CAMINO DE SANTIAGO: --Ruta MOZÁRABE--

SEVILLA—SANTIAGO por la VÍA DE LA PLATA y la Variante Sanabresa


por Antonio García Márquez

Indice : Capítulos I - II- III - IV - V - VI - VII - VIII - IX - X - XI - XII- XIII - XIV - XV

XVI
- XVII  - XVIII - IXX - XX - XXI -
XXII - XXIII - XXIV -
XXV - XXVI - XXVII - XXVIII - XXIX - XXX

 - XXXI - XXXII - XXXIII - XXXIV - XXXV - XXXVI


 
Cap.XXXVI / (28ªEt.=26,5Km) SANTOVENIA–TÁBARA (30  Junio, Miércoles) 

Salimos del Hostal Esla a las 6.30h, sin poder tomar café por estar aún cerrado el bar,  y caminamos por la solitaria y recta carretera local de Bretó en semipenumbra y sin incidencias. Andamos sin parar justamente hasta la entrada de ese pequeño pueblo, que alcanzamos a las 6.58h. En ese mismo instante logro cazar la que será posiblemente mi mejor instantánea de este viaje: la salida del sol por la vega del Esla (imagen nº1).

 

< img 1: (Bretó) Amanecer en la Vega del Esla (km3-6,58h) // Iglesia de Ntra. Sra. de La Asunción (km 3.2-7,02h)> 

Sacada la foto en modo automático, el profundo paisaje de la vega se nos muestra soñoliento, difuminados sus diversos colores por la omnipresente bruma del río, que lo impregna todo….;  es el fugaz instante en que el disco solar acaba de surgir completamente en el horizonte, apoyándose en una tangente perfecta sobre la recta línea de los álamos de ribera. En el mismo minuto dirijo mi cámara hacia el otro lado de la carretera, donde consigo la foto de una veintena de bodegas “rupestres”,  excavadas  en el farallón rocoso de una colina arcillosa (Ver Nota 5 al final del capítulo).

    Embutido en mi rol de fotógrafo, unos minutos después capturo también la bonita iglesia del pueblo (Ntra. Sra. De La Asunción), iluminada por la sonrosada luz del alba (imagen nº1/derecha). 

< img 2: (Bretocino) pequeño y solitario ‘lugar’ donde perdimos tontamente casi media hora (km4.5-7,28h)> 

      Atravesamos seguidamente Bretó; y tras cruzar el moderno puente sobre un embalsado Esla, alcanzamos sobre las 7.25h su gemelo Bretocino, situado en la orilla opuesta del río como a 1,5km de distancia. Aquí cometimos el error tonto de la jornada, cuando ansiosos por tomar ese café que nos faltaba, y que finalmente no encontraríamos, decidimos cruzar el pueblo remontando el centro urbano, en lugar de continuar por la misma carretera local que llevábamos. Esto nos extravía durante más de 20 minutos; en los que daríamos vueltas sin norte por todo el lugar, tratando de hallar la dirección correcta (imagen nº2). Intentamos hallar la ruta tomando como referencia la posición del sol; pero nos liamos tirando recto por arrabales y pistas agrícolas, que se entrecruzan de manera caótica en las proximidades del río; incluso  llegamos a encontrarnos cercados por vallas y tupidos cañaverales en alguna ocasión… 

     Total, que otra vez se  nos vino encima ese fantasma del mal fario, que ya nos acompañó durante la jornada inicial. Bien es verdad que no tuvimos ni una pizca de suerte, porque en el tiempo perdido por Bretocino no tropezamos con ningún vecino que pudiera orientarnos. Pero eso no debe servir de excusa; ya que es habitual por estos pagos,  y concretamente pasa muy a menudo a estas horas… Simple y llanamente  “hicimos el indio”, y hay que entonar sin problemas el “mea culpa”: nos dejamos llevar por mi instinto, y este falla también a menudo… Si se me ocurre mirar la fotocopia que llevábamos de la guía Michelín, no hubiéramos dado ese sinfín de vueltas por las huertas de este apartado y solitario lugar, sino que habríamos continuado por el mismo arcén de la carretera local circunvalando el pueblo; un itinerario donde cabía la posibilidad de haber hallado en su parte alta algún bar, donde se podía haber tomado el café por el que suspirábamos, una gasolinera por ejemplo….No hay que olvidar que en estos lugarejos, si hay algo abierto siempre será junto a las carreteras, único sitio donde pueden aparcar los coches fácilmente, y  sobre todo donde pueden hacerlo camiones y autocares…   

      Tras superar el embrollo, logramos por fin acceder a la carretera local que buscábamos, cruzando campo a  través unos 150 metros por espeso barbecho.  Hemos atajado hacia el asfalto al ver pasar a lo lejos un par de vehículos; de no ser por ellos, igual estábamos todavía en esa madeja de caminos de Bretocino… Por cierto, la calzada que nos encontramos en ese punto  no es una carretera, sino una buena pista asfaltada, donde un letrero nos confirma que vamos en la buena dirección: conduce hacia Faramontanos de Tábara, lugar por donde hemos de pasar según dicta el arrugado mapa que llevo encima.     

