Cap.XXIX /(25ªEt.=18,4Km) VILLANUEVA de C. -ZAMORA y
Visita a TORO (9-10 Mayo, Dom./Lunes)
La mañana se presenta muy nublada en esta 3ª jornada del viaje,
aunque sin síntomas de traer agua de inmediato. Como de costumbre,
me encuentro bastante descansado; lo que evidencia que he dormido
perfectamente toda la noche. Es algo habitual en mí, especialmente
cuando estoy en El Camino; particularmente, encuentro
imposible no descansar bien después de andar un montón de
kilómetros durante la jornada. Esta noche la murga de los ronquidos
ha venido de JL, pero eso no me ha impedido en
absoluto el descanso. Cuando dan las 7,15 me acabo de afeitar y
aviso a los colegas que les espero afuera, en las proximidades del
bar. No tengo mucha esperanza de que vengan a abrirlo tan temprano,
pero si alguien de la casa me observa por los alrededores podría
darse el caso… Cruzo la plaza y en principio no veo ni un alma por
el pueblo.
Para
los que estamos en una peregrinación de muchas jornadas, el domingo
es un día más de la semana; no percibimos ninguna diferencia. Pero
en esta ocasión me sorprende no observar signos externos desde el
vecindario, evidenciando ser domingo precisamente... Según veo,
estos pueblecitos minúsculos de la España profunda tampoco cambian
para nada en domingo. Claro que, nosotros vivimos con paso cambiado
respecto a los lugareños. Nos hemos acostado pronto en la víspera y
salimos muy tempranito en la mañana dominical, y a esas horas no se
ha movido ni el gato por aquí...
En
Villanueva de Campean desde luego, como otros muchos
lugarejos españoles, tampoco se madruga en domingo. Me resigno y me
aburro de lo lindo durante un cuarto de hora largo, esperando a los
colegas; desde que unas campanadas me confirmaban que eran ya las
7.45h. Me he dedicado a examinar detenidamente la gran plaza que
separa nuestro refugio del Ayuntamiento, que permanece
totalmente desierta... En cuanto al bar, ya contábamos con que
estaría cerrado a estas horas, pues aunque nos habían dicho que
normalmente abre a las 8 cabe imaginar que en domingo lo hagan
algo más tarde... Cuando llegan JL y F son casi las 8.0h; y tras
breve debate, decidimos esperar pacientemente un buen rato, sentados
en el banco de piedra de la puerta; por ver si suena la flauta, y
algún alma caritativa la abre, para disfrutar dentro con el
‘indispensable’ cafelito mañanero...
La
flauta no suena, y a las 8.10 nos ponemos en marcha, sin café; ahora
ya está confirmado que ese “normalmente” no reza aquí en días
festivos.
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foto 1: (Villanueva de Campeán-Entrala),
en las inmediaciones de San Marcial (9.40h, -km7-)>
Transitamos por pistas llanas y rectas hasta las inmediaciones de
San Marcial. En mis apuntes no estaba muy claro este
tramo de etapa, y las indicaciones no eran precisas; pero cuando
tenemos a la vista un pueblo (sin duda el antes citado) las flechas
amarillas nos desvían a la derecha, hacia una pista en ascenso
durante 300 m. Finalizada la ascensión, no hemos llegado a ver ni
una marca amarilla en los cruces de pistas... ¡Esta claro que nos
han metido un gol!; porque igual que algunos pretenden atraerse a
los peregrinos, hay quienes prefieren evitarlos. Chascados y
‘toreados’ sin piedad por los lugareños, nuestro enfado es
monumental: -hay motivos sobrados para mandar un mensaje de
“agradecimiento” a la plana mayor del ayuntamiento de San Marcial...
Quizás por ese desdén de los lugareños, la primera marca de paso que
leo en mis notas tras la salida reza textualmente -carretera
de Entrala-. Es decir, no teníamos que pasar por
San Marcial; sino por un cruce con su carretera de acceso a
Zamora, una vez superado ese lugar. Como teníamos un hambre
de mil demonios después de 1,5 horas de marcha, decidimos parar a
almorzar, mientras estudiábamos la situación. En esas estábamos,
cuando acertó a pasar por allí un vecino de nuestra quinta, que
venía de echar un vistazo a la viña... El hombre se quedó un ratito
de charla con nosotros; porque no todos los días aterriza por estos
pagos algún mortal con quien poder hablar un rato. Nos dijo que el
pueblo que teníamos un poco más adelante era Perdigón
(un lugar que no figuraba en mis notas), al que debíamos
rodear por la izquierda para acceder poco después a Entrala.
