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LOS PERSONAJES : Qui�nes eran y qu� representan los Reyes Magos
 


 

En el Evangelio de Mateo se cuenta que "Nacido Jes�s en Bel�n de Judea, en tiempo del rey Herodes, unos magos que ven�an del Oriente se presentaron en Jerusal�n, diciendo: ��D�nde est� el Rey de los jud�os que ha nacido? Pues vimos su estrella en el Oriente y hemos venido a adorarle.� En oy�ndolo, el rey Herodes se sobresalt� y con �l toda Jerusal�n. Convoc� a todos los sumos sacerdotes y escribas del pueblo, y por ellos se estuvo informando del lugar donde hab�a de nacer el Cristo. Ellos le dijeron: �En Bel�n de Judea, porque as� est� escrito por medio del profeta: Y t�, Bel�n, tierra de Jud�, no eres, no, la menor entre los principales clanes de Jud�; porque de ti saldr� un caudillo que apacentar� a mi pueblo Israel.� Entonces Herodes llam� aparte a los magos y por sus datos precis� el tiempo de la aparici�n de la estrella. Despu�s, envi�ndolos a Bel�n, les dijo: �Id e indagad cuidadosamente sobre ese ni�o; y cuando le encontr�is, comunic�dmelo, para ir tambi�n yo a adorarle.� Ellos, despu�s de oir al rey, se pusieron en camino, y he aqu� que la estrella que hab�an visto en el Oriente iba delante de ellos, hasta que lleg� y se detuvo encima del lugar donde estaba el ni�o. Al ver la estrella se llenaron de inmensa alegr�a. Entraron en la casa; vieron al ni�o con Mar�a su madre y, postr�ndose, le adoraron; abrieron luego sus cofres y le ofrecieron dones de oro, incienso y mirra. Y, avisados en sue�os que no volvieran donde Herodes, se retiraron a su pa�s por otro camino." (Mt 2, 1-12).

 

Al leer esto solo se sabe que los magos eran varios, no sabemos �l numero, y que adoraron al ni�o Jes�s ofreci�ndole presentes y luego de un sue�o se volvieron a su patria. �C�mo entonces pasaron de magos a reyes?, �magos de que?, �reyes de donde y por que?. En el texto de Mateo no se responde a nada de ello, tampoco en el resto del Nuevo Testamento. En un principio su numero era indeterminado. Las representaciones art�sticas son las que le fueron dando su actual numero y apariencia. En el siglo III se los representaba como dos, en las catacumbas romanas hasta el siglo IV aparec�an dos o cuatro magos, seg�n los casos; la media docena tampoco falt� en algunas pinturas.

 

En la iglesia siria y armenia se defendi� la docena de magos puesto que, seg�n ellas, los magos prefiguraban los doce ap�stoles y representaban a cada una de las tribus de Israel. Para la iglesia copta (de Egipto) eran sesenta y citaban los nombres de mas de una docena de ellos. Finalmente en el primer cuarto del siglo III, el citado Or�genes afirmo que los magos hab�an sido solo tres, despu�s de todo Mateo solo sita tres presentes. En el siglo IV, de modo progresivo, comenz� a prevalecer el n�mero de tres. Durante los dos primeros siglos solo fueron magos, el "reyes magos" vendr�a despu�s. Como la practica de la magia estaba prohibida por los textos b�blicos y el concepto de magos adquiri� r�pidamente un significado peyorativo, no se considero edificante que sujetos de tan dudosa reputaci�n deambulasen por el portal de Bel�n. Ya en el siglo III, esta imagen fue abolida por el te�logo Quinto Tertuliano (c. 160-220), que fue el primero en denominarlos reyes, �l dijo "se ha sostenido que los Magos eran reyes de Oriente".

 

