ÁNGELA ADÓNICA


      SAN VALENTIN    

ÁNGELA ADÓNICA

Hoy me he tendido junto a una joven pura como a la orilla de un océano blanco, como en el centro de una ardiente estrella de lento espacio.

De su mirada largamente verde la luz caía como un agua seca, en transparentes y profundos círculos de fresca fuerza.

Su pecho como un fuego de dos llamas ardía en dos regiones levantando, y en doble río llegaba a sus pies, grandes y claros.

Un clima de oro maduraba apenas las diurnas longitudes de su cuerpo llenándolo de frutas extendidas y oculto fuego.

Pablo Neruda