 

< img 3: (afueras de Bretocino –km6.5/8,04h-) pantano de Sta. Eulalia (cola alta del embalse de Ricobayo)> 

Poco después tendremos la oportunidad de relajarnos unos minutos. Al coronar una colina, surge ante nosotros el exuberante valle donde se encaja la cola alta del embalse de Ricobayo. En realidad se trata del pequeño pantano de Santa Eulalia,  originando al construirse en 1966  la presa homónima frente a Granja de Moreruela.  Al tratarse de una presa de rebosadero, el río fluye muy lentamente por aquí, manteniendo un nivel estable hasta  poco más arriba de donde estamos; describiendo sus remansadas aguas una amplísima curva a la derecha... Es un lugar que nos encanta por su dulce y a la vez salvaje aspecto, y especialmente por su solitud. Frente a nosotros, se levanta al otro lado del río una agreste  ladera boscosa coronada por paredes de roca, que se prolonga valle arriba a lo largo de varios kilómetros. En la ribera que se abre a nuestros pies, la ladera del valle se tiende suavemente, invitándonos a bajar los 300 metros que llevan hasta las orillas arenosas que divisamos perfectamente, invadidas por un apacible prado (img nº3). 

     Entran ganas de sentarse un rato a disfrutar del panorama, pero no vemos el sitio apropiado y ni siquiera bajamos las mochilas. Sin duda es un sitio perfecto para pasarse una semanita de vacaciones; instalados en una tienda de campaña en plan “boy scout”, como en los viejos tiempos.  Francisco hasta se lanza a sugerirme un plan para hacer eso el año próximo…; y ¡ya nos vemos con nuestras cañas de pescar capturando black bass y lucios! Naturalmente no le puedo confirmar nada así de pronto, pero tampoco me cierro en banda, soñar cuesta poco…  

    El recorrido hasta Faramontanos de Tábara es muy bonito, con variados campos de labor. Observaremos en él desde amplias extensiones cerealistas hasta cuidadas dehesas, que tienen toda la pinta de ser cotos de caza. La estrecha y solitaria pista asfaltada por la que caminamos desemboca tras unos 7km en la comarcal ZA-123, que une Tábara con la carreta nacional N-630, en un punto desde el que tendremos otros 7 km hasta Faramontanos

 

< img 4: ( Bretocino – Faramontanos de Tábara) dehesa y Casa de Mangas (km11.5/9,23h)> 

Poco antes de ese cruce pasamos ante la gallarda cancela de la Dehesa de Mangas, cuyas edificaciones se vislumbran tras la verja a cincuenta metros de distancia. Vemos un entorno bien ajardinado rodeando el edificio central, que parece ser la casa señorial. Posiblemente los extensos y cuidados campos que anteceden y suceden a esta cortijada sean de su propiedad. Todo lo que vemos en el entorno nos dice que quienes están al frente de las explotaciones lo hacen bastante bien (doble img nº4). 

    Llegando a Faramontanos llaman nuestra atención una decena de grandes paneles solares, que han sido instalados a la derecha de la carretera. Inmediatamente divisamos sobre las colinas del fondo más de 30 aerogeneradores… Tal  concentración de ‘fuentes de energía renovable’, en los alrededores de este pequeño lugar, dice mucho a favor de sus habitantes. Evidentemente su medio millar de vecinos demuestran no tener ningún complejo; posiblemente por obtener importantes beneficios con la instalación de esas fuentes de energía en su municipio. En la travesía del pequeño núcleo  urbano (11.15h) nada especial nos hace detenernos,  quizás por hacerlo sin abandonar en ningún momento la calzada comarcal.

 

< img 5: ( afueras de Tábara) cigüeñas de alta tensión (km.24/12,44h) // vista lejana Iglesia Sta. María (km25.5/13,08h)> 

     Tras 6 km de recto recorrido, y sin abandonar nunca el arcén de la ZA-123, llegamos a la periferia de Tábara a las 13.10h. Un km antes de alcanzar el pueblo hemos sorprendido a una pareja de cigüeñas en su nido, instalado en el centro de una torre de alta tensión…y  a escasos centímetros de cables por los que viajan ¡100.000voltios! (img nº5).

    Accedemos a nuestro destino de la jornada por una pista que se ha desviado de la carretera comarcal; poco antes de antes de encontrarse aquella con la nacional N-631. Desde lejos nos ha llamado la atención la estampa de la iglesia de Santa María, de la que consigo una imagen lejana (img nº5der). Luego atravesamos Tábara por el centro urbano, sin detenernos ahora; para no perder de vista las marcas amarillas que han de llevarnos al refugio público…. Aunque, por desgracia, enseguida veremos que esta decisión  no sería la más acertada. 

Siguiendo las señales, cruzamos el centro de la población y nos dirigimos hacia las afueras por el lugar opuesto a donde hemos entrado, es decir hacia el oeste. En esta dirección las calles se empinan  ladera arriba, y las indicaciones  empiezan a escasear. Caminamos un cuarto de hora y se acaba la población sin que aparezca nuestro refugio; momento en que empezamos a tener la mosca en la oreja, porque en la periferia han desaparecido las marcas, y no hemos visto a nadie que nos pueda orientar sobre su emplazamiento… 

    No es que la etapa haya sido dura de por sí, pero se nos ha hecho larga tras el desasosiego y pérdida de tiempo en Bretocino. Estamos además en nuestra primera jornada, por lo que a esas circunstancias hay que unirle la falta de práctica… En resumen, que ya íbamos un poco cansados; y cuando nos creíamos en  la meta, se añade la complicada localización y el apartado emplazamiento del dichoso albergue.

