Cap.L / (41ªEt.=18,0Km) OUTEIRO/Vedra
–SANTIAGO (2 Octubre, Sábado)
Me
levanto a las 6,45 y toda la casa está oscura como boca
de lobo. Un poco antes, en mi típico despertar
fisiológico ya había recogido el cargador con la
batería de la cámara. Durante el “apagón nocturno” solo
se dispone en este albergue de unas tenues luces
de emergencia, que apenas permiten ver donde pisas;
tanto en los dormitorios como en el pasillo y el
comedor. Con ese inconveniente lo voy a tener muy
difícil para escribir el borrador de apuntes de la
jornada de ayer, porque en la zona de mesas la oscuridad
es casi total…. Salgo con todos los trastos y a duras
penas puedo ordenar la mochila sobre una mesa. Luego no
puedo hacer otra cosa que preparar pacientemente los
bocadillos para F, mientras voy comiendo
mis sardinitas con los picos de la barra de pan. Sobra
barra y sobra jamón, así que me hago otro bocadillo
pequeño para mí. Intento a continuación ponerme a
escribir algo pero me es imposible; si necesito limpiar
bien el cristal de las gafas para hacerlo con buena luz,
con esta semioscuridad no hay nada que hacer.
A las
7 en punto he dado un toque a F, como
hacemos normalmente. A esa hora un goteo de peregrinos
va y viene ya de aquí para allá, topando por el pasillo
mientras arrastran sus bagajes… Nadie dice nada, pero
todos queremos salir pronto por aquello de los atascos
en el sellado de credenciales y posterior acceso a la
catedral. Veo a Paco y Araceli y nos
saludamos con señas, aún hay gente que duerme. Como me
aburro, mientras viene F acabaré
liquidando también el montadito de jamón que me he
preparado; luego pasa un yanqui ofreciéndome un plato
con uvas y también me las como. Se nota que la uva de
ribeiro está madura por las veredas… Ya está relatado
que hemos visto mucha en las últimas etapas; yo me había
abstenido de probarlas, pero estos americanos no se
contentan con hacer las fotos…
A las
7,30 se encienden de golpe todas las luces, cuando ya
maldita la falta que nos hacen. Casi todo el mundo se
las ha apañado como ha podido y ya está saliendo o ha
salido del Albergue. Llega inmediatamente después
Francesc y le entrego sus bocatas: ante mi
perplejidad se sienta y se los come de inmediato, ¡oh
sorpresa!, es la primera vez que hace esto estando
conmigo. Siempre le insisto en la importancia de comer
bien antes de salir, para tirar fuerte al principio,
cuando estamos perfectamente descansados. Lástima que
“ahorita” mismo nos falte el café.
Mientras come F veo aparecer la nívea
cabeza del francés Pierre y rápidamente voy a su
encuentro, le doy la mano y le pido el favor de hacerse
una foto conmigo. Paco que está por allí nos
sacará la instantánea. Pero un poco nervioso por la
petición y rojo como un pimiento, un sonriente Pierre
nos ruega que le esperemos un momentito..: ¡primero ha
de pasar por el lavabo a peinarse! Un minuto después lo
tenemos entre nosotros dispuesto a posar, muy feliz por
ser el decano del Refugio. Será esta una
imagen para subir la moral en el futuro, que me servirá
para superar eventuales dudas cuando indefectiblemente
acudan los achaques… Nos abrazamos sonrientes mientras
Paco lanza la instantánea, y ahí queda la imagen
para la historia: ¡83 + 67 = 150 años que nos
contemplan!, ¡abuelos al poder!
(img
nº1)...
Nos despedimos de Pierre, y antes de guardar la
cámara saco también unas fotos a la pareja lucentina;
quiero tener alguna imagen cercana de ellos.
< img 1:
(Albergue Outeiro –conc. Vedra-) con
Pierre (83) el decano // (cruceiro Ardarís,
conc. Boqueixón –k3-8.28h) ronda de despedidas >
Salimos a las 7,40 junto a los cordobeses y la
valenciana Isabel, aún con muy poca luz.
Abandonamos el lugar caminando por la pista asfaltada
que cruza Outeiro siguiendo la bisectriz del
monte justamente por su cima. Nuestro plan es ir por
estas pseudocarreteras gallegas hasta las inmediaciones
de Susana, donde encontraremos la N-525. En
principio coincidiremos con nuestros acompañantes por
este tramo, siguiendo rigurosamente las marcas del
Camino. A las 8,30 hemos alcanzado las
inmediaciones de Ardarís (concello de
Boqueixon). En este lugar se cruzan dos carreteras
locales y hay un oportuno crucero; un escenario que nos
va de perlas para hacernos unos a otros varias fotos
para el recuerdo, y excelente ocasión para irse
despidiendo de los colegas
(img
nº1der).
