En latín Marcellus, diminutivo
de Marcus, que significa martillo. Al haberse cruzado marcellus con martellus en
el bajo latín para llegar a "martillo", se han mezclado las raíces marc- (martillo)
y mart-(Marte); y como a todo el mundo le gusta tener unos
antepasados y homónimos ilustres, los que llevan los nombres de Marco,
Marcelo, Marcelino y afines, ven también a Marte, Dios de la guerra, en los
orígenes de su nombre. Una sociedad tan belicosa como la romana era normal
que tuviese a este dios en un lugar privilegiado del Olimpo, y le concediese
en el firmamento uno de los planetas más próximos, Marte, el planeta rojo, y
le dedicase el tercer mes del año (Marzo) y el tercer día de la semana
(Martes), después de los días del Sol y de la Luna. Los Marcelos pueden
entender, pues, su nombre como diminutivo de martillo o de Marte. Este fue
un nombre sumamente apreciado en Roma y se ha mantenido vigente hasta la
actualidad, en que se abre camino el interés por los nombres singulares.
San Marcelo I papa
era romano de origen. Fue el sucesor de san Marcelino, tras cuatro años de
vacante de la sede episcopal de Roma, a causa de la implacable prsecución de
Diocleciano. Al hacerse cargo Majencio del gobierno de Italia, siguió una
política de tolerancia con los cristianos, lo que propició la elección del
nuevo obispo de Roma, que tuvo lugar según el catálogo liberiano, en la
primavera del 308. En el año escaso que duró su pontificado resolvió
importantes problemas administrativos, entre ellos el de los cementerios,
que debido a la multitud de mártires que producían las persecuciones,
exigían una dedicación importante. Creó el nuevo cementerio de la Via
Salaria. Los cristianos rehabilitados (lapsi), los que flaquearon
ante la presión de los perseguidores y luego, cuando llegó el tiempo de
bonanza se arrepintieron, se le amotinaron porque no aceptaron cumplir la
penitencia establecida por la tradición antes de ser readmitidos en la
iglesia. Los tumultos que levantaron estos cristianos fueron el pretexto que
empleó la autoridad civil para acusar al papa Marcelo de haber reorganizado
la comunidad cristiana de Roma, que seguía estando fuera de la ley. Le
condenaron, pues, al destierro, donde murió el 16 de enero del 309.
Los Marcelos suelen
celebrar su onomástica el 16 de enero, fecha en que se celebra san
Marcelo papa. Pero alcanza a 18 el número de santos que conmemora la Iglesia
con el nombre de Marcelo, entre ellos san Marcelo de Apamea, obispo y mártir
(su fiesta se celebra el 14 de agosto), San Marcelo de Aviñón, obispo (su
fiesta el 9 de abril) y san Marcelo mártir (su fiesta, el 4 de septiembre).
Tres cónsules de Roma y un tribuno se llamaron Marcelo Claudio; un general
romano de la gens Claudia y un pretor se llamaron Marcelo Marco
Claudio; fue célebre el jurisconsulto Marcelo Lucio Ulpio, que gobernó la
Gran Bretaña en tiempos del emperador Cómodo. Se distinguió por su rectitud.
Dejaron también su huella en la historia el médico del siglo IV Marcelo
Empírico, y el del siglo XV Marcelo de Cumas. Un nombre, el de Marcelo, que
ha hecho honor a su significado y que ha abundado en grandes hombres en
santidad, en poder y en ciencia. ¡Felicidades!