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click here!DEL DIA A DIAEL DÍA DE MERCURIO. Enseñanza

UNA DISCIPLINA IMPRESCINDIBLE

Hay algo en la enseñanza que siempre cuadró, pero que ahora no cuadra. Si el hombre es un animal racional, y la razón viaja en las palabras, parece normal que a la hora de cultivar la humanidad de cada uno, y las humanidades en la escuela, se atienda al entrenamiento del raciocinio, del que se ocupó a lo largo de muchísimos siglos, la disciplina de la lógica. Era la del medio en el trío (lo llamaban trivium = tres vías) formado por la gramática, la lógica y la retórica. Han desaparecido de todos los planes de estudios la lógica y la retórica, que eran la parte visible del edificio de la razón, y nos hemos quedado con sólo los cimientos, que al no tener ninguna función coherente, han ido degradándose tanto más, cuanto más inútiles parecían, y han ido pareciendo tanto más inútiles, cuanto más se han degradado. En conclusión, hemos arruinado todo el antiguo trivium, aunque nos hayamos quedado con la gramática como un arcaísmo bastante mal conservado. Estudiar gramática y no estudiar lógica es como si se diesen tan sólo unas matemáticas elementales que contemplasen sólo el conocimiento de los números, el contar, y las distintas formas posibles de agruparlos; renunciando totalmente a hacer con ellos operaciones, y a plantear y resolver problemas. Es evidente la irracionalidad de tal sistema. Y sin embargo, estamos engolfados en él. Y es tanto más grave, cuanto que la lengua (entendida en su total desarrollo) es el instrumento indispensable para todas las demás disciplinas; por eso se entiende aún peor la mutilación de órganos vitales del cuerpo único que es la lengua. Y qué duda cabe, la lógica es en la lengua un órgano tan vital como lo es en nuestro cuerpo el aparato digestivo. Pero ocurre además que si en algún momento ha tenido esta incongruencia una especial gravedad, es justo ahora, en que todo está dominado por la informática. Resulta que en fin de cuentas la clave de la informática está en los lenguajes que emplea, y la viabilidad de éstos, en la operatividad de los sistemas lógicos que con él se construyan. Por eso se entiende peor que en la mayor eclosión de la lógica que han conocido todos los tiempos, ésta esté ausente de la escuela. La verdad es que si no hubiese sido por el gran desarrollo de la lógica matemática, es decir del cruce entre los razonamientos lógicos y los matemáticos, que inició su vertiginoso desarrollo allá por los años cincuenta, nunca los ordenadores hubiesen sido capaces de trabajar con la palabra con tanta soltura como lo hacen con los números (no olvidemos que en el mundo anglosajón al ordenador le llaman computer, es decir estrictamente «contador», o si los queremos elevar de categoría, computadora; es el nombre de cuando los ordenadores sólo sabían contar, al igual que a los ascensores se les ha quedado el nombre de cuando sólo servían para subir). Si por una parte queremos mejorar nuestro lenguaje en el plano del razonamiento, cuyo déficit ya en la misma escuela es de escándalo; y por otra queremos entendernos con el ordenador, o al menos tener nociones de cómo trabaja, no nos queda más remedio que aprender a operar con la lógica, del mismo modo que lo hacemos con las matemáticas. Aunque sólo sea por adecuar la escuela a una realidad que valdría la pena entender.

EL ALMANAQUE se ocupa hoy de la lógica, por todo el mundo invocada pero que al no ser una ciencia infusa, sólo se adquiere y se consolida con el ejercicio. ¿En la escuela? ¡Oh, no…!