NATALIA
Natalis, natale es
la palabra latina de la que procede nativitas, que se
transformará en "Natividad" y "Navidad"; procede de nascor,
nascere, natus, que significa nacer. "Natal" es el adjetivo con
que nos referimos a todo aquello que tiene que ver con el
nacimiento, considerado tan importante en todas las culturas, que en
todas se celebra con gran alegría no sólo el hecho de haber nacido,
sino además cada año el recuerdo de esa fecha.
En nuestra cultura
queda concentrada en la Navidad la celebración colectiva de la gran
inyección de vitalidad, de ilusión, de generosidad, de esperanza,
que representa cada nuevo nacimiento. Por eso Natalia suena a
Navidad y a todo lo que ésta lleva consigo. Es un nombre tierno y
gozoso. Siendo de hechura occidental, se usa bastante más en países
más orientales, como ocurre con Cristian, aunque el progresivo
hermanamiento de todas las culturas ha hecho descender este nombre
hacia occidente.
Santa Natalia (o
Sabigotho) de Córdoba nació en esta ciudad alrededor del 825, en
plena dominación musulmana. Reinaba entonces el emir Abderramán II,
que creyendo que con ello amansaría el carácter levantisco de los
cristianos, desató contra éstos una persecución que enconó aún más
el problema que quiso resolver. En efecto, acabó imponiéndose la
provocación religiosa contra los musulmanes, a sabiendas de que ésta
acababa siempre en martirio.
Fue el caso de
Natalia, que nació de padres mahometanos. Pero muerto el padre
siendo aún muy pequeña la niña, casó la madre en segundas nupcias
con un cristiano, que logró convertirla. Natalia fue educada, pues,
cristianamente y casada con Aurelio, también cristiano pero en la
clandestinidad, para evitar las persecuciones. Pero habiendo
asistido al martirio de Juan, creyeron ambos esposos que tenían que
ser más valientes y practicar su religión en público para animar a
los demás cristianos, evitando así que se pasaran al islamismo, la
religión oficial en aquel momento y lugar. Pronto les tocó a ellos
el turno del martirio. Fueron prendidos por los ministros del
gobernador y conducidos a prisión. Allí intentaron por todos los
medios jueces y verdugos, que renegasen de su fe.
Pero ni las
promesas ni las torturas pudieron con ellos, por lo que finalmente
fueron degollados el 27 de julio del 852. Sus cuerpos fueron
sepultados y venerados por los cristianos; pero estando muy poco
seguros en Córdoba, Carlos el Calvo se ocupó de trasladar
seis años más tarde (852) a San Germán (París) el cuerpo de san
Aurelio y la cabeza de santa Natalia.
Otra santa Natalia
floreció en Constantinopla. Era esposa de san Adrián, con quien
recibió la palma del martirio en los primeros años del siglo IV. Su
fiesta se celebra el 1 de diciembre, mientras la de la santa
cordobesa está señalada el