Cap.XL / (32ªEt.=18,0Km) REQUEJO-LUBIAN (4 Julio, Domingo)
Partimos a las 7.00 horas, caminando inicialmente por la carretera
N-525. Tenemos por delante un largo tobogán de unos 7 km hasta el
túnel que salva el Portillo de Padornelo. Hemos salido entre
dos luces, confiados en que al ir un buen rato por el arcén de la
nacional no podíamos perdernos. Un día más hace muy buen tiempo a
estas horas de la mañana, sin apenas viento.
Muy pronto
irá clareando el día, sorprendiéndonos en el amanecer la espléndida
belleza de la vegetación que cubre las faldas de la montaña a ambos
lados del Camino. Podemos fijarnos especialmente en el margen
derecho, por tenerlo ladera arriba. La eclosión floral de
genistas y brezos, intercalados a intervalos con
retamas, mimbreras y saúcos, nos presenta toda una
sinfonía de colores amarillos, blancos, verdes, marrones y violetas
de variados tonos. Es imposible describir con palabras el
impresionante mosaico que muestra la naturaleza por este lugar, en
esta época del año precisamente. Solo cabe venir a verlo, y nosotros
tenemos la suerte de disfrutarlo sin siquiera haberlo buscado… Logro
sacar algunas fotos, con precaria claridad y nitidez porque por
momentos nos invade la niebla, entre ellas la que incluyo en la
primera imagen de este capítulo (img
nº1izq).
< img 1: (Requejo-
Puerto del Padornelo) excepcional floración en todo el
intervalo // viaducto de 400mt (k6,5-8.20h)>
A medida que
ascendemos vemos a lo lejos una amplia zona devastada por un
incendio reciente. Hay una sucesión de montes totalmente arrasados,
según podemos apreciar por su color negruzco, que contrasta con el
verdor de las montañas que rodean la zona afectada. Poco antes de
coronar el puerto la niebla se ha cerrado a nuestro alrededor, justo
mientras pasamos por un altísimo viaducto de unos 400 metros
de longitud, que traza amplia curva sobre el pronunciado barranco (img
nº1der).
Finalmente, medio kilómetro después nos introducimos en el túnel
de Padornelo, situado en la cima del puerto homónimo.
Pero antes de continuar con el relato, es oportuno comentar que este
mítico lugar parece haber sido en el pasado punto fronterizo entre
los reinos de León y Galicia; una fita jurisdiccional
hallada en el puerto, y conservada en la iglesia parroquial de
Padornelo, así lo atestigua (ver Nota
16 en final capítulo).
<
img 2: (Padornelo) centro histórico,
con igl. Sta. María La Nueva a la izquierda de la N-525
(k9-8.58h) >
Tras el
túnel divisamos ya muy cerca el pequeño lugar de
Padornelo (img
nº2), a
cuyo núcleo histórico no podremos acceder directamente por quedar a
la izquierda de la moderna calzada, descolgado unos 20 metros ladera
abajo. La salida del túnel fue abierta precisamente esos 20 metros
por encima del antiguo trazado de la carretera, para evitar su paso
por el centro de la población. Esa circunstancia supone que
empecemos a preocuparnos ya por nuestro café, aunque no
perdemos del todo la fe, y tendremos nuestro premio…
Pasado medio
km tras el túnel cruzamos por un puente el trazado de la autovía, y
medio kilómetro más adelante superamos la localidad; en un punto
donde divisamos ¡por fin!, como a 400 metros, nuestro primer
objetivo de la jornada: ¡la cafetería
del
área de servicios Padornelo!
Se trata de una moderna y bien dotada área de servicios; que
nos estaba esperando con todos los ingredientes de un buen desayuno
a punto. Nos limitamos a tomar
el café con
leche con unas pastas de hojaldre, pero lo hacemos a nuestras
anchas, disfrutando de una excelente panorámica y cómodamente
sentados en los afelpados taburetes de la barra. A Francisco
le quedará aún su bocadillo, que no ha querido comer ahora y lo
reserva para dentro de una hora como poco; y yo ya estoy servido,
porque comí mis sardinas con unas rebanadas de pan antes de
abandonar el albergue de Requejo.
< img 3: (Padornelo-Aciberos)
nos desviamos a la derecha por la vieja
ZA-106,
en el cruce que vemos como a 200 metros (k11,5-9.46h) >
Sobre
las 9.25h salimos de la cafetería y tomamos el arcén derecho de la
carretera; y a las 9.50 nos desviamos por una pista asfaltada que
sale a nuestra derecha, que nos llevará hacia Aciberos y
Lubíán (img
nº3).
Hemos venido por la nacional con poquísimo tráfico rodado, pero
una vez en ese desvío la tranquilidad será absoluta hasta alcanzar
nuestro destino: no pasa absolutamente nadie por esa antigua
carretera. Porque en realidad esta pista resulta ser una vieja
carretera local, muy estrecha y sin arcén, concretamente la
ZA-106;
que enlaza Lubián con la nacional
N-525
además de a otros pequeños lugares, concretamente: Aciberos,
Hedroso, Chanos y Las Hedradas. Es una
carreterita tortuosa y bastante parcheada, como las que teníamos en
este país en los años 50 y 60 de la pasada centuria, antes del
desarrollo económico franquista. Una carretera sin las líneas
divisorias marginales y medianeras, ya que si las tuviera no cabría
por sus calzadas un automóvil pequeño; solo serviría para motos y
bicis… De hecho, cuando se crucen por aquí dos coches tendrán que
reducir mucho la velocidad, casi hasta parar, o incluso será
necesaria en ocasiones alguna maniobra… Para ilustrar
literariamente su antigüedad, baste reseñar que conserva aún en
algunas curvas aquellos omnipresentes muretes de piedra, semejantes
a las almenas de los castillos…
< img 4: (Padornelo-Aciberos)
-tendido eléctrico años 50- // –torres AT
en 2010 (y una quincena de aerogeneradores en la cima)
(k12,5-10h) >
El recorrido
por esta vetusta calzada nos transporta a los tiempos de la niñez,
por lo que en todo el tramo vamos sumergidos en un mundo mágico.
Pero pronto veremos un contraste que nos sitúa en un instante en la
realidad tecnológica del siglo XXI… Durante un rato íbamos viendo a
la derecha de la carretera algunos postes de madera del antiguo
tendido eléctrico, contemporáneos de la misma; mientras que por el
lado izquierdo se divisaban en varios planos dos modernas
instalaciones aplicadas a la generación y transporte actual de
energía eléctrica: a ambos lados del profundo valle del río
Leira vemos alineadas una serie de gigantescas torres de alta
tensión, y allá lejos, en la cresta de las montañas que cierran el
horizonte, se distinguen nítidamente una quincena de modernos
aerogeneradores, cuyo cableado de transporte eléctrico se conecta
bajo tierra con la central de transformación
(img
nº4).
