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XACOBEO 2004
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COMO LLEGAR
Las formas de hacer el Camino
Hasta los años ochenta, el Camino de Santiago era una peregrinación,
a pie, en bici o a caballo, a Santiago. Actualmente, también está en
auge el llamado "turismo jacobeo", pero sin olvidar su origen.
Recuerde en todo caso que los refugios son para aquellos que realizan la
peregrinación del modo tradicional. Prácticamente todos los que
peregrinan a Santiago van a pie (77%) o en bici (22,5%). El Camino está
preparado para realizarlo a pie, en bicicleta o a caballo, aunque para
esta última posibilidad las cuadras son escasas y hay que preparar las
estancias antes del peregrinar. En la mayoría de los refugios, los
animales de compañía están completamente prohibidos. De noviembre a
mayo se hace muy difícil recorrer el Camino en bici, debido a las zonas
encharcadas y el barro, por lo que tendrán que recurrir en esos tramos a
las carreteras.
Caminando
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Si tenemos costumbre, sobran los comentarios, pero para quien no la
tenga, le indicamos que es conveniente, por supuesto dependiendo de múltiples
factores (edad, peso corporal, de la mochila, etc.) empezar suavemente,
nunca con prisas, hasta que el cuerpo se caliente. Cuando se acelere, con
marcha regular y continua, dentro de lo posible, con paso suave y rítmico.
Es muy posible que el propio Camino nos obligue a realizar paradas muy
frecuentes, para ver algún monumento o iglesia, realizar cualquier
pregunta, sacar alguna foto, etc., pero, en principio, deberíamos
descansar cuando menos diez minutos cada hora o dos horas, o más si fuera
necesario. No obstante, el mismo cuerpo, la climatología o cualquier otra
circunstancia, nos lo indicará o pedirá.
Terminaremos dando sobre un
millón de pasos, pero no tenemos que descuidar ninguno y ver dónde
ponemos el pie; un solo paso mal dado nos puede obligar a retirarnos; por
tanto, especialmente cuando vayamos por terrenos accidentados, de piedra
suelta o guijarro, deberemos estar atentos al pisar. |
Por supuesto, si
vamos en compañía de alguien que tenga el paso más rápido, no debemos
tratar de seguir su ritmo, pues en sólo unas horas, nos puede dejar
destrozados; será conveniente, por tanto, que el que mas ande, se coloque
el último y no marque el ritmo. Es conveniente ayudarse tanto en las
subidas como en las bajadas con el bordón, que, además, hace menos monótono
el andar.
En bicicleta
Al contrario que andando, al tener que depender de una máquina, que
dentro de su sencillez nos puede plantear problemas mecánicos, es posible
que sea conveniente ir con compañía, y, caso de necesidad por avería,
uno del grupo podría desplazarse en busca de lo necesario. Por otra
parte, la bicicleta requiere de todos nuestros sentidos, pues no sólo
tenemos que pensar en nosotros, sino también en ella, para que no se nos
averíe. Tendremos que tener muy presente el tráfico y, si somos un
grupo, andar con mucho cuidado y en fila. Conveniente también utilizar
ropas ajustadas de ciclista que no tienen vuelos ni ofrecen tanta
resistencia al viento; cuidar el colorido, que sean tonos vivos, de forma
que los automovilistas nos puedan ver con claridad. Son más de 800 Kms.,
por lo que debemos olvidarnos de carreras, y el que más ande, que vaya el
último, salvo cuando haya viento, que entonces es conveniente que vaya el
primero. Tener muy en cuenta no llevar por ningún concepto capa de lluvia
o similar, pues además de los incómoda que resulta, podría ser peligrosísima.
A caballo
Es conveniente realizar el Camino en compañía de otros jinetes.
Previamente es aconsejable haber realizado el Camino en coche para
concertar las cuadras y lugares de pernocta del animal, así como para ir
dejando el pienso suficiente para cuando se llegue. Es imprescindible
llevar al animal asegurado, pues tanto al tráfico rodado como la
expectación que provocan los caballos a las gentes en las poblaciones son
ocasiones propicias para cualquier percance.
LOS PREPARATIVOS
En qué época hacer el Camino
Primero debe decidir el año, puesto que puede realizar la peregrinación
en un Año Santo Después, la estación: tres de cada cuatro peregrinos
eligen el verano para marchar a Santiago. Las vacaciones y el buen tiempo
son las razones de este boom veraniego. La mejor época para ir a Santiago
es la primavera, mayo o junio, cuando comienza a hacer buen tiempo y no
hay gran masificación en los refugios del Camino. Septiembre es también
un buen mes. Eso sí; no está asegurado el buen tiempo como en verano. De
octubre a abril marchan sólo el 4% de los peregrinos, debido al frío, la
lluvia, el barro e incluso la nieve. En verano, hay que tener en cuenta
que la mayoría de los peregrinos comienzan a principios de mes en
Roncesvalles. Es lo que se conoce como "la ola" del Camino, que
vendría a ser los atascos de la operación salida de tráfico en hora
punta. La primera ola comienza el fin de semana más cercano al 1 de julio
en Roncesvalles y acaba a fin de mes en Santiago. La segunda ola, peor si
cabe, comienza hacia el uno de agosto y llega a Santiago entre el 25 y el
30. En estas olas, en cuestión de tres días puede haber más de dos mil
peregrinos, por lo que los refugios quedan completamente saturados. Si se
va a comenzar en Roncesvalles por esas fechas, es recomendable, como en la
operación salida de tráfico, escalonar la peregrinación e intentar
comenzar antes o después de esos días complicados.
Entrenamiento previo
El Camino hay que tomárselo en serio. Hace falta preparación, andar
unos días antes con el mismo calzado y con un peso en la espalda parecido
al que va a llevar. Por favor, prepare sus pies; si no lo hace, las
ampollas se lo recordarán por el Camino. Si va ir en bicicleta, debe
realizar marchas los fines de semanas anteriores antes de la partida. Si
no se es iniciado, consulte a su médico de cabecera y comience los
primeros días con suavidad. Por último, haga revisar su bicicleta y
recuerde que debe saber solventar por sí mismo todos los problemas mecánicos
que pueda tener con la bici.
Los derechos de los peregrinos
Muy relacionado con la Filosofía del Camino para entender que, como
personas, tenemos todos los derechos básicos de la misma, pero que, por
el contrario, por el hecho de hacer el Camino, no tenemos en absoluto ningún
otro derecho complementario. Estamos realizando el Camino por nuestra
propia voluntad, no podemos, por tanto, exigir nada a nadie, ni en los
alojamientos ni en el trato con la gente. Si realmente necesitamos algo,
nos lo ofrecerán sin que lo pidamos. Hay que ser conscientes de que detrás
de nosotros llegarán otros peregrinos que quizás los necesiten más que
nosotros, y que, según cómo nos comportemos nosotros, se comportarán
con ellos.
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