Cuando la madre naturaleza es agradecida con una pandemia que cambiará nuestras vidas I

Por Ferran Martínez-Aira

La madre naturaleza, salvajemente maltratada sin escrúpulos por intereses comerciales, está siendo agradecida con la pandemia que nos ha puesto en jaque. Nos despertamos con el trino de los pájaros que apenas percibíamos. Nos volveremos a bañar en el mar viendo saltar alguna dorada o avistando alguna familia de delfines. Circulan cervatillos por el Canal Real de Zaragoza. Suspiramos por un regreso a la normalidad. Sin embargo, incluso cuando se alivien las restricciones impuestas para hacer frente al covid-19, el virus seguirá afectando nuestras vidas de muchas maneras.

Desde los clientes de Zoom hasta los grupos de WhatsApp, para muchos de nosotros las plataformas digitales se han convertido en la única forma en la que podemos trabajar, ponernos en forma, educarnos y entretenernos. También estamos más relajados con respecto a las horas que nosotros y nuestros hijos pasamos frente a las pantallas.Se trata de un gran cambio cultural que solo sucedió en pocas semanas y parece poco probable que desaparezca de la noche a la mañana.

Ahora sabemos que, en términos generales, la infraestructura tecnológica puede hacerle frente al reto: han habido algunas interrupciones pero los proveedores de banda ancha y las redes de telefonía móvil han sabido manejar el gran aumento en el tráfico.

Y en el futuro, con líneas entre el hogar y el trabajo más borrosas que nunca, necesitaremos pensar cuidadosamente sobre qué plataformas usaremos y qué decimos sobre ellas. Aún así, la videoconferencia es, por el momento, la norma.

Y las cuarentenas, y sus consecuencias, acelerarán los enormes cambios estructurales que ya estaban en curso. Ahora se trata de la supervivencia del más apto.

Las empresas que gozan de buena salud financiera y sean capaces de dar a los clientes lo que quieren, prosperarán. Sin embargo, los jugadores más débiles, que ya están lidiando con la caída de las ventas, el aumento de los costos y la intensa competencia, se quedarán en el camino durante los próximos 18 meses. Pero hay una pregunta más inmediata: ¿cuántos comercios volverán a abrir?

Algunas empresas pequeñas pueden quedarse sin efectivo y terminar cerrando. Otros minoristas más grandes también estarán en problemas. Muchos otros analizarán la rentabilidad de sus tiendas y otros considerarán devolver las llaves de los inmuebles que ocupan.

Después del cierre, habrá un rebote inmediato de las ventas y es probable que las tiendas bajen los precios. Pero ese rebote puede ser de corta duración si las personas están desempleadas y no pueden gastar.

La moda depende en gran medida de los compradores con dinero extra y muchos de nosotros hemos soportado las últimas semanas comprando casi nada de ropa, ¡y sobrevivimos! Será interesante ver si los compradores reconsiderarán sus hábitos y prioridades. Covid-19 es el mayor shock para las empresas en el último siglo.

Las medidas de emergencia impuestas a empresas reacias formarán parte del análisis futuro, obligando a hacer preguntas como “¿necesitamos un gran espacio de oficinas en la ciudad con personal que dependa de un abarrotado transporte público?”

El trabajo en la casa podría hacer que la hora pico o punta pase a la historia, lo que podría afectar los valores de las propiedades en las “ciudades de cercanías”. El personal también exigirá más de los empleadores en términos de flexibilidad, instalaciones y seguridad en el trabajo.

Las empresas pueden comenzar a acumular efectivo para sobrevivir a otra crisis. Así como los bancos se volvieron menos rentables después del colapso financiero de 2007-08, debido a que se vieron obligados a tener más capital base antes de prestar, las empresas posteriores a covid-19 podrían estar menos inclinadas a invertir. Eso ahogará el crecimiento.

La transformación digital de los negocios será más rápida, con más automatización e inteligencia artificial para aprobar préstamos, perfilar clientes, controlar el stock y mejorar la entrega. Las cadenas de suministro serán más cortas, más resistentes y posiblemente más locales, pero eso tiene ventajas y desventajas.

El nacionalismo económico -cuando los gobiernos intentan proteger sus economías recortando las importaciones e inversiones de otras naciones, es popular en este momento -pero algunos advierten que da como resultado un enfoque egoísta y dañino.

Instituciones globales como el Fondo Monetario Internacional, la Organización Mundial del Comercio, la Organización Mundial de la Salud y la Unión Europea pueden verse enfrentadas al desafío de mejorar su rendimiento o desaparecer. Todos esperamos volver a los negocios como siempre. Pero no va a suceder.

Algunas aerolíneas podrían no sobrevivir esta crisis. Otras podrían desaparecer poco después. Y aquellas que logren superarla saldrán debilitadas. Habrá, por lo menos a mediano plazo, menos vuelos. Esa tendencia estará impulsada por las personas y los negocios que tendrán menos dinero y por el auge de las videoconferencias.

Y, después de la pandemia, volar también generará más nerviosismo, al menos inicialmente. Las cámaras de imagen térmica, que toman tu temperatura cuando pasas por los controles, podrían volverse de uso corriente en aeropuertos y hasta en estaciones de tren para asegurar a pasajeros y personal de planta.

Un mercado de aviación más pequeño significa que los precios subirían. Después de estar semanas encerrados en casa, muchos de nosotros estaremos ansiosos de viajar, pero los viajes internacionales por avión, tren o barco probablemente tendrán que cambiar.

Por ejemplo, EasyJet dice estar planeando en un principio no ocupar los asientos intermedios para que los pasajeros no estén tan cerca el uno del otro -y los billetes para un avión con muchos puestos vacíos serán más costosos.

El traslado diario hasta el trabajo no es lo más recomendable para mantener el distanciamiento social y los gerentes ferroviarios están buscando cómo organizar las cosas cuando el gobierno relaje las restricciones.

Los modos independientes y ecológicos de transporte, como la bicicleta y las patinetes motorizados, se volverán más populares, aunque algunos optarán por el coche.

El día escolar normal tiene su propio ritmo establecido por las lecciones y recreos. Ahora, más de 90% de los niños del planeta no están en la clase, según la UNESCO. Esa interrupción tendrá secuelas durante años.

La enseñanza se ha trasladado online, con clases virtuales a una escala jamás vista, pero eso ha resaltado la preocupación de que la pobreza digital está marginando a algunos niños: aun en economías desarrolladas, como Reino Unido, hay una minoría significativa que no tienen acceso inmediato a un dispositivo propio para sus deberes escolares.

Las universidades británicas, por ejemplo, se enfrentan otros desafíos. Están conectadas globalmente y han tenido éxito publicitando en el mundo el valor de un título británico: solo de China Continental todos los años llegaban 120.000 estudiantes a Reino Unido.

Esa cifra, sin embargo, caerá, como también los números de otros países. El deseo de estudiar lejos de la familia no será tan fuerte como antes.