HALLOWEEN

HALLOWEEN

Yerba mala nunca muere y si muere no hace falta.

Cuando estés muerto, todos dirán que fuiste bueno.

Gifs animados halloween            

Halloween Poem Ghosts and goblins and witches with wild hair Give you a scare with their wicked stare. If you are scared of the dark Or ghastly creatures lurking in the park Then you should not go out on Halloween night Because most likely it will give you a fright. Poltergeists and zombies come up from their graves And bats are screeching in their caves. Banshees are screaming. I hope your flashlight is beaming. Watch out or something just might say BOO! Don’t say that I didn’t warn you. 1997 by Shana WilsonVOCABULARY NOTES: Host: (noun) fantasma. Goblin: (noun) duende. Witch: (noun) bruja, hechicera. Scared: (adj.) asustado. Wicked: (adj.) malvado/a. Lurck: (verb) acechar, estar escondido. Fright: (noun) susto, terror. Poltergeists: (noun) espiritus. Grave: (noun) tumba, sepultura, fosa. Bat: (noun) murciélago. Screech: (verb) chillar. Scream: (verb) gritar desaforadamente, chillar. Beam: (noun) destello. Warn: (verb) advertir, alertar.

LOS DIFUNTOS

Defunctus es una palabra latina compuesta del prefijo de, que indica separación, más functus, participio perfecto pasivo del verbo fungi, (deponente) que significa ocuparse en alguna cosa, desempeñar algún cargo.

Según la etimología, pues, difunto significaría el que está retirado de sus funciones. Lo que hoy llamamos jubilado.

En efecto, antes de utilizar los romanos el adjetivo defunctus para denominar al que había muerto, lo utilizaron para referirse al que se había retirado de un negocio, de una actividad, y por extensión al que había acabado esa actividad.

En rigor, pues, difunto no es el que se ha acabado, sino el que ha acabado aquello que se esperaba de él. El que ha dejado cumplida su misión en este mundo. En realidad es la denominación más positiva y elogiosa que se puede dar al muerto. El sinónimo más próximo, finado (derivado de fin), le rebaja ya bastante.

La variedad de nombres dados al difunto se debe al esfuerzo por disfrazar y adornar una realidad que tanto cuesta aceptar. Los más comunes son: muerto, finado, fallecido, extint; occiso e interfecto (si lo ha sido violentamente).

De la misma familia léxica de difunto, tenemos función, funcionar, funcionario, disfunción, fungible.

 

DÍA DE LOS DIFUNTOS

Si el hombre aceptase la muerte, no habría difuntos. Paradójicamente todos los ritos funerarios tienen como objetivo garantizar la inmortalidad.

Ambrosía la llamaban los griegos. Am-brotos era aquel cuya sangre no se había derramado. Y como la única muerte que se conocía era la muerte violenta, víctima necesaria e inexorable de los depredadores naturales, he ahí que la primera ilusión de inmortalidad fue el escapar a esa muerte.

Entendió la humanidad que evitando esa muerte, que hurtando el cuerpo a los animales que se alimentaban de su carne y de su sangre, se alejaba definitivamente de la muerte. De ahí que una vez que dejaba de alentar en él la vida, lo enterraban para impedir que fuera devorado, en espera de que volviese a él el aliento vital, que vagaba fuera de su cuerpo por los infiernos, es decir por el interior de la tierra.

Por eso, negarle a alguien la sepultura era como segarle toda posibilidad de continuación de la vida. Por eso el castigo más cruel que se podía infligir a un reo era dejarlo insepulto, para que lo devoraran las alimañas. Por eso una de las obras de misericordia es enterrar a los muertos.

Por eso, porque la humanidad no acaba de aceptar la muerte, se vienen fundando nuestras ciudades y poblados, desde tiempo inmemorial, sobre las tumbas de los antepasados. En los cimientos de toda ciudad yacen los cuerpos de los antepasados. Y sobre el cementerio se construye la iglesia, cuyo altar es la tumba de un santo; por eso todo altar contiene una reliquia.

Y por eso, porque percibimos que nuestra vida y nuestra prosperidad está asentada sobre los que nos precedieron, es por lo que nos reencontramos con ellos una vez al año y les hacemos nuestra ofrenda floral.

Esta celebración ha tenido a lo largo de la historia y a lo ancho de los pueblos variadísimas formas, de las que quedan no pocas reminiscencias. San Agustín (siglo V) no sabía qué más explicarles a sus feligreses para alejarles de la costumbre pagana de celebrar el día de los difuntos montando auténticas bacanales sobre sus tumbas, a las que acudían para compartir con ellos, con los difuntos, una comilona por todo lo alto, regada abundantemente con los mejores vinos, que guardaban para esta solemne ocasión.

COPLAS DE JORGE MANRIQUE A LA MUERTE DE SU PADRE

 

Recuerde el alma dormida avive el seso y despierte contemplando cómo se pasa la vida, cómo se viene la muerte tan callando, cuán presto se va el placer, cómo, después de acordado, da dolor; cómo a nuestro parecer, cualquier tiempo pasado fue mejor. Pues si vemos lo presente cómo en un punto se es ido y acabado, si juzgamos sabiamente, daremos lo no venido por pasado.               

