CAMINO DE SANTIAGO: --Ruta MOZÁRABE--

SEVILLA—SANTIAGO por la VÍA DE LA PLATA y la Variante Sanabresa


por Antonio García Márquez

Indice : Capítulos I - II- III - IV - V - VI - VII - VIII - IX - X - XI - XII- XIII - XIV - XV

XVI
- XVII  - XVIII - IXX - XX - XXI -
XXII - XXIII - XXIV -
XXV - XXVI - XXVII - XXVIII - XXIX - XXX


 
Cap.XXXI /(27ªbEt.=34,3Km) RIEGO DEL CAMINO-BENAVENTE (12 Mayo, Miércoles)

 

El análisis previo de esta etapa nos decía que iba a ser interesante, a la vista de la cantidad de irregularidades y variedad de escenarios del recorrido. Había que pasar por varios pueblos (Granja de Moreruela, Santovenia, Villaveza del Agua, Barcial del Barco y Villanueva del Azoague) antes de alcanzar Benavente, nuestra meta. Por otro lado, las guías consultadas previamente nos tenían informados de que encontraríamos información dudosa en varios puntos del itinerario. Estábamos pues avisados, pero la realidad iba a ser peor: porque llegaríamos a perdernos. Pero vayamos paso a paso. 

 

< foto 1: (Riego del Camino) saliendo por el Camino de la Iglesia (imagen tomada a 20mt del Albergue)>
  

A las 8 de la mañana, cuando F y yo salíamos del refugio, brillaba un sol engañoso entre nubarrones de tormenta. Visto eso decido dejarme puesto en los primeros km el ridículo chubasquero que he traído a este viaje, mostrando la pinta que veis en la foto. Lo llevaría solo un par de km, hasta comprobar que no tendríamos agua por el momento. Antes de salir de Riego ya empezábamos mal: las flechas amarillas son bastante confusas en los alrededores de la iglesia, y nos despistamos tomando una salida incorrecta...

 

Según mis notas teníamos que circular por una sucesión de pistas de tierra, situadas a la  izquierda de la N-630; justamente hasta encontrar un columbario redondo blanco, a partir del cual ya tendríamos una pista más o menos derecha que nos acercaría sin confusión posible hasta Granja de Moreruela… Eso fue  lo que en su día trazó y marcó alguien, pero que pasado el tiempo nos resulta difícil de localizar. Es muy bonito andar por pistas, sin tocar la carretera, cuando las indicaciones son claras; pero si estas son ilegibles o se pierden es preferible optar por la carretera, hasta que el terreno esté suficientemente bien marcado. Estas son conclusiones a posteriori, después de padecer graves demoras y, lo que es peor, un considerable incremento del recorrido en esta jornada (véase Nota 8 abajo)

 

Nota 8.-  Confusas o inexistentes señales en  la salida desde Riego del Camino.- Ruego a nuestro especialista de Internet, JL, mande algún recado al Sr. Alcalde  de Riego del Camino, para que se coloquen y/o  mejoren las señales en el entorno de la iglesia de ese pueblo y seguidamente a lo largo del primer kilómetro hacia Granja de Moreruela… Queda muy bonito el cartel grabado en piedra junto a la Iglesia de San Cristóbal, donde se hace una loa a Riego desde la perspectiva jacobea; pero en la práctica no se ayuda al peregrino en lo esencial. De la lectura de esta etapa sacará material más que suficiente para entender el porqué de esta queja.
 

 

< foto 2: (Riego del C.-Granja de Moreruela) dejamos atrás el Columbario, tomando el Camino del Monte hacia Granja (km 1)> 

Después de distintas idas y venidas por diferentes calles periféricas de Riego, acertamos por fin a encontrar la salida correcta, enfilando una pista conocida como el Camino del Monte por el que llegaremos a Granja de Moreruela. Se inicia este justamente junto al célebre columbario, citado como punto de referencia clave en nuestra Guía de El País/Aguilar. Lo dejamos atrás, sobre un fondo de amenazantes nubes de tormenta, y continuamos en dirección noreste por una recta pista que atraviesa extensos campos de cereal. Finalmente Tendríamos un agradable paseíto mañanero, ya que a medida que nos acercábamos a Granja iría mejorando la perspectiva meteorológica, hasta el punto que incluso pudimos disfrutar del sol, que por momentos nos acariciaba al filtrarse entre las nubes (ver imagen nº2). 

Entramos en Granja de Moreruela  sobre las 10h.  Nuestro camino nos lleva hasta la iglesia de San Juan Evangelista, ubicada junto a la N-630. Adosado a la pared frontal de esta, vemos un cartel indicando la bifurcación de caminos hacia Santiago: por la izquierda la ruta de Puebla de Sanabria (Orense); por la derecha la ruta de Astorga (León), la cual deberíamos proseguir nosotros... Tanto la vía orensana como la leonesa siguen discurriendo desde aquí por la izquierda de la célebre N-630. No tendríamos que cruzar nunca más esta carretera a lo largo de la etapa, y la perderíamos de vista definitivamente poco antes de Benavente (véase Nota 9 abajo).                      

Nota 9Las Carreteras N-630 y N-VI en relación a la Vía de La Plata.- Mirando el mapa, veréis que la carretera N-630 desparece de nuestro itinerario justo en Benavente. Luego,  será sustituida como compañera ocasional de los peregrinos por la N-VI, en muchos tramos del camino mozárabe leonés.
 

