“La garganta divina” del Cares: Un placer para los cinco sentidos

Por Ferran Martínez-Aira

“La garganta divina” como bautizaron los lugareños el recorrido junto al río Cares constituye un placer para los cinco sentidos. La primera parte de esta maravilla de la naturaleza la fraguó la corriente del Cares, un pequeño río de 53 kilómetros que nace en Posada de Valdeón  y muere en el río Deva, a base de fuerza, velocidad y perseverancia. Sus aguas descienden hace muchísimos años desde las altas montañas por un desnivel muy pronunciado en escasos kilómetros. Y el resultado es un espectáculo natural extraordinario que parte en dos un macizo de los Picos de Europa, dejando a un lado el central y al otro el occidental.

Luego, le tocó el turno al hombre, que se pudo manos a la obra. El objetivo era poder ir desde el pueblo asturiano de Poncebos hasta Caín de Valdeón en tierras leonesas. Inicialmente el recorrido era una odisea de unos 100 kilómetros que rodeaba las montañas: “un camino de cabras”. Así que en el año 1915 unas 500 personas se dedicaron a excavar un paso en la rocapara poder llevar el agua a la central hidroeléctricade Poncebos y, más adelante, entre 1945 y 1950, se amplió este mismo camino un par de metros para hacerlo relativamente más seguro.

Ahora la ruta del Careses uno de los senderos más visitados de los Picos de Europa y de España. El planteamiento es sencillo: un trayecto de 12 kms.-poco exigente físicamentey con unas vistas desde las aturas que quitan el hipo. Se puede partirdesde Poncebos o desde Caín, dependerá de la ubicación que a cada uno le sea más cómoda. Se deja el coche bien aparcado -si no es temporada alta, es gratis- y caminante se hace camino al andar.

Si la idea es completar un solo trayecto, en general se suele iniciar en la población leonesa de Caín por una razón principal: es más fácil. En cambio, si uno decide salir desde Poncebos, hay un tramo de ascenso al principio que alcanza los 2 kilómetros -se tarda unos 45 minutos- para superar un desnivel de cerca de 300 metros. En cambio, en sentido contrario desde Caín, se comienza bajando y luego casi toda la caminata es sobre un terreno llano hasta Los Collaos, donde empieza el pronunciado descenso hasta Poncebos. En caso de hacer un único trayecto, es aconsejable organizarse para que haya un coche al final de la caminata.

Una vez allí, no existe el arrepentimiento. Las vistas son imponentes. Durante las 5 horasandando se hace difícil pestañear puesto que el asombro es constante. Lo bueno es que no hace falta mapa. Imposible perderse. Es una senda que va de un punto a otro sin ningún tipo de desvíos. La primera zona transcurre por campo abierto y, tras cruzar sobre la presa de Cares, nos adentramos definitivamente en las profundidades del desfiladero. A partir de entonces, casi todo lo que queda son picos escarpados, setenta túnelesexcavados en la montaña, puentes, alguna cabra despistada, alimoches (que también recibe el nombre de buitre egipcio) y un camino impoluto que serpentea como escurriéndose entre las laderas.

Tras recorrer unos pocos kilómetros, el puente de los Rebecos es uno de los lugares más recomendables para detenerse a hacer fotos. El puente de Bolín, donde está la única fuente de agua que hay en el camino, nos conduce hasta el otro lado de la montaña. Esta es la parte más entretenida, ya que es un encadenamiento de túneles que discurren por debajo de la roca. El punto intermedio de la ruta es cuando llegas a la altura del canal de Culiembro.

Después de pasar la pasarela de los Martínez -construida en 2012 para rescatar una parte de la senda que desapareció a causa de un desprendimiento- en la frontera entre Asturias y Castilla León. El último punto para tener en cuenta es Los Collaos, el punto más alto de la ruta. El paisaje de este trecho es excepcional, con el enorme murallón de Amuesa, que domina completamente la visión. En esta zona hay desniveles, desde el camino hasta el río, que superan los cien metros de altura.

Si es posible, lo mejor es evitar hacer esta ruta en temporada alta; o lo que es lo mismo, en julio y agosto, sobre todo porque el exceso de calor aprieta de verás. Si tuviéramos que escoger una época concreta sería primavera, cuando las nieves de los picos se deshielan y cae todo el peso enfurecido del agua desde las cascadas hasta las pozas.

El sonido de fondo es salvaje. Además, hay que pensar que la duración de los días se alarga en abril y mayo, junio y las temperaturas son moderadas. Además la afluencia de gente es menor, lo que se agradece porque hay tramos en los que el paso es realmente estrecho, incluso hay algunos metros sin protección lateral, dando sensación de peligrosidad.

El parque de los Picos de Europa tiene una extensión de 646 kilómetros cuadrados. Abarca tres comunidades autónomas: Asturias, Cantabria y Castilla y León. La ruta del Cares se encuentra en la parte centraldel parque. Por lo tanto, en cuanto al alojamiento, hay muchas opciones a elegir. La oferta es diversa. La decisión la tomaremos según el lugar elegido para empezar la ruta: León o Asturias.

Dormir en el pueblo de Caín resulta cómodo si vamos pocos días. Si la idea es aprovechar para conocer los Picos de Europa, existen varios pueblecitos cerca que vale la pena conocer y en los que podemos encontrar estancia rural muy recomendable: Sotres, el pueblo más alto de Asturias (1.050 metros) y donde el que escribe probó la segunda mejor fabada de este mundo porque la más deliciosa la cocinaba mi querida Chelo en Gijón. Otra parada obligada es Arena de Cabrales(donde se elabora el famoso queso) y magnífico lugar cercano a Poncebos para buscar hospedaje.

Insistimos: no es un recorrido exigente, especialmente si arrancas desde Caín. Simplemente se requiere la suficiente forma física para recorrer los 12 kilómetros que hay desde un punto al otro. Lo que sí hay que ser previsor. El tiempodurante una misma jornada puede cambiar drásticamenteen pocas horas: te puedes levantar con un sol inmaculado por la mañana y, de repente, al atardecer se desate una fría tormenta con lluvia. Por ese motivo hay que cargar en el equipaje dos prendas básicas: calzado confortablepara practicar senderismo y cortavientos por si las moscas.

Tampoco hay que olvidar la comida y la bebida. Durante las varias horas de excursión no hay ningún lugar donde parar para comer. Lo ideal es que se algo ligero como una tableta de chocolate y frutos secos. Y claro, el agua puede faltar. Por cierto, las bicicletas están prohibidas. Ah, una última recomendación: no olvidarse de cargar suficientemente el móvil antes de salir. Sería un pecado regresar a casa sin las fotos de una de las rutas más impactantes que se pueden hacer en España.