Nadie hab�a sostenido tal cosa antes de �l, pero eso era un detalle sin importancia para un cristiano consiente de su deber. Sus nombres no aparecieron sino hasta el siglo VI. Aparecen en un mosaico bizantino del 520 aproximadamente localizado en Ravena, Italia. En el figura una leyenda sobre los tres magos que dice "+SCS BALTHASSAR +SCS MELCHIOR + SCS GASPAR", eso es, sagrad�simos o venerad�simos Baltasar, Melchor y Gaspar. El primero es Baltasar, de 30-40 a�os, con barba oscura, lleva en sus manos un recipiente para mirra; Melchor, como de 20-25 a�os y sin barba, transporta una bandeja para incienso; y Gaspar de mas de 50 a�os, con pelo y barba largos y blancos, presenta una canasta con oro. Todos son blancos, ninguno se ha convertido en negro. Otra descripci�n de los Reyes Magos da el erudito te�logo anglosaj�n Beda el Venerable (675-735) dice as�: "El primero de los magos fue Melchor, un anciano de larga cabellera blanca y luenga barba (...) fue �l quien ofreci� el oro, s�mbolo de la realeza divina. El segundo, llamado Gaspar, joven, imberbe, de tez blanca y rosada, honro a Jes�s ofreci�ndole el incienso, s�mbolo de la divinidad. El tercero llamado Baltasar, de tez morena" (no negro)", testimonio ofreci�ndole mirra, que significaba que el Hijo del hombre deb�a morir." Los tres nombres que se les asigno son tan arbitrarios y ficticios como los que se les dio en otra parte del orbe cristiano: Apellicon, Amerim y Serakin entre los griegos; Kagpha, Badalilma y Badadakharida en Siria; Ator, Sater y Paratoras en Etiop�a, etc. Sus supuestas edades no fueron menos irreales y cambiaban substancialmente en funci�n de los gustos particulares de cada artista que los representaba. Finalmente, en el siglo XV, Petrus de Natalibus fij� que Melchor tenia sesenta a�os, Gaspar cuarenta y Baltasar veinte. Baltasar no fue negro hasta el siglo XVI. En este siglo las nuevas necesidades ecum�nicas de la Iglesia cat�lica llevaron a implantar un simbolismo in�dito, identificando a los tres magos con los tres hijos de No� (Sem, Cam y Jafet) que, seg�n el Antiguo Testamento, representaban las tres partes del mundo y las tres razas humanas que lo poblaban, seg�n se cre�a en esos d�as. De este modo, Melchor, el anciano de cabello y barba canos, pas� a simbolizar a los herederos de Jafet, eso es a los europeos, y ofreci� al Ni�o divino el noble oro; Gaspar, rubio y lampi�o, representar�a a los semitas de Asia y su don era el preciado incienso; Baltasar, negro y barbado, personificar�a a los hijos de Cam, los africanos, participando de la adoraci�n universal con su entrega de mirra. Los americanos o los chinos y japoneses, hubo que ignorarlos porque no se pod�an inventar nuevos reyes y menos inventarles nuevos hijos a No�. El �nico intento fue el de una pintura portuguesa en la cual se remplazaba al rey negro Baltasar por un jefe indio amaz�nico. El festejo de los reyes magos no se conmemoro sino hasta el siglo V en Occidente. Se eligi� el d�a 6 de enero para conmemorar la Epifan�a, la manifestaci�n de Jes�s al mundo a trav�s de los reyes magos, su bautizo en el Jord�n y el milagro de las bodas de Canaan. La tradici�n de los Reyes Magos como generosos proveedores de juguetes y regalos a los ni�os es relativamente reciente y solo fue adoptada por algunos pa�ses latinos. Los reyes no comenzaron a traer juguetes a los ni�os hasta mediados del siglo XIX, con anterioridad sus regalos se limitaban a cosas relacionadas con la vida cotidiana. Gaspar era el encargado de repartir golosinas, miel y frutos fresco; Melchor tend�a mas a lo practico y su fuerte eran la ropa o zapatos; Baltasar jugaba el peor papel al tener que ocuparse de castigar a los ni�os traviesos dej�ndoles carb�n o le�a por todo regalo, s�mbolo del pensamiento racista. Para poder llevar a cabo su labor con justicia los reyes magos dispon�an de la ayuda de unos duendes que espiaban a los ni�os y les contaban a sus jefes hasta los m�s m�nimos detalles de su comportamiento. La costumbre exige a los ni�os a poner los zapatos limpios la noche de Reyes para recibir junto a ellos, durante la madrugada, los regalos de los magos. Y tambi�n tienen que dejarle paja o pasto y agua para los camellos.

Los pajes reales

Los Reyes Magos son tres, pero los ni�os que escriben sus cartas pidiendo juguetes son millones. �C�mo solucionar este problema? Muy sencillo, gracias a los pajes, esos criados que hist�ricamente han sido siempre los fieles ayudantes de sus amos, en este caso, los Reyes Magos. Los pajes son los encargados de preparar las visitas de los Reyes Magos a las diferentes ciudades y pueblos, de organizar las cabalgatas, de dirigir a los camellos, cuidarlos y darles de comer, de leer las cartas y ordenarlas, y de ayudar a los Reyes Magos a entregar los regalos. Sin personajes an�nimos como los pajes o los elfos, tened por seguro que las Navidades no ser�an como son ahora.

