NIEVES
Los nombres de mujer tienen
una inclinación irresistible a la belleza y a la divinidad y desde el
Alba a la Aurora, pasando por las más bella gemas y flores, por lo más
bello de la naturaleza, por las más arraigadas fiestas y tradiciones y
por las grandes mujeres que han dado dignidad y gloria a la mujer, llevan
en ellos cuanto de bello hay en el mundo y en la vida. Entre tanto
derroche de belleza no podía faltar la que representa el bello, duro y
misterioso mundo de las Nieves. Un nombre que no necesita
interpretaciones, porque es así de blanco, así de deslumbrante. Y para
que no le falte nada, para que su conexión con la más excelsa divinidad
de nuestro cielo acabe de darle un toque de sublimidad, ahí está
precediéndolo, explícito unas veces y oculto otras, el nombre de María,
la Mujer por excelencia, la Madre de Dios. De ahí que el nombre pueda
tener dos formas: la coloquial, Nieves; y la más formal, María de las
Nieves.
Nuestra Señora de las Nieves
es una de las advocaciones más antiguas de la Virgen y está relacionada
con la basílica de santa María la Mayor, en Roma. Esta es la leyenda: A
mediados del siglo IV, en tiempos del papa Liberio (352-366), un
matrimonio de patricios romanos sin hijos, querían dejar su herencia para
alguna fundación bajo el patrocinio de la Virgen Santísima. Rezaban para
saber qué determinación tomar, y he aquí que en la noche del 4 al 5 de
agosto se les apareció la Virgen indicándoles que sería de su agrado
que le levantasen un templo en el monte Esquilino. Acudieron al papa a la
mañana siguiente a explicarle la aparición. Resultó que también al
pontífice se le había aparecido la Virgen; y la señal que les dio a los
tres de que no se trataba de imaginaciones, sino de una auténtica
aparición, fue que ese mismo día 5 de agosto, en plena canícula,
verían cubierto de nieve el lugar en el que debían edificarle el templo.
Se dirigió, pues, el papa en procesión con el clero al monte Esquilino,
que efectivamente estaba en parte cubierto de nieve, que no se fundía a
pesar de los calores del día. Se edificó la iglesia y se fijó para el 5
de agosto la conmemoración anual de este hecho, fecha en que celebran las
Nieves su onomástica. Tuvo esta basílica diversos nombres a lo
largo de los siglos, habiéndole quedado finalmente el de Santa María la
Mayor, por sus dimensiones, por su magnificencia y por su culto.
También resplandece este
nombre en la geografía hispana e hispanoamericana en las formas de
Nieves, Las Nieves o Santa María de las Nieves. Galicia, Asturias y las
Canarias tienen poblaciones con este nombre. En América, México, Perú,
Chile y Argentina han dejado el recuerdo de este bello nombre en ciudades
y poblados. Se llama también Nieves una isla descubierta por Cristóbal
Colón en 1498, en las Antillas (su nombre inglés, Nevis). El Río
Grande, en México, se llama también Nieves. Un nombre muy sugerente. Se
conjugan en él la belleza de su espéndida blancura con la fortaleza, la
voluntad y el ingenio de que hacen gala quienes se han aclimatado a las
nieves. Y la idea de prosperidad y bendiciones ligada a éstas, recogida
en el refrán: "Año de Nieves, año de bienes". Son muchas
virtudes en un mismo nombre. ¡Felicidades!