   Noto a mi colega Francesc algo enfadado y visiblemente impaciente por llegar, por lo que me espabilo tratando de aclarar cuanto antes nuestra situación. Como se nos acaba el pueblo y no aparece nuestro refugio, me decido a preguntar por él llamando a una de las últimas viviendas de la localidad… Afortunadamente se asoma a la puerta de la casa un vecino que nos atiende amablemente y, sin poder disimular una leve sonrisa, nos confirma que vamos en la buena dirección, pero nos mata al precisar que aún nos falta casi un km para llegar. Debemos continuar por la larguísima calle en que estamos hasta alcanzar su final, y desde allí tomar una pista asfaltada que viene a ser una prolongación de la misma calle. Siguiéndola, encontraremos nuestra meta tras otros 600 metros de ascensión… -Esto viene a ser como la subida al Gólgota, cambiando la santa cruz por nuestra inseparable mochila-, iba yo pensando para mis adentros, porque mi colega no estaba ya para bromas…

    Finalmente accedemos a una especie de chalet aislado que a primera vista no tiene mala pinta: es nuestro anhelado Albergue de Peregrinos. En un poste que antecede a la finca aparece el nombre de esta pista rural: Camino del Sotillo. 

     Nuestro Refugio está en un lugar absolutamente solitario, coronando una pelada colina donde no hay más viviendas. Según nos explicó el vecino, el edificio había servido tiempo atrás como escuela pública. Se comprende perfectamente que hayan  decidido trasladar la función educativa a otro emplazamiento; porque visto el itinerario, ¡no nos extraña nada que a los niños y sus papás se les hiciese muy cuesta arriba llegar hasta aquí!...  Pero calla, que lo  peor estaba aún por llegar: porque ¡en nuestro anhelado refugio no hay nadie, y su puerta está cerrada!…   

     Nos miramos F. y yo con cara de tontos y, sin mediar palabra, nos volvemos con toda la impedimenta hacia el centro del pueblo… No queda otro remedio: no se puede abandonar la mochila en un descampado; ni nos atrevemos a separarnos, porque no estamos seguros de cuál será el final de nuestras indagaciones. Según vaya, igual tenemos que hospedarnos en algún hostal, si no logramos localizar al hospitalero… El mismo vecino de antes, al que tengo que volver a molestar,  nos aclara que al ser los primeros debemos acercarnos a la casa del alguacil, el cual ejerce de hospitalero; por lo visto suele quedarse con las llaves del albergue hasta que llega el primer peregrino…  

Mientras nos acercamos a las señas del domicilio que nos han indicado, voy cavilando sobre nuestra ridícula y enojosa  situación, y entre las negros nubarrones de mi mente emerge una luz esclarecedora: hemos cometido un error y la dura lección nos debe servir para prevenir estos fallos en el futuro (véase Nota 3 al final del capítulo).  Localizado luego el domicilio de marras, la señora del “alguacil-hospitalero” nos dice no ha vuelto aún de su trabajo en una cooperativa agrícola, pero que no nos preocupemos porque ella le localiza en seguida con el móvil...  En efecto, tras la llamada nos indica que ya podemos regresar al albergue, porque su marido lleva encima las llaves y lo encontraremos allí cuando lleguemos… 

     Retornamos sin demora a nuestro refugio, machacándonos en la subida y empapados en sudor como pollos, pero ahora con la tranquilidad de saber que el alojamiento ya estaba solucionado…Al llegar, ya nos esperaba el alguacil, el cual nos pone al corriente del funcionamiento de la casa.

Terminadas nuestras tribulaciones, nos encontramos con un buen alojamiento. La rehabilitación de la antigua escuela ha sido bastante acertada: se trata de un edificio de los años 60 de una sola planta, muy bien equipado para su uso como  albergue de peregrinos (ver Nota 2  y doble img nº10 al finalizar capítulo). 

     Tras ducharnos, detectamos que ha llegado alguna gente; entre quienes identificamos un matrimonio francés y varios ciclistas. Acabo de vestirme antes que F y decido dar un repaso de limpieza general, porque el alguacil y su consorte han olvidado retirar la basura del día anterior, acumulada en varias papeleras distribuidas por toda la casa, y eso ha traído dos desagradables consecuencias: 1ª) como el día está siendo muy caluroso toda la casa huele a leche fermentada y fruta podrida, 2ª) un ejército alado de moscas y  mosquitos zumba alrededor de la podredumbre y nos acosa a nosotros,  hasta el punto que no podemos dejar de dar manotazos a diestro y siniestro para ahuyentarlos.  