 

No se engañe nadie, no, pensando que ha de durar lo que espera más no duró lo que vió, pues que todo ha de pasar por tal manera. Nuestras vidas son los ríos que van a dar en la mar, que esd el morir; allí van los señoríos derechos a se acabar y consumir; allí los ríos caudales, allí los otros medianos y más chicos, y llegados, son iguales los que viven por sus manos y los ricos. … … …

 

Este es el dia ideal para recordar estas bellísimas coplas y hacer mención sobre el célebre «DON JUAN TENORIO»

El refrán

Con este refrán la sabiduría popular nos dice que bien están los lutos y duelos, pero que no por eso hemos de descuidar los afanes de nuestra subsistencia.

 

EL MUERTO AL HOYO

Y EL VIVO AL BOLLO

LA ENCUESTILLA

DESDRAMATIZAR LA MUERTE

  • Si no temiésemos tanto la muerte, viviríamos mejor. De hecho la juventud vive bastante mejor que los adultos porque no le asusta tanto la muerte.
  • El respeto a nosotros mismos y a nuestros padres y abuelos, nos obliga a no rechazar sin un previo análisis de su posible vigencia o caducidad, los valores y los comportamientos que se empeñaron en inculcarnos, con el solo argumento de que son de otra época.    

     

  • Es peligrosísimo hablar de eutanasia porque el solo hecho de legislar sobre la vida y la muerte implica que al legislador, represente a quien represente, y tenga la legitimidad que tenga, se le reconoce el derecho a decidir sobre la vida y la muerte y a poner en último término estas decisiones en manos de los jueces.    

     

  • No me gustaría ser viej@ cuando estuviese legislada la eutanasia como está legislado el aborto. No me sentiría segur@ . Siempre estaría temiendo que se me aplicase la ley de la eutanasia con la misma manga ancha con que se aplica la ley del aborto. Y desgraciadamente, no sería la primera vez.    

     

* Si tu respuesta es NS NC (No Sabe, No Contesta), no señales nada. Si no estás de acuerdo en absoluto, si te parece una barbaridad, tacha los tres recuadros ————– Si estás un poco de acuerdo, haz una cruz en un solo cuadro + Si estás bastante de acuerdo, marca dos cuadros con una cruz + + Si estás totalmente de acuerdo, marca los tres cuadros con una cruz + + + ** Si tienes algo que añadir, añádelo.

LA MUERTE ES LA VIDA        

           Esto que vive en mí, por quien yo vivo, es la mente inmortal, de Dios criada para que en su principio transformada anhele al fin de quien el ser recibo.            Mas del cuerpo mortal al peso esquivo el alma en un letargo sepultada, es mi ser en esfera limitada de vil materia mísero cautivo.            En decreto infalible se prescribe que al golpe justo que su lazo hiere de la cadena terrenal me prive.            Luego con fácil conclusión se infiere que muere el alma cuando el hombre vive, que vive el alma cuando el hombre muere.

Gabriel Álvarez de Toledo (1662-1714)

 

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La Muerte de un Ser Querido 

…“sentado en la vieja casa familiar,  frente a la imagen de la madre muerta…

Dice la Madre: -No llores, yo estoy bien. Dice el Hijo: -No lloro por ti, lloro por mí,

porque ya  no estas para pensarme”.  Pirandello

Un poeta como Pirandello puede, buceando en su interior, conmover al mundo con una prosa como esta, enseñándonos que las palabras no son solo palabras. ¡Que doloroso resulta perder a un ser querido!. No es solo su presencia física lo que echamos de menos, existe algo mas que ahora esta en menos. Es “eso” que representábamos para él, HIJO, PADRE, AMIGO, HERMANO.  ¿Que “significante” éramos para ese OTRO?.

Decir “ya no estas para pensarme” es decir ya no estas para brindarme ese espacio tuyo que me dabas y que solo yo ocupaba. Es sentir que ya no poseo ese espacio, ese lugar, ese hueco, ese agujero donde ser y refugiarme.

Duelar, realizar un duelo, no es lo mismo que olvidar, no es hacer de cuenta que aquello nunca existió, tampoco se trata de encontrar algo que reemplace a lo perdido. Porque lo perdido no es un objeto, es un espacio vacío, ese lugar que en el Otro ocupábamos.  

Espacio encontrado en el Otro, compuesto por nada, eterna falta que llamaba a “ser” colmada por nuestro “ser”. ¿“Que soy ahora que ya no estas?”. Podré ser muchas otras cosas para otros muchos, pero jamás volveré a “ser” aquello que fui para aquel, que signifiqué para aquel. Podré encontrar otros agujeros en Otros en donde refugiarme y “ser”, pero serán distintos, no existen dos huecos iguales.

Ese lugar en el Otro que ahora nos falta “nos hace falta”. Cuando ese espacio, ese vacío en el Otro donde éramos “falta”, la angustia nos invade. 

Los seres humanos inventamos, a través de nuestra cultura, una serie de medidas para duelar esa falta. Son medidas simbólicas que nos permiten rodear ese agujero que ya no esta, ponerle palabras a ese sinsentido, son los ritos funerarios y las palabras de despedida que intentan bordear los limites de ese hueco que es lo mas REAL con que nos hallamos topado en nuestra vida.

Un duelo consiste en combatir el olvido, inscribiendo la memoria, y así construir una historia allí donde el dolor se instala y faltan palabras. Palabras que bordearan ese dolor inexpresable, pero respetando los silencios donde quedara encerrado lo que nunca podrá ser dicho, porque no hay palabras para lograr expresarlo.

