CONSOLACIÓN
Dos formas tiene
este bello nombre de mujer: Consolación y Consuelo, además de sus
hipocorísticos. Es el nombre de una nobilísima virtud, más valorada
antes que ahora; no porque no se necesite, que se necesita más que nunca,
sino porque nos hemos endurecido más y nos hemos resignado a vivir cada
uno su soledad dentro de la multitud.Consolatio es el origen
latino, formado por el prefijo con de compañía y de intensidad, más
el verbo solor, solatus sum, solari, que significa ya de por sí
consolar, reconfortar, alegrar... El sustantivo solatium derivado
de este verbo, del que obtenemos en español la palabra solaz, nos
da el valor más positivo de este nombre: recreo y consuelo del espíritu.
Se cree que el verbo solor procede del adjetivo solus, a, um.
Como fuere, el de Consuelo o Consolación es un nombre que hace pensar en
solidaridad, en fortaleza para reconfortar a quien lo necesita, en sosiego
y solaz para el espíritu. En ahuyentar la tristeza de la soledad.
Nuestra Señora
de la Consolación es
una advocación de la Virgen que no podía faltar entre las virtudes y los
méritos que se atribuyen a la Madre de Dios. En las letanías es invocada
todos los días por la Iglesia como Consolatrix afflictorum (Consuelo
de los afligidos), porque entre los papeles que los cristianos le han
asignado a la Virgen como Madre universal, está el de consolar a los que
gimen y lloran en este valle de lágrimas. Esta advocación no está
vinculada a ninguna imagen, aparición o milagro, sino a la necesidad que
siente la Iglesia de ofrecer a los fieles una Madre en el cielo que sea la
sublimación de las virtudes de todas las madres de la tierra. Las
Consuelos celebran su onomástica el domingo siguiente al 28 de
agosto, día en que se celebra la fiesta de Nuestra señora de la
Consolación y de Nuestra Señora de la Correa.
Consolación fue
el título de varios tratados filosóficos. Los más célebres son los de
Séneca, Cicerón, Plutarco y Boecio. Este último lo tituló
"Consolación de la Filosofía", y en él demuestra la necesidad
de que exista la Divina Providencia. Y es el nombre de numerosos lugares
geográficos. Recorrerlos todos sería una delicia. En Ciudad Real se fundó
una casa de postas con este nombre. En Pontevedra se llama también así
un predio del término municipal de La Estrada. En la provincia de Badajoz
un puerto de montaña, en los montes del término municipal de Herrera del
Duque, se llama de la Consolación. En la misma provincia se llama así un
riachuelo que desemboca en el río Valmayor. En México, en Perú, en
Filipinas, hay otros tantos lugares con este nombre. En Cuba existen dos
municipios separados por una cordillera, llamados Consolación del Norte y
Consolación del Sur. Tienen unos parajes extraordinariamente bellos. En
la Polinesia hay un grupo de islas que se llaman Consolación. En cuanto a
la otra forma del nombre, Consuelo, también está jaspeada la geografía
de habla hispana con localidades que lucen este bello nombre. La más
sorprendente, el puerto de Consuelo, en Chile, con una de las grutas más
fastuosas del mundo. La geografía, con los bellísimos lugares a los que
se ha bautizado con este nombre, es el mejor testigo de la profunda
admiración que inspira. ¡Felicidades!