SOL DE MEDIANOCHE

El sol de medianoche es un fenómeno natural observable al norte del círculo polar ártico y al sur del círculo polar antártico, que consiste en que el Sol es visible las 24 horas del día, en las fechas próximas al solsticio de verano. El número de días al año con sol de medianoche es mayor cuanto más cerca se esté del polo.

Dado que en el hemisferio sur no hay asentamiento permanentes suficientemente cerca del polo (salvo en las bases antárticas, habitadas por unos pocos científicos y personal militar), las regiones habitadas que pueden disfrutar de este fenómeno están todas en el hemisferio norte: Alaska, Canadá, Groenlandia, Noruega, Suecia, Finlandia, Rusia y el extremo norte de Islandia. La cuarta parte del territorio finlandés se encuentra al norte del círculo polar ártico y en la zona más septentrional del país el Sol no se oculta durante 73 días en verano. En Svalbard, Noruega, la región habitada más septentrional de Europa, no hay ocaso desde el 19 de abril hasta el 23 de agosto, aproximadamente. Los lugares más extremos son los polos, donde el Sol es visible medio año.
El fenómeno contrario, la noche polar, se produce en fechas próximas al solsticio de invierno, cuando el Sol no llega a asomar por el horizonte en todo el día.

Tradiciones 

En Europa, ante la llegada de los solsticios, y desde tiempos prerromanos, se han realizado diversas celebraciones rituales encendiendo hogueras.

En el solsticio de junio (verano en el hemisferio norte), se pueden citar las famosas hogueras de San Juan, que tienen lugar en la costa española, para celebrar el solsticio de verano. Éstas provienen de festividades anteriores al cristianismo, aunque actualmente se celebren con ese nombre.

En el solsticio de diciembre (invierno en el hemisferio norte), se celebraba el regreso del Sol, en especial en las culturas romana y celta: a partir de esta fecha, los días empezaban a alargarse, y esto se asociaba a un triunfo del Sol sobre las tinieblas, que se celebraba encendiendo fuegos. Posteriormente, la Iglesia Católica decidió situar en esa fecha la Natividad de Jesucristo, dándole el mismo carácter simbólico de renacer de la esperanza y la luz en el mundo.