Un psicoanálisis permite relacionarnos de otro modo con esa falta, hacer de ella una causa que nos  permita cambiar nuestra posición como sujetos frente a lo REAL de la vida. En una sesión se habla, se cuenta, se dialectiza el sufrimiento, se moviliza a ese sujeto entrampado en las redes de la inhibición, de la morti-ficante espera. Como cuando a ese niño que se le ha muerto su hermano ya no quiere jugar, no desea comer y las noches se transforman en una espera interminable sin sueño, y no habla, no pregunta, no dice nada. Tal vez algún día cuando comience a realizar su duelo podrá decir: -“sin mi hermano es muy aburrido jugar, es muy aburrido comer y es muy aburrido dormir”. Poder poner su sufrimiento en palabras, hacer pasar ese “goce mortífero” por el cause del lenguaje, le permite comenzar a darle otro tratamiento a su sufrir, las palabras acotan el sufrimiento, permiten que este se pueda desplegar a través de ellas, y que no quede detenido en un sufrir permanente.

GABRIEL O. ALVAREZ  [email protected]

Epitafios

Aquí yace Isabelita, que por ser tan buena y no querer, se fue para la otra vida con muy poquito placer. En un cementerio de un pueblo de Ávila

Aquí yace mi marido, al fin rígido. Lo puso la mujer sobre la tumba de su marido

Aquí reposan los restos de un ser que poseyó la belleza sin la vanidad, la fuerza sin la insolencia, el valor sin la ferocidad y todas las virtudes de un hombre sin sus vicios.Lord Byron para su perro «Botswain»

Aquí reposa, en su vida no ha hecho otra cosa. Lo puso una mujer sobre la tumba de su marido

¡ TÚ QUÉ MIRAS ! Yo fui lo que tú eres y tú serás lo que yo soy. Uno con carácter

¡Como me levante!. Un dictador

Ahora comprendo la frase: «Estar hecho polvo»

¡Vaya! Si que es verdad que el tabaco es malo. Un fumador

2 de Noviembre Día de los Fieles Difuntos

Los días de muertos o fiesta de los fieles difuntos es conocida también como fiesta de «Todos los Santos» o como día de las ánimas benditas, la tradición dice que éstas llegan desde la noche del día 31 de Octubre, el día 1 de Noviembre, las almas de los niños angelitos o «Santos Inocentes» que llegan a visitar a sus parientes, al día 2 de Noviembre se le da el nombre de «Día de los Fieles Difuntos»

ORIGEN DE LA PALABRA HALLOWEEN: La palabra Halloween tiene sus orígenes en la Iglesia Católica. Es una constracción de la oración en inglés All Hallows Eve que significa «El Día de Todos los Santos» y es una fiesta religiosa católica que se celebra el 1 o 2 de noviembre.

 

¿DE DONDE VIENE? En el siglo V AC, en la Irlanda de los Celtas, el 31 de octubre se celebraba el festival de de Samhain que conmemoraba el final del verano y el inicio de un nuevo año. Al caer la noche, se celebraba la fiesta de los muertos, así que los espíritus salían y rondaban por toda la tierra. Para apaciguarlos, se hacían hogueras enormes y los druidas hacían conjuros. Se decía que durante esa noche los hechizos y la magia eran más potentes que en cualquier otro día. Cuando los romanos conquistaron a los celtas, parte de esta celebración a los muertos pasó a la Roma cristiana. En el siglo IV DC en Roma, el cristianismo trató de acabar con todas las cosas paganas y las religiones antiguas. Pero los celtas no podían dejar del todo sus costumbres, así que la iglesia cristiana les cambió el nombre de Samhain a All Hallow Eve y la razón de esta celebración se convirtió en la adoración cristiana de todos los mártires religiosos. La iglesia cristiana del siglo VII celebraba el día de Todos los Santos en Mayo, pero la gente seguía esperando la llegada de fantasmas el 31 de octubre, así que la fiesta a los santos fué cambiada al 1 de noviembre.

 

ACERCA DE LA COSTUMBRE DE PEDIR DULCES: La costumbre de pedir dulces empezó en Europa con una costumbre del siglo IX. El 2 de noviembre los cristianos andaban de pueblo en pueblo pidiendo «tortas de alma» que eran pedazos de pan con «currants». Mientras más recibieran, más prometían rezar por los parientes muertos de los donantes, cosa que llevaba a las almas más rápido hacia el cielo. En el siglo X la iglesia cambió la fiesta de los santos al 2 de noviembre.

 

USO DE DISFRACES: La gente en Europa usaba máscaras cuando sequías u otros desastres los agobiavan. Las máscaras eran usadas para espantar a los espíritus que les traían el mal. Los niños se vestían como fantasmas para asustar a los vecinos.

CONSEJOS PARA TENER EN CUENTA…Con todos los fantasmas y ogros que merodean en las noches de Halloween, es muy importante considerar ciertos consejos de seguridad, especialmente para los que pasen por las casas con el clásico trick-or-treating. Agrupamos algunos de ellos para que esta noche sea una verdadera celebración.» Evita el uso de máscaras que cubran tus ojos.» Ocupa ropa con colores claros. Si tu disfraz es oscuro, asegúrate de cargar una linterna.» Planifica tu ruta de recolección de caramelos.»Sólo visita casas y vecindarios bien iluminados.» Mantente lejos de las velas y de las fogatas porque los disfraces, las pinturas para la cara, y las pelucas, podrían ser altamente inflamables.» Camina por las veredas, y siempre mira a ambos lados de la calle cuando vayas a cruzar.» Ten precaución con los extraños.» Asegúrate de que alguien inspeccione todos los caramelos que recibas. Nunca comas dulces que estén abiertos y evita consumir dulces caseros que no sean de confianza.