Tras la postrera sesión fotográfica, Araceli y
Paco se adelantan. Isabel aún seguiría junto
a nosotros varios km más, pero luego se iría alejando
poco a poco como en otras ocasiones… Habíamos comentado
con los colegas nuestra idea de hacer esta etapa
íntegramente por el arcén de la nacional N-525, asidua
compañera desde que salimos del Valle de Tera en
la provincia de Zamora
(véase
Nota 20 al final del capítulo); ellos no lo
tenían tan claro y en principio eran partidarios de
continuar por el camino trazado, siguiendo las marcas.
Siendo una etapa
corta también nosotros lo habríamos hecho, pero no
quería arriesgarme a perder el tren de las 3 de la
tarde, y estaba seguro de que por la carretera
ganaríamos al menos una hora. Sé muy bien que el
habitual atasco para obtener la Compostela se
incrementa de manera brutal a últimas horas de la
mañana. Francisco no hubiera tenido problemas
aunque llegáramos algo más tarde, porque tenía previsto
quedarse un par de días en la capital para celebrar en
ella su 73º cumpleaños… Al despedirnos de los amigos,
pensábamos en la posibilidad de hallarles en la
periferia de Santiago, cuando su camino y el
nuestro se hubieran juntado de nuevo ‘ante las barbas
del apóstol’. Esa conjetura tenía en cuenta que nuestro
más corto itinerario compensaría su mayor velocidad de
marcha… Pero finalmente no se daría el caso, y no los
veríamos más; porque al parecer la ruta señalizada se
desvía hacia la parte este de la ciudad haciendo un gran
rodeo, y llegarían aproximadamente casi una hora después
que nosotros. Días después me lo comentaría
telefónicamente Araceli, añadiendo que llegaron a
verme en la cola del arzobispado, muy cerca ya de la
puerta de acceso, cuando llegaban para intentar
gestionar la célebre su “compostela”. Ellos
también tenían previsto quedarse una jornada en
Santiago y supongo que, como Francesc,
pasarían el trámite al día siguiente.
< img 2:
(Rubial ,p. Lestedo / conc. Boqueixón
–k4.1-8.47h-) antiguo pazo, cruceiro y placa
con la leyenda del traslado de Santiago
>
Muy
cerca de Rubial pasamos junto a un interesante
Pazo; del que solo se conservan parte de los muros
de cierre y un cruceiro, por lo que puedo ver
desde fuera. Pero lo que me ha llamado la atención de
este sitio es la curiosa placa adherida al muro, muy
cerca de la puerta de carruajes. Hago las fotos de
conjunto y detalle, sin poder leer bien la inscripción
en esos momentos; algo que podría hacer tiempo después
tranquilamente en casa, y me parece oportuno reflejarlo
aquí. Con rústico lenguaje castellano y tosca grafía, se
cita en ella la
leyenda del traslado
de Santiago
(véase
arriba img nº2).
Esa leyenda ya la hemos incluido en el relato
anteriormente
(Ver
Nota 19 al final de la 40ª etapa).
Cruzamos poco después la parroquia de Sergude,
donde a las 9.15 paramos a tomar café en el Bar-Pulpería
Rosende. En este intervalo del concello de
Boqueixón abundan las pequeñas viñas familiares,
emparradas junto a los muros o formando galería en los
porches de algunas casas. Tienen uvas tintas a punto de
ser vendimiadas, que aparentan ser del tipo ribeiro.
Justamente al avistar el bar vimos a Isabel,
a punto de desviarse por un camino señalizado con el
clásico cartel de la vieira. Ella ha debido
retroceder en algún cruce debido a un despiste, porque
la veíamos de lejos diez minutos antes, y la
reencontramos ahora saliendo por la derecha a escasos
metros de nosotros. Le preguntamos desde lejos si quería
acompañarnos con el café; pero decide continuar,
siguiendo las marcas…
En
la foto que se adjunta
(img
nº3 abajo)
veremos a la valenciana por última vez; aparece frente a
una típica parada de bus intentando localizar el
itinerario señalizado. La saco en el reportaje porque
resulta útil para explicar la toponimia gallega; y
porque la imagen refleja bien el ambiente del Camino
en esta antiquísima comunidad: una peregrina
despistada tratando de orientarse en su complicado su
entramado rural... Si os fijáis, el rótulo de la parada
reza “Deseiro-Sergude” en el lateral izquierdo, a
lo que debo añadir el letrero que figura en el lado
frontal: “Concello de Boqueixón”, que no puede
verse directamente en la imagen por el reflejo del sol.