     Por suerte encuentro algo esencial para hacer frente a la situación: un bote de spray insecticida, además de todo tipo de utensilios de limpieza. Para poder ejecutar el imprescindible ‘zafarrancho’ de limpieza, he aprovechado que los franceses están lavando la ropa y los ciclistas ya han bajado al pueblo. Saco fuera rápidamente las bolsas de basura y, tras tirarlas a un contenedor que veo al otro lado de la calle, fumigo a fondo el salón y el recibidor. Lugo cojo el cubo con su correspondiente ‘mocho’, para limpiar y secar bien el suelo de duchas y lavabos…Todo esto lo relato para ilustrar a los que tengan dudas sobre lo ‘distraídos’ que estamos los peregrinos cuando venimos al Camino….

    Tras acabar con la limpieza, se reúne F. conmigo y nos disponemos también a bajar a comer al pueblo; dejaremos el lavado de ropa para nuestro regreso. Por cierto, en mi repaso de los aseos he podido comprobar que carecemos en absoluto de papel higiénico. Esto significa que deberemos hacernos con ese imprescindible material en el mesón-restaurante donde comeremos…; vistos los antecedentes, no vale la pena dar aviso al hospitalero. 

     Siguiendo las recomendaciones del alguacil, nos dirigimos en busca de un local céntrico donde al parecer se come decentemente: mesón-restaurante “el Roble”, lindante con la plaza Mayor. Allí comeríamos un menú aceptable: Arroz casero con gambas como primero, plato en el que coincido con F., y optamos como 2º a diferentes opciones del menú: mi compañero se decide por el clásico bistec de ternera y yo elijo pollo de corral en chanfaina.

El establecimiento está atestado de gente, y para airearnos decidimos salir a tomar el café al cercano Bar de la Plaza. Luego regresamos al refugio con el propósito de hacer un poco de siesta, tras el imprescindible lavado de la muda de la jornada. Siendo la primera podríamos pasar de esta tarea, pero aprovecharemos la disponibilidad de picas de lavar y tendederos, nunca se sabe lo que nos depararán los días venideros… 

     No más entrar al refugio tengo que coger otra vez el bote de spray para acabar con las dichosas moscas; alguien ha debido abrir alguna ventana y se han vuelto a colar en la casa… A continuación hago mi colada, y decido tenderla a pleno sol colgando la ropa en el borde de la valla metálica que linda con  el camino,  junto a la cancela de entrada. Desde luego si fueran camisas o pantalones de marca acreditada no me arriesgaría a dejarlos tan a la vista, al alcance de cualquiera que deambule por afuera;  pero veo a varios compañeros en los lavaderos ó sesteando en la terraza, y no veo que mis trapos corran peligro. Por otro lado se trata de ropa interior y calcetines poco vistosos, ¿a quién puede apetecerle llevarse eso?... Sujeto las prendas con varias pinzas y luego me dirijo a la litera. 

    Después de la siesta nos vemos envueltos en un pequeño “fregao” doméstico. En el dormitorio hay alguien que se empeña en subir las persianas, única defensa que tenemos contra la invasión del ‘ejército alado’ que nos acosa…  Francesc las vuelve a bajar sin contemplaciones pero el matrimonio francés, que también ha echado su siesta cerca de nosotros, parece no entender la cuestión y entran al trapo de forma airada… Viendo que el marido recula ante nuestras explicaciones, la señora que es bastante “flamenca” se tira el ruedo e intenta ante nuestras narices volver a levantar la primera persiana que tiene a mano…y aquí empieza a arder Troya: Francesc saca su carácter y, sujetando la persiana, suelta sus argumentos con firmeza inequívoca, levantando suficientemente la voz un poco en francés y el resto en catalán para que se le entienda clarito: -El dormitorio es para los peregrinos, y él ¡no permitirá que entren moscas y mosquitos en este sagrado recinto!-; de manera que, quién no esté de acuerdo solo tiene la posibilidad de colocar el saco de dormir en el comedor o irse a un hotel…  Tras esta diatriba la “flamenca” no tuvo más remedio que arriar bandera, farfullando no sé qué en francés, pero el debate terminó por el momento y nosotros nos acabamos de vestir para acercarnos a dar una vuelta por el centro del pueblo.

 

< img 6: ( Tábara) Iglesia de Santa María, perspectiva noreste // (ídem) pórtico y acceso a torre medieval (antiguo “scriptorium”)> 

    Cuando antes  nos dirigíamos al restaurante, pudimos admirar desde una esquina de la plaza la impactante mole de la Iglesia de Sta. María (doble img nº6). Ese sería el objetivo primordial de nuestra visita de esta tarde a la villa de Tábara.  Llegamos a la Iglesia a las 18.45h, encontrándonos abierto el Museo donde se explican los orígenes del importantísimo Monasterio alto-medieval de San Salvador, sobre cuyas ruinas se edificó el templo actual en el siglo XII (ver Nota 1 al final del capítulo).