En fin, que habíamos dado una vueltecita de 3 km, que debemos al
desapego de los “marcialos”… Menos mal que el paisano nos
aseguró que en el ese pueblo si encontraríamos un bar abierto. Como
llevábamos “mono” de café, decidimos por unanimidad ir a buscarlo a
toda costa, una vez terminado el bocata.
Después de un par de km de aproximación, que se nos harían largos,
entramos por fin en el ansiado Entrala... Bueno, la verdad
es que no sabíamos bien si estábamos en la entrada o en la
salida...; porque después de tantas vueltas por estas llanuras sin
fin, habíamos perdido literalmente el norte en relación con nuestra
ruta hacia Zamora.
Por
otro lado, el equipo estaba un poco nerviosillo a estas alturas,
‘atreviéndose a cuestionar el abnegado trabajo organizador’ de este
guía-... Menos mal que ya en el bar, con el que dimos tras un
par de vueltas por el pueblo, demostraron tener carácter de
auténticos hospitaleros. Se portaron bastante bien con
nosotros: indicándonos con todo detalle la pista buena para enlazar
con los accesos a Zamora, y hasta nos regalaron a cada
uno una carterita monedero la mar de chula... Esas atenciones bien
merecen un recuerdo elogioso, tomen nota: “Merendero LA
ERMITA”, telfº 980.57.63.01.
Salimos de Entrala por la pista que nos indicaron, y a medio
kilómetro volvemos a encontrar las marcas amarillas en un cruce. Se
ve enseguida que hemos retomado la cañada ganadera. Desde ese cruce,
vemos a la izquierda relativamente cerca el caserío urbano de San
Marcial, mientras que en el sentido opuesto (hacia la derecha)
nos enfilábamos recto hacia nuestra meta: Zamora. Si
hubiéramos venido hasta aquí siguiendo esa carretera local, o pista
paralela como debería ser, ya estaríamos cerca de la célebre ciudad
del Duero. Pero en fin, estas aclaraciones solo servirán para
aquellos que se apunten a la aventura siguiendo nuestro guión, o
para nosotros mismos si decidimos repetir viaje algún día.
Llegados a este punto, debo disculparme por no haber obtenido
imágenes en directo a lo largo de esta etapa. Al pasar a limpio el
relato, años después, soy incapaz de justificar esa carencia; aunque
probablemente hubo algún problema con la cámara de fotos. También
podría deberse a la monotonía de los paisajes de la presente jornada
y la falta de incidencias. Otro motivo pudo ser la inquietud por
caminar sin señales hasta Entrala, y los posteriores
problemas que iremos viendo hasta la llegada a Zamora. Las
imágenes que veis intercaladas durante el recorrido las he
conseguido vía internet. Ese es el motivo de luzca en ellas
un sol radiante, en una jornada en la que el astro rey brilló
prácticamente por su ausencia.
<
foto 2: (Entrala-Zamora) unos
minutos de descanso cerca de Morales del Vino (11,0h,
-km11,5-)>
Aunque la etapa es corta, estamos en el tercer día de marcha y
empiezan a salir dolores y síntomas de agotamiento general. Son
típicos en los recorridos de varias jornadas, y no nos cogen por
sorpresa a quienes ya los hemos sufrido antes... JL va
ya justito de fuerzas, porque empieza a sufrir ese típico
‘síndrome’ del Camino por vez primera; de manera que tenemos que
detenernos un rato en medio del pastizal. Estamos en una extensa
área de terreno inundable; una especie de hondonada por la que el
Camino se hace más dificultoso por las recientes rodadas de los
tractores. Francisco y yo, que por el momento no acusamos
ningún problema importante, decidimos imitar a JL, y nos
tumbamos también entre el herbazal..., mientras se perciben atisbos
de que la lluvia se aproxima…
Tras la reanudación, a falta de 5 km. para Zamora empieza a
llover; aunque siendo por el momento llevadera la cosa, no nos
detenemos para enfundarnos el chubasquero. Por el contrario,
optamos por acelerar el paso; escudriñando el terreno en busca de
algún abrigo apropiado donde parar, para poder hacerlo con más
comodidad.... Pero no hay manera; no se ven árboles ni casas, ni un
simple barracón rural; nada que permita ejecutar esa simple tarea,
pese a tener una amplísima vista por delante.... Allá lejos, entre
la bruma que levanta la lluvia, se vislumbra Zamora,
la deseada. Me acordé del Cid: .."No se tomó Zamora
en una hora"...