Este último designa en Galicia al municipio, como bien
sabemos; y el rótulo lateral al lugar Deseire
y la parroquia de Sergude. Por
cierto, ya no volveremos a ver a Isabelita.
< img 3:
(Deseiro / p. Sergude / c. Boqueixón)
Isabel busca orientarse // (p. Sergude / conc.
Boqueixón) casa peones camineros (k7-9.36h>
Mientras descansamos unos minutos saboreando el café,
examinamos en los papeles lo poco que nos queda para
finalizar el viaje de este año, completando de paso el
Camino Mozárabe. Desde el bar-pulpería
Rosende llegaremos muy pronto a la conexión con la
carretera N-525, muy cerca de A Susana
(parroquia compostelana de Marrozos), y ya no
dejaremos esa importante vía hasta llegar a Santiago.
El camino marcado que acaba de tomar Isabel, como
la mayoría de peregrinos, les lleva hacia el clásico
acceso de quienes llegan a Santiago desde el
este, dando desde aquí un gran rodeo. Es decir, se trata
de encauzar a todo el mundo hacia el gran albergue
del Monte do Gozo; situado en el mítico
monte homónimo por el que acceden a la capital jacobea
quienes vienen por el Camino Francés y la Ruta
del Norte. La idea es correcta, porque siendo muy
difícil gestionar la Compostela en el mismo día
que se termina una etapa normal, terminando la penúltima
en Monte do Gozo tienes a la catedral a solo 5 km;
pequeño intervalo que puedes hacer en poco más de una
hora el día de “tu entrada triunfal en Santiago”.
Para lograrlo nosotros ha sido preciso madrugar mucho,
y acortar al máximo la etapa (18km) atajando por la
carretera nacional.
Con
nuestro itinerario entraremos por el lado Sur, pasando
muy cerca de la estación de ferrocarril; que
forzosamente ha de ser el acceso natural de quienes en
épocas clásicas procedían de Ourense y el ramal
sanabrés del camino mozárabe. Es decir,
entrando por el arcén de la nacional N-525 nos vamos a
ajustar más al trazado original de la ruta sureña que
los que han seguido escrupulosamente las marcas
actuales. Aunque haya razones para justificar el desvío,
se debería informar a la gente con algún panel
orientador; como los que hemos visto en alguna jornada
precedente. Los peregrinos deberían tener por esta zona
la posibilidad de elegir entre dos vías de acceso, con
los kilometrajes de cada una de ellas y alojamientos
alternativos. No ofrecer esa posibilidad de elección
significa señalar una ruta no ajustada a criterios
históricos, que además supone unos 5 km más por un
terreno bastante más duro….
Poco antes de alcanzar la conexión en Susana,
adonde llegamos a las 9.41, encontramos una antigua casa
de peones camineros perfectamente conservada.
Saco de ella otra de esas fotos que pueden ilustrar la
memoria viva de este país
(img
nº3derecha y
Nota 21 al final del capítulo).
Desde Susana a los suburbios de Santiago
nos quedaban por cubrir unos 6 km., que haríamos desde
ese lugar en algo más de una hora y cuarto.
Me gusta la ruta de acceso que hemos elegido. A pesar de
ir por el arcén de la carretera el recorrido no deja de
ser agradable en ningún momento. A Susana es un
lugar de la parroquia compostelana de Marrozos.
Mirando a izquierda y derecha desde el arcén de la
carretera no se ve ningún núcleo poblacional compacto,
sino viviendas o grupos de ellas dispersas. Ya de
regreso en casa, revisando el itinerario con el
buscador de Google, comprobaría que toda
esta parroquia es así; algo que se explica por la
proximidad de la metrópoli compostelana.
< img 4:
(O Sisto / p. Marrozos) panorámica sureste
del entorno de Santiago (k9.8-10.17h>
A
poco de dejar atrás las escasas viviendas de A Susana
que flanquean la N-525 a nuestro paso,
alcanzamos la cima del outeiro Marrozos, suave
elevación que da paso a la travesía de O Sisto.
Desde este lugar, perteneciente a la misma
parroquia de Marrozos, empezamos a divisar de frente un
amplísimo panorama, ya en descenso, que tiene su
epicentro en el nudo vial que dará paso al conjunto
histórico de Santiago (img
nº4).
En el horizonte de la capital se ven ya perfectamente
las nubes de la tormenta que se avecina, anunciada para
el mediodía; no nos podemos dormir…
En esa dirección detectamos desde este lugar la amplia
depresión de un valle fluvial, donde se distingue ya
perfectamente el importante cruce de autovías que
desvían el tráfico pesado hacia Ourense y A
Coruña, evitando su tránsito por el extrarradio de
Santiago. La gran panorámica que vemos tiene como
telón de fondo una elevación en cuya cima se dibuja una
larga hilada de edificaciones, que suponemos son
barriadas periféricas de la capital; aunque el
conglomerado del centro urbano queda oculto desde aquí.
