LORENZO
Su forma
latina es Laurentius, un derivado de laurus, que significa
"laurel", la planta que simbolizaba la gloria y la inmortalidad. Por eso se
coronaba a los vencedores (tanto militares, como deportivos, como
literarios) con la corona de laurel. Derivado de laurus se formó el
nombre de Laurentum, antigua ciudad del Lacio. Al habitante de esta
ciudad se le llamaba Laurens o Laurentus. De este gentilicio
se formó el nombre propio Laurentius, que traducimos como Lorenzo.
Este nombre
nos habla del laurel y de todo lo que con esta planta sagrada se simboliza:
la inspiración, la buena fortuna, la gloria, la victoria. En la Edad Media
se empleaba el laurel en las universidades para coronar a los poetas, a los
artistas y a los sabios. Y en el deporte se ha usado siempre para coronar a
los vencedores. El nombre de Lorenzo se ha llevado mucho en España. El gran
san Lorenzo del siglo III, el que murió en las parrillas, fue español sin
ninguna duda. Este es un nombre muy popular. Nos recuerda su popularidad la
canción esa que dice: "El sol se llama Lorenzo y la luna Catalina..."
San
Lorenzo nació muy
probablemente en Huesca. Conocemos el nombre de sus padres: Orencio y
Paciencia. Sabemos que sustituyó a Sixto como primer diácono (servidor de
los pobres) cuando éste fue elegido papa. Sabemos también que sufrió el
martirio tres años más tarde que éste. Cuentan sus hagiógrafos que el
emperador Valeriano le exigió a Lorenzo que entregara los bienes de la
Iglesia, pues él era el que los administraba en el socorro de los pobres.
Ante la insistencia del emperador para que ejecutara sus órdenes, le pidió
tres días para poder recogerlos. Reunió Lorenzo en estos tres días a todos
los pobres, viudas y huérfanos a los que la Iglesia socorría, y con ellos se
presentó a Valeriano y le dijo: "He aquí todas las riquezas de la Iglesia; a
su servicio están todos los bienes que la caridad de los ciudadanos de Roma
pone en nuestras manos." Se sintió afrentado el emperador por este gesto de
Lorenzo, por lo que mandó quemarlo en unas parrillas. Cuenta la tradición
que sufrió con una gran serenidad tan cruel martirio, de manera que cuando
estuvo bien quemado de un lado, dijo a sus verdugos: "ya podéis darme la
vuelta, que de este lado ya estoy asado." Se cree que esto ocurría el 10 de
agosto del 258, 259 o 260. Esta es la fecha en que los Lorenzos suelen
celebrar su onomástica, aunque pasan de la decena los santos de este
nombre. Italia y España son los países en que más ha florecido el culto al
santo. En Roma tiene dedicadas nueve iglesias. En España las catedrales de
Huesca y de Burgos y el monasterio de San Lorenzo de El Escorial erigido por
Felipe II para conmemorar la victoria de San Quintín. También la iconografía
es abundantísima. Fra Angélico, Ribera, Zurbarán, Memling, Andrés de la
Robbia, Bernini y otros han representado al santo en sus lienzos o en sus
esculturas.
Estamos
ante un nombre importante de verdad. Está emparentado con los laureles y con
la inspiración; es también el nombre del Sol, que no es poco. Tiene un santo
patrón valiente, generoso e ingenioso. Y ha gozado de un culto cuya obra
cumbre es el monasterio de El Escorial, nada menos que la octava maravilla.
¡Felicidades!