San Nicolas vestido de obispo

 

San Nicol�s naci� alrededor del a�o 280 en Patara, una ciudad del antiguo distrito de Licia, en Asia Menor, en el sudoeste de la actual Turqu�a. Era hijo de una familia adinerada y gozo de una buena educaci�n. A la muerte de sus padres regal� todos sus bienes y se encamino hacia la vida religiosa, ingresando en el monasterio de Si�n. Fue ordenado sacerdote a los 19 a�os por su t�o, el arzobispo de Myra, al que muy pronto sustituyo en el cargo tras su deceso. Gran defensor de los dogmas cat�licos, falleci� siendo arzobispo de Myra cerca del a�o 350. Fue llamado obispo de los ni�os, por su amor a los peque�os, y se hizo muy popular por su gran generosidad y amabilidad para con los mas necesitados y los ni�os, a quienes hizo beneficiarios de su fortuna personal.

Su fama se extendi� mas all� de las fronteras de su regi�n y comenz� a ser protagonista de gran cantidad de leyendas, atribuy�ndosele desde salidas nocturnas para repartir regalos entre quienes lo necesitaban, hasta milagros como el de calmar una tempestad y resucitar a un marinero egipcio. De entre todos los relatos legendarios acerca de san Nicol�s destacan dos historias: una, conocida como la de las tres hermanas, es la base sobre la que se construy� el mito que le convertir� en generoso repartidor de regalos; la otra llamada de los tres hermanos, le hizo acreedor al titulo de patr�n protector de los ni�os.