 

< foto 3: (Granja de Moreruela) cabecera y portada meridional del monasterio Cisterciense (s.XII), situado a 4 km del pueblo > 

Antes de abandonar Granja, me lamentaría por no poder visitar el célebre monasterio cisterciense de Santa María, situado a 4km de distancia hacia poniente. Al ser nuestra ruta netamente norte, resulta inviable desviarse tanto si queremos mantener nuestra meta de la jornada (Benavente). Lo habríamos hecho seguramente si la etapa de ayer hubiese finalizado en este pueblo…

 Mi interés por conocer los notables restos de esa maravilla arquitectónica, me llevaron a estudiarlos vía internet al regresar a casa; y lo que he visto digitalmente ha superado las expectativas;  tanto es así, que no desaprovecharé la próxima ocasión para acercarme a ver este icono cultural. Mientras tanto, considero oportuno incluir una foto bastante representativa en este relato; a la vez que sugiero Granja de Moreruela como final de etapa a quienes prevean hacer esta ruta (véase foto nº3). 

 Prosiguiendo el hilo de esta jornada, echamos cuentas del  retraso que llevamos: tras dos horas de caminar solo tenemos hechos 7km; o sea hemos tirado media hora en el despiste de la salida de Riego. Y como el tiempo no corre en vano, siendo algo más de las 10h, calculamos que nos faltan otros 3km para almorzar y descansar un poco; algo que acostumbramos a realizar sobre las 10.30…  

Por desgracia no debimos andar muy atentos a las marcas en algún lugar de este pueblo, o bien no estaban indicadas separadamente en el interior del casco urbano, porque viendo el mapa debimos continuar nuestro camino siguiendo la dirección de la carretera nacional N-630: bien por alguna pista paralela, o en su defecto por el arcén izquierdo de la misma. Luego veremos las consecuencias de nuestro ‘error de navegación’, ya que la ruta seguida a partir de Granja de Moreruela es claramente la sanabresa, en lugar de la leonesa 

Dejando atrás el pueblo, ascendemos por pista forestal una empinada cuesta, rodeados de agradable campiña donde se intercalan prados y jóvenes pinedas. Será en una de estas donde paramos para almorzar a la hora prevista (10.35h); luego reemprendemos la marcha sin perder mucho tiempo, había que recuperar la media hora que llevábamos de retraso.

Poco después cruzamos la última lengua del Pantano de Ricobayo, donde al remontar su ladera norte entramos en una zona bastante abrupta, con vegetación autóctona de encinar y carrascas. Las flechas amarillas son muy escasas por este enrevesado tramo, lo que nos lleva a largos momentos de incertidumbre. Parece que quién haya trazado el intervalo sea aficionado al motocross… Las marcas nos hacen bajar  y luego subir por una torrentera, en la que el camino se estrecha; y se nos pone la mosca tras la oreja: ya empezamos a temernos un desenlace  de broma...

Finalizada la subida del torrente, encontramos por fin la carretera local ZA-123 (Tábara-Villafáfila), marcada en mi hoja de ruta; y justo en la intersección vemos las flechas amarillas pintadas en el asfalto. Pero las flechas están orientadas hacia poniente, y esto nos desconcierta; pues nuestra dirección general debería ser obviamente norte, está más claro que el agua… 

Nos detenemos para examinar un plano de la zona y tratar de orientarnos. Ante este gran chasco trato de no perder la calma; pues aunque en los mapas lo parezca, lógicamente no siempre se camina en la misma dirección: las carreteras y caminos tienen sus curvas, debido a distintos accidentes geográficos, etc. Pero Francesc empieza a ponerse nervioso, y trato de tranquilizarlo con el comentario anterior. Vemos que la carretera baja suavemente hacia la depresión del río Esla, y trato de sosegar a mi colega:

 -Calma Francesc, veamos si tras las próximas curvas la carretera toma la orientación correcta; de lo contrario, habrá que esperar a preguntar a alguien....- Pero no, hacemos más o menos 1 km y seguimos en neta dirección Oeste...

 

< foto 4: (Granja de Moreruela-Santovenia) vega del Esla y cola del embalse de Ricobayo  (al fondo, antiguo Puente de Quintos)> 

Ya no hay dudas, vamos en dirección equivocada, pero por unos momentos nos olvidamos de nuestras tribulaciones… Ante nosotros se abre a mano izquierda un paisaje maravilloso, y le sugiero a F que pose para conservar algún recuerdo agradable que compense nuestro ‘error de navegación’. El río Esla se expande en un amplio valle, para entregar sus aguas al Embalse de Ricobayo, y  no hay obstáculos que nos impidan contemplar el espléndido panorama desde la carretera. Tenemos un campo de visión de unos 10 km. en profundidad, en el que observamos los márgenes del río, que eventualmente se cubren aquí con las subidas del embalse, mostrando una extensa alfombra de color verde intenso (véase arriba foto nº4).  

