Galápagos, el hábitat por excelencia de las especies endémicas del Pacífico

By Enric Ribera Gabandé

En algunas de sus islas, existen las dos únicas aves marinas que han perdido la habilidad de volar; el pingüino y el cormorán no volador

Galápagos es una comunidad relativamente joven. Antes de 1832 nadie había vivido en ellas. A partir de la visita al archipiélago del reconocido científico británico Charles Robert Darwin, autor  en 1859 de la obra El Origen de las especies, con numerosos ejemplos extraídos de la observación de la naturaleza en este lugar del Océano Pacífico en 1835, empezaron a tomar un poco más de importancia. No era, entonces, un atractivo como lo viene siendo ahora. Se veían como islas negras y llenas de lava.

La adaptación de las especies en  Galápagos es considerado su gran atractivo. Como contraste, señalar que alguna de sus islas, como la de Santa Cruz, disfruta de una de las playas más paradisíacas que se pueden encontrar en los cinco continentes, Tortuga Bay. Nadar en esta playa con un lobo marino es un hecho muy común. 

Con el paso de los años, las diferentes islas se han mantenido de una manera natural, debido a la extrema sensibilidad que tienen sus ciudadanos por ellas. Dicen los nativos  a los visitantes que quieren que las dejen como quisieran que las vieran sus nietos. También esta sensibilidad está enfocada hacia las especies de animales que viven en el lugar. Por este motivo, piden y exigen a los turistas un máximo respeto hacia ellas. La Ley Autónoma de Galápagos no permite que se acerquen las personas a menos de 2 metros de las especies, como medida de precaución y respeto.

 Una de las curiosidades más significativas en el ámbito de la convivencia del ser humano con la fauna, es el descubrir en el muelle de Puerto Ayora (Santa Cruz) como un lobo marino está sentado junto a una persona en una banqueta compartiéndola tranquilamente, uno al lado del otro, sin ningún perjuicio entre ambos.

Otra es que en el mercado de pescado del Puerto Ayora (situado al aire libre) se dejan ver junto las mujeres pescaderas con lobos marinos, pelícanos y garzas que piden a las vendedoras las vísceras de los frutos del mar que manipulan en el punto de venta.

 Galápagos es un archipiélago en el que viven muchas especies endémicas. La adaptación de éstas al medio ambiente y al lugar las ha hecho únicas, especiales; no existen en otras partes del mundo. Algunas son endémicas de una sola isla, y otras, de tan solo parte de la isla; es lo más atractivo de Galápagos.

En algunos puntos del archipiélago, existen las dos únicas aves marinas que han perdido la habilidad de volar: el pingüino, que es el tercero más pequeño que se conoce y que se adaptó muy bien en las Galápagos; y el cormorán no volador, conocido también como pato cuervo. Éste, en los últimos años, empezó  a perder la quilla, que es el hueso en el cuál se agarran los músculos  donde se mantienen las alas que les permite volar. Actualmente, el 97% del territorio nacional pertenece al Parque Nacional Galápagos.

 Solitario Georges, la tortuga más famosa del  mundo
 En el Puerto Ayora está el centro que hospeda a la tortuga más famosa del mundo, Solitario Georges, que ha sido embalsamada en los Estados Unidos de América, y que estuvo ubicada, provisionalmente, en  el Museo Americano de Historia Natural de Nueva York, lugar que posee los requisitos ambientales para poder conservar el cuerpo del espécimen disecado sin que sufriera daño alguno, hasta su definitivo traslado al museo de Santa Cruz. Solitario Georges es un ícono, el último de su especie.

Foto Nº 1,- Tortugas gigantes de la isla de Santa Cruz. Foto Nº 2,- En el mercado de Puerto Ayora, los lobos marinos piden pescado a los vendedores.
Foto Nº 3,- Lobos marinos tomando el sol. Foto Nº 4,- Iguana marina, en la playa de la isla de Santa Cruz.  Foto Nº 5,- Postal del Puerto Ayora.