Tiene esta vista la virtud de permitirnos contemplar
desde muy lejos, unos 5km aproximadamente, las bardas
de la capital jacobea… Sin llegar a verla todavía
sentimos desde aquí el latido de Compostela, y
nuestra imaginación se impregna ya con el aroma del
botafumeiro.
< img 5:
(Santiago, sureste de la ciudad, km17-11.08h)
plafón iglesia de una barriada obrera(años 50)>
A
las 11,08 pasamos junto a una iglesia relativamente
moderna de la periferia de la capital, y me detengo unos
momentos para sacar una de mis últimas fotos. Tiene en
su encalado frontis un plafón labrado en piedra
berroqueña, que me llama la atención. Es de un estilo
funcional que estaba en boga en los años 40/50,
austero y rectilíneo en general, prescindiendo de
arabescos; un estilo relativamente economicista,
apropiado para un país que a duras penas se levantaba
del desastre de la guerra civil. Aunque no todo
lo que se hizo con esos cánones artísticos me gusta,
este plafón si lo encuentro interesante, y
representativo de aquella dura etapa de reconstrucción
(img
nº5arriba).
Poco después localizo en una vivienda de 4 pisos otra
muestra de la arquitectura civil de esa época; aunque en
este caso solo se trate de una simple placa oficialista
de la “delegación nacional de sindicatos”,
colocada sobre la fachada de una de las casas de un
grupo de “viviendas protegidas”
(img nº6
abajo).
Ambas imágenes confirman que atravesamos ahora una
barriada mayoritariamente obrera de la periferia de
Santiago, o al menos lo era a mediados del siglo
pasado…
< img 6:
(Santiago, sureste de la ciudad,
km17.7-11.19h) placa identificativa grupo de
“viviendas protegidas”(año 1955)>
Vamos todo lo recto que podemos hacia la plaza del
Obradoiro, siguiendo las indicaciones que
oportunamente demandamos a quienes se cruzan con
nosotros en el camino. En estos momentos empiezan a
barruntarse el cambio climatológico; aún no son las
11,20’ cuando empezamos a sentir en la cara las primeras
gotas de la precipitación que se avecina. Viendo el
panorama, intento motivar a F. para acelerar algo
más el paso; temo que la lluvia se adelante y nos
complique el final, ya que aún nos queda un buen rato
callejeando por Santiago...
Pero Francisco ya tiene bastante con el ritmo que
llevamos en los últimos km; y además no tiene mucho
sentido apretarle, ya que él no tiene ninguna prisa hoy.
De manera decido adelantarme yo, para llegar a la cola
del Cabildo de La Catedral cuanto antes. Esa cola
conduce al centro de Acogida a los Peregrinos,
una dependencia donde se otorga la famosa
Compostela. Allí no tendrá problemas F
para localizarme; pero en el supuesto de que no me
hallase en esa cola al llegar, algo bastante improbable,
acordamos encontrarnos ante la escalera principal de la
catedral.
Dejo pues a Francesc y aprieto a correr todo lo
que puedo. Con todo, no consigo alcanzar el Cabildo
de La Catedral hasta las 11,50h. Veinte minutos
después llega mi compañero, y desiste de hacer la cola;
en ese tiempo no había avanzado yo ni 4 metros por el
callejón lateral del edificio. Esto va para muy
largo...; y la misa del peregrino está prevista
para las 13h, es decir sólo nos quedan 50 minutos. Le
digo al colega que se relaje un poco por ahí, dando una
vuelta, y volvemos a emplazarnos para vernos en el
centro de la Plaza del Obradoiro a las 12.55’,
aunque ya vemos que será muy difícil que yo llegue a
tiempo de asistir al oficio.
Sale
Francisco pues a tomarse esa cerveza; callejeando
por un centro histórico atestado de visitantes que van y
vienen desde y hacia todas direcciones. Nunca había
visto tanta gente en Santiago como en esta
ocasión (la 6ª en que culmino el Camino desde el
año 1991). La espera se eterniza y mi colega no da una
sino varias vueltas por el centro de la ciudad, con sus
correspondientes cervezas, recalando de vez en cuando
por las inmediaciones de la cola para ver por dónde
ando. Avanzamos muy lentamente hasta las 13h, momento en
que la larga fila de peregrinos empieza a ser engullida
por el viejo caserón del cabildo catedralicio.
