Cuando MAIXABEL se queda sin ir a los OSCAR

Por Ferran Martínez-Aira

MAIXABEL, la mejor película del cine español en lo que va de siglo, no estará entre las tres películas españolas que optarán este martes a representar a nuestro país en los Oscar. “Madres paralelas” de Almodóvar, “El Buen patrón” de Fernando León de Aranoa y “Mediterráneo” de Marcel Barrena competirán para pisar la alfombra roja el próximo 27 de marzo de 2022 en Hollywood.

Eliminada de los Oscar, lo trascendente de MAIXABEL hay que buscarlo en que Icíar Bollaín ha rodado un drama intenso y cuidado sobre la oportunidad que ofrece el diálogo para curar heridas aún abiertas en Euskadi.MAIXABEL cumple su objetivo y predica con el ejemplo: la palabra y el reconocimiento del otro son el centro de su discurso y el medio para llegar hasta él.La película, magistralmente interpretada por Blanca Portillo y Luis Tosar, está construida en base a la presencia y ausencia de esa conversación que se va cociendo por dentro, a las líneas paralelas de dos personajes que quisieron romper el silencio de la violencia para cruzarse en medio del camino.

La película va contando esta historia en la que la comunicación se ofrece lentamente como punto de partida (Lasa) o de llegada (Etxezarrea). Sin medir dolores, en MAXABEL la palabra es una puerta que se abre a nuevas oportunidades después de 40 años. Es aquí el campo donde Isa Campo e Iciar Bollaín, coguionistas, han trabajado más a conciencia. En qué se dice y qué no; qué palabras se utilizan y cuáles quizá solo se piensan. La mezcla del peso ideológico y la empatía humana. Todo está medido en situaciones de tensión donde se tiene que sentir el miedo, el dolor, la vergüenza o la desconfianza. La fotografía gris y plomiza de Agirre Erauso, la gran música de Alberto Iglesias y las ideas en plano y de puesta en escena de Bollaín están al servicio.

MAIXABEL propone un futuro nuevo de convivencia y concordia en la de Maixabel Lasa. Sin establecerse como árbitro ni adoptando un discurso de culpa moralizante o curativo. Sencilla y llanamente es una invitación a cerrar una etapa y abrir una nueva. Y lo hace siempre desde el recuerdo de los que se quedaron por el camino, como marcan una y otra vez los homenajes a Juan Mari Jáuregui en el monte Burdinkurutzeta.

A Blanca Portillo y Luis Tosar se unen en el reparto secundarios espléndidos como María Cerezuela, Urko Olazabal, Tamara Canosa, Mikel Bustamante y Arantxa Aranguren.