En definitiva, todo un cuadro expositor que nos ofrece la evolución
del sector eléctrico en España en los últimos 60 años; una evolución
tecnológica vivida por estos veteranos caminantes en el ya lejano
pasado, tiempos recientes y el brillante presente.
Un cuadro expositor que paralelamente nos enfrenta a una realidad:
la película de nuestras vidas tiene ya muchos capítulos. Es
inevitable hacer la correspondiente reflexión y nos sentimos
satisfechos de poder contarlo; coincidiendo ambos en la
predisposición a seguir abriendo algunos capítulos más, siguiendo
nuestro Camino con la ayuda de Santiago…
Durante esta
jornada disfrutaríamos tal vez de la etapa más agradable del
presente viaje. Caminando sin prisas, logramos empaparnos bien del
espíritu de la Alta Sanabria; alejados de grandes carreteras
o autovías, y con pequeños núcleos de población en nuestro
camino. En la subcomarca de Lubián se perciben unas
sensaciones difíciles de encontrar ya en la geografía española. Nos
vemos sumergidos en un entorno prácticamente virgen, en el que
durante largos intervalos nos sentimos absolutamente solos (dentro
de nuestra especie claro). Recomiendo este rincón
galaico-zamorano a quienes se sientan estresados, para que se tomen
unos días de completo relax por estos contornos.
Tras dejar
Aciberos a nuestra izquierda, decidimos hacer una parada larga
para que Francesc de buena cuenta de su almuerzo. Es una
buena ocasión para descalzarse y airear botas y calcetines al sol, a
la par que se activa la circulación sanguínea en la planta de los
pies.
Entre
Aciberos y Hedroso la pista serpentea dibujando unos
bucles sumamente revirados, lo que en ocasiones te da la sensación
de estar caminando en la dirección opuesta… El arbolado es en
general de escaso porte en el intervalo, con abigarradas masas de
robles envueltas por el espeso matorral del sotobosque.
Aparentemente, también esta zona debió sufrir algún importante
incendio no hace demasiado tiempo, posiblemente una decena de años.
Esta suposición me la confirman una sucesión de grandes robles y
castaños centenarios, que nos vamos encontrando aislados a ambos
lados de la carretera, la mayoría de ellos lindantes con esta. Son
evidentemente los únicos supervivientes de ese gran fuego…
Poco antes de
llegar a Hedroso, cruzamos un puente situado en el vértice de
una acusada curva a izquierdas. Bajo su moderna estructura corren
alegres las limpias aguas del río Pedro, eje
vertebrador de las poblaciones que conforman el término municipal de
Lubián. El lugar es sugerente, y de nuevo tiro de mi cámara
digital, para sacar algunas imágenes del cauce aguas abajo
(img
nº5izq abajo).
No discurre mucho caudal bajo el puente, por lo que a este curso
fluvial cabría más llamarle arroyo que río…, pero al parecer son
aguas permanentes. Es una gozada sentir como salta la corriente
entre las grandes piedras que conforman su lecho. Todo el cauce
que se divisa a lado y lado es netamente pétreo, hasta tal punto que
entre los pedruscos no logramos distinguir una pizca de arena o
tierra… Agudizando la vista aguas arriba, vemos como se empina el
curso del río hacia lo más agreste del Parque Natural
del Lago de Sanabria, por una vertiente rocosa prácticamente
exenta de vegetación.
< img 5:
(cercanías de Hedroso) río Pedro // castaño
monumental // fuente medieval “a fonterreira, entrando al
pueblo” >
Llegando a
Hedroso, pueblecito que surge a nuestra derecha, nos encontramos
con una estupenda fuente de dos caños de desigual caudal, que por su
aspecto debe estar activa desde tiempos inmemoriales. Llaman a esta
fuente “A Fonterreira”, según reza el letrero de hierro
forjado que vemos en el frontis de uno de los chorros (img
nº5der).
Nos encontramos allí a una señora llenando vasijas, la cual nos
confirma la bondad del líquido elemento que mana de la fuente… y no
dudamos en comprobarlo tastándolo de inmediato, para luego rellenar
nuestros botellines. Ambos caños surgen en dos puntos bien
diferenciados, por estar destinado uno de ellos a saciar la sed de
los viandantes y el segundo al lavado de utensilios, aunque
evidentemente el agua de ambos es de la misma calidad.
Me llama la
atención el segundo caño, de mayor caudal, que brota de una gran
piedra en la que se ven una serie de concavidades, semejantes a
petroglifos, cuyo origen desconocemos. Saco varias fotos para
intentar averiguarlo más adelante en Internet y seguimos
nuestro camino sin detenernos; ya estamos muy cerca de nuestro
destino de hoy.
< img 6:
(Hedroso-Lubián) vaca bizca y ‘guerxa’ en la cuneta
pasado Hedroso // avispa sobre inflorescencia de saúco
>
Pasado el pueblo
vemos algunos prados junto a la carretera, donde pastan
tranquilamente las vacas. Es un cuadro tiernamente pastoril, que nos
muestra ahora, en el tramo final de la primavera, una campiña en
todo su esplendor. Saco algún buen encuadre, pero entre los animales
he elegido para el reportaje la vaca menos agraciada… La escojo a
ella porque a mí me resulta particularmente graciosa; por su
bizquera, destartalada cornamenta e hirsuto pelaje. Antes de llegar
a su altura nos sorprende con un mugido de satisfacción, por el
festín que se está dando entre las altas hierbas de la cuneta (img
nº6)...
Siguen apareciendo
espectaculares castaños tras cada curva del camino, casi siempre
aislados, presidiendo la cabecera de los prados o escoltando nuestro
caminar junto a la calzada
(más arriba img
nº5).
Pero la floración de estos gigantes no alcanza por aquí, ni con
mucho, la espectacularidad de los ejemplares admirados en Otero
de Sanabria y su entorno, quizás por ser aquellos mucho más
jóvenes y exuberantes, o bien por razones de altitud y climatología…
En esta etapa,
convertida por la providencia divina en un aula de la natura,
no solo vamos a admirar la flora conocida sino que tendremos la
oportunidad de observar de cerca nuevas especies, o al menos lo son
para mí… Con la ayuda de Francesc conoceré de cerca el
saúco, muy abundante junto a las cunetas, con sus lanceoladas
hojas surcadas por innumerables nervaduras, luciendo a principios de
Julio un verde vivo y brillante. Entre ellas se abren precisamente
ahora numerosas inflorescencias blancas (imagen
nº6der)…
Por lo que veo se trata de una especie que está a mitad de camino
entre el arbusto y el árbol, quizás más cercana a lo primero.