   El pequeño museo está enclavado en  la planta baja de la torre medieval, justamente un nivel que conserva aún vestigios de la época fundacional del monasterio (s. IX). Lo regentan dos simpáticas señoras que, pese a rebasar ampliamente los 70 añitos, demuestran un gran entusiasmo con su tarea. Estando solos, se desviven ambas por enseñarnos los escasos restos y vestigios conservados, para que podamos vislumbrar el antiguo esplendor del Monasterio de San Salvador y su famoso “Scriptorium”. Una de ellas, viendo nuestro interés por las explicaciones, sugiere enseñarnos una importante reliquia no expuesta directamente al público…, pero la otra le pone algunas objeciones y finalmente no nos la dejan ver. Pese a los escasos restos, lo poco que vimos nos impresionó, y por ello me propuse buscar en Internet toda la información posible al regreso de nuestro viaje. Esa información complementaria está contenida en  la citada nota marginal, junto a la que muestro algunas imágenes relacionadas con las obras maestras salidas del taller de ilustradores/as del monasterio. (ver Nota 1 y triple imagen nº9 al final del capítulo).

 

< img 7: ( Tábara) panorámica de la Plaza Mayor, -igl. La Asunción al fondo- // monumento y estatua de León Felipe > 

     Tábara es actualmente una población de unos 1000 habitantes y, una vez vista la iglesia de Sta. María y su museo, de su centro urbano solo cabe destacar la amplitud de la Plaza Mayor, colindante con el templo (doble img nº7). Al cruzarla, ya de regreso tras la detenida visita cultural, observamos de lejos la estatua de algún personaje ilustre, de manera que nos acercamos a verla (img nº7der). El personaje en cuestión resulta ser León Felipe; escritor y poeta español de vida azarosa, que tras algunos avatares marchó al exilio en  plena Guerra Civil (1938). Este personaje se instalaría definitivamente en Méjico en esa fecha, aunque había residido allí fugazmente con anterioridad. Acabada la contienda, fue nombrado agregado cultural de la “embajada republicana” en aquel país durante algunos años. Su larga vida le permitió escribir una voluminosa obra, y murió en Ciudad de México en Septiembre de 1968 (ver más en Nota 4 de  final capítulo).  

      Aunque en nuestro país no hay unanimidad para considerar a este escritor como uno de los grandes, no cabe duda que sí la hay entre sus paisanos; como queda demostrado con la notable estatua de bronce que preside la plaza, erigida en Abril de 2000 en su memoria. En ella se le muestra de cuerpo entero, erguido sobre un gran pedestal cuadrangular de granito (imagen nº7der. más arriba).

 

< img 8: ( Tábara) vista aérea y localización puntos útiles: albergue municipal y mesón-restaurante “El Roble” > 

      Nuestro paseo vespertino no dará para mucho más. Tras ver el museo no pudimos acceder al interior de la iglesia, en la que como de costumbre no se celebra misa en días laborables. Nos limitamos por tanto a efectuar un largo y detenido recorrido por la notable Plaza Mayor, desde la que hemos sacado fotos de todo el contorno. Alguna otra imagen, como la vista aérea de la villa, la hemos bajado de Internet. Como recordatorio, y para orientación a futuros peregrinos, me he permitido señalar en esta última la localización de dos lugares de máxima utilidad: en la esquina superior izquierda el albergue municipal, y muy cerca de la plaza Mayor el correcto mesón-restaurante “El Roble” donde hemos comido (véase arriba imagen nº8). 

    Finalizada la visita turística a las 19.30h, logramos localizar en la misma plaza una tiendecita de comestibles, donde nos aprovisionamos convenientemente. Dado que disponemos de buenas mesas para hacerlo en el propio Albergue, acordamos cenar la habitual macedonia de frutas en el mismo, por lo que decidimos adelantar nuestro regreso definitivo. De manera que, tras la gestión de aprovisionamientos, nos batimos en retirada sin demora. En esta ocasión, después del ajetreo de la etapa, y los desplazamientos de un extremo a otro del lugar,  no me quedaron ganas de hacer la habitual exploración vespertina; por lo que iniciaríamos la 2ª etapa sin conocer previamente la ruta de salida 

       Llegados a nuestro cobijo, recogemos la ropa y cenamos en solitario en una de las mesas del comedor. No ha venido más gente en nuestra ausencia; por lo que compartiremos el dormitorio con el trío francés y los tres paisanos ciclistas que habíamos visto a mediodía. Acabada la cena vuelve a ocuparse Francesc de que las persianas estén bajadas en los dos ventanales del dormitorio, aunque dejando tirante la cuerda que las sujeta, de forma que haya unas rendijas para ventilación entre las lamas de madera … La colega francesa mira la maniobra y no osa abrir boca..; mejor así para finalizar la fiesta en paz.

     A las 21.30 ya estamos tumbados en la litera; no tardaremos mucho en dormir.        
 

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img 9: (Tábara) códices mozárabes monasterio San Salvador (s. X) .- (1) ‘beato’ de Tábara – (2/3) ‘beato’ S. Miguel de Escalada>

 

-Nota 1.- Orígenes de  TÁBARA: del monasterio de San Salvador (s. IX) a la Igl. de Santa María (románica s. XII)  

      Aunque hay datos que confirman la existencia de un núcleo de población durante la época visigótica (s. VI), vamos a centrar la reseña histórica del lugar cuando empieza a adquirir relevancia, durante la época de máximo esplendor y expansión del Reino de Asturias.