Mientras tanto, yo tuve tiempo para pensar en muchas
cosas, que un poco más adelante comentaré (ver el
Epílogo de esta Memoria). También tuvo lugar
en esta larga espera un encuentro sorprendente, aunque
no del todo imprevisto
(Ver
Nota 22 al final del capítulo).
< img 7:
(Santiago) fachada de la catedral en la
plaza del Obradoiro (13.33h) // detalle
hornacina superior enmarcando al Apóstol (s.XVIII)>
No salí del Centro de Acogida hasta las 13.20’, y
cuando llego a la Plaza del Obradoiro aún
tardaría otros diez minutos en localizar a mi compañero
(img nº7).
Allí me encontraría a un Francesc aburrido y
desesperado
(en la
imagen, figura azul oscuro junto al parteluz de la
portada).
Me explica que cuando llegó a la plaza a la hora
prevista de nuestro encuentro, y vio la cantidad de
gente que la abarrotaba, decidió buscar un punto alto
para verme venir… Pese a eso hemos estado a punto de no
encontrarnos… Dice que me vio llegar al centro del
inmenso recinto, desde lo alto de la escalinata de la
catedral, y empezó a gritarme; pero lo único que ha
sacado el pobre ha sido un poco de ronquera y un
catarro, porque los vientos fresquitos de la inminente
tormenta están empezando a barrer Santiago.
Cruzamos la praza d’Obradoiro, donde capto como
fondo su ángulo sureste
(img
nº8abajo),
mientras nos replanteábamos qué hacer siendo ya las
13.33h. La cosa parece muy clara: lo de entrar a la
catedral está prácticamente imposible. Además ya ha
empezado la Misa del Peregrino, quedando aún
mucha gente en cola que desespera de poder entrar… Se
añade a eso el inconveniente de que sólo yo tendría
preferencia de acceso, por disponer de mi Compostela;
mientras que F necesitaría una bula
de Benedicto XVI, o poco menos, para poder
acompañarme...
Decidimos pues dejar de lado el asunto de la misa;
Francisco dispondrá de dos días para visitar la
catedral y yo, la verdad, solo tengo in mente irme
cuanto antes a la estación de tren a por mi
billete. Por otro lado, él tenía que buscarse un hotel
para dos días; y si queríamos celebrar de alguna forma
la culminación del camino mozárabe, nos
parecía idóneo hacer la despedida comiendo juntos en la
propia estación. De manera que decidimos cambiar
el rumbo; y mientras bajamos en busca de mi billete de
tren, intentaríamos encontrar un hotel por el camino…
< img 8:
(Santiago) plaza Obradoiro , ángulo
SE y Colegio San Jerónimo // una tapa
Colomer al final del Camino (13.39h) >
Tratamos pues de orientarnos por el entorno de la
catedral, buscando al acceso más corto hacia el ‘último
objetivo compartido del viaje’, y en ese ‘cambio de
agujas’ ve Francesc en el suelo una tapa de
fundición de la vieja época, con el rótulo de su
empresa. Su ojo de lince en esta materia no falla.., y
en efecto se trata de una tapa “Colomer”
de las clásicas (120kg), que sobrevivirán al paso del
tiempo como las viejas losas de granito de su entrono
(img
nº8der).
Logradas las pertinentes fotos, que servirían para
componer la imagen mostrada, pronto enlazaremos con la
Rúa do Hórreo, amplia avenida que se dirige
recto hacia la estación de tren; y ya muy próximo a ella
vemos a mano derecha un hotel que tiene buena pinta.
Entra un momento F dejando fuera su
mochila, y en seguida sale confirmándome que se quedará
aquí. Seguiré por el momento yo solo calle abajo,
porque mi colega prefiere descargar cuanto antes la
impedimenta y asearse un poco en la habitación. De
manera que acordamos vernos en el restaurante de la
estación sobre las 14h; F se podría duchar
tranquilamente, mientras yo intentaba gestionar mi
billete para el primer tren….
Recordaba yo de mis viajes anteriores que había una
excelente combinación ferroviaria entre Santiago
y BCN, cambiando de tren en Astorga; para
tomar en la capital maragata el que bajaba de La
Coruña a las 10 de la noche, con destino final en la
ciudad condal. Pero en taquilla me informan que hace
algún tiempo eliminaron la conexión Santiago-Astorga,
y hay que retroceder a La Coruña para tomar
directamente el tren de BCN. El tiempo total del viaje
será el mismo, porque se compensa el invertido en
retroceder hacia Coruña con las dos horas de
espera de Astorga. Este cambio tiene para los
usuarios el inconveniente de que no tendremos la
oportunidad de cenar en algún mesón de esa ciudad, como
hacíamos en aquellas dos horas de espera. Total, que
habré de cenar, algo peor, en el tren; y probablemente
nos saldrá el viaje más caro, sumando billete y cena.