Para nuestra desgracia, mientras la lluvia se hace más y más
intensa, se levanta un inoportuno viento que colabora lo suyo para
calarnos de arriba abajo en minutos. Nos vemos obligados a parar en
medio del llano, para colocarnos a toda prisa los impermeables. En
estos momentos te das cuenta que, por más que te esmeres con los
preparativos del viaje, siempre vas corto de medios contra el
agua... Poco después continuamos nuestra marcha, como fantasmas
multicolores: los chubasqueros impermeables, manguitos, gorras, etc.
Etc,. son poco contra esta lluvia cruzada y persistente, que se ha
complicado sobremanera por la acción del viento. A mí me quedan al
descubierto las mangas del jersey, porque solo me he puesto el
chubasquero-mochilero y los manguitos del pantalón (-¡cualquiera
se pone a desmontar la mochila en busca del impermeable de cuerpo
entero, con la que estaba cayendo!...-). Finalmente, acabo
cogiendo dos bolsas de plástico y me las pinzo como puedo sobre las
mangas...; afortunadamente ya queda poco para la meta. Por suerte,
y gracias a la previsión de J.L; en Zamora también teníamos un buen
alojamiento reservado, como el 1er. día en Salamanca. Eso nos
tranquilizaba en estas circunstancias, porque al llegar podríamos
parar a comer, y descansar de paso, en el primer restaurante que
juzgáramos aceptable.
<
foto 3: Vista del centro histórico
de Zamora y su emblemático puente medieval (S.XII) >
Accederemos a Zamora por el ‘puente romano’
(en realidad del siglo XII),
que supera el río Duero frente al corazón de la ciudad vieja.
Pero antes de cruzarlo, nos metemos en la carpa de plástico de una
parada de bus, para arreglarnos un poco la estrafalaria
protección contra el agua que llevamos encima. Yo aprovecharía a
fondo el excelente resguardo, para abrir la mochila y colocarme por
fin un fino chubasquero de cuerpo entero que llevaba al fondo de la
misma. Momentos que emplea Juán Luis para sacar un par de
fotos; que por desgracia no podrían ser luego aprovechadas para
ilustrar este reportaje, por resultar demasiado borrosas….
Curiosamente, cuando ya estábamos bien pertrechados y empezábamos a
reemprender la marcha, amainaría progresivamente el chubasco, hasta
cesar por completo la precipitación en pocos minutos. Podríamos
decir que en esta ocasión también se cumple, aunque ‘a la inversa’,
la célebre ley de Murphy… Volvemos pues a detenernos,
en mitad del puente, para proseguir ahora con la ropa impermeable
bajo el brazo. Mientras lo atravesábamos, pudimos admirar desde el
mismo las excelentes vistas de la ciudad, aunque sin perder tiempo
en sacar fotos. La que veis más arriba, la he obtenido obviamente de
la red.
<
foto 4: Iglesia de San Juan
Bautista, (ó San Juan de Puerta Nueva) de Zamora
(estilo románico (S.XII) >
Ya en la orilla opuesta, bastan 10 minutos para llegar al
corazón de la urbe, tras superar por varias callejas unos 30 metros
de desnivel. A las 14h estamos en la gran Plaza Mayor
de Zamora, en cuyo centro se yergue la importante iglesia
románica de San Juan Bautista
(véase
arriba Foto 4).