     En los primeros años de su reinado, el rey Alfonso III (“El Magno”) continuó la expansión del reino astur hacia el sur, siguiendo el ejemplo de su padre Ordoño I. Un momento crucial de su mandato se dio en el año 878, cuando a raíz de un contraataque musulmán mandado por Al Mundir (hijo del emir cordobés Muhammad I) Alfonso logró obtener  la decisiva victoria de Polvoraria. La batalla final se dio junto a la ribera oriental del río Órbigo, en un lugar muy cercano a su confluencia con el Esla, en cuyas inmediaciones se encuentra actualmente la  villa de Santa Cristina de la Polvorosa.    

     Ese desenlace obligó a los árabes a retirarse por un tiempo de estos escenarios norteños; ya  que por otra parte tenían que afrontar por entonces varios conflictos secesionistas en diferentes territorios de Al-Ándalus, siendo los más importantes los de Mérida, Zaragoza y Bobastro (prov. de Málaga)… Aprovechando la favorable coyuntura, Alfonso III  intensificó su labor repobladora en las tierras recientemente conquistadas hasta el río Duero (en la zona portuguesa hasta el Mondego). En las inmediaciones del Esla concretamente, al oeste de Zamora y Benavente, fundó dos importantes monasterios: el primero de ellos en el solar donde se asienta actualmente la villa de Tábara,  el cual fue puesto bajo la advocación de San Salvador,  y el segundo construido unos años después en el lugar denominado Moreruela de Suso encomendado a Santiago Apóstol. Ambos cenobios fueron fundados por San Froilán y San Atilano, que posteriormente ocuparían respectivamente las sedes episcopales de León y Zamora

    El Monasterio de San Salvador era de carácter mixto, llegando a alcanzar su comunidad la elevada cifra de hasta 600 monjes y monjas, que convivían en la institución bajo una misma administración religiosa. En la medida que aumentaba la comunidad de religiosos lo hacía también la población seglar de su entorno, debido a la feracidad y pujanza económica de las comarcas circundantes, feudatarias del monasterio. Esta fue la razón por la que la realeza decidió impulsar poco tiempo después la creación del Monasterio de Santiago en Moreruela de Suso (antes de finalizar el siglo IX), 15 km al este de San Salvador de Tábara

     Pero si el Monasterio de San Salvador ocupa un relevante lugar en la historia no es debido a su éxito repoblador, sino por albergar en su seno un importantísimo “scriptorium”, donde un excepcional grupo de miniaturistas y copistas elaboraron algunos de los más admirados “beatos” entre los innumerables textos homónimos que han llegado a nuestros días. Se calcula que se produjeron en su seno más de un centenar de obras, que por su gran categoría artística ocupan un lugar de privilegio entre este tipo de códices alto medievales.  Muchas de ellas han llegado hasta nuestros días, con mayor o menor deterioro. Entre los códices cuya autoría puede confirmarse fehacientemente como procedentes de Tábara, cabe destacar los “beatos” de Tábara, Girona y San Miguel de Escalada  (conocido también como “beato Morgan”, cuyo original se conserva actualmente en Nueva York). Pero hay otros muchos ejemplares famosos, cuya factura pictórica es atribuible a la misma escuela tabarense

    La particularidad de estas obras reside en que sus iluminaciones miniaturistas han sido enriquecidas por el incomparable estilo mozárabe, nacido de la depurada escuela hispano-musulmana andalusí. Se conocen con certeza los nombres de algunos de los importantes iluminadores y/o calígrafos que intervinieron en las citadas obras,  como:

          -- Magius  (monje pionero del “scriptorium”, gran maestro de iluminadores y copistas del monasterio de Tábara)

           -- Emeterio (monje y discípulo principal del anterior, continuador de algunos manuscritos iniciados por el maestro)

          -- Ende (monja de la comunidad, que al parecer era una pintora de procedencia alemana)

            -- Senior (calígrafo, ó escriba seglar, al servicio de la comunidad religiosa)    (véase arriba triple img. nº9)                                                                                                                    

La autoría de los tres beatos citados más arriba se conoce de manera irrefutable gracias a conservarse la firma  de su autor o autores en algún lugar de los códices. Concretamente en el beato  de Girona aparecen los nombres de Emeterio, Ende y Senior

Desgraciadamente, la existencia de los cenobios de San Salvador de Tábara y Santiago de Moreruela solo se prolongaría en la primera época durante una centuria,  a partir de su fundación; quedando devastados ambos a finales del siglo X; sin conservarse crónicas fiables de la época que relaten el suceso,  aunque si quedaron las tristes ruinas de su holocausto… Es bastante probable que el desastre aconteciera durante alguna de las incursiones (aceifas) musulmanas de Almanzor. Por las dataciones de los últimos beatos conservados del célebre scriptoriun tabarés, y otras fechas relacionadas con la actividad de estos centros religiosos, cabría atribuir su desaparición a la “aceifa” de 997,  que culminaría con la destrucción de Santiago de Compostela y el incendio de su catedral prerrománica.  Así lo sugiere la trayectoria seguida por el gran caudillo árabe en esa incursión hacia el Norte, que  pasaba justamente por las comarcas zamoranas de la vega del Esla, La población aglutinada alrededor de ambos monasterios se dispersó tras la debacle, al no reconstruirse los centros monásticos hasta más de un siglo después. 