Como a 2 km de donde estamos se divisa con claridad la venerable ruina del antiguo Puente de Quintos, que cruzaba el río en el punto más estrecho de la garganta que observamos al fondo; unos vestigios que se aprecian perfectamente en el centro de la imagen, junto a la orilla izquierda del cauce. Viendo sus arcadas de piedra y su estructura general podría tratarse de una fundación original romana, aunque las únicas referencias encontradas lo catalogan como medieval. Aunque aún resulta visible parte de la estructura de este histórico puente, acabará desapareciendo si no se hace algo por él, porque durante largos períodos de tiempo queda sumergido bajo las aguas del embalse. 

Pero, volviendo a nuestra cruda realidad, había que salir de nuestras dudas de orientación... Continuamos unos minutos adelante hasta alcanzar un moderno puente sobre el Esla, en el que nuevamente vemos marcadas las flechas amarillas. Lo empezábamos a cruzar cuando vemos, justo delante nuestro, la maniobra de un coche que sale desde un camino adyacente. Sin pensarlo, me interpongo ante él y le pregunto. Este nos confirma que en esta dirección vamos hacia Tábara y Puebla de Sanabria; ¡precisamente el camino del que creíamos habernos separado en Granja de Moreruela! Agarramos el natural cabreo y no hubo más remedio que retroceder. El bueno de F, al que tengo demasiado bien acostumbrado por no fallar casi nunca al elegir las rutas, estaba bastante reticente a volver ahora para atrás, porque en esos momentos aun creía ciegamente en las flechas que vimos en el asfalto... Vuelvo a mirar mi Hoja de Ruta y, para confirmar  lo que sospechaba: ahí se ve claramente que al llegar a la carretera desde la pista que nos condujo aquí, teníamos que haber girado a la derecha. ¿Por qué las flechas nos indicaban justo lo contrario?, Pues muy sencillo, porque quién  las marcó estaba trabajando exclusivamente con la variante mozárabe más habitual a partir del Esla (la “sanabresa”), que se aparta de la Vía de La Plata en el intervalo Granja-Santovenia, precisamente mediante la carretera local ZA-123 en la que estamos.  

Tengo que esforzarme para explicar a Francesc  la situación, insistiendo en que no había más remedio que volver atrás, y aunque a regañadientes cede finalmente. Retornamos pues hasta la embocadura del puente, desde donde vemos una amplia pista que se interna por una dehesa que arranca al otro lado de la carretera. Esa pista se encamina exactamente en la dirección noreste, precisamente la que nos conviene... Decidimos tomarla, pensando ingenuamente en que ella íbamos a encontrar señales amarillas confirmatorias… Pero volvemos a pinchar en hueso, y tras andar por ella unos 300 metros, tenemos que desechar el atajo porque no logramos ver ninguna marca clara, ni rastros recientes de peregrinos... De nuevo tenemos que  dar marcha atrás en esta complicada jornada, para retomar la carretera ZA-123 y desandar el kilómetro largo que hemos hecho en dirección equivocada, que para colmo tendremos que hacer ahora cuesta arriba… Una vez en el punto de inflexión donde hemos visto las flechas, aún nos quedarán 2,5 Km hasta alcanzar la intersección con la N-630 (ver abajo Nota 10).
               

Nota 10.-  Balance de nuestro error, para la historia: Habíamos hecho desde Granja de Moreruela unos 7,5 km. (contando 3 de ida y vuelta inútil). Incluso descontando estos, la distancia de 4,5 km. es mayor que por la carretera nacional N-630 (3 km). Para más ‘inri’, este recorrido tiene muchos accidentes de subida y bajada, con la única compensación de un bonito entorno natural.

   Siempre digo, que en la peregrinación lo esencial es caminar y alcanzar las metas. Si esto es compatible con un bonito panorama, mejor que mejor; pero nunca puede justificarse un significativo incremento de espacio o tiempo solo para ver paisajes supuestamente mejores.

   El balance de pérdida de tiempo es todavía más deprimente. Si hubiésemos venido junto a la N-630 habríamos llegado al punto en que estábamos, en 40 minutos. Nuestro dislate nos ha costado 2,5 horas. Es decir hemos perdido inútilmente casi 2 horas
 

 Son las 12.15, y nos encontramos junto al cruce de la nefasta carretera de Tábara con la N-630. En este punto se abre una pista hacia la izquierda., que discurre paralela a la nacional hasta Santovenia. Ni que decir tiene que ahora sí están a la vista las queridas flechas amarillas, que ya no perderemos de vista en toda la jornada…. Es momento para detenernos unos instantes y reflexionar; para abordar con nuevas premisas lo que nos queda  por delante. A estas alturas ya hemos digerido el desastre,  recuperando el ánimo. Conozco bien a F, y sé que se crece con las dificultades. Por eso, ni se me ocurre plantear dar por finalizada esta jornada en el referido pueblo : llegaríamos a Benavente como estaba previsto, aunque unas horas más tarde. La única consecuencia inmediata sería parar a comer en el citado Santovenia, en lugar de hacerlo en Villaveza del Agua, como habíamos proyectado al planificar  la etapa. 