Como es natural, y siempre ocurre en estos casos, gana
RENFE y perdemos los demás… Porque la antigua ‘compañía
estatal’ factura un trayecto más largo, y perdemos
cuartos los usuarios y el mesón cercano a estación
astorgana. Esto es el progreso español… Pero bueno, lo
importante en el día de hoy es que conseguiría llegar a
mi casa a la misma hora de siempre…
Todo
saldría a pedir de boca y la verdad es que pude comer
bastante a gusto junto a Francesc en el bar-restaurant
de la estación, improvisando un excelente menú con
las raciones y tapas de picoteo que tenían en la barra.
Tras
un viaje sin incidencias, arribo a la estació de
Sants a las 9.00 de la mañana del Domingo día 3, dos
días antes de lo previsto. El balance del viaje ha
resultado muy satisfactorio, eso es finalmente lo que
cuenta.
-Nota 20-
Nuestro “Camino” por el arcén de la
nacional N-525, ó la opción de circular a veces
por carreteras: justificación
Serán finalmente más de 300 km sobre el acogedor
arcén de la N-525 ó muy cerca de ella. Aunque no
pretendo recomendar esta opción como la idónea, nos
ha sido útil en esta ocasión. Ha sido posible en
este viaje gracias a la Autovía A-52,
entre Benavente y Ourense, que se
inauguró para descongestionar esta carretera
nacional y circula en paralelo con ella durante todo
ese intervalo. Eso nos ha permitido caminar por la
antigua calzada nacional con poquísimo tráfico, en
ocasiones sin encontrar apenas algún coche durante
horas.
En general, la elección de hacer algún tramo
relativamente corto por arcenes de carreteras se
toma sobre la marcha cuando se dan algunas
circunstancias concretas, por ejemplo: a) si no
disponemos de buenas indicaciones de las rutas por
vericuetos rurales b) para evitar rodeos inútiles en
el acceso a determinadas poblaciones, algo que le
gusta hacer a algunos alcaldes... c) para evitar
caminos cuyo suelo esté en un estado deplorable. d)
para acelerar el paso y alcanzar a tiempo algún
pueblo donde comer; ya que a partir de ciertas horas
podemos quedarnos “compuestos y sin menú”, etc...
etc…. Por añadidura debemos tener muy en cuenta que
normalmente una carretera es más recta, y por tanto
más corta que las reviradas pistas; y además suele
permitir el disfrute de mejores paisajes que la
mayoría de caminos. Por todo lo expuesto, si el
tráfico es mínimo, y el asfalto no está demasiado
caliente, la opción de la carretera debe ser muy
tenida en cuenta.
No obstante, nunca aconsejaré elegir la
carretera como norma, en lugar del camino
señalizado. Por supuesto que en ningún caso lo
aconsejo a las horas centrales del día, en plena
canícula veraniega. Con tiempo despejado y en esos
horarios el asfalto arde, eso es de cajón. Si en
esta ocasión hemos abusado de caminar por esta N-525
ha sida principalmente por carecer en el recorrido
de la Ruta Mozárabe de una
información tan detallada y fiable; como la que
tenemos de otras rutas compostelanas, como por
ejemplo del célebre Camino Francés que
ya conocemos al dedillo. Ahí apenas usamos las
carreteras, porque por esa ruta no corremos apenas
ningún riesgo. Está tan bien señalizada y hay
tantos servicios a disposición del peregrino, que no
tenemos miedo a quedarnos desamparados o
desabastecidos en ningún momento. Naturalmente esta
abundancia de recursos es la consecuencia de la
gran cantidad de gente circulando por ese
itinerario. Esperemos que en un futuro próximo la
gente vaya descubriendo el camino mozárabe y
podamos decir de él lo mismo.
-Nota 21-
El Peón Caminero,
un oficio actualmente extinguido
En
efecto, la escueta y perfilada casa que Francesc
y yo estuvimos observando durante unos minutos junto
a la
N-525 fue durante mucho tiempo el
cobijo de un oficio extinguido hace años; una
familiar imagen cuya inconfundible fisonomía tenemos
grabada en la memoria todos los que pasamos de 60
años. Quedan pocas, pero hace años había muchísimas
a lo largo y ancho de la geografía española; tantas
que cada 5 km (creo recordar) había una de ellas en
las principales carreteras del país (las “nacionales”).