La construcción del actual templo románico de Tábara fue impulsada por el  arzobispo Roberto de Astorga,  y sería consagrado por este a Santa María en 1132. Poco tiempo después, la villa y su templo fueron encomendados por Alfonso VII (el Emperador) a la Orden del Temple, para volver a impulsar la repoblación y subsiguiente puesta en explotación de las nuevas tierras conquistadas a los musulmanes en la frontera sur del reino. Más tarde, la llegada de los templarios a Tábara originó conflictos y disputas con el arzobispado de Astorga, pero ello no evitó la permanencia de dicha Orden en estas comarcas hasta el primer cuarto del siglo XIV.

El templo, tal como lo podemos contemplar en la actualidad, se encuadra en el estilo románico; si bien no es un arquetipo de ese estilo porque fue muy modificado posteriormente. Sufrió algunas modificaciones en el mismo siglo XII, y posteriormente en el XVIII. Es de factura  muy sobria y austera, y de él cabe destacar su fuerte y llamativa torre, cuya ubicación a los pies de la iglesia es algo inusual. La base cuadrada de la misma es de proporciones relativamente grandes respecto al resto del templo, quizás por aprovecharse para su construcción la antigua cimentación de la famosa torre mozárabe del scriptorium. En nuestra visita al pequeño museo-exposición, pudimos ver en su interior diversos restos de la antigua fundación prerrománica.
 

 



< img 10:
( Tábara) albergue municipal de Tábara, vista frontal //  un peregrino-sacerdote oficia misa en el cobertizo multiusos>

 

-Nota 2.- El Albergue Municipal de Tábara, equipamiento y servicios    (dirección.- Camino Sotillo s/nº -telfº 980 590 015) 

Instalaciones y Servicios  dentro de la casa (datos actualizados en enero de 2016):                 (doble img nº10 arriba) 

      - Dormitorio con 7 literas (14 plazas), situado en el ala derecha de la casa. Se dispone de agua caliente y calefacción central

      - Recinto de Servicios Higiénicos situado en el centro, frente a la puerta de entrada y tras un pequeño recibidor; consta de dos

        módulos completos, equipados con lavabo y WC, más recintos de duchas separadas de los anteriores.

      - Sala de estar--comedor con cocina anexa dotada de Frigorífico. Dos grandes mesas, una docena de sillas de madera. y un par

        de estanterías repletas de revistas y folletos, conteniendo información cultural del pueblo y croquis de las etapas sucesivas. 

Instalaciones y Servicios  en el exterior (datos actualizados en enero de 2016):                         

     El edificio dispone en la parte frontal de un amplio patio, cerrado por un murete de obra sobre el que se apoya una verja de mallazo, totalizando el cercado una altura de unos dos metros. Este recinto se franquea por una robusta cancela de forja. En el lado derecho de la casa hay un cobertizo usado antaño como lavaderos del colegio, y en la actualidad como multiusos: lavadero y tendedero, pesebre para  caballerías, almacén de bicis, y hasta como capilla para celebrar misa (ver *). En nuestra estancia de 2010 quedaban en servicio 4 de las antiguas picas de lavar ropa, que nos vendrían de perlas para hacer la colada. Se dispone también de lavadora automática, para su opcional uso con monedas.

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(*) Al recabar datos actualizados para redactar en limpio el relato definitivo de esta etapa, capturé la imagen que vemos arriba de un sacerdote polaco, peregrino en ruta, oficiando misa devotamente una ante sus compañeros de estancia (img nº10der arriba).

 

 

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-Nota 3.- Acceso a Refugios públicos, un eficaz procedimiento para asegurar el pronto alojamiento en ellos: Cuando llegamos a pequeños pueblos, la localización y uso del albergue público (si lo hay) suele ser una caja de sorpresas. Y aunque estas inoportunas sorpresas se dan pocas veces en otras rutas jacobeas, son demasiado frecuentes en el recorrido mozárabe. Por supuesto, esas “sorpresitas” son parte de la “sal” de Camino; porque no debemos olvidar que uno de sus atractivos reside en la carencia casi absoluta de normas generalizadas. En más de una ocasión he comentado que si alguna vez se estableciera una completa normalización del peregrinaje a Santiago, y más concretamente en lo concerniente a refugios públicos o privados, esta actividad se convertiría en un recorrido turístico más, entre los muchos que se ofrecen en nuestro país. Y si eso llegara a pasar, la “fauna peregrina” variaría de pelaje completamente; nos borraríamos de esto los que lo hacemos habitualmente y vendría otro tipo de personal…. Hay que conservar el formato actual, porque ello no impide que haya mucha gente (tan respetable como cualquiera de nosotros) que hace el Camino de Santiago en otro plan, sin tener que afrontar estos contratiempos. 

      No obstante lo expuesto, “rollitos” como el de hoy vamos a tratar de evitarlos en lo sucesivo. La cosa es muy fácil: Cuando se trate de un final de etapa cuyo albergue público pueda estar presumiblemente poco concurrido (en esta ruta casi todos), lo primero que deberíamos hacer (antes de dirigirnos al inmueble), es informarnos sobre quién es el (la)  responsable de ese refugio público, anotando su dirección y/o teléfono. Esto no  tendría que suponer ninguna complicación, ya que en estos pueblos pequeños todo el mundo se conoce. Como norma general, donde mejor pueden darnos esa información es en el Ayuntamiento de la localidad, cuya ubicación acostumbra a ser muy céntrica. Si está cerrado o muy alejado, se puede preguntar en el primer bar que encontremos, o a cualquier persona que topemos por la calle. No cabe duda que preguntar es mucho más fácil que meterse, como hoy, un par de inútiles kilómetros de propina….
 