Frente a ella, muy cerca del Ayuntamiento y junto a la
esquina noreste de la plaza, tenemos la suerte de encontrar un
restaurante inmejorable para comer sin demora
(ver su
situación en la imagen, señalado con una
R
)
Visto el lugar, su ambiente y la oferta gastronómica, no
consideramos necesario tantear ningún otro sitio. Nos gustó tanto,
que al día siguiente repetiríamos en el mismo establecimiento. Por 9
€ tuvimos el siguiente menú:
-
(1er.plato): sopa de caldo (todos)
-
(2º plato): pollo guisado (JL-A), bistec ternera
(F)
No
logro recordar su nombre del local, aunque sí su ubicación; muy
fácil de retener en la memoria por las circunstancias arriba
apuntadas. Lo recomiendo a quienes lean este relato.
Aislada en el centro de la plaza Mayor impacta la sobria
imagen de la citada iglesia, también conocida como San
Juan de Puerta Nueva, por la cercanía de una puerta de la
muralla que recibe este nombre. La vemos perfectamente desde
nuestra mesa, en el interior del restaurante. Luego me acercaría a
examinar su exterior con detalle, admirando la delicada labra de sus
extraordinarias portadas. Es sin lugar a dudas uno de los
mejores ejemplares del románico de esta antigua y noble
ciudad, donde hay otros 15 templos construidos parcial o totalmente
dentro de ese estilo arquitectónico.
A
las 16 h llegábamos a la Residencia Juvenil Doña Urraca,
donde
JL
había reservado habitaciones para dos noches, cumpliendo el programa
de descanso previsto. El hallazgo de la ‘Resi’ fue un acierto de
JL,
porque en ella estaríamos muy bien alojados durante dos días. En
recepción nos proporcionaron información de otras ‘residencias
juveniles de la comunidad castellano-leonesa, donde
eventualmente podríamos recalar en otros viajes. Es un dato a tener
en cuenta para futuras aventuras, cuando no exista posibilidad de
alojarse en los habituales refugios o albergues de
peregrinos. El precio diario de 10,17€ (incluido desayuno)
es muy ajustado, y las habitaciones están bastante decentes, con
baño incluido.
<
foto 5: (Zamora)
Murallas: puerta de doña Urraca y
Catedral: cúpula del cimborrio, recubierta con escamas
pétreas (s.XI)
Después del aseo y una buena siesta hicimos la primera visita
turística a Zamora. Es impresionante el número de monumentos
en una ciudad tan pequeña, que no supera los 60.000 habitantes.
Vimos muchas cosas, especialmente sus principales iglesias; pero de
nuestro recorrido, al que dedicaremos toda la tarde, debo destacar
la muralla (de origen romano) y el recinto donde se
encuentran juntos el viejo castillo de doña Urraca y la
catedral románica.
En
la foto de arriba se muestra la puerta principal de acceso al
castillo (pta. de doña Urraca) y la cúpula del curioso
cimborrio de la catedral, joya del románico del Duero.
Naturalmente, por limitaciones de tiempo nuestra vuelta turística se
centró exclusivamente en los exteriores… Por destacar algo sobre el
resto, hay que traer a esta ‘tribuna’ esa excepcional cúpula
bizantina del cimborrio de la catedral, gallonada y
recubierta con escamas de piedra; indiscutiblemente la imagen señera
Zamora
(foto
5).
En cuanto a la Muralla, la estuvimos recorriendo por el
interior del recinto del castillo. Allí pudimos localizar el famoso
“portillo de la traición”, cantado en los antiguos romances
de inicios del siglo XI; célebre puerta por donde acertó a escapar
Vellido Dolfos del acoso del
Cid,
después de asesinar al rey castellano Sancho II
(ver
abajo imagen combinada 6)
<
img 6: (Zamora) Murallas:
detalle del “portillo de la traición”
cantado en los romances, visto desde dentro y desde fuera.
La
tarde con nubes y claros invitaba al paseo, pero no estábamos para
mucho trote y a las 9,15 volvimos a la ‘Resi’. Esa noche nos
fuimos a dormir con un café con leche, porque no se pudo hacer la
compra de fruta por estar el comercio cerrado.