Nos olvidamos del cansancio acumulado y ponemos el turbo para recuperar el tiempo perdido. Bueno, eso de turbo es mucho decir, porque yo no podía alargar demasiado el paso, ahora especialmente preocupado por la rodilla derecha que se me cargaba con facilidad. Hasta Santovenia, la pista transcurre recta entre pinos y encinas, con la única dificultad de algunas subidas y bajadas. El suelo es un poco pedregoso, lo que obliga a mirar más al camino que al paisaje. Pero no obstante, y pese a las molestias, las sensaciones son buenas con la perspectiva de una buena mesa. Vamos ya  como el ganado que ventea el establo...A las 13,45 llegamos a Santovenia de Esla, un lugar situado a sólo 17 km. del inicio en Riego del Camino (a 15 si hubiéramos tomado el arcén de la N-630). 

 El recorrido realizado hasta aquí en la etapa de hoy, es el último tramo común de nuestro  itinerario mozárabe por la Vía de la Plata. Se trata de un pequeño tramo de  17 km, que por nuestro despiste en la carretera ZA-123 nos ha costado 4,5 km más. A partir de Santovenia el tronco común del itinerario mozárabe se bifurcará para llegar a Santiago por territorios muy diferentes; tras recorrer unos 375km por la variante sanabresa y 40 menos por la leonesa. (Ver Nota 11 un poco más abajo).   

 

< foto 5: (Santovenia) paramos a comer en el  excelente Hostal Restaurante ESLA> 

Llegados a Santovenia de Esla nos metimos en el primer establecimiento hostelero que encontramos. El Bar- Restaurante ESLA está en una explanada junto a la carretera nacional, no lejos del Ayuntamiento del lugar, cuya sede queda al otro lado de la N-630. Mientras esperábamos que sirvieran el menú elegido, recuerdo que estuvimos un buen rato revisando lo que nos quedaba por hacer en esta 5ª etapa, que era bastante a priori (18km). La principal complicación sería (y aún es hoy) el cruce del río Esla en una zona bastante compleja, por la considerable extensión de la confluencia de ese gran río con El Órbigo. También recuerdo que se preparaba para la jornada de tarde otro preocupante hándicap: una climatología incierta, en la que los chubascos intermitentes podrían endurecer aún más el largo trecho que nos quedaba por delante…. Pero lo dejamos ahí por ahora, porque en ese momento nos traen nuestro menú…         

      -- un primer plato con: ensaladilla rusa para mí, y judías estofadas para Francesc.

      -- como segundo nos apuntamos ambos a lo mismo: el socorrido bistec de ternera.  

 Mientras terminábamos el café, se nos ocurrió sellar la “credencial del peregrino” en este restaurante. Para los anales de nuestro Camino... el Hostal-Restaurante Esla sería un punto a tener en cuenta; concretamente cuando en un futuro viaje viniésemos a reanudar el Camino Mozárabe por la ruta de Sanabria; ya que en esta visita hemos quedado muy satisfechos con el trato, el ambiente y la comida. Cuando nos acercamos a pagar en la barra del bar nos informaron que el establecimiento ofrece un descuento especial a los peregrinos… Ni se nos ocurrió en ese momento la idea de alojarnos aquí; fue una excelente oportunidad perdida, pero impacientes por acometer cuanto antes el largo trecho que nos quedaba, no se nos ocurrió reflexionar un poco sobre ello… (ver punto 5 del PRÓLOGO)

 

Nota 11-Santovenia, punto crucial de las Rutas Mozárabes.-

           Finaliza en Santovenia nuestro último tramo común de la ruta Mozárabe a Santiago, un largo intervalo realizado íntegramente por la Vía de la Plata, que arranca  624  kilómetros más al sur en Sevilla. Recordaremos brevemente lo que queda por hacer. Desde Santovenia hasta la ciudad del apóstol se abren dos rutas variantes:

        -- Por la ruta (a) sanabresa, nos desviaremos de la Vía de la Plata, para orientarnos primero hacia el oeste, atravesando las comarcas

          ribereñas del  Tera, y luego definitivamente hacia el noroeste cruzando en dirección a Santiago por la provincia de Orense

       -- Por la ruta (b) leonesa que continuaremos haciendo en la media jornada de esta tarde, nos quedarán otras tres etapas por la Vía de La

          Plata, concretamente hasta llegar Astorga. Desde allí prosigue esta variante hasta llegar a Santiago por el Camino Francés.
 

 

< foto 6: desde Santovenia (15.10h) hasta Villaveza del Agua (16.28h): 5,5km junto a la carretera N-630 > 

  No son todavía las 15,00 h cuando estamos otra vez en camino. Seguimos andando muy cerca de la N-630, aprovechando una pista paralela por la derecha y luego por el arcén izquierdo de dicha carretera.  Sin ninguna incidencia, alcanzamos Villaveza del Agua a las 16,45 h. Atravesamos este pueblo a todo lo largo, por la misma carretera nacional, buscando inútilmente algún café para meterle unas calorías extra al cuerpo. El lugar parece deshabitado a estas horas, ni siquiera nos cruzamos con algún vecino. Pasado el pueblo, las flechas amarillas nos llevan al otro lado de la carretera., donde tomamos nueva pista rural que serpentea entre unos maizales. Ha empezado a llover desde hace un ratito, combinándose la lluvia (afortunadamente fina) con un viento frío que incomoda bastante. Con el ‘chubasquero-mochilero’ pasa igual que cuando la época del Seat-600: el viento te bambolea de mala manera. El chubasquero se infla con el viento, y el agua nos entra por todas partes...  En seguida divisamos la torre octogonal de la iglesia de Barcial del Barco (17.15h). 