< img 7:
(Aciberos-Lubián) una curiosa floración herbácea, en esta
subcomarca de la Alta Sanabria (k11,5 a 17) >
Después de sacar
algunas imágenes de los saúcos floridos continúo un largo trecho
con la cámara sin enfundar. Venía viendo a intervalos, durante un
largo trecho, una curiosa planta herbácea de largos, finísimos y
abigarrados filamentos radiales de color crema, y me he propuesto
ahora elegir el mejor encuadre posible para fotografiarla. Por lo
que parece, esta sorprendente especie vegetal se encuentra ahora en
plena floración, porque en las terminaciones de sus filamentos (de
hasta 40 cm. de longitud) vemos una atisbo de color violeta claro
que evidentemente son diminutas flores… Me agacho para intentar
apreciar con más detalle su estructura y me resulta imposible verla
con claridad; tendría que disponer de una potente lente para
deslindar los tallos de sus hojas y flores. De nuevo en pié, y
mirando con amplia perspectiva la zona invadida por este espécimen,
solo se aprecia como una vaporosa nube, de un delicado color entre
rosáceo y violeta (img
nº7).
La planta
anteriormente mencionada no crece en solitario; en el trozo de
terreno elegido para sacar las fotos, contiguo a la carretera,
despuntan también algunas hierbas altas y flores de larguísimo
tallo, las cuales surgen entre la brumosa especie más arriba
descrita. Estas flores, como pequeñas alcachofas, conforman espesos
pomos de pétalos, casi esféricos y de 1 a 2 cm. de diámetro, los
cuales surgen entre la vaporosa planta violácea contrastando con
ella sus vistosas y variadas coloraciones amarillas, azules y
blancas. Ignoramos también sus nombres pero, al menos, nos queda el
consuelo de ofreceros esas fotos… (me
remito de nuevo a la img nº7).
Solo 2,5 km
separan Hedroso de Lubián, espacio que recorremos en
algo más de media hora. Hoy ha sido corta la etapa, y por eso nos
hemos permitido hacer de los últimos kilómetros un agradable paseo,
recreándonos en el paisaje y la observación detallada de su
espléndida flora. Pese a nuestra parsimonia, arribamos a nuestro
pintoresco destino del día a las 12.10h; muy buena hora para
localizar el refugio público y disponernos luego a
buscar donde comer.
< img 8:
excelente panorámica de LUBIAN, accediendo
desde Hedroso por la cra.
ZA-106
>
Lubián
ostenta la capitalidad del municipio homónimo, que comprende todos
los lugares recorridos en esta etapa, incluido Padornelo; y
es también de largo el pueblo más bonito de la jornada. Diría más,
para mi gusto resultaría ser en su conclusión el más interesante de
este viaje. Desde nuestro punto de acceso a la población, la
vemos en perspectiva asentada en la empinada ladera que asciende a
nuestra derecha
(foto nº8).
Está ubicado el pueblo en un 90% bajo la carretera por la que hemos
llegado, que lo cruza en sentido este-oeste siguiendo la dirección
de la portilla de La Canda. Es bastante mayor que los
tres precedentes, aunque solo cuenta en la actualidad con 350
habitantes. En nuestro deambular hasta el albergue, y
posteriores caminatas, veríamos cantidad de casas cerradas, que
posiblemente se ocupen únicamente en fines de semana o vacaciones;
algunas de ellas abandonadas y en semi-ruina, pero otras muchas
recientemente restauradas. Salta a la vista que los paisanos del
lugar están muy orgullosos de su pueblo y se esmeran en
mantenerlo vivo, realizando las restauraciones de las viejas
viviendas sin apartarse del antiguo patrón arquitectónico de la
comarca (abajo
imagen nº9).
< img 9: (Lubián)
dos perspectivas donde podemos observar su muy bien conservada
arquitectura urbana >
A la entrada del
conglomerado urbano hemos visto unas marcas amarillas que señalan la
dirección del refugio municipal, el cual
afortunadamente no está lejos del eje del Camino. El
albergue ha sido instalado en una de las antiguas casonas del
pueblo, un viejo caserón recuperado recientemente para utilizarse
en exclusiva como refugio de peregrinos
(img.nº15
más abajo)
Hablaremos de él
más adelante.
Tratando de
ganar tiempo pongo mucha atención en lo que vamos encontrando por el
camino, y muy cerca del albergue hemos pasado junto a una
casa rural, en cuya puerta hay colgado un rótulo del cual conviene
tomar nota:
-casa Elvira, comida casera-…
Pero antes que pensar en comer ahora, venimos obsesionados
principalmente con algo más importante: el aprovisionamiento para la
cena y la primera colación del día siguiente; por lo que es preciso
apresurarse, por ser hoy día festivo.
Cuando llegamos
al refugio vemos que hay sitio de sobra. No hemos visto a
nadie al entrar, ni en el dormitorio, aunque varias literas están ya
ocupadas. Antes de pasar por los aseos, soltamos las mochilas en la
colchoneta inferior de dos literas contiguas. Tampoco hay nadie en
las duchas en estos momentos, pero decidimos posponer esa necesaria
operacón para luego; porque siendo relativamente tarde, es
prioritario salir en busca de las provisiones. Estamos en domingo y
corremos peligro de quedar desabastecidos, aunque al ser esta
población relativamente grande, esperábamos encontrar alguna tienda
de comestibles abierta… Cruzamos dedos pensando en ello, pero como
decíamos, habremos de correr para no llegar a ese establecimiento
después de las 13.00h, porque nos podríamos llevar el gran chasco
del día y encontrarlo ya cerrado… Con esas cábalas salimos a
escape hacia el centro del pueblo, que dista casi un kilómetro del albergue.
Nuestras
expectativas se cumplen y a las 12.30 logramos hallar (calle
Cachifra 16)
una tiendecita,
donde hay de todo un poco: desde linternas a verduras, pasando por
detergentes, menaje de cocina, ropa de trabajo, pegamentos,
artículos de papelería, etc., etc….; lo típico en los pueblos. El
señor que nos recibe allí es muy amable: interesándose sinceramente
por nuestro viaje, y desviviéndose en atendernos lo mejor posible.