El peón caminero tenía la
responsabilidad de cuidar su tramo de carretera,
parcheando con asfalto los desperfectos y sacando
del mismo cualquier obstáculo que de forma
accidental invadiera la calzada (piedras árboles,
etc.). Pero también en estas casas, que les servían
como lugar de trabajo y vivienda familiar,
encontraban ayuda y cobijo los que en sus cercanías
sufrían accidentes o incidentes. Esto era muy
importante para los viajeros en una época en la que
no se disponía de teléfonos móviles y escaseaban los
fijos… En la mayoría de estas viviendas se alojaba
también la familia del peón caminero; lo que
reforzaba como es natural la actividad
profesional del mismo, naturalmente sin cobrar
por ello ningún extra. En la casa que vemos ahora,
que es mayor que las que solían verse por doquier
habitualmente, hay dos poderosas chimeneas. Lo
comentamos entre nosotros y llegamos a la conclusión
de que alguna de ellas (o ambas) debían servir para
fundir el alquitrán y preparar el asfalto. Junto a
la casa se distingue perfectamente un terreno
delimitado, el cual suponemos sería destinado al
huerto familiar.
< img 9:
(Santiago, rúa Gelmírez) haciendo cola… a ½
metro de un par de amigos // con M. Carmen y
Antonio, a punto de sellar (12.52h) >
-Nota 22-
¿Un milagrito de Santiago?: El
encuentro con unos amigos, previsto antes de
salir de BCN pero inesperado al final
Antes de
nuestra partida de BCN teníamos previsto
encontrarnos en Santiago con unos buenos
amigos míos, el matrimonio formado por Mari
Carmen y Antonio Gutiérrez.
Este año han debutado como peregrinos por la ruta
francesa, y de su determinación para peregrinar he
tenido yo mucha culpa, hasta el punto de haberles
preparado con detalle su particular plan de etapas…
Todo apuntaba a priori a que nuestro posible
encuentro sería concretamente el día 4 de Octubre,
fecha precisa en que Francesc tenía que estar
en esta capital para poder celebrar su onomástica
con una misa en la mismísima catedral. Esto último
ya está dicho y explicado. Pues bien, Mari Carmen
y Antonio G. habían partido desde
Ponferrada por la ruta francesa tres días antes
de que nosotros empezáramos en Verín.
Teniendo en cuenta que son novatos, y en previsión
de que tuvieran algún día lluvioso planificamos un
par de jornadas más de las estrictamente necesarias,
de manera que habíamos planeado para ellos hacer en
12 días un viaje que puede hacerse perfectamente en
10. Esto mismo habíamos pensado con F
para nuestro trayecto por la ruta mozárabe,
previendo 9 jornadas para un tramo que podíamos
hacer sin incidencias en solo 7 días. Como
finalmente tanto ellos como nosotros tuvimos
excelente climatología, ambas parejas hemos llegado
a la meta dos días antes, es decir en lugar de
encontrarnos aquí el día 4 pues nos hemos venido a
encontrar precisamente el 2 de Octubre, es
decir hoy mismo.
Habíamos
acordado con Antonio G. que yo les
llamaría a ellos con el móvil al llegar a
Santiago; pero finalmente no traje el mío,
porque lleva el suyo F y podía
prescindir de un ‘trasto’ que no es santo de mi
devoción. Ha sido precisamente hoy, mientras me
aburría haciendo la insufrible cola para obtener la
Compostela, cuando me ha venido a la
cabeza este posible encuentro, y esperaba
impaciente la llegada de mi compañero para hacer esa
llamadita … Estaba lamentándome por mi imprevisión,
y el olvido de ese compromiso, cuando veo un par de
pasos ante mí la espalda y cuello de un peregrino
que se parece un montón al amigo Antonio
Gutiérrez y me digo..-No puede ser, ¿será
posible?--, pero “tate” es que miro a su lado y
veo la melena alborotada de Mari Carmen que
justo entonces gira la cara para atrás y queda lo
que se dice “retratá” en mis pupilas. Ella me
reconoce y grita y yo le pego un manotazo a
Antonio… El resto ya os lo podéis imaginar,
todavía nos estamos riendo de la coincidencia en el
tiempo y el espacio. ¡Si alguien duda de los
milagritos jacobeos, aquí tenéis uno surgido a
pocos metros de la basílica de nuestro patrón….(véase
arriba foto41ª14, Antonio con camisa
cuadros).
EPILOGO
El genuino espíritu del Camino.-
Culminar nuestro Camino a Compostela ha
significado nuevamente una gran satisfacción;
sentimiento que de forma inevitable se mezcla con cierto
deje de tristeza, porque algo bueno se acaba… De
nuevo se me alegra el alma cuando veo la ciudad de
lejos, y tras pisar Praza do Obradoiro otra vez
me invaden las prisas por salir de ella; siempre
ha sido así y supongo que siempre lo será.
