Murivecchi: Mucho más que una pizzería napolitana
Por Ferran Martínez-Aira con fotos de Lola Rojas
A dos pasos del Parc de la Ciutadella, en el número 59 de la calle
Princesa está ubicado el restaurante Murivecchi, regentado desde hace
dos décadas por el napolitano Ciro Espósito y su familia. Los mismos
años que lleva funcionando el horno de leña que permite hornear a 480º
suculentas pizzas en 90 segundos. El fundador sigue comprando los
productos directamente a los proveedores.
Sin embargo, sentados bajo estos “Muros Viejos” los clientes descubren
mucho más que una tradicional pizzería napolitana. Prueba de ello es que
hay que reservar mesa con antelación si se quiere degustar la deliciosa
pasta de Gragnano, considerada la mejor del mundo y cocinada diariamente
en los fogones de Murivecchi, donde la mayoría del personal lleva
trabajando en el restaurante prácticamente toda la vida.
Celebrando ahora su 20 aniversario, en Murivecchi nos sorprenden con
unos tagliolini con ceps, guanciale, azafrán y yema de huevo, que están
sin perdón para chuparse los dedos. Al igual que el resto de platos que
sin probarlos entran por los ojos: los tagliatelle con setas camagrocs,
crema de trufa, parmesano y queso pecorino o los pennoni con salsa de
tomate y jamón de jabugo.
Como segundos, estos dos reporteros que firman esta crónica, optamos por
un atún rojo al estilo meditarráneo y un salmón a la plancha con
verduritas salteadas, rematando con un espléndido risotto de pulpo y
espárragos trigueros. Por si nos quedábamos con apetito, nuestro
anfitrión Gino, el hijo del patriarca, nos homenajeó con una tradicional
pizza margherita con queso fior di latte campano, albahaca y parmesano.
Todo este espectáculo gastronómico de Murivecchi quedaba ampliamente
reflejado en el resto de mesas: con un steak tartare de solomillo de
buey, o con los pappardelle de ragú de jabalí, o con los spaguetti a le
vongole, o con unos paccheri de gambas rojas, calamares y tomatitos del
Vesuvio, o con la frituta de calamares y gambas acompañados con
guacamole y pico de gallo, o con el tataki de atún con cebolla
caramelizada y chips de yuca. Sin olvidarnos que para los valientes, en
Murivecchi preparan una tagliata de ternera de Girona de un kilo con
mixto de setas para dos personas.
Por muy saciado que te sientas, no puedes abandonar Murivecchi sin antes
degustar alguna de sus tartas caseras. Pura delicia cualquiera que
elijas: queso, tiramisú o estrellitas.
Dentro de otros 20 años, Gino vaticina que Murivecchi seguirá apostando
por los mismos platos típicos: pizza margherita, pizza marinada,
carbonara. “Moriremos nosotros, morirán nuestros hijos pero la tradición
no morirá nunca. Seguramente se evolucionará con otros carpaccios pero
lo básico permanecerá para siempre”.
De lunes a viernes (13 a 16 horas) Murivecchi ofrece un menú diferente
cada día por 16,90 euros. Entre los primeros siempre hay para elegir
tres pastas, ensaladas variadas o un rissoto. De segundos se contemplan:
una carne, un pescado, un carpaccio, algún estofado o fritura o una
pizza al gusto. Con tres opciones de postres y copa de vino o refresco
incluidos en el precio. |