En Barcial , pueblo encaramado en una colina, tenemos que ascender por el centro urbano sin dejar la carretera nacional, hasta llegar a la altura del cementerio. En este punto hemos de buscar la pista que se dirige hacia el río, junto a la cual encontraremos el trazado abandonado de una antigua línea de ferrocarriles de mercancías. Al parecer, este ferrocarril dejó de funcionar  en 1984…  

 < foto 7: (Barcial del Barco) antigua estación del tren de mercancías (abandonada)> 

Antes de alcanzar las vías veremos la antigua estación, un pequeño edificio de corte clásico típico de los años 50 del pasado siglo, cerrado obviamente aunque bien conservado. Por su entorno no se ven las marcas, y tras mirar los apuntes, lo dejamos atrás para encaminarnos por una solitaria pista de tierra; en la que circulamos casi un kilómetro a través de un escenario triste, carente de árboles y tapizado por  rala vegetación entre la que abundan los escombros… Cuesta entender un panorama tan pobre a escasos metros del caudaloso Esla. En cuanto a nosotros,  no dudamos que el itinerario elegido es la mejor opción, recomendado en las guías por ser el más corto; evitándonos tener que remontar por carretera asfaltada unos cerros que circundan el enclave. Como el recorrido ya estaba previsto de antemano, no nos paramos a pensar si con el tiempo lluvioso podría ser peligrosa la travesía... Tras dejar atrás el pueblo, pronto nos damos cuenta que por los andurriales que transitamos no vive absolutamente nadie. Parece como si alguna calamidad hubiese arrasado la zona hace años...    

 Las señas amarillas siguen escaseando, y por momentos dudamos si vamos bien. Tras cruzar bajo un pontón la carretera N-630, no tardamos en toparnos las antiguas vías del tren. Los raíles y traviesas de madera denotan los muchos años que llevan sin soportar el paso de los convoyes; por las trazas nos daba la impresión que este ferrocarril dejó de usarse hace más de 40 años. Luego nos confirmaron en Benavente que exactamente había dejado de funcionar en 1984.  

Caminamos inicialmente por encima del talud, junto a las vías, donde hay en ambos márgenes un estrecho sendero, abierto seguramente por los peregrinos entre las hierbas. Minutos después de acceder al trazado viario, vemos en un par de postes  señas amarillas que nos encaminan siguiendo las vías hacia un túnel, distante unos 500 metros. El ‘estrecho agujero’ donde tenemos que penetrar perfora una  colina de 50 metros de anchura. Por primera vez deberemos caminar sobre las viejas traviesas de madera, que en el centro del túnel apenas logramos ver, lo que nos hace tropezar de vez en cuando.  

Cuando salimos al otro lado, nos encontramos una sorpresa: ¡el talud de la línea férrea se eleva ahora 10 m sobre el suelo!, y tenemos que caminar con extremo cuidado para no despeñarnos... Habremos de mantener la tensión durante un largo tramo, en el que los finos senderos abiertos en las orillas de la vía llegarían a desaparecer en ocasiones; pero no tenemos opción de bajar del talud y circular por abajo, porque el terreno de labor y unas acequias cubiertas de maleza nos lo impiden. Tal es la dificultad, que llega un momento en que no hay más remedio que transitar por las traviesas, o bien por el mismo rail; es muy duro, pero al menos no corremos peligro de rompernos la crisma. Después de tantearlo de una y otra forma, adoptamos como  más seguro el tránsito por las traviesas...  

Sigue lloviznando y el paisaje no sabría cómo describirlo...: desolado; esa sería la palabra más aproximada. Aunque esta solitud no nos ocasiona precisamente  pesadumbre, vamos más bien embobados por el aire romántico de la vieja infraestructura ferroviaria, que seguramente supuso trabajo y prosperidad a mucha gente en el pasado… Se nota que por la zona circuló el ferrocarril durante casi 100 años... Aquí y allá  se ve chatarra decimonónica; viejos postes de madera, renegridos por el paso humeante de las primitivas locomotoras, cables de acero retorcidos y oxidados,  antiguos bidones sin rastros de color reconocible...

 

< foto 8: (Barcial del Barco- Villanueva del Azoague) caminando junto a las vías o sobre el -balastro-, 2km de infierno > 

En la hora larga que nos duraría la aventura nos sentimos transportados a los años heroicos del ferrocarril en nuestro país; especialmente los transcurridos entre finales del siglo XIX  y la inmediata  posguerra española, y ni siquiera nos incomodaba la climatología. Pero rebobinando ahora el episodio, reconozco que el tránsito de 2km sobre las vías fue un martirio… para olvidar.

Las traviesas de madera se veían en buena parte podridas, asentándose de manera muy irregular sobre el balastro (Nota 12 abajo). De manera que no siempre coincidía su separación con la longitud de nuestro paso. Es muy difícil andar regularmente en estas condiciones Yo iba fijando la vista en las próximas tres o cuatro traviesas, de forma que mentalmente adaptaba la cadencia de mi paso a cambiantes secuencias del punto de apoyo; como por ejemplo: traviesa-traviesa-balastro-traviesa-balastro...traviesa-balastro-balastro-traviesa, etc. etc. Pero coordinar las pisadas con la película captada un instante antes, un par de metros por delante, no era nada fácil…; de vez en cuando perdía el equilibrio o resbalaba... En cuanto al intento de caminar sobre la misma vía, hubo que desestimarlo enseguida: con el bamboleo de la mochila es difícil mantener el equilibrio sobre una vía húmeda… Así, a trancas y barrancas, fuimos avanzando durante un buen rato...

