EL ÁRBOL DE LA VIDA 

LA LEY DE LOS SACRIFICIOS DE COMUNIÓN

Claro que los sacrificios no son arbitrarios. Un pueblo se definía por su régimen alimentario y por su régimen reproductor; y en torno a ambas cosas giraba la legislación básica de todo pueblo, porque según qué comían y cómo, y según cómo se reproducían y organizaban el entramado causante y resultante de la reproducción, así era y vivía la sociedad, y así eran sus posibilidades de sobrevivir al acoso de sus competidores. 

Todos los fundadores de pueblos saben que la clave de la organización de la conducta es la comida, que según come un pueblo, así es. Por eso se regula minuciosamente la comida a través de los sacrificios: toda relación con Dios pasa por ellos, desde el nacimiento a la enfermedad y el pecado, que requieren expiación y purificación, hasta las grandes celebraciones de alegría. Todo se celebra con comidas: en los acontecimientos oscuros y en aquellos en que Dios figura como neto acreedor del hombre, también hay comida, pero se quema toda (holocausto) y el oferente no prueba bocado. 

En el otro extremo están los sacrificios de comunión, que tienen como primer objeto la alimentación; pero se convida en ellos a Dios y a sus sacerdotes. De Dios es la sangre de toda criatura, porque en ella está la vida, y la grasa, que es el fuego. Del sacerdote son el pecho de la víctima y la pierna derecha, porciones que mecerá éste ante el altar del Señor: “Entonces habló Moisés a Aarón y a sus hijos supervivientes Eleazar e Itamar, y dijo: ‘Tomad la oblación de grano que ha quedado de las combustiones en honor de Yahvé, y comedla sin fermentar cerca del altar, porque es cosa santísima.. La comeréis en lugar santo: es un derecho tuyo y de tus hijos sobre las combustiones en honor de Yahvé; así se me ha mandado. Y comeréis el pecho de la ofrenda mecida (balanceada) y la pierna de la porción sagrada la comeréis también en lugar santo tú y tus hijos y tus hijas contigo; porque como derecho tuyo y de tus hijos sobre los sacrificios os ha sido dado. Es tu porción en los sacrificios de comunión de los hijos de Israel. La pierna del balanceo y el pecho de la ofrenda los traerán junto con las grasas de las combustiones a fin de mecerlos como ofrenda mecida delante de Yahvé. Después serán para ti y para tus hijos contigo como estatuto perpetuo, tal como Yahvé ha mandado.” (Levítico 10,12-15). También las ofrendas por el pecado eran porción de los sacerdotes. 

Es que la comunidad construía su vida en común especialmente a partir de la comunión, es decir de las comidas en común y de los sacrificios también en común. La verdad es que se ha ido encogiendo el ámbito de la vida en común al tiempo que se ha ampliado el de la vida privada. Las multitudes han crecido, pero las comunidades se han depauperado. Se han reducido las comidas en la cada vez más escueta comunidad doméstica para hacer buena parte de estas comidas, que ya no tienen nada de sagrado ni de ritual, en comedores públicos. Pero no es para comer en comunidad, sino para hacerlo más aisladamente aún. 

Paradójicamente lo más parecido a los antiguos sacrificios de comunión es la Comunión o Eucaristía. En ella se comparten junto con el alimento, la fe, la esperanza y la caridad, que son los principales vertebradores de la comunidad.

  Indice