Estamos por suerte ante un buen profesional, que sabe tratar a los
clientes. Además, una vez abastecidos de todo lo necesario, nos
explica de forma espontánea algunos detalles diferenciales del
pueblo y sus costumbres... Con ello consigue dejarnos satisfechos, y
obviamente hablaremos bien de su negocio a otros colegas. Al salir
tomo nota del rótulo:
SUPERMERCADO
FERRERAS,
que transcribo con tipo de letra y coloración ajustados al
original, porque lo merece. El título parece pomposo si nos atenemos
al estándar habitual de lo que en ciudades relativamente grandes
entendemos por ‘supermercado’, porque este local es relativamente
muy pequeño. Pero si tenemos en cuenta el tamaño de la población
donde se ubica, la variedad de artículos ofrecidos, su excelente
presentación y la calidad del servicio con que nos atienden lo
merece sin duda.
Pudimos
comprar en este excelente establecimiento todo lo que necesitábamos,
de manera que dejamos resuelto el condumio de la cena y las
provisiones de la mañana siguiente... Pero como la felicidad tiene
sus límites, hoy solo nos iba a fallar ese buen restaurante o mesón
al que diariamente aspiramos; un lugar adecuado donde tener la
comida principal de la jornada. Por desgracia no encontraríamos
abierto en este pueblo ningún local de esa naturaleza…
Siguiendo las
indicaciones del tendero, nos encaminamos hacia el único bar de
Lubián que abre en domingo, situado junto a la carretera en la
parte alta de la localidad; aunque nuestro ‘cicerone’ nos había
advertido que siendo festivo solo nos ofrecerían tapeo o algún
bocata en él... Pese a eso, y a que dicho local se encuentra como
medio kilómetro más arriba, saliendo del ‘super’ nos decidimos por
subir hacia la carretera a probar suerte. Como mínimo nos
sentaríamos en él a tomar la cerveza con algún aperitivo. Ya en
susodicho bar, de cuyo nombre no quiero acordarme, se confirma lo
que el señor de la tienda nos adelantaba: solo hacen comidas en días
laborables.
Una vez
sentados en sendos taburetes de la barra, pronto notaríamos que
ahora tocaba “la de arena”..; el contraste entre la forma de
atendernos aquí y en la tienda de comestibles, resultaba más que
notable. Después de unos minutos sin ser atendidos, me dirijo a una
chavala que hacía no sé qué tras la barra, y ni siquiera se había
girado a mirar a quienes acababan de entrar; como tampoco lo hacía
ahora ante quién le hablaba. La moza me escucha con aire distraído,
sin inmutarse en absoluto ante mis peticiones, en las que de forma
clara solicitaba algo de comida casera, de cuchara vamos…Luego se
mete para la trastienda, y tras consultar con alguien que había
dentro, nos ofrece minutos después un plato combinado a base de
fritura de lomo, chorizo o huevos, o bien bocatas. No nos
apetece nada la oferta claro, como tampoco nos gusta la desgana con
que nos atiende la muchacha ni el ambiente del bar, y nos limitamos
a pedir la cerveza… Tras ella, nos volveremos sin más hacia el
albergue, para acercarnos cuanto antes a ver lo que podía
guisarnos la tía Elvira…
< img 10: (Lubián,
-cra. de Hermisende-) moderna fuente representativa (3
cabezas de lobo) // típicas galerías exteriores>
Como
adelantábamos más arriba, Lubián es un pueblo longilíneo,
recostado sobre la falda de la montaña. Nuestro paseo de ida y
vuelta discurre por el eje principal del recinto histórico
(sucesión de
calles Santa Cruz, San Mamés y Cachifra),
que debe medir algo menos de un kilómetro; mientras el lado
transversal, ladera arriba, no debe sobrepasar en promedio los 200
metros de anchura. Solo en el cruce con la calle-carretera de
Hermisende se ensancha la población hasta unos 400
metros. Como decíamos, las viviendas se suceden por el principal eje
urbano siguiendo una línea irregular, probablemente obligada por los
accidentes del terreno, que es muy rocoso. Durante el paseo de ida y
vuelta apenas hemos salido de ese tortuoso itinerario, salvo para
cortas incursiones en las inmediatas callejas; contorneando en
ocasiones los muros de algún edificación singular, o por vislumbrar
alguna pequeña plaza...
Hemos podido
comprobar que el 90% de las casas del lugar son antiguas
viviendas; construidas a base de grandes e irregulares sillares de
piedra, muy bien canteados y encajados, y cubiertas con tejados de
pizarra. Todas las casas mantienen el mismo aire tradicional, pero
no hay dos de ellas iguales…En nuestro deambular por el pueblo, no
me canso de sacar fotos de estas viejas casonas. En el retorno
concretamente, he añadido alguna foto más a mi colección,
obteniendo buenos enfoques de esas galerías abiertas de los pisos
altos, con sus escaleras de piedra adosadas a los muros
(ver arriba
img
nº10der).
También nos ha gustado mucho, por su significación, la interesante
fuente de granito que vemos en la calle de Hermisende, cuyos
tres caños surgen de sendas cabezas de lobo (img
nº10izq).
Este viejo ‘competidor’ del homo sapiens, ha dado nombre a la
localidad y es figura emblemática de su escudo (ver
Nota 17 al final del capítulo).
A las 13.45
penetramos en la casa de Elvira. Es una vivienda aislada, con
pequeño jardín, un trozo del cual se ha reconvertido en huerto…
Nuestra anfitriona es una mujer de mediana edad (unos 50) en cuya
casa nos sentimos un poco intrusos, porque mientras ella nos atiende
corre algún nieto por allí…. Aunque conceptuada como casa rural,
estamos en una vivienda puramente familiar.
Como no quedan
más opciones, aceptamos todo lo que nos propone la buena mujer.
Aunque la colación no sería como ‘para tirar cohetes’, agradecemos
la acogida de esta buena señora, que nos soluciona uno de los
objetivos esenciales de cada jornada: comida casera a mediodía, y en
grato ambiente. La comida que doña Elvira nos prepara tira a
flojita…: un plato de pasta (durilla y poco sustanciosa)
complementado con algo de carne guisada, y en cuanto al
ambiente…pues más casero ¡imposible!