 El dichoso talud  sobre-elevado se prolongaría casi 1km. Por fin se acaba, justo al llegar ante el primer puente de acero sobre el río Esla...., mejor dicho sobre un afluente del mismo.

 

Nota 12.-  Balastro.- Lecho de piedra picada que sirve de base a las traviesas del  ferrocarril                                                                                                                                 

 

< foto 9: (Barcial del Barco- Villanueva del Azoague) viaducto “Brazos del Río” -52mt-  > 

Nos encontramos con el denominado “viaducto “Brazos del Río”, un pontón de acero roblonado. Está soportado por preciosas celosías como las que salen en las películas de la 1ª Guerra Mundial. Según he comprobado posteriormente, este puente tiene  exactamente 52 metros de largo. Se compone de dos tramos idénticos, que se apoyan en un fuerte pilar central hecho con cantería. A ambos lados de la vía hay un pequeño pasillo de chapa continua soldada por tramos. Dicho pasillo tiene 60 cm. de ancho, de manera que permite el paso aunque sin mucha holgura; pero eso sí,  nos resulta evidente que conviene agarrarse a la barandilla de pasamano (véase img.9). Hemos de caminar suspendidos a unos 15m de altura sobre un afluente del  Esla, cuyo nombre no recuerdo ahora. El aspecto del agua impresiona en estas circunstancias, embalsada en el profundo tajo que tiene el cauce por este punto. A pesar de la persiste lluvia, no nos ahorramos la ejecución de las fotos.

Las imágenes son elocuentes; es difícil decir si estamos más asustados que impresionados por el escenario...  Tenemos un poco de miedo por la dudosa consistencia de las viejas chapas, visiblemente oxidadas. Por eso decidimos agudizar la vista para ver con antelación el estado de las traviesas y las chapas del pasillo. Finalmente, solo detectaremos 3 puntos donde la corrosión ha destruido parte del mismo, obligándonos a un peligroso paso sobre las propias vías, viendo deslizarse bajo nuestros pies las verdosas aguas del río entre los amplios vanos de las traviesas... Nuestro mayor temor está sin embargo en el tránsito por la incierta pasarela; temiendo que pudiera fallar algún panel oxidado, cuya corrosión  por la superficie opuesta no podemos calibrar...  Por eso no dejamos de agarrar firmemente el  pasamanos de la baranda. Para evaluar la altura sobre el agua basta fijarse en un detalle: poco antes de alcanzar la otra orilla, vemos pasar bajo nuestros pies las copas de algunos chopos y olmos de unos 12 metros de altura. 

Pasado el puente, volvemos a encontrarnos otra vez con el talud. Esta vez comprobamos aliviados que se puede bajar al terreno firme; hay un sendero transitable entre la vía y las tierras de labor. En este tramo para la lluvia  por momentos, y sale un sol rabioso que pronto nos obliga a deshacer el tinglado de los impermeables; con la consiguiente demora que supone tener que desmontar y montar mochilas. Luego, vuelta a la caminata...para volver a enfundarnos las protecciones un poco más allá; porque la dichosa lluvia tenía que hacer su última aparición de la jornada (y de toda la excursión). 

Avanzamos por la base del talud casi un km., hasta que nos encontramos con el curso principal del Esla... Vuelta a subir a las vías, justo donde se asientan los estribos de un segundo puente de hierro, este mucho más largo que el anterior. Según datos fehacientes tiene exactamente 251m,  apoyándose en cuatro puntales intermedios. La estructura es impresionante, similar a una Torre Eiffel tumbada; particularmente, nunca había visto nada parecido. En su conjunto el estado de esta notable obra de ingeniería lo calificaría de muy bueno, teniendo en cuenta sus muchos años de abandono. Justo a la entrada del puente hay un viejo depósito de agua, usado en su momento para el servicio de las antiguas calderas de vapor de los trenes. Viendo eso nos vienen a la memoria las viejas películas del Oeste americano; también un clásico relato de la guerra del pacífico: “El Puente sobre el río Kwai” 

 

< foto 10: (Barcial del Barco- Villanueva del Azoague) viaducto “el Puente de Hierro” (250mt-5 tramos) (km30.5 de la etapa)> 

El paso de este segundo gigante de acero nos coge ya más entrenados. Superada la prueba del primer puente se nos había templado el ánimo, y habíamos ganado en confianza por la prueba superada. Por eso no perdimos tiempo en acometer la ‘última aventura de la jornada’.  Evidentemente, la gran longitud de este viaducto se corresponde con la amplitud del Esla por esta zona. Río abajo, sobre la izquierda de nuestra dirección de marcha, vemos una gran masa de agua. No se trata de un pantano, no (luego lo vi en el mapa), sino la confluencia sobre el Esla de su caudaloso afluente el Órbigo, conformando entre ambos una especie de estuario fluvial. Los márgenes a lado y lado del puente están cubiertos por una tupida fronda de árboles de ribera, cuya exuberancia parece más propia de países tropicales que del Norte de España. En esta etapa se ve muy claro por qué la  región leonesa es la de mayor riqueza hidrológica de España. 

