera impresión de Riego es buena. Se trata de un lugar  armonioso y tranquilo, integrado en el municipio de Manganeses de La Lampreana, cuyo pueblo homónimo está a  5km  en dirección este. Antes de llegar nos ha llamado la atención la cantidad de columbarios (palomares) que hay en su entorno; cuadrados algunos de ellos y sobre todo redondos, encalados en su mayoría en color blanco (véase img.nº4).  

No tardamos en hallar el  albergue público: se encuentra ubicado en la calle Camino de La Iglesia (img.nº5), ocupando la planta superior del Hogar del Jubilado. Como decíamos, el dormitorio habilitado para los peregrinos está en la planta alta: un desván con suelo de madera y  tejado a dos aguas con la viguería vista. La casa es grande; un antiguo caserón, reconvertido por el Ayuntamiento para usos sociales. Solo tiene un lunar importante: hay un único excusado-aseo-ducha que está situado en la planta baja, el cual deberemos compartir con el Bar del Jubilado. Y por si fuera poco,  este servicio es extremadamente pequeño, apenas te puedes mover entre la ducha y el W.C.  

Cuando llegamos al dormitorio encontramos dos estancias, separadas por tabique medianero. La primera está vacía, con un colchón en el suelo. En la segunda hay tres literas, en una de las cuales duerme alguien, ocupando la cama inferior. Vemos otra mochila junto a esa misma litera. Rápidamente decidimos reservar las dos camas bajas restantes, amén del colchón de la sala primera (que elige utilizar Francisco). Las tres  literas están adosadas junto a la pared izquierda de la sala. Al otro lado de la estancia hay una pequeña mesa y dos sillas, junto a la única ventana del desván. Mientras nos estamos descalzando, vemos que de la única litera ocupada previamente asoma la rubia cabeza de una chica: se presenta como Bárbara, y es italiana. Nos dice que hace el camino desde Sevilla en compañía de un brasileño, que es el propietario de la 2ª mochila. Nos presentamos, y luego vamos sin demora a ducharnos, bajando por turno riguroso al pequeño cuchitril anexo al bar...

 

< foto 5: (Riego del Camino) calle Camino de la Iglesia (a 20mts del Albergue), desde la que llegamos a la Iglesia de San Cristóbal)> 

El Camino de La Iglesia, estrecha calle donde está situado nuestro refugio, se encuentra en la parte alta de Riego. Preguntando en el bar del jubilado, nos han dicho que en una bocacalle cercana al templo encontraríamos una tienda donde abastecernos. Así que, tras el aseo personal nos vamos en busca de las viandas; para una cena que haríamos en el propio local social y el almuerzo del día siguiente. El comercio que nos indicaron lo encontramos  cerca de la Iglesia de San Cristóbal. Se trata de  un pequeño negocio donde tienen  afortunadamente todo lo necesario,  excepto el pan, que hay que buscar en una tahona relativamente alejada. Por el camino nos tropezamos con la italiana y el brasileño, que precisamente vienen de la panadería y buscan ahora el resto de provisiones..; de manera que nos intercambiamos información y proseguimos cada cual a lo nuestro.  Cumplido el objetivo,  volvemos sin pérdida de tiempo al refugio;  hoy no nos quedan ganas de corretear el pueblo. 

Cuando estábamos preparando la cena y los bocatas en una de las mesas del local social, vemos entrar un grupo de cuatro ciclistas. Uno de los abuelos que andaba por allí  les informa que no hay colchonetas para todos, por lo que les dirige al domicilio de una señora que ejerce como hospitalera del Albergue. Poco después aparece esta buena mujer, haciendo los oficios de su cargo..., entre ellos recoger las contribuciones voluntarias para el sostenimiento decoroso de la casa. Nos sella a nosotros la credencial, y le entregamos 10 €  a cuenta de los tres, que son bien recibidos.  

Cenamos pues nuestro popurrí de frutas en el salón-bar del jubilado, con la ligera inquietud de no saber cómo se ubicarían finalmente esos ciclistas. Tras la pequeña barra vemos ahora a una mujer bastante gruesa, que dormita mientras espera inútilmente que alguien pida algo... Hay también en la sala un par de viejos viendo la tele, además de nosotros que estamos devorando rápidamente nuestra provisión de fruta.

Creo recordar, que acabamos tomando un café, aunque no puedo precisar si  lo pedimos a la paciente barman (mejor ‘barwoman’) o bien lo sacamos de una máquina tragaperras que había por allí... Lo que si recuerdo perfectamente, es que hicimos una tanda de manitas al dominó, que acabé ganando yo. 

Durante las partidas, estuvimos estudiando la perspectiva de la etapa siguiente. En vistas de que esta etapa sería parecida en dureza a la de hoy, y sin posibilidades de partirla en dos tramos, decidimos que Juan Luis cogiera el bus hasta Benavente. Por el camino ya entraríamos en contacto para encontrarnos en algún lugar céntrico. De esta manera, JL aprovecharía la coyuntura para buscar tranquilamente un alojamiento adecuado; porque en esa ciudad, como en Zamora, no tienen Refugio de Peregrinos. 

Cuando subimos a dormir al desván, pudimos comprobar que los ciclistas habían elegido instalarse, ¡en pleno!, en la habitación de Francesc. Y lo peor para F: se presentarían justamente cuando estábamos en el 1er. sueño, haciendo bastante ruido y tropezando aquí y allá con todo lo que había por en medio. Finalmente se quedarían sin ocupar las dos colchonetas superiores vacantes, de  mi litera y la de JL… En definitiva, se suponía que mi cuñado y yo dormiríamos más tranquilos, todo lo contrario que el pobre Francesc… Pero curiosamente dormimos los tres como troncos esa noche, una vez terminada la movida de los ciclistas; no recuerdo haber escuchado ningún ‘concierto’ como en alguna jornada anterior.

 

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   Antonio Garcia Marquez 

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GUIA DEL CAMINO DE SANTIAGO A PIE (En papel)
JOSE M. SOMAVILLA , TUTOR, 2009
Desde la primera edición de esta Guía del Camino de Santiago a pie han transcurrido más de diez años, y veinte desde que su autor, José Manuel Somavilla, descubriese la Ruta Jacobea en 1989 y quedase enamorado de ella. Desde entonces ha recorrido el Camino de Santiago a pie año tras año. Fruto de esa experiencia contrastada que muchos lectores y peregrinos han disfrutado en sus anteriores ediciones, ahora, para esta nueva edición actualizada en 2009 y ampliada, el autor ha elaborado nuevos y detallados mapas de cada una de las 26 etapas del Camino Francés que separan los 750 kilómetros que hay entre Roncesvalles y Santiago de Compostela. A esto ha añadido la variante del Camino Aragonés, con 5 nuevas etapas desde Somport hasta Puente la Reina, punto en el que se une con la otra vía del Camino Francés

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