 

Tradiciones alrededor del mundoMientras que el 31 de octubre para la tradición anglosajona es una fecha para celebrar el Halloween o La noche de las brujas, en Iberoamérica comienza el Día de los Muertos, que se lleva a cabo el primero de noviembre. Esta fecha, para los países de habla hispana, tiene un ineludible significado religioso y cada país ha establecido distintas tradiciones en torno a esta celebración. En Oriente los ritos siguen la misma línea, aunque basados en costumbres de las religión Budista y el folclor popular. A continuación presentamos una breve descripción de algunas de las más importantes festividades.

 

MÉXICOEl Día de los Muertos en México se celebra el 2 de noviembre y según la creencia popular en este día los ya fallecidos regresan a sus hogares en la tierra. La fiesta comienza la tarde del 31 de octubre con los preparativos del Día de los Angelitos (también conocido como Día de Santos Inocentes, o Todos los Santos) que se celebra el primero de noviembre. En este día, se recuerda a los niños muertos que alcanzaron a ser bautizados antes de morir. Muchas familias construyen en sus hogares un altar para los espíritus y rendir así homenaje a los parientes fallecidos. La decoración incluye caramelos con los nombres de los fallecidos; flores, fotografías, y la comida y bebida preferida de los difuntos. Velas e incienso se queman también para ayudar a los muertos a encontrar el camino a casa. Cuando llegan, a menudo encuentran cigarrillos o una toalla y un recipiente con agua que se ha dejado para que tomen un baño antes de participar en la fiesta. Para los pequeños no faltarán los juguetes. En estos días también se arreglan las tumbas, normalmente se les aplica una nueva capa de pintura, se podan las malas hierbas de alrededor y se colocan coronas de flores. El 2 de noviembre, los familiares se reúnen en el cementerio para recordar el pasado mientras suena una banda de mariachi y beben tequila. Estas coloridas y alegres reuniones normalmente se iluminan con las brillantes luces de estruendosos fuegos artificiales. Aunque el Día de Todos los Santos se refiere a muerte y tumbas también hay sitio para la gastronomía regional, que incluye dulces, manzanas y, sobre todo, el pan de muertos, hecho a base de huevo, harina blanca y una capa de azúcar que, a menudo, tiene forma de calavera. Este día se celebra con una reunión en casa. Antes de la cena, los niños salen a la calle para pedir su «calaverita» es decir, un regalo, dinero o una calavera de chocolate o azúcar. Los platos más típicos son arroz con frijoles, pollo o carne con mole, calabazas dulces y batatas, acompañadas con cerveza o tequila y tazas de atole o café. Desde mediados de octubre hasta la primera semana de noviembre, las tiendas y mercados de México están repletas de atavíos y cachivaches para el Día de los Muertos: calaveras, esqueletos, juguetes macabros, adornos hechos de papel y flores de seda, velas y cruces, y las típicas flores de estación, la caléndula y la cresta de gallo. El Día de los Muertos en los pueblos del estado de Michoacán tienen un toque distintivo que refleja la cultura de los indios Purepecha, pero la mayoría de las guías turísticas de México se refieren a cementerios de la Isla de Janitzio y Mixquical, hasta el punto que suele haber el mismo número de visitantes que participantes. Mixquic fue una tierra de granjeros durante el imperio azteca y ahora es un distrito de la ciudad de México que sigue manteniendo el sabor rural y sus raíces indígenas. Cuando la oscuridad se cierne sobre el lugar, el resplandor de miles de velas votivas iluminan el camino de los que se han ido. Y a media noche, el sonido de las campanas los reclama de vuelta a su hogar.

 

ESPAÑAEl Día de Todos los Santos se celebra el 1 de noviembre y el Día de Los Difuntos al día siguiente. Al igual que en América Latina es una fecha para recordar a los seres fallecidos. Los españoles acuden a los cementerios a poner flores, normalmente crisantemos, sobre las tumbas de sus difuntos. Esta es una fiesta más religiosa que pagana. La iglesia celebra una misa en memoria de los santos y nos recuerda nuestra relación con los que están al otro lado. Aunque son días de introspección y rezo, también hay cabida para el deleite del dulce típico: los huesos de santo. Este postre del tamaño del dedo pulgar está hecho con yema de huevo y azúcar. La nota de color de estas fiestas la ponen algunos mercados al sur del país con sus puestos engalanados de una manera muy especial.