La primera leyenda cuenta lo siguiente: En la ciudad de san Nicol�s, Patara, hab�a tres ni�as que no se pod�an casar, ya que su padre estaba arruinado y no tenia dinero para sus dotes, raz�n por la cual el hombre hab�a decidido venderlas a medida que alcanzaran la edad de ser desposadas. San Nicol�s se entero de esto y corri� a darle una bolsa llena de monedas de oro en secreto a la mayor, para su dote. Otro tanto sucedi� con la segunda y la tercera a medida que llegaron a la edad matrimonial. Seg�n la leyenda san Nicol�s, para mantener el secreto, tiraba la bolsa con el oro a trav�s de una ventana y la envocaba en uno de los calcetines que la ni�a en cuesti�n colgaba para que se secase en la chimenea. A la tercera de las ni�as le reconocieron, con lo que se hizo famoso por ello. En la segunda leyenda, la de los tres hermanos, san Nicol�s, que iba de viaje, se detuvo en una posada a pernoctar y, mientras descansaba, so�� que se comet�a un terrible crimen en esa hoster�a: tres hermanos muy j�venes y ricos que estaba alojados ah� tambi�n, hab�an sido asesinados por el due�o con el fin de robarles sus pertenencias. Al despertar, san Nicol�s, encar� al posadero y lo obligo a confesar su crimen, que no era el primero, hab�a hecho lo mismo con otros clientes a los que hab�a troceado y puesto en salmuera, para, finalmente, servirlos a sus clientes como salaz�n de cerdo. Los tres ni�os que todav�a no hab�an sido troceados son resucitados por el santo. Estas dos leyendas y muchas mas le dieron fama en Europa. Los vikingos lo adoptaron como santo patrono, y de ellos paso a Rusia donde se convirti� en santo nacional a principios del siglo X. Pero su fama se extendi� cuando sus huesos fueron robados de Myra por unos marineros que lo llevaron a la ciudad italiana de Bari, y puesto en la Iglesia de san Esteban. Apenas llegado ya empez� a obrar milagros y su fama corri� como el viento por toda Europa. Desde mediados del siglo XIII san Nicol�s repart�a los regalos y juguetes durante la noche del 5 al 6 de diciembre, pero tras la Contra Reforma cat�lica (1545-1563), surgi� otro personaje, Christkind, el ni�o Jes�s, que repart�a regalos en el d�a de Navidad. El avance de la tradici�n de los regalos del ni�o Jes�s forz� a que san Nicol�s pasara a entregar sus regalos el d�a 25. La adorable misi�n de repartir regalos a los ni�os en Navidad fue adoptada por toda Europa, y el personaje encargado de hacerlo fue desarroll�ndose a partir de la figura b�sica del san Nicol�s medieval mezclada con diferentes leyendas locales (como los gnomos, el padre invierno n�rdico, la bruja buena italiana, y otros mas). As� nacieron, por ejemplo, los legendarios Kolya (Rusia), Niklas (Austria y Suiza), Pezel-Nichol (Baviera), Semiklaus (Tirol), Svaty Mikulas (ex Checoslovaquia), Sinter Klaas (Holanda), Father Christmas o padre Navidad (Gran Breta�a), Santa Claus (EE.UU.), P�re No�l o padre Navidad (Francia)... y otras muchas variantes del mismo mito b�sico. Pero al gordinfl�n de barba blanca y vestido con un traje rojo ribeteado de blanco, que conduce por el aire un trineo de ocho renos transportando un saco lleno de juguetes, se lo debemos a las tradiciones holandesas y a los escritores y dibujantes de Nueva York, EE.UU. La Tradici�n de san Nicol�s arraig� de forma especialmente intensa en los Pa�ses Bajos a partir del siglo XIII. Se lo llego a nombrar santo protector de Amsterdam. Por aquellos d�as se lo representaba vestido con ornamentos eclesi�sticos, con barba blanca, montando en un burro, y llevando un saco o cesta con regalos para los ni�os buenos y un manojo de varas para los desobedientes. Mas tarde, hacia el siglo XVII sol�a llegar en un barco que se llamaba Spanje (Espa�a), con un caballo blanco, siempre acompa�ado de su fiel sirviente moro Zwarte Piet (Pedro el Negro), un siempre sonriente personaje que lleva un saco lleno de golosinas que es lo suficientemente grande como para que, cuando se queda vac�o, pueda meterse en el a todos los ni�os que se han portado mal durante el a�o y se los llevaba a Espa�a (un castigo horrible para la �poca, ya que estaban enemistados con Espa�a). Esta tradici�n familiar de san Nicol�s traspas� el Atl�ntico, en el siglo XVII, junto a los colonos holandeses que fueron a instalarse en la prometedora costa este de Norteam�rica. Los holandeses fundaron Nueva Amsterdam en la isla de Manhattan, que luego seria Nueva York. En este traspaso, Pedro en Negro se quedo en el continente, ya que desaparece de los festejos posteriores. Washington Irving amante del folclore europeo, escribi� su Historia de Nueva York en 1809, en la que describe la supuesta llegada del santo cada v�spera de San Nicol�s. Lo describe ya sin ropas de obispo y dejo de montar un caballo blanco para llegar en un corcel volador. Fue tan popular a ra�z de este relato que todos, incluso los colonos ingleses, festejaron la celebraci�n holandesa. El nombre fue derivando de san Nicol�s, Sinterklaas o Sinter Klaas hasta acabar siendo pronunciado como Santa Claus por los angloparlantes. Hab�a nacido un nuevo personaje, al que todav�a le faltaba para convertirse en el actual gordo bonach�n. El siguiente paso en la transformaci�n definitiva de san Nicol�s en Santa Claus ocurri� el d�a 23 de diciembre de 1823, cuando apareci� un poema en un diario de Nueva York, titulado Un relato sobre la visita de San Nicol�s. Reci�n en 1862 se supo que lo hab�a escrito Clement C. Moore, profesor de estudios b�blicos en Nueva York. En este poema se ensalz� el componente m�gico del Nicol�s de Irving y lo hizo m�s cre�ble. Cambio el trineo tirado por un caballo volador por uno tirado por renos. Lo describi� como un tipo alegre, gordo y de peque�a estatura, asimil�ndolo a un gnomo. Y lo mas decisivo fue que Moore situ� la llegada de Santa en la vigilia de Navidad, en lugar de suceder el 6 de diciembre. Gracias a este empuje, Washington Irving creo una sociedad literaria en honor al santo en 1835. La imagen del gordo Santa Claus la detall� al m�ximo el dibujante Thomas Nast, que por Navidad public� ilustraciones de Santa Claus en la revista Harper�s de 1860 a 1880. Nast a�adi� detalles como su taller en el polo norte y su vigilancia sobre los ni�os buenos y malos de todo el mundo. �l le dio el color rojo y su vestuario de pieles. A fines del siglo XIX y principios del XX la costumbre del san Nicol�s reinventado en Nueva York, se fue extendiendo por casi toda Europa. Fundo sus bases en Gran Breta�a como Father Christmas o Padre Navidad, y de ah� pasar�a a Francia bajo el nombre de P�re No�l o papa Navidad, del cual derivar�a Pap� No�l, como se lo conoce en Espa�a, Argentina y gran parte de Am�rica latina. En realidad no hizo mas que readaptarse a las antiguas costumbres de san Nicol�s u otros repartidores de regalos.