 

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-Nota 4.- León Felipe (Tábara 1884- Ciudad de México 1968), escritor  comprometido con la República Española 

      Estamos ante un personaje de vida azarosa desde sus primeros pasos: como farmacéutico y actor ambulante primero, pasando por su compromiso con el bando republicano durante la Guerra Civil y luego durante el exilio, para terminar publicando una  importante obra literaria. Destaca en ella la faceta poética, aunque también publicó en prosa  y teatro. Actualmente sigue siendo un escritor controvertido, quizás por su clara militancia política. Pese a la polémica que pueda despertar, son  muchos los que abogan para que sea reconocido como uno de los grandes escritores españoles del pasado siglo. Otra notable faceta  de este personaje fueron sus traducciones de obras anglosajonas al español; totalizando a lo largo de su dilatada existencia un considerable volumen  de obras (traducidas y/o adaptadas), tanto de autores ingleses como americanos; destacando las del poeta Walt Whitman y clásicos ingleses como Shakespeare entre otros.

    En cuanto a su cargo en la “embajada republicana”,  cabe recordar aquí que el estado mexicano no admitió la embajada oficial española durante el período de la dictadura franquista; un veto que solo fue alzado en 1977, tras el advenimiento de la democracia en España.
 

 

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-Nota 5.- La “cueva-bodega”, antigua y típica arquitectura popular en las comarcas leonesas: Esta clásica estampa costumbrista de nuestro país es muy habitual en los territorios del antiguo Reino de León. Ya las habíamos visto en otras ocasiones por diversas comarcas de Zamora, Salamanca y la propia provincia leonesa; aunque estoy seguro que la idea debe haber sido copiada en otros lugares  norteños de la geografía hispana. En nuestra salida de 2004 por el ramal IIb de la ruta Mozárabe (en dirección a Astorga) las vimos en abundancia al norte de Benavente. Recuerdo haberlas visto por ejemplo en Maire de Castroponce,  y una extraordinaria cantidad de ellas en Álija del Infantado.

   También recuerdo bien la primera ocasión en que me topé con esta  originalísima y eficaz solución para un óptimo almacenaje del vino. Fue concretamente en Tardajos, al norte de la capital leonesa; cuando viajé a esa localidad por asuntos profesionales en los años 80. Me llamó entonces poderosamente la atención el ingenio popular, que una y otra vez alumbra ideas difícilmente superables con los recursos tecnológicos modernos. En aquella ocasión almorcé en una de esas “bodeguitas rupestres”, reconvertida en mesón, de lo que conservo un gratísimo recuerdo. Por lo general la temperatura que se registra en el corazón de las cuevas no supera los 10 ó 12 grados centígrados, por lo que en la ocasión citada hasta tuve que abrigarme durante la comida.  

     Orígenes y consecuencias en forma de buenos caldos.- Según algunas fuentes documentales, se atribuye el origen del “invento” a la localidad de Valdelimbre, localizada al sur de la propia León, a pocos kilómetros de la misma. En la actualidad la comarca de Valdelimbre- Los Oteros produce unos vinos que le dan justa fama, habiendo logrado etiquetarlos con su propia denominación de origen. En su elaboración resulta esencial la uva variedad  “prieto picudo”, típica de las comarcas leonesas; combinándose en diferentes proporciones con otras variedades negras  y blancas. Entre las primeras se utilizan preferentemente las variedades garnachamencía, destacando entre las segundas las palomino y verdejo

     Ya puedo adelantar que no dejaremos de ver “cuevas- bodega” en días sucesivos, durante todo nuestro itinerario por las tierras zamoranas del Valle de Tera y la comarca de Sanabria; apariciones bien recibidas, por alegrar la vista y despertar la imaginación.
 

 

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      Antonio Garcia Marquez 

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GUIA DEL CAMINO DE SANTIAGO A PIE (En papel)
JOSE M. SOMAVILLA , TUTOR, 2009
Desde la primera edición de esta Guía del Camino de Santiago a pie han transcurrido más de diez años, y veinte desde que su autor, José Manuel Somavilla, descubriese la Ruta Jacobea en 1989 y quedase enamorado de ella. Desde entonces ha recorrido el Camino de Santiago a pie año tras año. Fruto de esa experiencia contrastada que muchos lectores y peregrinos han disfrutado en sus anteriores ediciones, ahora, para esta nueva edición actualizada en 2009 y ampliada, el autor ha elaborado nuevos y detallados mapas de cada una de las 26 etapas del Camino Francés que separan los 750 kilómetros que hay entre Roncesvalles y Santiago de Compostela. A esto ha añadido la variante del Camino Aragonés, con 5 nuevas etapas desde Somport hasta Puente la Reina, punto en el que se une con la otra vía del Camino Francés

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