LURDES
La forma original de
este topónimo es Lorde, palabra vasca que significa altura
prolongada en pendiente o costera. Lourdes es el nombre de
una ciudad del Pirineo francés; su forma españolizada es Lurdes.
Se adoptó como nombre propio de persona, al igual que tantos otros topónimos,
a partir de las apariciones de la Virgen a Bernardette Soubirous en el año
1858.
La Virgen de Lurdes
(Nuestra Señora de Lurdes) es la advocación mariana más extendida en el
mundo cristiano. La razón de su renombre universal es que el santuario de
Lurdes (allí se construyó una de las iglesias más grandes del mundo)
está vinculado a la curación de toda clase de enfermedades. Es la versión
moderna de los famosos santuarios-sanatorio de la Grecia clásica, a los
que acudían los enfermos a curarse. Son innegables los miles de
curaciones prodigiosas que tienen lugar en Lurdes. El hecho es tan
incontrovertible que nadie lo discute, siendo la controversia únicamente
sobre si se trata de prodigios sobrenaturales o paranaturales. Por ello Lurdes
es el gran santuario-sanatorio de la cristiandad, y allí acuden
diariamente miles de enfermos a invocar el favor de la Virgen y a probar
el poder curativo de las aguas que allí manan.
Las apariciones de la Virgen
a Bernardette Soubirous (1844-1879), una niña de 14 años, en una de las
grutas que existen en las afueras de Lourdes, fueron el punto de partida
de esta advocación mariana. La primera tuvo lugar el 11 de febrero de
1858. A ésta siguieron otras 17, a las que acudían curiosos y creyentes.
Llegaron a reunirse en las últimas apariciones auténticas multitudes. A
instancias de la niña, "la Señora" que se le aparecía le
reveló, el 25 de marzo, que era la Inmaculada Concepción y le pidió que
se hiciera penitencia y se erigiera un santuario en su honor. Al mismo
tiempo, brotó una fuente, que proporciona hasta 100 000 litros de agua
diarios, en una hoya que excavó la niña.
Santa Bernardette Soubirous
(canonizada en 1933) era hija de un molinero. Las apariciones que
explicaba despertaron los recelos y la oposición tanto de las autoridades
civiles como eclesiásticas. Se la sometió a exámenes médicos para
comprobar su salud mental. Pero no hubo manera de frenar el fervor
religioso (relacionado sobre todo con las curaciones) que desencadenaron
las apariciones de Bernardette. El obispo de Tarbes emprendió una
investigación canónica que, en 1862, emitió un dictamen favorable, al
tiempo que autorizaba el culto público de la Virgen. En 1866 Bernardette
entró en la comunidad de hermanas de la caridad de Nevers. Desde 1882, se
estableció también una oficina médica, que aún sigue, para investigar
las diferentes curaciones que continúan produciéndose en la actualidad.
En 1891, León XIII fijó para el 11 de febrero la fiesta de Nuestra
Señora de Lurdes y, en 1907, dicha fiesta se extendió a toda la
Iglesia católica y con ella también el nombre, evocador de salud y
bendición. ¡Felicidades!