El Rincón Sevillano abrió sus puertas en 1978 en la calle Calderón de la Barca
129, a dos pasos de la entrada al Parc Güell por la parte del Carmel. 40 años
después, el restaurante más campechano del barrio no sólo sigue manteniendo
ricos ricos los platos de cuchara de la abuela, sino que ha multiplicado por
cinco su fiel clientela.
De lunes a sábado se pueden paladear al mediodía siete primeros y ocho segundos
que salen de los fogones de Laura, responsable de cocina, que sabe encontrar el
punto a todos los guisos, que además de sabrosos se digieren sin problemas,
incluidos los calamares a la andaluza, una de las especialidades del Rincón
Sevilllano como el bacalao en samfaina o el entrecot de ternera.
A pesar de lo solicitado que está el comedor, Jordi siempre encuentra un hueco
para la acomodar a los comensales y ofrecerles el menú. Hoy es martes y el chef
nos sugiere como primeros: Migas de la tata; guisantes con chipirones; cremita
del huerto; espaguettis carbonara, ensaladilla rusa, tortilla de patatas o
escalivada. Las lentejas habían volado. De segundos podemos optar por: Conejo “a
nuestro ajillo”; albóndigas en salsita, butifarra con judías; mairas frescas y
lomo o bistec a la plancha. El secreto adobado para otro día.
Miryam pregunta por la bebida que llega en tres minutos a la mesa (vino de
Cariñena con gaseosa, cerveza, coca-cola) al igual que el pan recién horneado.
Ella misma toma nota de la comanda para que Laura proceda en cocina, siempre
surtida de productos frescos: Carnes, pescados, verduras, aceite de oliva
virgen… La conexión Jordi-Myriam-Laura funciona como un reloj, incluso los días
en que en El Rincón Sevillano no cabe un alfiler. La chispa y experiencia de los
tres restauradores garantiza un servicio sobresaliente, donde los clientes comen
como en su casa, recreándose con postres caseros como el arroz con leche o el
puding de turrón.
A Jordi, Myriam y Laura. 40 años no son nada. Que cumplais muchos más para
darle gusto a nuestro paladar.