Pasado el conocido como “Puente de Hierro”, seguiremos circulando junto al viejo trazado ferroviario  unos 800 m., hasta que el sendero pasa bajo las vías y se interna en las feraces huertas de la vega leonesa. La lluvia ha cesado y decidimos parar junto a una acequia para quitarnos, por última vez, todo el tenderete de los plásticos.

 

< foto 11: unos minutos de descanso en la vega del Esla (a 1km de Villanueva del Azoague), última parada antes de Benavente>

 El sitio es sugerente y estamos contentos, se empieza a vislumbrar el final de etapa… Nuevamente nos tenemos que enfrentar con las farragosas maniobras de desmontar y montar las mochilas, que nos quitan un cuarto de hora; claro que nos sentiremos compensados descansando un poco..., y provecharíamos  el descanso para tender a secar todo lo que está mojado, ya que has nos ha salido el sol a última hora. En cuanto a las estrafalarias  protecciones contra el agua que veis en las fotos, merecen un comentario aparte (Nota 15 al final del capítulo). Durante el descanso  hemos revisado en la pantalla digital  las imágenes conseguidas, y también  hemos sacado alguna instantánea en este lugar (foto nº11), que evidencia la exuberancia de la vega del Esla por esta zona. Finalmente, antes de partir de nuevo, decidimos contactar telefónicamente con JL, para concretar nuestro encuentro con él. Decidimos vernos en la estación de buses sobre las 20,45.  

Una vez superadas las diversas incidencias de esta enorme etapa, así como las emociones visuales de los últimos kilómetros, se abre ante nosotros un terreno recto y llano, que nos lleva hacia Villanueva del Azoague el último pueblo de la jornada. Sin darnos cuenta, nuestras ganas de acabar nos inducen a forzar demasiado la marcha; hasta que los claros síntomas que sentimos en algunas zonas de nuestra anatomía nos señalan que estamos pasados de vueltas. Atravesando Villanueva siento dos puntos calientes que eclipsan las molestias intermitentes de la hernia: rodilla derecha con un dolor continuado y talón del mismo pié, donde noto (cosa rara en mí) que se está formando una ampolla. Francesc nopiula’, pero es que a él es muy difícil oírle quejarse;  en cuanto a mí, tampoco digo nada, pero voy renqueando a ratos, frenando la marcha de mi compañero.  

Villanueva del  Azoague  es una población prácticamente unida a Benavente, como si fuera una barriada. Atravesando el pueblo por su periferia, vemos de frente a lo lejos el conglomerado urbano de la capital comarcal; tan nítidamente que la meta parece estar ahí mismo, pero... tranquilos que faltan todavía 3 km. Porque esa es la distancia entre las lindes de este lugar y Benavente. Tres kilómetros que, esta vez de verdad, se me harían interminables…

 

< foto 12: (Benavente) iglesia de Santa María del Azogue (ó ‘La Mayor’) -s.XII-XIII-, portada sur, cabecera y portada norte> 

Con la fatiga y las ansias de llegar, apenas me fijé en esta importante ciudad zamorana; solo recuerdo nuestro paso ante la extraordinaria iglesia de Santa María del Azogue, de la que incluyo un fotomontaje con imágenes obtenidas en directo y en Internet (véase img.nº12 arriba). Cuando por fin logramos sentarnos en uno de los bancos de la estación son las 20,30 h, y no vemos a Juan Luis por ninguna parte, cosa que nos extrañó bastante en principio; tardaría diez minutos en aparecer. Luego resultó que por nuestro ritmo de marcha nos habíamos anticipado 15 minutos a la hora convenida para el encuentro. Ya reunidos nos vamos sin demora tras JL. El alojamiento que ha reservado para todos está bastante bien; es muy céntrico y digno: por solo 42 € nos alojaremos confortablemente en dos habitaciones, costando  30 € la habitación doble y 12 la sencilla (ver Nota 13).

 

Nota 13-Nuestro alojamiento en Benavente.- Estos son sus datos, por si tienen utilidad para alguien en el futuro: HOSTAL PARAISO  (Paraíso Hosteleros), calle de los Herreros, 64 (cruce  c./ de las Heras)
 (Telfº 980 633381)
 

 Ni que decir tiene que, tras esta durísima etapa, no estábamos para otra cosa que cenar y meternos en la cama enseguida. JL había comprado la cena, preparada como siempre a base de frutas. Después del natural aseo,  nos juntamos rápidamente a cenar en la habitación grande. Apenas hablamos de la etapa, aunque si un poco, acerca de las tres últimas que vendrían a continuación. Siendo todas relativamente cortas no preveíamos ya mayores dificultades. JL nos informa que se hallaba bastante recuperado, a punto para acometer lo que resta de viaje sin problemas. Francesc y yo compartiremos en esta ocasión la habitación doble, quedándose JL con la sencilla. Me metí en la cama pasando revista a las secuelas de la etapa: me preocupaba especialmente la rodilla derecha. La hernia estaba ya dominada, porque había llegado a desarrollar un mecanismo automático para ‘dormirla’ antes de llegar a molestar. En cuanto a la pequeña ampolla del pié derecho, ya buscaríamos la forma de reducirla a la mañana siguiente. A pesar de las molestias, la sensación que tenia de la etapa, momentos antes de dormirme, era muy buena. Había sido finalmente un etapón de casi 39 km; una etapa un poco loca y aventurera, que son las que más me gustan, con bastante morbo por la variabilidad de todos los ingredientes: sorpresas en los paisajes, altibajos en la andadura, enigmas en las señales, e incluso cambiante meteorología… Apuntáosla quienes disfrutéis con la emoción de lo imprevisto y la sorpresa…..