Me viene a la memoria nuestra charla de 2003 con
un veterano peregrino francés, cuyo nombre no
recuerdo; cuando con Francesc terminábamos ese
año nuestro primer viaje juntos: el tradicional tramo
Astorga-Santiago. Sentados con nuestro interlocutor
en el restaurante self-service del Monte do Gozo,
y alargando la sobremesa por lo interesante de sus
confidencias; nos repetía machaconamente, de manera
obsesiva y con la mirada perdida a través de la ventana:
--lo importante no es llegar… sino continuar adelante,
¡aller, aller!--…
Me caló hondo ese mensaje sin saber muy bien por
qué. Ocho años después, y con 5 llegadas a Santiago
sobre mis espaldas y pies, he logrado descifrar lo que
aquel ‘obseso del Camino’ me quiso transmitir; porque
también a mí me invade el desasosiego y la nostalgia
siempre que llego a Santiago… Me consta además,
porque lo he oído a otros peregrinos en numerosas
ocasiones, que esto le pasa a muchísima gente.
Intentando descifrar de alguna manera el enigma, se
podría decir que terminar el Camino es como morir un
poco…; quizás por eso nos ponemos inevitablemente
tristes. Estamos probablemente ante un mensaje que
trasciende de esta aventura, y pudiera extrapolarse a la
vida entera. Porque puestos a filosofar ¿cuál es nuestra
común meta en este mundo?..., la meta que
ineludiblemente hemos de compartir todos los mortales
?... -Me ahorro por su obviedad la respuesta directa,
porque ya está filtrada en la pregunta…; y por
eso, bajo ese elemental prisma me permito insistir en
ello, llegar a Santiago es como morir un poco…-
Finalmente, dándole vueltas al asunto he llegado años
después a una conclusión positiva. Puliendo el
razonamiento que trataba de transmitirme el francés en
su mal español, he acuñado una máxima que expresa de una
forma mucho más clara y positiva lo que posiblemente
quiso decirme el colega traspirenaico; o en todo caso
quizás supone el afloramiento de algo que él no pudo
acabar de deducir: ¡no es lo importante llegar,
sino estar en el Camino!. Esa es la clave que
explica el común desasosiego que invade a tanta gente.
Una conclusión que he acabado convirtiendo en mi
máxima vital, que estará vigente en mi vida
mientras ‘quede cuerda’…, para el Camino de Santiago
y para todo lo demás.
Y para sacarnos de encima el desasosiego por la
finalización del viaje, no hay mejor remedio que ir
preparando desde ya una nueva salida. Llegué una vez más
a Santiago, y otra vez me apresuro a salir de
allí para buscar nuevos retos, con mi mente puesta ya en
la continuidad de mi Camino. Arribamos en fin a
Santiago y empiezo a descontar días, deseando que
llegue pronto la primavera de 2011; para partir
de nuevo, esta vez desde Mérida, hacia la meta
soñada. Hacia esa meta siempre lejana, a la que nunca
quisiéramos llegar...
Santiago
se porta muy bien con nosotros.-
Caminar diez días por Galicia en pleno otoño
sin tener un chubasco es realmente difícil. Sin embargo
hemos vuelto a ser agraciados por el apóstol, y
pudimos desarrollar todo nuestro recorrido sin
incidencias climatológicas...; solo en Cea nos
cayó un poco de agua, pero ya cuando estábamos a
cubierto en un buen Refugio. Aún más afortunados
estuvieron mis amigos Mari Carmen y Antonio,
que disfrutaron durante 10 días de un plácido caminar
por la ruta francesa. La capa mágica de Santiago
nos cubrió durante todas esas jornadas, y esperó a que
llegáramos a su casa para descorrerla. En la tarde de
nuestra llegada, este mismo sábado 2 de Octubre, el
viento y el diluvio se abatieron sobre Compostela,
cuando yo viajaba en tren hacia La Coruña y luego
Barcelona.
Este año sólo me faltó la guinda de pisar el interior de
la catedral, y cerrar el oficio de la misa del
peregrino con el espectacular balanceo del
botafumeiro... Para hacer eso cuando la afluencia
de peregrinos es masiva es preciso llegar antes de las
10.30h a la cola del cabildo, o dormir en
Santiago para acudir a la catedral al día siguiente;
y este año no se planificaron así las cosas. En los años
del jubileo compostelano como este, la afluencia
es muy alta entre Abril y Noviembre; de forma que, solo
viniendo en los meses de pleno invierno se puede visitar
cómodamente la segunda gran basílica de la
cristiandad. |