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El almanaque de la Astrologia
Artículos sobre astrología orientados a la reflexión y observación

ALMANAQUES Y CALENDARIOS

Los ALMANAQUES, a lo largo de su historia, han ofrecido de todo: desde los antiquísimos conocimientos astrológicos y los consejos médicos a ellos ligados, hasta las doctrinas religiosas, el teatro, la música, la historia, la política, la filosofía, las ciencias, la navegación (almanaques astronómicos), las noticias de sociedad, el comercio, toda actividad humana y todo conocimiento.

Los ALMANAQUES han sido siempre calendarios con contenidos dosificados día a día, constituyendo por ello una apreciadísima alternativa de los libros y las revistas especializadas.

Fieles a esta memorable tradición, Los editores de EL ALMANAQUE ofrecemos, además de la edición diaria completa, los siguientes ALMANAQUES ESPECÍFICOS, con el objeto de que cada uno pueda elegir el de su preferencia

Calendarios

Azteca - Chino - Gregoriano - Indio - Islámico - Hebreo - Juliano - Maya - Sirio - Republicano

CALENDARIO JULIANO

Se llama así al creado por Julio César el año 47 antes de Jesucristo (antes de la era cristiana). Si el calendario juliano es el punto de referencia del calendario romano, esto es debido a que la reforma que decretó Julio César puso fin a una situación en algunos momentos caótica.

Entre los primitivos romanos, los habitantes de Alba Longa tenían un calendario de 10 meses, cuya duración oscilaba entre los 18 y los 36 días; los de Labinia tenían un año de 374 días distribuido en 13 meses; los etruscos sólo tenían meses lunares. Finalmente se llegó a un calendario de 304 días agrupados en 10 meses: 6 de 30 días, y 4 de 31. Con estas oscilaciones está claro que todos los años había que estar haciendo reajustes. Por empezar, febrero era el último mes del año y en él se hacían los ajustes. En la época de Numa Pompilio cada dos años se intercalaba entre el 23 (el sexto calendas) y el 24 de febrero un mes de 22 o 23 días llamado mercedinus (de mercedem, que entre otras cosas significa "paga"), porque ese era el mes en que se pagaba a la servidumbre. Ese sistema daba unos desajustes que debían regular los pontífices; y lo hacían no con criterios astronómicos, sino políticos; con lo que el invierno "civil" acabó cayendo en el otoño astronómico.

Fue Julio César, en el año 47 a. de J.C. (707 de la fundación de Roma) quien puso orden en este caos. Por empezar, para que volviese a caer cada estación, con las fiestas y celebraciones correspondientes, en el tiempo astronómico que le correspondía, se vio obligado a hacer el primer año de 445 días. Fe conocido con el nombre de año de la confusión. A partir de ahí ya todos los años eran de 365 días, menos los bisiestos, que eran de 366. Año bi-siesto era aquel en que se repetía (bis) el sexto calendas martii, es decir el 23 de febrero, y se le llamaba bissextocalendas. Con esto se corrigió de forma importante, pero no del todo, la diferencia que iban acumulando el exceso de poco más de un cuarto de día que le sobraba a cada año. No del todo, porque cada 128 años los minutos sobrantes sumaban un día más.

El año juliano quedó pues con los 12 meses que hoy conocemos, pero con una pequeña variación: enero, marzo, mayo, julio, septiembre y noviembre (los meses impares) tenían 31 días, y los demás (los pares) 30, ¡incluido febrero en los años bisiestos! Pero, lo que hace la vanidad, Augusto no podía consentir que el mes de julio(en honor de Julio César) tuviese 31 días, y el mes instituido en su honor, agosto, tuviese sólo 30. Así que deshizo el orden de meses alternos, y le puso también 31 días al mes que llevaba su nombre. Se lo tuvo que quitar a febrero, al que dejó con 28 los años no bisiestos, y 29 los bisiestos.

Pero tampoco es este el único desajuste del calendario juliano, que al fin y al cabo no es importante para que salgan las cuentas. Es que en los nombres de los meses vuelve a pecar de inconsecuente: los antiguos meses de los romanos, eran: 1º, Martius, de 31 días; 2º, Aprilis, de 30; 3º, Maius, de 31; 4º Junius, de 30; 5º, Quintilis, de 31 (obsérvese que desde este mes hasta el décimo, el nombre es simplemente el del número de orden que ocupan en el calendario); el 6º, Sextilis, de 30 días; el 7º, September, de 30 días; el 8º, October, de 31 días; el 9º, November, de 30 días, y el 10º, el december, de 30 días. Más adelante se añadió un undécimo mes, el Februarius, al final del año; y finalmente el duodécimo, el Januarius, que se colocó al principio del año.

Al poner orden Julio César en el calendario, asesorado por el astrónomo alejandrino Sosígenes, no se preocupó de recuperar la coherencia léxica para los meses de september,  october,  november december, que dejaron de ser los meses séptimo, octavo, noveno y décimo, para convertirse en noveno, décimo, undécimo y duodécimo respectivamente. Conservaron el nombre ordinal, pero bien desordenado.

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