Slow, un movimiento interesante : Por un lento comer y beber y vivir

Un movimiento cultural gastronómico mundial, le dice no al fast food y si a la educación del paladar.

Placer equilibrado parece ser la difícil misión de este grupo de origen italiano que ya reúne a más de 80 mil adeptos en el globo. Su búsqueda es destacar los valores culturales de la comida de todos los pueblos. En contra del fast food y más allá de las modas y tendencias gastronómicas, ésta mirada de la comida promueve la educación y el buen gusto.

El término slow food (comida lenta) nombra a un movimiento internacional que se contrapone a la estandarización del gusto en la gastronomía, y promueve la difusión de una nueva filosofía que combina placer y conocimientos. Opera en todos los continentes por la salvaguarda de las tradiciones gastronómicas regionales, con sus productos y métodos de cultivo. El símbolo del slow food es el caracol, emblema de la lentitud.

Carlo Petrini fundó, en 1986, en Bra (provincia de Cuneo, Italia), una asociación con el nombre originario de ArciGola. Hoy en día el movimiento internacional slow food está presente en más de 150 países y cuenta con más de 83 000 socios. En Italia, slow food tiene 35 000 personas inscritas organizadas en 330 sedes locales llamadas condotte («conductas»). En el resto del mundo, las sedes locales se llaman convivia.

En el 2002, nació la Fundación Slow Food por la Biodiversidad.