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DESCANSO EN ZAMORA-Excursión a TORO
(10
Mayo, Lunes)
El
desayuno, barra libre, en la Residencia fue muy abundante,
incluidos unos deliciosos “croissants” recién hechos. Durante
la sobremesa, JL y F decidieron prolongar el relax
quedándose toda la mañana en Zamora, mientras el que suscribe
cumplía con el objetivo previsto de visitar Toro.
Cogí un bus que me acercó a esa importante ciudad, también ribereña
del Duero, que dista de Zamora unos 40 km. La importancia de Toro
radica en su esplendoroso pasado; como acredita el que fuera durante
siglos capital de una provincia española (hasta
1.799)
y sede episcopal. Su colegiata de Santa Maria la Mayor
es uno de los templos más originales de España. De arquitectura catalogable
dentro del románico leonés, el cimborrio que corona su
crucero es parecido al de la catedral zamorana, aunque con doble
fila de linternas.
<
img 7: (Toro) recorrido
urbano, iniciado en arco de la Corredera hasta
la Torre del Reloj
Durante mi recorrido por las calles de la ciudad me molestaría
bastante una incesante llovizna, de la que costaba escabullirse;
sobre todo porque no me podía refugiar en los templos, por estar
cerrados precisamente en lunes. No obstante, atravesé todo
el trazado del centro histórico por un eje viario clásico, entre el
conocido como Arco de La Corredera y la famosa
Torre del Reloj, sacando las pertinentes fotos de los puntos
clave al inicio y final del mismo
(ver arriba img. combinada 7)
En el final del itinerario había cesado la lluvia; y me explayé un
buen rato admirando la vega del Duero desde la
explanada de la colegiata de Sta. María, donde un
oportuno paisano me inmortalizó en ese maravilloso escenario… (véase
abajo la img. combinada 8).
<
img 8: (Toro, explanada y
jardines de la Colegiata) el autor ante la Vega del Duero,
junto a la Colegiata de Santa María (s.XII)
Retorno seguidamente a la estación de buses, tomando el que partía
hacia la capital zamorana a las 13.15; para encontrarme con JL
y
F
a las 14.30 en el mismo restaurante del día anterior. Ellos habían
pasado la mañanita de los más bien, estirando las piernas lo justo
para no perder el tono muscular. En cuanto al menú de esta 2ª
jornada, nos volvimos a poner de acuerdo metiéndonos entre pecho y
espalda:
-(1er. plato): Estofado de garbanzos con chorizo zamorano
-(2º plato): Bistec de ternera
-Nota 7-
Que nadie se extrañe por la reseña puntual de los menús en cada
etapa; eran los momentos más gloriosos del día para los
-pobres peregrinos-. Seguro que a JL y F
les traen también los mejores recuerdos.
Regresamos a la ‘Resi’ atravesando la muralla por la Puerta de
Doña Urraca (ver
más arriba
foto
5).
La susodicha fue una gran reina, aunque el nombrecito nos inspire
algo tenebroso… Cuando el evento del asesinato de Sancho II
(que era su hermano), ella reinaba sobre un pequeño territorio, con
capitalidad en Zamora. Por lo tanto el tal Vellido Dolfos
era vasallo suyo, y seguramente actuaba por encargo de ella cuando
asesinó al Rey castellano. En esos momentos Sancho
II
tenía sitiada la ciudad para anexionarla al reino de Castilla.
Total, una simple disputa entre hermanos, y no por el mejor sillón
para ver la tele precisamente, como pasa hoy día…
<
img 9: (Zamora) Casa de los Momos
(renacentista, año1500) y monumento a Viriato (1883,
esculpido por E. Barrón)
Hicimos nuestra buena siesta, y a las 19,0h volvíamos “al asalto de
Zamora”, donde obtendría las últimas imágenes del reportaje: -Casa
de los Momos-, -monumento a Viriato- e -Iglesia
de Santiago del Burgo-, entre lo más destacable. Ya de
regreso, compramos la provisión de fruta para la cena en un súper, y
también lo necesario para preparar el bocata del día siguiente.
JL y F se fueron a dormir sobre las 21,30h. Yo aún me
tomaría un ratito antes de acostarme, para pasar los apuntes de la
ajetreada 3ª etapa y anotar el pié de algunas fotos.
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