Por Ferran Martínez-Aira
El ex campeón del mundo de las 64 casillas, Garri Kaspárov (Azerbayán 1963) confiesa no haber visto nunca una serie con el trasfondo de su deporte como GAMBITO DE DAMA, producida por Netflix, “que respete tanto las estrategias y los tiempos del ajedrez”. Pocas veces coinciden la opinión de los expertos con el desarrollo de una ficción.
GAMBITO DE DAMA , dirigida por Scott Frank, es una adaptación de la novela homónima de Walter Tevis y que llega a la plataforma de pago en siete capítulos en torno a la vida y el arte de Beth Harmon, una joven educada en un orfanato razonablemente tolerante en el que aprenderá a jugar al ajedrez, desde entonces su pasión y refugio: “Me gusta el ajedrez, porque es un mundo en un tablero. Un lugar en el que sentirse segura” asegura la protagonista, muy distinto del mundo exterior que no controla. Al fin y al cabo sus referentes vitales fueron una madre biológica maltratada por su exmarido y suicida, y una madre adoptiva humillada por su marido y alcohólica.
La serie cuida al máximo el vestuario, la decoración, la música, los exteriores, todo lo que potencia la verosimilitud de una trama que se sitúa en los años cincuenta y en la que su obsesión por vencer a los maestros soviéticos hay que situarla en el contexto de la Guerra Fría, lo que no evita la admiración que siente por ellos.
Y si algo destaca entre este cúmulo de virtudes es la interpretación de dos actrices: Isla Johnston, la Harmon de nueve años, y una impresionante Anya Taylor-Joy, la gran protagonista, un prodigio interpretativo desde la contención.