 

INGLATERRAEn Inglaterra la festividad milenaria de Halloween se celebra, al igual que en los Estados Unidos, el 31 de octubre. La noche de Todas las Almas mezcla dos fiestas tradicionales de antaño: el festival de Samhain, (descrito en Irlanda) y Pomona Day, día de la diosa de los jardines y frutas. Los niños se disfrazan siguiendo el motivo de los fantasmas y mientras más terrorífico, mejor. Los niños ingleses, al igual que en Escocia, tienen que ganarse el regalo con juegos. Así como los norteamericanos, los ingleses cortan las calabazas en todo tipo de formas y personajes. Esa noche de brujas se acompaña con platos que recuerdan a hechizos y pócimas. Por ejemplo, el «Elixir de la Bruja» está hecho a base de zumo de arándanos, manzana, naranja y uva. A los niños les encantan «Los Gusanos de Halloween», preparado con noodles de huevo, y los «Dedos de Brujas», que son varitas de pollo. Los «Ojo-bola» son unas bolitas en forma de ojo a base de chocolate, vainilla y mantequilla de cacahuetes. De postre también se toman «Esqueletos de galleta» y «Pan de Calabaza».

 

GUATEMALAEn este país el Día de los Muertos o Santos se celebra el 1 de noviembre y es una de las fechas más importantes del año. Además de visitar y adornar los cementerios para rendir homenaje a sus difuntos, los guatemaltecos realizan dos celebraciones con las que se diferencian del resto de los países latinoamericanos: La Corrida de Caballos y el vuelo de los Barriles Gigantes. Un poblado aislado en las montañas de Los Cuchumatanes llamado Todos Santos Chumatán es el lugar donde se celebran carreras de caballos en un ambiente distendido con ancianos indígenas que cuentan anécdotas mientras se deleitan con la comida tradicional típica: tamal negro. Otra de las coloridas tradiciones que se cumplen este día se celebra en el pueblo de Santiago Sacatepéquez. En éste lugar, desde muy temprano por la mañana, se reúnen sus habitantes y se dirigen al cementerio. Una vez allí empieza el vuelo de barriletes gigantes (volantines o papalotes), que consiste en mover unos flecos multicolores con los que envían mensajes a los seres queridos del más allá. Los barriletes gigantes miden alrededor de dos metros de diámetro y tienen pequeños mensajes atados a su cola, así los pobladores comunican a sus difuntos cómo están y envían peticiones especiales a Dios. La celebración termina con un almuerzo en el que degustan el plato principal y típico de esta fiesta: el fiambre.

 

 

¿LOS DIFUNTOS O TODOS LOS SANTOS?

 

En todas las culturas encontramos una fiesta dedicada a los antepasados, a los que en unos casos se llama difuntos, en otros santos, y mucho más atrás en la cultura romana, lémures, lares o manes.

 

¿Qué celebramos realmente en esta fiesta en que las calaveras se convierten en protagonistas? Pues celebramos nada más y nada menos que la presencia en nuestras vidas de nuestros más recientes antepasados. Es que no se entiende la cultura sin el culto a sus autores; no se sostiene la memoria de las cosas si no se cultiva la memoria de quienes las crearon. Para que la memoria de los valores vitales sea duradera, es preciso personalizarlos, ponerles rostro y biografía. Por eso a todas las cosas les asignamos autor. A las recientes, porque lo conocemos; y para las antiguas inventamos uno, porque sin autor no es posible el culto.

 

En la fiesta de los Difuntos y de Todos los Santos (una sola fiesta que dura dos días; las lemurias romanas duraban tres) sacamos a los muertos de sus tumbas para que participen un día al año de lo que nos dejaron al irse de este mundo. En todas las culturas encontramos vestigios de estos cultos, y en todas ellas abundan caracteres comunes que han saltado los mares y traspasado fronteras. Es el alma de la humanidad la que palpita en ellas.

 

Los romanos, por referirnos a nuestros antecedentes mejor documentados, se ocupaban de sus difuntos los días 9, 11 y 13 de mayo. Pero no era esa la única ocasión en que se ocupaban de ellos, sino que los tenían metidos en casa en forma de dioses o genios familiares, y les rendían culto diario. Tan importante consideraba Roma el culto a los antepasados, que para asegurarlo instituyeron la figura sagrada del heredero, cuya principal razón de ser y obligación era perpetuar este culto.

 

Es que el culto a los difuntos no era una institución más, sino la piedra angular de toda cultura. Es lo que siglos más tarde recogería el cristianismo bajo la figura de la COMUNIÓN DE LOS SANTOS, uno de los dogmas que proclama el Credo. En él se afirma que todos los cristianos, tanto los difuntos de todos los tiempos como los vivos, viven en comunión formando un solo espíritu. Y que son precisamente los que se fueron a los que más propiamente se llama santos (igual que los romanos llamaron a sus antepasados lares, manes y lémures; quienes preservan desde el más allá la cultura y los valores de toda la comunidad (formada por los vivos y por los difuntos).

 

Consecuente con ese principio, el cristianismo ofrece como ejemplos para toda la comunidad cristiana a los difuntos que destacaron en las virtudes que forman la religión, a los que en su día proclamó como santos, inscribiéndolos en la lista llamada canon (eso es canonizar). Pero como la inmensa mayoría de los que murieron dentro de la fe de la iglesia y por eso son santos no fueron inscritos, se instituyó la fiesta de TODOS LOS SANTOS (los manes que dirían los romanos), que son los difuntos no canonizados, como parte de la celebración de la fiesta del día siguiente dedicado a los difuntos que están aún penando. 

las claves léxicas

EL DÍA DE LAS ÁNIMAS

 

La celebración de una fiesta dedicada a los difuntos persigue en la mayoría de culturas el objetivo de apaciguar a los muertos más recientes que vagan aún por la tierra sin encontrar el lugar de reposo.

