Si pensamos en Liverpool lo
primero que se nos viene a la cabeza es que allí se gestó el
fenómeno musical seguramente más importante de la historia, un
grupo que lo revolucionó todo a principios de los años 60 y
cuyos integrantes respondían al nombre de John, Paul, George y
Ringo, o lo que es lo mismo, The Beatles.
Sin más dilación cogimos nuestros
bártulos, nos dirigimos al aeropuerto de Barajas y de la mano de
EasyJet, volamos a esta ciudad del noroeste de Inglaterra.
Al aterrizar ya nos percatamos de
que estábamos donde estábamos por el nombre del aeropuerto, el
John Lennon Airport.
Este sitio ofrece por un módico
precio todas las comodidades y necesidades básicas para
descansar después de un día agotador viendo todo lo que ofrece
la ciudad. Además, sus empleados nunca dudarán a la hora de
poder echarte una mano ante cualquier duda que te pueda surgir.
Una vez que dejamos las cosas en
la habitación, cenamos algo rápido y nos dirigimos a la zona de
bares más importante del centro, concretamente a la mítica calle
Matthew Street donde está emplazado el famoso The Cavern y justo
enfrente The Grapes, sitio donde solían ir The Beatles a beber
después de sus conciertos en The Cavern ya que antes no servían
alcohol allí al no tener licencia.
Si por algo destaca esta zona en
la marcha nocturna de la ciudad es por sus actuaciones en vivo
ya desde los años 60. Y eso es lo que nos encontramos al entrar
en The Grapes, ambiente festivo, gente abierta y simpática y que
no duda en invitarte a una pinta si se percatan de que eres
español. Eso es lo que nos ocurrió a un servidor y mi colega de
Redacción con un yuppie trajeado que se hizo rápidamente amigo
nuestro. Pero la cosa no quedó ahí ya que nos quería invitar a
presenciar al día siguiente el partido de fútbol de la Premier
entre el Liverpool y el Fulham. La cosa no llegó a cuajar, más
que nada porque el partido se suspendió por la impresionante
nevada que cayó el día del evento.
Después de saborear la música en
directo de The Grapes nos acercamos a The Cavern, el pub con
mayúsculas en la historia musical de esta ciudad.
Este local era el sitio de
referencia de The Beatles en sus comienzos. De hecho, su primera
actuación allí fue en febrero de 1961. Luego en los 70 se
derribó parte de Matthew Street para más tarde volver a
reconstruirse el pub a unos metros de su ubicación original y
ocupar el 50% del antiguo emplazamiento. En 1989 se cerró, más
tarde se reabrió y actualmente acoge más de medio millón de
visitas al año.
El pub acoge espectáculos y
homenajes tributo a los cuatro melenas de Liverpool así como en
el pasado la presencia de míticos grupos como The Rolling Stones
o Queen.
Esa noche pudimos presenciar la actuación
en directo de un grupo que hizo las delicias de los allí
asistentes, Xander and The Peace Pirates (http://www.myspace.com/xanderandthepeacepirates).
Al día siguiente tocó hacer turismo por los
sitios más emblemáticos de Liverpool. Existe una tarjeta, la
LIVE’S SMART (http://www.yourticketforliverpool.com/)
que puedes adquirir en función de número de días que te interese
y con la que podrás viajar gratis en determinados transportes
públicos, entrar gratis en algunos lugares de interés así como
conseguir importantes descuentos en bastantes atracciones,
tiendas y restaurantes.
Comenzamos acercándonos a la zona
de Albert Dock. Su viejo muelle es ahora sede de centros de arte
punteros, restaurantes y también pubs. Aquí está emplazado The
Beatle Story, el mayor museo dedicado a la banda. En las
inmediaciones podemos ver las populares aves Liverbirds, una
mirando a los barcos que vienen y otra a los bares de la
ciudad.
Justo al Albert Dock está la Noria
Gigante, una construcción de 60 metros de altura desde la que
puedes contemplar unas vistas panorámicas increíbles del río
Mersey y de buena parte de la ciudad.
Para los fans más acérrimos de The
Beatles es bastante recomendable hacer el Magical Mistery Tour,
una excursión en un autobús similar al que se utilizó en la
película del mismo nombre, de unas dos horas de duración y que
te acerca a los sitios más entrañable e importantes de la vida
de los miembros de la banda (sus casas de la infancia, escuelas,
lugares de nacimiento, la valla (es lo único que queda) del
orfanato Strawberry Fields, la calle Penny Lane, etc) y todo
esto amenizado con la música que suena para cada localización en
el interior del autobús.
Otros sitios interesantes son The
Gallery, la tienda de souvenirs “beatle” más completa de la
ciudad, pegada a Matthew Street; y el hotel Hard Day’s Night,
que merece la pena visitar sólo por ver fotos del grupo en los
pasillos y zonas cercanas a la recepción. En Mathew Street
también te puedes fotografiar con la estatua de bronce de John
Lennon en el exterior de The Cavern Pub o ver el muro de la fama
la inscripción de todos los artistas que han actuado en el
famoso pub.
Hope Street es la única calle del
mundo que tiene algo insólito, dos catedrales, una anglicana y
otra protestante, cada una en un extremo de la calle. Merece la
pena subir a la zona más alta de la catedral anglicana y
disfrutar de las vistas de toda la ciudad.
El Philarmonic Dining Rooms
también se encuentra en Hope Street y es el pub más famoso de
Liverpool. Aquí John y Paul se entretenían en sus ratos libres
bebiendo y jugando al billar.
Llegando la noche volvimos a
repetir en The Cavern. El motivo valía su peso en oro, ver una
actuación especial de un grupo tributo a The Beatles.
El día de la vuelta lo
aprovechamos por la mañana para visitar otra pieza fundamental
del turismo de esta ciudad, y que tiene que ver con el fútbol:
las instalaciones del estadio Anfield Road y su museo.
Y todo lo bueno se acaba…
Liverpool nos ha dejado el aroma de ciudad próspera, con un rico
patrimonio cultural (fue Capital Europea de la Cultura en el
2008) y que se ha rejuvenecido considerablemente en los últimos
10 años gracias a una fuerte inversión tanto en los negocios
como en el sector turístico. En cuanto a su gente, hay que
destacar que nos ha sorprendido su carácter abierto, su
amabilidad y su simpatía.
Texto: David Buitrago
- Fotos: Azucena Delgado - Coordina: Jose Buitrago