En su deseo de
hacernos grata la estancia, nuestra anfitriona nos trata como si
fuéramos viejos conocidos, con toda confianza. Parece que la mujer
se ve actualmente en la coyuntura de tener que sobrevivir a algún
problema familiar (por lo que entendemos de algún comentario
disperso y mal enhebrado, una reciente separación) y va tirando con
la ocasional ayuda de algún hospedaje y ofrecimiento de comidas a
los peregrinos… Esa conclusión la sacamos cuando ya terminábamos el
café, porque para ambientar la comida la buena de Elvira nos
obsequia con el ‘rollete’ de sus tribulaciones, que soportamos
estoicamente, ¡qué remedio!... Por cierto, antes de acabar ese café
se acercan los tres ingleses que habíamos visto en Requejo;
vienen a echar un vistazo y a negociar el precio de pernocta…
< img 11: (Lubián,)
iglesia parroquial de San Mamés (barroco tardío, s.XIX),
situada en la calle homónima>
Al regreso
de la comida he realizado por fin “la colada”, hoy no había excusas
para escaparme de esta tarea. Luego me decido por hacer una buena
siesta, tras la que a las 18.00h me dispongo a salir hacia el centro
urbano. Quiero acercarme a finalizar la visita de la mañana,
especialmente a la iglesia parroquial y su entorno. Francisco
vuelve a quedarse hoy en el albergue, y acordamos
encontrarnos en la Iglesia en caso de que celebren misa.
Paseo
nuevamente por el eje longitudinal del pueblo, para añadir
algunas fotos al reportaje de la mañana. Concretamente quería
obtener imágenes de la iglesia parroquial de San Mamés,
situada junto a la plaza del Ayuntamiento; aunque finalmente no pude
conseguir ninguna foto válida, por la poco propicia orientación del
sol a esta hora vespertina
(18.30h);
la imagen
mostrada arriba la he conseguido en internet (img
nº11).
Pero siguiendo con
el guión de la jornada, quiero reseñar ahora una incidencia
imprevista…Cuando desde unos 40 metros veía surgir la iglesia a mi
izquierda, observo un par de individuos junto a ella cuya pinta no
me gustaba nada… Luego, al acercarme un poco más, he podido
comprobar que no son gente de fiar… No dan la imagen de lugareños,
sino más bien de vagabundos venidos de fuera. Uno de ellos se quita
el sombrero y hace discreto ademán de pedir limosna al acercarme...;
pero antes que finalice ‘la representación’, y sin llegar a
detenerme ante la pareja, les hago gestos de ir sin blanca. Confieso
que de ordinario no me gusta nada la mendicidad, aunque en casos
puntuales la admito y deposito mi limosna… Pero en esta ocasión no
me trago el pretendido estado de ‘absoluta necesidad’ de este par de
sujetos, que aparentan unos 45 a 50 años; de hirsuta barba y muy mal
aseados, pues huelen que apestan. Ambos llevan al hombro una
pequeña mochila de colegial…, típica de los falsos peregrinos;
para dar ‘el pego’ sin duda a los más ingenuos, o menos informados
de lo que es el Camino... Su aspecto me recuerda casos
parecidos vividos años atrás, que lamentablemente resultaron ser
descuideros en busca de peregrinos despistados. En este caso, tomé
buena nota por si los volvía a encontrar. Afortunadamente se dan
pocos casos de ese calibre en el Camino, pero también hay que
contar con ello, y no podemos descuidarnos…
Al
aproximarme a la iglesia quería preguntar sobre el horario de misa,
pero visto el percal decido cruzar la plaza en busca de algún vecino
o vecina… Justamente al otro lado hay una parada de bus con un par
de bancos, en uno de los cuales espera pacientemente una solitaria
señora...; a ella me dirijo, pues probablemente sería persona más
indicada para informarme sobre el asunto de la misa….
La señora me
ha confirmado lo que me temía, tampoco hacen en esta iglesia la
vespertina misa del peregrino; y siendo hoy Domingo
han celebrado la eucaristía a las 10 de la mañana. Se
comprende que al venir tan pocos peregrinos por la ruta sanabresa,
sería mucho pedir al cura párroco que nos brindara esa misa; a la
que nos tienen acostumbrados en zonas más concurridas, como el
Camino Francés. En este itinerario, que como es
sabido supone el tramo final del Camino Mozárabe,
solo la hacen habitualmente en grandes poblaciones. Lo hemos visto
antes entre Sevilla y Benavente (Vía de la Plata), y lo
veremos en adelante en las poblaciones del occidente gallego.
Comentando con la buena mujer estos razonamientos, le viene de
pronto a la cabeza que precisamente en domingo dan misa por la tarde
en el cercano santuario de la Tuiza, un lugar de
peregrinación sito a unos 4 km…
Miro pues el
móvil, y son las 18.35; de manera que tras obtener las fotos de la
iglesia decido salir a escape hacia ese Santuario. Pero antes
contacto vía móvil con F, que obviamente
renuncia a la aventura, pues me espera una carrera contra reloj… Me
ha dicho la vecina que la misa debe celebrarse entre las a las 19.30
ó 20.0 horas, y no hay tiempo que perder. Por cierto, antes de
abandonar el centro urbano he visto que uno de los ‘aparentes
mendigos’ llamaba a la puerta de una vivienda; y hablaba a
continuación con la vecina de esa casa, mientras el segundo
individuo husmeaba el patio colindante, empinándose para asomar la
cabeza sobre el muro. Esto me confirma que la pareja es de poco
fiar….
La parte baja
de Lubián ofrece a mi paso una nítida imagen de cómo debía
ser el pueblo hasta mediados del siglo pasado: las viviendas que
observo a lado y lado al pasar, en la prolongación de la larga
calle/cra. de Hermisende conservan intacta su rústica
apariencia; aunque por lo que parece están todas ellas abandonadas,
ya que las veo prácticamente en ruinas o muy deterioradas
(más arriba
imagen nº10der).
Bajaba
captando algunas imágenes del camino, cuando transcurridos 1,5 km me
he llevado una inquietante sorpresa: al girarme hacia el pueblo para
sacar una panorámica retrospectiva, he visto bajar la sospechosa
pareja de vagabundos antes citada. Como no me apetecía nada
continuar con este par de individuos pisándome los talones, he
simulado manipular la cámara digital, hasta que me sobrepasan…
Continúo luego, y a poco más de 300 metros encuentro la bifurcación
desde donde se desvía hacia la derecha la pista de la Tuiza,
mientras la carretera de Hermisende baja por la izquierda en
dirección a dicho lugar. Confiaba en que los dos ‘pájaros’
que me precedían se dirigiesen hacia dicha pedanía, pero
desgraciadamente también siguen la ruta del Santuario…; y no
tengo más remedio que acompasar el ritmo, dejando un buen trecho
entre ellos y yo…
< img 12:
(Lubián- Santº de La Tuiza) preciosa “corredoira” de 3km
hasta el santuario // cruzando el río Tuela sobre un pontón>
El camino del
santuario es una genuina corredoira, similar a las que
tanto abundan en Galicia. Como la tarde es apacible y soleada, puedo
disfrutar de una excursión muy agradable en la mayor parte del
recorrido
(img
nº12izq).
