Del godo altfuns. Alt significa
"noble" y funs, "guerrero" o "belicoso". Suele usarse también como
contracción de Ildefonso y como equivalente de Alonso, los tres del mismo
origen. Al no haber desarrollado el patronímico terminado en -ez (Álvarez,
Pérez, Martínez, González, Fernández, etc.), la misma forma de Alfonso sirve
de patronímico con el significado de "Hijo de Alfonso". Este nombre entró en
Europa con los godos e hizo fortuna, tanto que fue el nombre de muchos reyes
en España, Portugal e Italia (reino de Nápoles).
San Alfonso María
de Ligorio es el santo más singular y más venerado de este nombre. Nació en
1696 en Nápoles, Italia. San Francisco de Jerónimo les había anunciado a sus
padres que el niño llegaría a obispo y alcanzaría los 90 años de edad. Con
esta convicción, los padres no ahorraron ningún esfuerzo para que se
cumpliese la profecía. Fue tal el empeño que pusieron, y su inteligencia era
tan brillante, que a los 16 años se doctoraba en leyes "summa cum
laude". Necesitó dispensas especiales para poder cursar en la
universidad siendo tan joven.
A los 24 años empezó a
ejercer de abogado con un éxito arrollador. Hasta que tuvo su primer fracaso
en un pleito entre el duque de Orsini y el gran duque de Toscana por un
fallo insignificante, lo cual le obligó a meditar sobre su debilidad en
aquello en que tan fuerte e invencible se creía. Decidió apearse de su
triunfalismo y entrar en la vida religiosa a servir al prójimo con humildad.
Se dedicó un tiempo a la oración y a las obras de misericordia en el
hospital de infecciosos, hasta madurar su decisión de hacerse sacerdote. Su
primera misión fue recoger niños por las calles para instruirles. Luego pasó
al colegio chino recién fundado en Nápoles por el padre Ripa.
Siguió dedicándose a esta
actividad y a las misiones rurales, y convenció a otros muchos para que se
unieran a él, formando así la congregación de los Redentoristas. Fue luego
consagrado obispo de Santa Águeda de los Godos después de haber renunciado
insistentemente a la diócesis de Palermo. Destacó muy especialmente por su
caridad. Dejó tan empobrecido su palacio episcopal, que cuando tenía que
recibir algún huésped se veía obligado a pedir prestadas cama y vajilla.
Murió a los 91 años, el 1 de agosto de 1787, fecha en que los
Alfonsos celebran su onomástica. Gran jurista y moralista como era,
dejó tras sí una obra colosal que tuvo infinidad de ediciones en todas las
lenguas de Europa.
Pero no es sólo este gran
santo y siete más, los que han glorificado este nombre. También en el orden
histórico y del poder han tenido un gran peso específico los Alfonsos,
empezando por Alfonso XIII, el que nos es más próximo, el abuelo del rey
Juan Carlos. Su ordinal da cuenta de que fue precedido por otros doce
Alfonsos, del que merece especial mención Alfonso X el Sabio, que
todo lo que tuvo de excelente en el saber lo tuvo de deplorable en la
administración de sus reinos (de Castilla y León). También el reino de
Aragón tuvo una serie de cinco Alfonsos: I el Batallador, II el
que trovó, III el Liberal, IV el Benigno, V el
Magnánimo y Portugal, seis. Y un resto importante de príncipes,
infantes, sabios y artistas. Es un gran nombre el de Alfonso, no sólo por su
significado, sino también porque en él han acumulado valor los grandes
hombres que lo han llevado. ¡Felicidades!