Visto ahora en la víspera del sueño, arropado en el cálido refugio de un buen lecho, ni siquiera abominaba del error que nos metió casi dos horas y 4,5 km. extras; ese era el toque más amargo de una jornada pródiga en emociones , y no quería renegar de ello... (Nota 14) abajo).

 Esta noche, por fin, logramos dormir todos como angelitos, ni siquiera sentí los ronquidos de F…. 

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Nota 14 -Etapa “reina” de La Vía de La Plata.- Pese a las penalidades de la jornada, conservo muy  vivas en la memoria las imágenes de los  6,5km que separan  Barcial del Barco de la ribera norte del Esla. Me resultará imposible plasmarlo todo, pero a lo escrito he querido añadir las mejores fotos obtenidas, sin escatimar espacio en este relato. Mirándolas ahora me alegra mucho haber tomado la decisión de realizar este tramo el año 2004, porque a día de hoy, cuando paso me decido a sacar a la luz el relato de esta aventura (Dic.5-2015) sería imposible vivir esa experiencia. Al recurrir a Internet para conseguir alguna que otra imagen de  los puentes, y datos concretos sobre su construcción, he sabido con pena que ya ha sido desmontada toda vieja la vía férrea entre Zamora y Benavente. La medida fue tomada no hace mucho por el gobierno, para evitar el evidente y  progresivo saqueo de la ‘ferralla’; inevitable consecuencia del prolongado abandono de la instalación, en parajes tan solitarios como estos.  El decreto gubernamental alcanza a toda la línea férrea hasta el límite provincial Zamora-León. Al parecer solo se mantendrán íntegramente los viaductos, inclusive los raíles comprendidos en ellos.  Paralelamente, gana enteros una vieja aspiración de los clubs excursionistas locales: convertir este trazado férreo en atractiva vía verde. Ni que decir tiene que no caben objeciones a esa medida; sería una ruta perfecta para grandes y pequeños, con pasillos peatonales y de ciclistas; con bancos, fuentes y áreas de descanso, etc. etc. El disfrute de los excursionistas de toda condición estaría asegurado; pero amigos, las emociones  serán diferentes a las que hemos vivido nosotros este  inolvidable 12 de Mayo de 2004. En todo caso aspiro a volver por aquí algún día, probablemente con mi nieto.
 

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Nota 15-indumentaria improvisada contra la lluvia .- Mi prioridad al preparar la indumentaria para salir al Camino es invariablemente ahorrar peso. Por eso, al ser las protecciones anti-lluvia accesorios poco utilizados, gracias a la favorable climatología de nuestro país, prescindo del equipamiento al uso, bastante más pesado. También lo hago porque siempre me han importado un bledo las modas o lo “estéticamente correcto”. Es decir no soy nada coqueto, y nunca he tenido sentido del ridículo; hasta el punto de poder reírme de mí mismo sin ningún complejo cuando veo las fotos. Eso explica el reiterado uso de ese chubasquero azul de cuerpo entero, cuyo peso no superaba los 100 gramos: fue lo más práctico y útil de mi equipo impermeable (lástima que se me rompió y nunca encontré algo igual). En cuanto a la *papallona groga que veis, es un impermeable mochilero, habitual en aquellos años; actualmente viene incorporado en la propia mochila. Finalmente llevaba unos perniles transparentes de polipropileno, preparado por mí mismo, a los que cosió mi mujer unos velcros. En viajes posteriores prescindí de ellos, sustituidos por un liviano pantalón de 150gr. En su conjunto ese equipamiento es una curiosa vis cómica de mi persona; me río un montón al verlo.                                 

                                                                                               *(expresión catalana que me encanta; en castellano mariposa amarilla)

  

 

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   Antonio Garcia Marquez 

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GUIA DEL CAMINO DE SANTIAGO A PIE (En papel)
JOSE M. SOMAVILLA , TUTOR, 2009
Desde la primera edición de esta Guía del Camino de Santiago a pie han transcurrido más de diez años, y veinte desde que su autor, José Manuel Somavilla, descubriese la Ruta Jacobea en 1989 y quedase enamorado de ella. Desde entonces ha recorrido el Camino de Santiago a pie año tras año. Fruto de esa experiencia contrastada que muchos lectores y peregrinos han disfrutado en sus anteriores ediciones, ahora, para esta nueva edición actualizada en 2009 y ampliada, el autor ha elaborado nuevos y detallados mapas de cada una de las 26 etapas del Camino Francés que separan los 750 kilómetros que hay entre Roncesvalles y Santiago de Compostela. A esto ha añadido la variante del Camino Aragonés, con 5 nuevas etapas desde Somport hasta Puente la Reina, punto en el que se une con la otra vía del Camino Francés

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