La pista es sensiblemente recta y bien compactada, aunque algo
pedregosa a veces; flanqueada en casi todo el tramo por robles de
mediana altura, y limitada un buen trecho en ambos márgenes por
sendos muretes de piedra, recubiertos de verdeantes líquenes.
Faltando 1 km
para la meta cruzo el río Tuela por un pontón de pétrea
sillería. El río baja cantarín desde el lado derecho, vislumbrándose
en esa dirección un buen trozo de su cauce, bastante umbroso por la
zona. Siendo un lugar muy solitario, se escucha ahora con claridad
el canto de varios ruiseñores, emergiendo de la tupida vegetación
ribereña
(img
nº12der).
Pasado el pontón,
hacia el lado izquierdo se abre una amplia dehesa de altísimo
arbolado, entre cuyos troncos se vislumbra, vivamente iluminado por
el sol, el viaducto de la A-52. Precisamente bajo ese
viaducto, recibirá el río Tuela las aguas de su
tributario el Pedro, un poco más abajo de donde estoy.
Curiosamente en este caso, y por lo que he visto a lo largo de la
jornada, el afluente es bastante más caudaloso que el curso de agua
principal.
< img 13: (Santuario
de La Tuiza) fuente en el centro de la dehesa, usada en
romerías // perspectiva del Santuario >
He llegado al
Santuario de la Tuiza pasadas las 19.30, pero
afortunadamente la misa empezaría a las 20.0h y tengo tiempo
suficiente para recorrer el entorno. Se trata de un antiguo lugar de
peregrinación, donde anualmente se celebran varias romerías. Por eso
me tropecé durante el paseo con una estupenda fuente, distante unos
500 metros de la iglesia, la cual está situada en el centro de la
dehesa que envuelve casi por completo al centro mariano
(img
nº13izq).
Al rodear
finalmente el edificio para conseguir una buena foto
(img
nº13der),
leo en una placa
situada frente al templo que este Santuario es de especial
devoción para muchos gallegos. Según se explica en la misma, se
refugiaban antaño en él los segadores que regresaban a Galicia, tras
sus duras jornadas en tierras de Castilla y León. Era este un lugar
de descanso idóneo en el retorno a casa, porque justo después hay
que acometer las empinadas rampas de A ‘Portela’ da Canda,
límite entre Zamora y Ourense. Esa subida la sufriremos en nuestras
carnes en la etapa que nos espera mañana….
Cuando a las
19.50 me dispongo a penetrar en el templo, me encuentro de nuevo a
la mal encarada pareja de vagabundos; están junto a la puerta de
acceso sombrero en mano, y al acercarme a ellos miran para otro lado
con fastidio… Que Dios me perdone por pensar mal, pero sigo
desconfiando de la pareja, y no me remuerde nada la conciencia el
pasar nuevamente de largo. Dentro estamos cuatro gatos; no recuerdo
haber visto más de una decena de personas, en un templo de
considerables dimensiones que podría albergar 300. El interior de la
iglesia-santuario es austero, destacando un delicioso retablo de
madera que necesita restauración. Es una obra de estilo bastante
lineal, que podría ser calificada como neoclásica, algo que
concuerda con su datación del s. XVIII. Pese a las limitaciones de
la luminotecnia, consigo una aceptable imagen gracias al ‘zoom’
(abajo
img nº14).
No obstante,
intentaré describirlo como complemento a la discreta fotografía
obtenida: está presidido por la sencilla imagen de la virgen de
la Tuiza, situada en el centro; a la cual flanquean a su
derecha un San José portando al Niño, con Mª
Magdalena a la izquierda; todos ellos rodeados por una veintena
de angelitos, sobre fondos coloreados donde predomina el azul
celeste y algunas bandas ocres, amén de ribetes dorados.
< img 14: (Santuario
de La Tuiza) retablo policromado de la Virgen María (madera
de nogal, est. Neoclásico –s.XVIII) >
Permanezco en
el la iglesia algo menos de media hora, tiempo que sirve para
descansar lo suficiente y prepararme para los últimos 4km del día.
Pero no me espero a la conclusión de la misa, porque no quiero que
me sorprenda la noche durante el regreso. En ese tiempo, como suelo
hacer en estas ocasiones, he dedicado varios minutos concentrándome
en agradecer a nuestro Creador que nos permita aún estas
aventuras; y me despido rogando por el buen fin del viaje, así como
por la salud y ventura de familiares y amigos. Luego me vuelvo al
albergue; contento por el agradable paseo, y admirando de nuevo
la belleza del itinerario; una belleza que se acentúa notablemente
en el entorno del santuario. También me alegra haber conocido
este armonioso edificio, incrustado en plena naturaleza; y vivir en
su sencillo interior la especial emoción que tienen las misas
durante el Camino.
De vuelta a
Lubián no me entretengo nada; solo para recoger un rodal
de rebozuelos (cat./rossinyol, lat./
cantarellus cibarius), apiñados junto a la raíz de un roble que
emergía del muro derecho de la corredoira. Los he cogido por
si alguien los querría cocinar en el albergue. A partir de
ahí ninguna parada; me encuentro en forma y vuelo en el retorno,
para reunirme con Francisco a las 20.50; batiendo
posiblemente algún record a mi regreso: cuatro kilómetro en solo 40
minutos. Francesc se entusiasma al ver las setas, pero no
teníamos con qué guisarlas y tampoco se me ocurrió llevárselas a la
Elvira, que igual las conoce y hubiera podido cocinarlas para
todos… Finalmente, me limito a colocarlas en una repisa de la pared
que hay frente al refugio, para que pueda verlas la gente,
por si alguien quiere llevárselas. Naturalmente les saco una foto
para nuestro álbum (img
nº 15 abajo).
< img 15: (Lubián)
nuestro albergue y su explanada anexa, donde cenamos a las21h
// los ‘rebozuelos’ del caminito de La Tuiza
>
Cenamos en
la puerta del refugio, aprovechando uno de los bancos
rústicos que alguien ha colocado allí. Se trata de un tronco de
roble abierto por en medio, algo retorcido, pero que nos hace el
avío…; ambas mitades están apoyadas en un par de piedras. Muy pronto
se llenaría el espacio disponible en ellos, el cual compartiremos
con otros colegas. Ante la casona tenemos un amplio espacio
cuadrangular anexado a la misma, conformando una plazuela. El lugar
es muy tranquilo, y nadie lo suele ocupar salvo los peregrinos, por
lo que nos sentimos a nuestras anchas
(img nº15
arriba)
Mientras
comemos nuestra macedonia de frutas, vemos y oímos con algo de
preocupación a un grupo atípico de peregrinos. Se trata de tres
mozos y una chavala, que apestan a “griffa”…mientras discuten
sus cosas en voz alta; digamos que se expresan de forma demasiado
desinhibida, ya que no están solos. Los demás presentes nos sentimos
algo incómodos, porque sus expresiones verbales no se ajustan para
nada a lo que suele escucharse en los albergues del Camino.