 

Dice la tradición romana que las Lemurias fueron instituidas por Rómulo para dar paz al espíritu de Remo (por eso quieren creer que la forma originaria fue Remurias), que airado contra su hermano y asesino, no le dejaba vivir en paz. Lo que le reclamaba el hermano muerto era que le rindiese culto: con eso se aquietaba. De lo que se trataba por tanto era de rendir culto a los difuntos más recientes que aún no habían sido elevados a la categoría de manes, sino que vagaban entre los mortales en calidad de lémures (espíritus que aún no habían alcanzado el honor de los altares familiares). Los espíritus de los muertos de mala índole que se habían dedicado a hacer el mal en vida y seguían su mala inclinación después de muertos, recibían el nombre de larvas. Los manes más antiguos eran ya auténticos dioses domésticos: se les conocía con el nombre de lares. De ellos deriva el nombre de “llares”, llamados también “ollares”, que son las cadenas del hogar de las que cuelgan las ollas. Con la palabra “lar” y “llar” se designó también el fuego doméstico; este significado se transfirió luego a la palabra “hogar” (derivada de focus =fuego). Queda claro que de los lares dependían la olla y el fuego. Por eso recibían un culto tan intenso y continuo.

 

En la doble fiesta cristiana de Todos los Santos y de los Fieles Difuntos se une el culto de los manes (con el nombre de Mania se conocía a la madre de éstos y de las larvas) y de los lémures. Los primeros serían los santos sin canonizar, y los segundos serían los fieles difuntos, que a efectos del culto expiatorio que en su beneficio se celebra en el mundo cristiano, reciben el nombre de Ánimas del Purgatorio, o simplemente Ánimas.

 

La razón de ser de la fiesta cristiana de los difuntos es precisamente el culto en sufragio por las penas que aún tienen pendientes de pagar por el mal que voluntaria o involuntariamente hicieron en vida. Precisamente las indulgencias aplicables a los difuntos apuntan a ese objetivo. El fondo doctrinal es siempre el mismo: los vivos estamos en deuda con los difuntos; y si no cumplimos con las obligaciones que dimanan de esa relación deudor-acreedor, no nos dejarán en paz porque ellos tampoco podrán descansar en paz.

 

La doctrina del purgatorio y de las almas que han de purgar en él sus culpas durante un tiempo, no es pues un invento del cristianismo, sino una adaptación (como tantas otras) del dogma cristiano a unas creencias ancestrales y casi universales. Por eso es una lástima que mientras acogemos doctrinas, fiestas y costumbres foráneas del mismo rango, como es el halloween (¡una búsqueda en el Google nos da 8.520.000 referencias para esta palabra!), despreciamos las nuestras por absurdos posicionamientos doctrinaristas. Y la realidad es que a poco que hurguemos en la gran variedad de costumbres relacionadas con nuestra celebración de los difuntos, acabaremos constatando que estamos en la línea de las demás culturas, porque todas nos abrevamos en las mismas fuentes.

las claves léxicas

ESPÍRITUS Y FANTASMAS

 

Al cristianismo, por la naturaleza de su doctrina, no le correspondía tomar parte en el mundo de los espíritus. La resurrección de Cristo y la que proclamaba en el Credo para todos los creyentes, era corpórea. Cristo resucitado no es en el dogma cristiano un espíritu, sino un hombre de carne y hueso que en esa forma corporal está a la derecha de Dios Padre en el cielo. Y es esa forma de resurrección la que esperan los fieles difuntos que reposan en el cementerio (cementerio deriva de una palabra griega que significa “dormitorio”, “lugar de descanso”; de ahí el “descanse en paz”, Requiescat In Pace; en abreviatura, RIP).

 

Precisamente el mismo Jesús, cuando se aparece a sus discípulos después de la Resurrección, pide que le toquen (a Tomás le pidió que pusiese el dedo en la llaga para que palpase y creyese), y comprueben que no es un fantasma, sino él mismo en carne y hueso. No estaba el cristianismo para fantasmas. Pero el mundo al que predicó su doctrina, empezando por el romano, estaba atestado de espíritus y fantasmas. Los romanos convivían con sus antepasados remotos (los lares y los manes, elevados a la categoría de divinidades domésticas); y con sus difuntos más recientes (los lémures que venían a ser como nuestras ánimas; y las larvas que hacían de fantasmas maléficos). Pero no eran sólo ellos: en el sustrato cultural sobre el que fundaron su imperio, los espíritus ocupaban un espacio muy considerable entre los vivos. En las culturas celtas, brujos y brujas ejercían el papel de intermediarios entre ellos y los vivos (en Roma, este papel estaba reservado al oráculo). Y en las demás culturas de Europa también tienen los espíritus un papel preponderante.

 

No olvidemos que venimos del animismo, que empezando por los vientos (los más auténticos espíritus de la naturaleza, y los primeros en la teogonía animista), nuestros antepasados adjudicaron un alma (ánima; de ahí animismo) a cada ser de la naturaleza. Para ellos el mundo estaba poblado de espíritus. Fue más tarde cuando se les asignó figura humana transformándolos en lo que en la mitología se denominan dioses. Era por tanto prácticamente imposible barrer de la cultura y de las conciencias esa multitud de fantasmas que nos han colonizado durante tantos miles de años.

