ShyiV (sépsis) llamaban
los griegos a la putrefacción y también a la
expulsión por el estómago de la parte no nutritiva
de los alimentos. Su contrario era peyiV (pépsis),que
significa cocción (de pessw / pésso, hacer
cocer, calentar, ablandar, hacer fermentar, digerir,
nutrir). El nombre primitivo era shy (séps; gen.
shpoV / sepós), que nos recuerda la serps latina
y denomina a la serpiente venenosa cuya mordedura
provoca una sed ardiente y engendra putrefacción;
quizá por extensión de este significado, denominaban
también shy (seps) a la pústula. Los
adjetivos shptoV(septós) y shptikoV (septikós) se
refieren a la putrefacción; este segundo se usa
también con el valor de favorecedor de la digestión.
En la base de todos estos términos está el verbo
shpw (sépo), fut. shyw (sépso),
que significa llevar a la putrefacción, descomponer
las carnes, corromper, pudrirse, gangrenarse,
descomponerse. Es de destacar cómo se produce el
cruce de significados entre ShyiV (sépsis),
uno de cuyos significados es la expulsión por el
estómago de la parte no nutritiva de los alimentos,
con shptikoV (septikós), que además del
significado de agente séptico, engendrador de
putrefacción, tiene el de favorecedor de la
digestión (el que corresponde a su opuesto peyiV (pepsis), ¡que
nos recuerda a la "pepsi"!). Los diccionarios dan
cuenta de la existencia en el griego clásico del
adjetivo ashptoV (áseptos) (con la
a privativa) = que no se pudre, que no está expuesto
a la putrefacción, no digerido (de nuevo el cruce);
no recogen en cambio los términos aséptico y
asepsia, que se han formado por analogía.
Desde la perspectiva puramente léxica se entiende
que la asepsia, el no dejar pudrir, el no permitir
ninguna contaminación, sea la clave de la prevención
de enfermedades (en realidad de contagios) en
especial en las intervenciones de la propia
medicina. Mientras los microscopios no fueron
capaces de detectar los minúsculos agentes
infecciosos, la cirugía tuvo que pagar un elevado
tributo a infecciones que no tenían explicación
alguna. Incluso en la actualidad está resignada a
pagar un tributo ya mínimo por los aspergilos y
demás que se cuelan con el aire acondicionado.
Gracias al enorme desarrollo de las técnicas de
esterilización se ha conseguido minimizar los
riesgos de infecciones, siendo éste uno de los
factores decisivos en el descenso de la mortalidad.
Pero el avance no ha estado tanto en las técnicas
de purificación, para las que no ha habido nunca
barreras técnicas (el mejor desinfectante, el calor,
se ha podido controlar y utilizar desde hace muchos
siglos), sino en la conciencia de que existen
gérmenes infectivos minúsculos, que sólo pueden
eliminarse mediante unos rigurosísimos rituales de
purificación (comparativamente los rituales de los
sacrificios eran bastante menos rigurosos).
Obviamente la cirugía ha sido la primera en
adquirir esta rigurosísima conciencia de la asepsia.
Pero de ahí se ha tenido que extender a casi todos
los usos: ya ha calado en la conciencia de todo el
mundo que no se pueden compartir cepillos de
dientes, cuchillas de afeitar, agujas y jeringuillas
(hace tan sólo veinte años no había misterios para
la asepsia, pero ni las agujas ni las jeringuillas
eran desechables); que no se puede ir por el mundo
intercambiando secreciones como si tal cosa, sin
ningún género de protección; que los alimentos han
de estar protegidos de gérmenes. |