El Principal de
Zaragoza aclama al “Viejo Amigo Cicerón”

Por Ferran Martínez-Aira
El Teatro Principal de Zaragoza estrenó VIEJO AMIGO CICERÓN. Los vitores
y aplausos resonaban al terminar la función hasta el Paseo de la
Independencia tras noventa minutos de puro teatro puesto en escena por
Josep Maria Pou, Miranda Gas y Bernat Quintana.
El texto de Ernesto Caballero está muy bien estructurado sobre la figura
comprometida de Marco Tulio Cicerón en la medida que ejemplifica el
eterno conflicto entre la razón y el poder, la palabra y la fuerza,
subrayando que no hay grandes diferencias entre el mundo antiguo y el
presente. Logra una buena síntesis y pujanza dialéctica en sus diálogos
y monólogos que entran por el oído, y permite unos juegos dramáticos sin
desperdicios en una singular trama servida por dos jóvenes estudiantes
actuales que investigan en una biblioteca al humanista romano orientados
por un misterioso profesor.
Juegos que fusionan ficción y realidad,
entre pasado y presente, muy bien aprovechados en el montaje y dirección
que dosifican las reflexiones de ideas y emociones de manera sabia para
que aquello que va sucediendo con un ritmo narrativo -un tanto
brechtiano– vaya abonando el terreno donde quepan todas las salidas
interesantes de un contenido con enjundia, con miras a una realidad de
“aquí y ahora”.
Tal vez, la puesta en escena de Mario Gas acusa en el espectáculo la
austeridad del mediano formato -que ha sido concebido pensando en
espacios a la italiana-, pero su escenografía (una lujosa biblioteca
actual centrada que tiene como fondo el monumento romano) y los
vestuarios modernos, en esta ocasión juegan bien las cartas estéticas:
están hábilmente justificados desde la visión alegórica que precisa la
obra para trasladar al espectador desde la época romana a la actualidad.
Dentro de ella, el relato está movido y
enlazado con gran arte. Optimo en la dirección de actores y ritmos de
esas idas y venidas -el flashback- de las escenas en el tiempo y el
espacio, resaltando los flujos de conciencia de los diálogos de la obra
y los recuerdos en escenas presentes. En algunas acciones de ruptura con
inspiración onírica, espléndidamente iluminadas, como las proyecciones
de video donde aparecen significados y perfectamente caracterizados los
emperadores –Julio Cesar, Marco Antonio, Octavio– y los senadores
–Bruto, Catilina– de la historia que se cuenta o la escena del espectro
de la hija de Cicerón, otorga una belleza que podría considerarse de
augusta, dentro de esa atmósfera de lo solemne, y de esas influencias
sensibles que pesan sobre los destinos de los personajes que se mueven
en una dimensión casi cósmica.
En En la interpretación, los tres actores imprimen excelentes voces,
jugando a desdoblarse en personajes modernos y clásicos. Pou (Cicerón)
está soberbio. Su rol recuerda al viejo profesor de formación cercana y
humanista. Bernat Quintana le saca mucho jugo escénico al personaje de
Tirón (incondicional secretario de Cicerón encargado de recoger su
testimonio) y Miranda Gas aporta belleza y muy buena química dramática
con todos desde el personaje de Tulia, hija de Cicerón (voz crítica de
los conflictos de su padre planteados desde la razón y el amor).

VIEJO AMIGO CICERÓN se representa en el
Principal de Zaragoza hoy viernes, mañana sábado y el domingo 15 para
reanudar las funciones el próximo jueves 19 de septiembre hasta el
domingo 22 cuando se despedirá de la capital aragonesa. Ocho días
paladeando puro teatro antes de recibir a Candela Serrat y Juanjo Artero
con “Un marido ideal”.
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