 

Por si fuera poco, la cultura musulmana tiene en gran estima a los espíritus del bien (los ángeles) y cultiva la aversión a los espíritus del mal: los demonios, con su príncipe a la cabeza. La contigüidad del cristianismo durante tantos siglos con esas creencias que por otra parte no les eran ajenas, fue decisiva para que se les cediese a los ángeles y a los demonios un espacio que no les correspondía en el esquema inicial.

 

He ahí pues que, herencia de un pasado remotísimo, tenemos el aire poblado de espíritus y fantasmas, que proceden unos de la propia naturaleza (los más antiguos) y otros de nuestros antepasados, en un intento de perpetuación de nuestro espíritu (o de nuestros espíritus) fundiéndolos con el espíritu (o los espíritus) de la naturaleza. Es que teníamos que compensar en el plano del espíritu lo que rompimos en el plano de la materia sustrayéndonos a nuestra reintegración en la cadena biológica y geológica de la que formamos parte. 

las claves léxicas

LA CASTAÑADA

 

Hemos de recordar a lo largo del calendario (ésta es la primera gran calenda del año litúrgico) que la religión está íntimamente ligada a los modos y ritos de alimentación: no en vano el eje de toda religión son los sacrificios, no otra cosa que participar toda la comunidad (los sacrificios festivos siempre son de comunión) con la divinidad. En la castañada de Todos los Santos tenemos por tanto un rito más en que se manifiesta la costumbre de comer en comunidad de vivos, pero también en comunión con los difuntos y en lo más alto de la escala de los que se fueron, con los dioses.

 

Tenemos bien documentada en los sermones de San Agustín la costumbre romana de celebrar una vez al año una gran fiesta en los cementerios, que consistía básicamente en organizar toda la familia un banquete por todo lo alto sobre la tumba de los difuntos. El espíritu de esta celebración era compartir los placeres de la vida, especialmente el comer, el beber y el bailar, con los que se fueron. Creían en efecto los romanos que si no lo hacían, no descansarían en paz sus difuntos y la pagarían con ellos.

 

Precisamente la primera palabra de nuestro oficio de difuntos es Réquiem (descanso): con ella nombramos cada una de las composiciones musicales de este género. Y las últimas palabras de este rito son Requiescat In Pace (R.I.P. =Descanse En Paz, que suele ponerse en las lápidas y en los recordatorios). Es que privar a los difuntos de sus “honras fúnebres”, llamadas también “pompas fúnebres” por ser la celebración más pomposa de las que celebraba una familia; privar, digo, a un difunto de sus ritos funerarios era negarle el descanso a su espíritu, que quedaba vagando por el mundo de los mortales. Esa era una de las siete obras de misericordia: enterrar a los muertos (es decir celebrar correctamente el culto del enterramiento). Es la última obra de misericordia que se podía ejercer en favor de alguien. Por eso se fundaron cofradías cuya misión era enterrar a los muertos, ya fueran éstos apestados o ajusticiados. Se trataba de dar paz a sus espíritus. Estas cofradías eran las grandes protagonistas de la fiesta de Todos los Santos y los Difuntos, y tenían un papel importante también en las procesiones penitenciales de Semana Santa.

 

En muchos pueblos la celebración de Todos los Santos se caracteriza por comidas colectivas en que destacan determinadas especialidades como las castañas, los boniatos, los huesitos, los “panellets” y otras especialidades de repostería que nos recuerdan a los difuntos. Forma parte de muchas tradiciones que en la comida de este día se pusiese plato al difunto más reciente y que luego se convidase con esos manjares al primer pobre que se presentase. En la misma línea estaba la recogida de alimentos que hacían este día las instituciones de caridad, reclamando para sus pobres la parte que la familia destinaba al difunto. Era tradición también en muchos lugares dejar esta noche las puertas abiertas y tener la casa bien arreglada, sin tropiezos y con comida en la cocina para que los difuntos pudieran pasearse a sus anchas y disfrutar de nuevo de su casa. Junto a las exquisiteces para los espíritus no podían faltar los mejores vinos.

las claves léxicas

DON JUAN TENORIO

 

¿Por qué prendió tan fácilmente la representación anual de Don Juan Tenorio la noche de Todos los Santos? Un repaso por la historia y las tradiciones nos informa de que las representaciones funerarias eran algo usual, que cambió de formato a lo largo de los siglos y a través de los pueblos, pero no desapareció.

 

En nuestro propio teatro tenemos reflejado por segunda vez el origen religioso de las representaciones teatrales. En los orígenes griego y romano del teatro estaban los ritos religiosos de representación. Pero como si la historia volviese a dar otra vuelta, tenemos en España y en otros puntos de Europa los Autos Sacramentales de la edad media. Son formas litúrgicas que se celebran por supuesto en la iglesia; pero que al crecer la clerecía y crearse una liturgia para clérigos, se ven empujadas hacia el pórtico de la iglesia primero, y luego lejos de ella. Algo inevitable, porque el argumento y sobre todo los entremeses cada vez más profanos y hasta procaces que se intercalan en el drama sacro, son incompatibles con la dignidad del templo.