Tanto Francesc como yo hemos detectado en seguida esa mirada
brillante, y la característica sonrisa desmadejada que les delata;
síntomas típicos de quienes están ya un poco colocados” …
Comentamos el asunto, y por si faltaba 'pimienta' luego le refiero a
mi colega lo de mis encuentros con la pareja de “mendigos
ambulantes”; a los que por cierto vi venir tras mis pasos, cuando
retornaba al pueblo… -¡Solo falta que se metan también estos dos
en el albergue, para completar la ‘plantilla’ esta noche!-, le
comento a F en un tono tirando a jocoso; aunque podía
haberme ahorrado el comentario, porque a Francesc no le hace
ninguna gracia esa posibilidad, y me previene en tono preocupado: -¡conviene
estar alerta durante la noche y tener ‘a buen recaudo’ la cartera y
otros elementos de valor!-
Quizás ha
sido el alboroto de los ‘grifotas’ lo que finalmente decidió
a dos de los ingleses hospedarse en casa Elvira, quedando con
nosotros un solo componente del trío...; ¡vete a saber!, todo es
posible. La cuestión es que esta noche estaríamos muy atentos,
teniendo muy a mano lo esencial y lo más valioso de nuestra valija.
Como en otras ocasiones: cartera con documentación y dinero, reloj,
teléfono y cámara de fotos irían a parar al fondo del saco de
dormir..; única fórmula relativamente segura que conozco para
situaciones como esta, en los habituales alojamientos de la ruta
jacobea.
Una vez más,
acordamos con Francesc levantarnos al día siguiente muy
temprano; las circunstancias apuntadas nos deciden a ello. Lo
haríamos no más tarde de las 5.30h. Tras el acuerdo se retira
Francesc a su litera, y yo dedico unos minutos a pasar mis
breves notas bajo la débil luz de una farola; tras lo cual me voy a
dormir a las 21.45.
< img 16: (Padornelo)
cruz de piedra-hito (antigua acepción “padornelo”.. //.. e
Igl. parroquial Sta Mª La Nueva, donde se conserva>
-Nota
16-
A debate con
el topónimo “padornelo”.-
La denominación padornelo,
con la que se conocen una decena de lugares en la geografía
galaico-leonesa, puede ponerse en relación con el muy estudiado
topónimo padrón, a su vez variante de pedrón.
Estas voces están tal vez relacionadas con –padre-. En
cualquier caso, ambos términos se relacionan con: piedra
delimitadora, mojón, miliario, menhir,
y –en algún caso- prominente roca natural. En el contexto
de este pueblo, la famosa Portilla, es decir “puerto”,
supone el más cómodo acceso para superar la sierra, dando paso
a la “malísima vereda de Benavente a Orense” (expresión literal
de Madoz); siendo sin lugar a dudas un lugar de
deslinde desde época protohistórica. De ahí que quepa inclinarse
por la interpretación arqueológica del nombre del lugar, como
alusión a una piedra de delimitación jurisdiccional,
probablemente antiquísima, localizada en este puerto y
actualmente en el museo de la iglesia parroquial de
Padornelo (Santa María La Nueva). Se trata de
una enorme ‘fita ‘de granito en forma de cruz,
con inscripciones, que muy probablemente marcaba la frontera
entre los reinos de Galicia y León
(véase arriba img. nº16).
< img 17: (Lubián)
“Cortello dos Lobos”, ancestral trampa y sistema de captura
de ese animal en la Alta Sanabria, conservado intacto>
-Nota 17-
El Lobo, origen de la denominación
“Lubián” // Su captura mediante el “cortello dos
lobos” (arriba img.
nº17)
No
deja de ser curioso que un animal detestado durante
generaciones, que por estos pagos encarna aún para muchos el
símbolo del mal, haya resultado ser a la postre quien otorgue la
marca heráldica de este pueblo, y en definitiva el patronímico
por el que lo conocemos.
En nuestro
paseo por la calle Hermisende, que desemboca en la pista
local que lleva hasta esa población, nos encontramos con una
llamativa fuente de tres caños, los cuales manan de la boca de
sendas cabezas de lobo… (img. nº10 más arriba).
La fuente es bastante moderna, se diría que recién estrenada, ya
que la piedra granítica en la que ha sido esculpida luce
impecable, sin estrías ni defectos de ninguna clase. El
considerable tamaño de la misma, y su excelente estado de
conservación, denotan que los vecinos están orgullosos de su
ancestral relación con ese peligroso animal. De otra forma no se
entendería que se hayan gastado generosamente los cuartos en tan
magnífica obra.
En cuanto a
la actual situación de los “lubianes” con sus lobos pues...,
tenemos que decir que estos siguen merodeando los contornos del
pueblo. Imagino que sin acercarse demasiado al lugar,
porque hace tiempo que no está en uso el antiquísimo “cortello
dos lobos”; una trampa en forma de corral de la que
hablaremos con detalle un poco más abajo. Sin embargo,
mientras pasaba a limpio esta nota, he dado en Internet
con el excelente relato del pastor internauta “Pico”; el
cual certifica que sigue registrándose algún que otro ataque de
lobos en las zonas de pastura de Lubián. Uno de ellos a
mediados de enero de 2010 concretamente, unos meses antes de
nuestra visita. Relata este chaval, de tan solo 15 años
entonces, que se juntó con otros cuatro vecinos para sacar sus
rebaños al campo... “Pico” sufrió dos ataques que pudo
rechazar a duras penas con ayuda de sus perros; resultando de
ellos una oveja y una cabra levemente heridas …Pero el “tío
Domingo” tendría menos suerte, y al atardecer perdió uno de
sus corderos cuando ya regresaban al lugar, tras sufrir
la desesperada embestida final de un par de lobos hambrientos.
Por lo que he
leído, no quedan en la actualidad muchos rebaños en la zona;
aunque hay más manadas que pastores profesionales, porque
de estos no queda ninguno… Los propietarios de las escasas
puntas de ganado que se conservan se turnan para sacar los
animales al campo. En una de esas salidas se dio el ataque antes
referido, aunque esto es muy ocasional.