El Santa Claus de Thomas Nast

 

Pero finalmente fue la Coca-Cola la que le dio su actual aspecto en 1931. Para la campa�a publicitaria de la Navidad de este a�o, la Coca-Cola le encargo a Habdon Sundblom que remodelara el Santa Claus de Nast. �l creo un Santa Claus m�s alto, todav�a m�s gordinfl�n, aunque m�s simp�tico, con un rostro bonach�n, de ojos p�caros, chispeantes y amigables, con pelo cano y luenga barba y bigote, tambi�n blancos, sedosos y agradables.

La vestimenta mantuvo los colores rojo y blanco, que son los de la compa�ia, pero su traje se hizo m�s lujoso y atractivo. A la imaginaci�n de todas esas personas se debe nuestro actual repartidor de regalos. En realidad no hizo mas que readaptarse a las antiguas costumbres de san Nicol�s u otros repartidores de regalos, que se barajaban en los diferentes pa�ses del mundo.

Actualmente se lo hace oriundo de Hveragerdi, seg�n los islandeses, los noruegos dicen que vive en la ciudad de Drammen, mientras que los finlandeses (la mas aceptada) juran que e naci� y vive en Rovaniemi, todas estas son localidades tur�stica. Seg�n los finlandeses hace siglos, un primitivo Santa Claus (que ellos llaman Julemand) vestido con pieles de reno, dejaba los regalos tallados en hueso o madera en la puerta de cada casa donde viviera un ni�o. Pero ahora ese gigante generoso vive, desde hace 400 a�os, en un monte cercano a la ciudad de Rovaniemi. Todos sabemos que vive en el Polo Norte con muchos duendes que lo ayudan a fabricar todos los regalos que le piden los ni�os del mundo, y que reparte los regalos en un trineo volador tirado por los siete renos a los que llama Bailar�n, Saltador, Zalamero, Bromista, Alegre y Veloz, todos ellos liderados por Reno el de la nariz roja, que fue �l ultimo en integrarse al grupo. Otros dicen que son ocho y se llaman Doner y Cupid, que est�n cerca de Pap� Noel, Blitzer y Comet, Vixen y Prancer, y por ultimo Dasher y Dancer. Eso que se comenta que los regalos son dejados por los padres, es una terrible mentira que quise echar por tierra con esta biograf�a seria y concisa de Pap� No�l o como a ustedes les guste llamarlo.

El Caganer de Catalu�a

 

Es la figura m�s caracter�stica de los belenes de Catalunya y empieza a ser conocida poco a poco en todo el mundo. Presenta muy variadas tipolog�as: guardias civiles, reyes magos, papa noel, monjas, pastores, jugadores del Bar�a o el Espanyol, brujas, negros, legionarios romanos o bomberos, todos ellos realizando la misma acci�n defecadora. En general se le suele situar en una zona alejada del pesebre, detr�s de un arbusto, por ejemplo. Tradicionalmente se contru�an en arcilla, material muy fr�gil pero �ltimamente ya empiezan a verse versiones en pl�stico, m�s aptas para decorar la casa graciosamente todo el a�o sin miedo a que se rompa. Los Caganers aparecen ya en los pesebres catalanes a finales del siglo XVII, aunque no se hicieron populares hasta el XIX. �Su significado? Muy sencillo: con su abono enriquecen la tierra y proporcionan prosperidad para el a�o siguiente. Adem�s, dicen mucho del sentido del humor escatol�gico que tienen los catalanes. Se podr�a decir que, despu�s de Sant Jordi, el caganer es la figura m�s emblem�tica de la mitolog�a popular catalana. Y si a alguien le parece irreverente, que recuerde por ejemplo a Manneken Pis, el famoso ni�o me�n que lleva siglos haciendo de fuente en una plaza de Bruselas. Por otro lado, no hay que olvidar otra entra�able costumbre navide�a en Catalunya: el "Caga Ti�". Se trata de un tronco de �rbol que simboliza la naturaleza dormida durante el invierno, pero que al ser golpeado con una vara o bast�n defeca para abonar de nuevo la tierra y reiniciar el ciclo vital de la Naturaleza.