 

Pero queda en pie la ancestral vinculación de las representaciones más o menos dramáticas con los grandes temas religiosos. Y parece que en el tema de los difuntos, que nunca dejó de ser religioso por mucho que los ritos tuvieran formato profano, la representación de los muertos más o menos dramatizada, se mantuvo en muchos pueblos a lo largo de los siglos. Las procesiones de difuntos con el pretexto de enterrar este día a los muertos insepultos (por lo general, ajusticiados expuestos a la entrada de las poblaciones para aviso y  escarmiento de residentes y forasteros), con toda la parafernalia que las acompañaba, incluidos ciertos bailes austerísimos de calaveras, tenían una honda raíz dramática.

 

No debiéramos olvidar a este respecto algunos datos relevantes de los usos y costumbres de Roma. Las laudationes fúnebres (alabanzas fúnebres) fueron las primeras piezas de la oratoria romana. En ellas se cantaban las glorias del difunto y se ensalzaban sus virtudes. Ésta era una parte del drama funerario, a la que seguía otra de suma intensidad: el coro de plañideras a sueldo, tanto más numeroso cuanto mayor era la categoría del difunto, que acompañaban el cortejo fúnebre dando alaridos de dolor, reclamando la vuelta del difunto, arañándose el rostro, mesándose los cabellos, rasgándose las vestiduras y contorsionándose. Era la gran pompa fúnebre, el espectáculo estremecedor que ofrecían los grandes hombres con ocasión de su muerte. No conformes con el ritual estrictamente funerario, las grandes familias romanas ofrecían al pueblo, dentro de las honras fúnebres de sus difuntos, la representación de una obra teatral, por lo general de carácter moral: en los funerales de L. Emilio Paulo (año 160) se representó Adelphoe (Los Hermanos).

 

Mezclar por tanto Día de Difuntos y representación teatral no era nada nuevo. Por eso caló tan hondo el Don Juan Tenorio, parte de cuyo drama se desarrolla en el cementerio. No era la primera obra de este género ni tampoco la única representación teatral para recordar los difuntos. De hecho nunca se había abandonado la representación, de la que son buena muestra los disfraces.   

NÓMINA RERUM

HADES

PURGATORIO

INFIERNO

CEMENTERIO

ÁNIMAS

ESPÍRITUS

ULTRATUMBA

MUERTE

ENTERRAMIENTO

FUNERAL

 

 

 TEMAS DE PSICOÁNALISIS

GABRIEL O. ALVAREZ  Psicólogo – Psicoanalista

CATEGORIA : DUELO

La muerte de un ser querido

EL TIEMPO Y LA VIDAANGUSTIAS Y PESARES

Nuestros Otros. Los que acuden como fantasmas  –   Lo Entrañable 

MUERTE

Del latín mors, mortis, cuyo verbo es morior, mortuus, es una palabra antiquísima, emparentada con el sánscrito mrtáh y el griego homérico

brotoV (brotós), cuya forma más arcaica pudo ser mbrotoV (mbrotós) (cf. ambrotoV /ámbrotos), puede denominar la misma realidad en su origen: la pérdida de la vida por derramamiento de sangre (ver web inmortalidad). En español tenemos diptongada la sílaba mor por la tendencia de nuestra lengua a diptongar las sílabas tónicas (suerte, fuerte, puerta, duermo, sueño, tierra, piedra..)

La humanidad ha combatido la muerte y se ha hermanado con ella especialmente en sus rituales, el más significativo de los cuales es el enterramiento, que no es un tributo a la muerte, sino a la vida. Lo que caracteriza a la especie humana frente a las demás especies, es que por no querer aceptar su muerte, ésta acaba teniendo en su vida una presencia a veces aplastante, mientras que se puede afirmar que en las demás especies la vivencia de la muerte o no existe o es totalmente fugaz. Mientras nosotros tenemos una aplastante experiencia colectiva de la muerte, pero individualmente no podemos tener esa experiencia (de

peiraw/peiráo, que significa probar, experimentar), parece claro que las demás especies respecto a la muerte no tienen ni siquiera la percepción colectiva, de manera que si fuesen capaces de describir esa vivencia, sostendrían que son inmortales, porque no experimentan (no viven) la muerte ni individual ni colectivamente.

La humanidad vive la experiencia de la muerte, pero no la asume, de ahí que la vista con ropajes que contribuyen a presentarla como situación transitoria en que el principio de vida se ha separado del cuerpo. Los sacrificios sangrientos en favor de los muertos tienen como objetivo ofrecerles la sangre necesaria para evitar que se extinga del todo la vida que se les supone. Cuando el principio de vida pasa a ser el alma, la muerte se interpreta como un estado transitorio en que el alma aún viva, vaga separada del cuerpo en un mundo de espíritus sobrepuesto al mundo de los vivos. Los enterramientos constituyen un acomodo del cuerpo, que ha de estar disponible para cuando pueda de nuevo ser rescatado por el alma. En este sentido lo más ignominioso y terrible es dejar que el cuerpo sea devorado por buitres, hienas o chacales, porque de esa forma se le cierra definitivamente al muerto el camino a la inmortalidad. Eso explica que los lugares de enterramiento sean considerados sagrados en todas las culturas (en la nuestra, las altas dignidades son enterradas en las iglesias). Camposanto llamaban antiguamente al cementerio, que significa literalmente «lugar de reposo», «dormitorio». Es transcripción de una palabra griega,

koimhthrion (koimetérion), derivada del verbo koimaw (koimáo), que significa, acostarse, dormir, descansar. Es innegable la belleza del nombre, y más aún la del rótulo que algunos cementerios llevan: «RESURRECTURI» . «Los que resucitarán».