Situación
actual del lobo en España y concretamente en Lubián
.- Según otras informaciones captadas en la red, a
principios de la década de los 70 el lobo ibérico había
llegado al borde de la extinción en toda España. Pero a causa de
la gran difusión alcanzada por la serie televisiva “El hombre
y la Tierra” (1974/80), y la subsiguientes campañas de
grupos ecologistas, el gobierno español incluyó al lobo
en la lista de especies protegidas, vedando su caza en todo el
territorio nacional. Esta medida, unida al alto grado de
concienciación de la gente por el impacto del programa han
logrado una espectacular recuperación de la especie; hasta tal
punto que hoy día se permite su caza controlada al norte del
río Duero.
Ese hecho
evidencia por otro lado que, aunque en nuestro país se ha
reducido notablemente la cabaña ganadera de cabras y ovejas,
aún quedan suficientes rebaños al norte del citado río como para
mantener en estado salvaje entre nosotros a este viejo rival de
la especie humana…
En cuanto a
Lubián, como señalábamos más arriba eran relativamente
frecuentes las apariciones de lobos hasta no hace mucho, cuando
la población contaba con bastante más ganadería que en la
actualidad. Esa situación concierne también al resto de la
comarca.
Para
limitar en lo posible la proliferación de lobos en la comarca,
los pastores de la Alta Sanabria han venido utilizando
desde tiempos inmemoriales un curioso sistema de captura de su
tradicional ‘enemigo’. Este procedimiento, denominado “cortello
dos lobos”, es original de esta zona leonesa, y en Lubián
concretamente ha sido utilizado hasta hace pocos años.
Explicamos seguidamente su funcionamiento con todo detalle, dado
que lo merece por su originalidad e ingenio...
El “cortello
dos lobos”:
Viene a ser como un corral abierto (véase img nº17 arriba),
consistente en un cercado circular de unos 30 a 40 metros de
diámetro, cerrado por un muro de piedra que tiene una altura
mínima de 3 metros en su interior. La construcción se hace
sobre la falda de la montaña, procurando que por la parte
alta del corral el muro de cierre quede accesible
al lobo desde el terreno circundante. Para invitarle a
penetrar en su interior, se utiliza como señuelo un tierno
corderito que atan a una estaca en el centro del corral. Una vez
dentro, el salvaje animal no puede saltar el muro por ningún
punto de su periferia.
El
cortello do lobos de Lubián, mostrado en la foto que
se adjunta, es uno de los pocos que se conservan en la comarca
de la Alta Sanabria. Está ubicado a unos 500 metros del
centro del pueblo, ladera arriba, y puede ser visitado por
cualquiera que tenga interés por verlo. Seguidamente
explicaremos la metodología utilizada para la captura de los
animales.
1)
Cuando alguien alerta al pueblo sobre la presencia de
algún lobo por las inmediaciones, se pasa el pertinente aviso al
“monteiro mayor”, persona responsable de la puesta en
funcionamiento del procedimiento de captura:
2)
Como hemos anticipado ya, en el interior del cortello se
coloca un corderito atado a una estaca, el cual atrae la
atención del lobo con sus balidos. Por lo que cuentan no suele
tardar mucho el feroz cánido en acudir al engaño y, tras saltar
la valla por el punto más fácil de superar del cercado, “dejado
deliberadamente” más accesible desde fuera en la zona alta de
la ladera, no tendrá forma de volver a saltarla en sentido
contrario desde dentro. Como se puede observar en la imagen,
para imposibilitar la fuga del lobo, el murete del corral está
forrado en todo su contorno interior con piedras planas que
sobresalen hacia el interior a modo de visera; esa es la clave
que el “astuto” lobo no puede adivinar desde fuera… Al
parecer, cuando el animal se percata de que está prisionero, es
tal la aprensión que le invade que suele inhibirse de atacar al
corderito… No obstante, los propietarios de rebaños se turnan en
la cesión del animal usado como cebo, previendo los casos en que
estos mueran a consecuencia del ataque.
3)
Una vez atado el “cebo” en su interior, la vigilancia del
cortello debe hacerse por turnos por todos los propietarios
de rebaños. Al percatarse alguno de los vecinos de que el lobo
ha caído en la trampa convoca al resto del vecindario al grito
de “¡lobo no cortello!”....
4)
Oído el aviso alguien acude a la iglesia, y a toque de campana
convoca a todos los interesados para juntarse en la puerta del
cortello.
5)
Varios de los mozos más avezados penetran en el corral, y
utilizando horcas especiales (de las usadas para cardar el lino)
maniobran hasta poder sujetar al lobo por el cuello. Este
sistema trata de evitar dar muerte directamente al animal,
limitándose la cuadrilla de mozos a inmovilizarlo para
colocarle un bozal de hierro, que se bloquea con varias
anillas.
Una vez
capturado, es encerrado el lobo en a una oscura celda, donde
según dicen no suele tardar más de 24 horas en morir de pura
angustia. Pero no acaba aquí el protocolo; habitualmente los
vecinos ponen en marcha algunos festejos: en primer lugar es
costumbre subir el cuerpo del lobo sobre un burro, para pasearlo
por el pueblo y poblaciones vecinas exhibiéndolo como trofeo.
Tras mostrar al animal, se suele festejar el éxito por todo lo
alto con una comida y baile…; festejos a los que están invitados
naturalmente todos los vecinos.
Aunque podrían
ponerse objeciones al procedimiento por su aparente crueldad,
hay que entender todo esto como parte del folklore autóctono. A
mi juicio, pese a que actualmente nos invade una cultura
protectora de los animales, no hay nada que objetar al
tradicional sistema de captura expuesto, ya que está plenamente
justificada la caza de ese feroz depredador por quienes tienen
el derecho de proteger su ganado. En todo caso, podrían ponerse
algunos límites que evitaran el sufrimiento del animal, e
incluso previesen su ‘indulto’, para ser entregado a centros de
recuperación de la fauna salvaje.
Finalmente, me
parece oportuno precisar que durante nuestra estancia en el
pueblo no encontramos el momento apropiado para acercamos a ver
el famoso “cortello” de Lubián, por
estar algo apartado. Por otro lado, y como en otras ocasiones,
confiaba obtener alguna foto posteriormente vía Internet,
como así ha sido. En la red me informo también de que
este conjunto etnológico ha sido restaurado, estando hoy
perfectamente disponible para su utilización en cualquier
momento, si los vecinos lo consideran oportuno.