La historia de Rudolph

Rudolph fue creado en 1939 por Robert L. May, empleado de una cadena de tiendas de Chicago llamada Montgomery Ward. Le hab�an pedido una historia navide�a para promocionar la tienda, y Robert escribi� un poema sobre un reno inadaptado que con el tiempo se ha convertido en parte esencial del folklore de las Navidades. May se bas� en el cuento del Patito Feo y en su propia experiencia, ya que de peque�o hab�a sufrido en sus propias carnes las burlas de los dem�s porque era t�mido y canijo. As� surgi� el personaje de Rudolph, un reno despreciado por los dem�s renos por tener un defecto f�sico: una nariz roja que adem�s emit�a luz. El jefe de Robert tuvo dudas sobre el cuento, ya que la nariz roja era un s�mbolo demasiado relacionado con la bebida y los borrachos, aunque finalmente acab� dando su visto bueno. Se distribuyeron dos millones cuatrocientas mil copias de "Rudolph the Red-Nosed Reindeer". En 1946 ya se hab�an impreso seis milones de copias. En 1947, Robert consigue el copyright del cuento, que se imprime comercialmente, se representa en teatros y alcanza su m�xima fama cuando el hermanastro de Robert, Johnny Marks, crea las letras y la melod�a de una canci�n sobre el reno. La canci�n se graba en 1949 y vende la increible cantidad de dos millones de copias ese mismo a�o. Pero a�n hubo m�s. En 1964 se produce para TV un especial sobre Rudolph con tal �xito que todav�a se sigue emitiendo en la actualidad. La canci�n modifica algo el cuento original de Robert: En el cuento original, Rudolph vive en un vulgar pueblo de renos en un sitio inconcreto y es centro de burlas por parte de sus compa�eros. En la canci�n, el tema se edulcora, y Rudolph pasa a ser un reno de Santa Claus que vive en el polo norte y que destaca por ser responsable, seguro de s� mismo y con gran sentido del valor. Santa lo descubre casi por accidente: mientras repart�a los regalos de Navidad en casa de Rudolph, nota un extra�o resplandor que emanaba de la habitaci�n que �ste ocupa. Preocupado por las espesas nieblas, que causaban accidentes y retrasos a sus trineos, decide llev�rselo consigo para que le sirviese de faro y gu�a. Robert muri�, rico, en 1976.

Los elfos

 

No hablamos de hadas, ni de gnomos, ni de pixies. Hablamos de elfos, esos peque�os seres alegres, juguetones y algo traviesos que suelen ejercer de ayudantes de magos o de otros personajes, como Santa Claus. Su misi�n es la de fabricar, empaquetar y ayudar a repartir los juguetes. Se les podr�a considerar el equivalente cachondo de los pajes de los Reyes Magos.

Su origen se remonta a la mitolog�a Germ�nica y Vikinga, en la que ejerc�an de divinidades menores. Aparecen en gran cantidad de leyendas, en algunos casos como representantes de los parientes muertos, a los que se rend�a culto. Con la llegada del Cristianismo, los Elfos fueron relegados a demonios o a curiosidades del folklore, aunque lograron pervivir gracias a Papa Noel.

 

 

Los Santos Inocentes

 

Cuenta el evangelio seg�n San Mateo que unos Magos de Oriente preguntaban en Jerusal�n d�nde hab�a nacido el futuro rey de Israel para poder adorarlo. El rey Herodes, temeroso de que alguien pudiera reemplazarlo en el puesto de gobernante del pa�s, les pidi� a los Reyes Magos que cuando encontraran al Mes�as volvieran para decirle d�nde se encontraba. Los magos recibieron un aviso de Dios de que no volvieran a Jerusal�n. Herodes, enfurecido, orden� a sus soldados que mataran a todos los ni�os menores de dos a�os de la ciudad de Bel�n y alrededores. Y es en memoria de estas muertes sin sentido, que los cristianos celebran el d�a de los Santos Inocentes el 28 de diciembre. Este mismo d�a es tomado en Espa�a, Latinoam�rica y en diferentes pa�ses mediterr�neos como la jornada tradicional para efectuar bromas a seres que como aquellos ni�os inocentes, sin saber ni entender, tuvieron que aceptar su destino. En los pa�ses anglosajones se celebra el 1 de abril con el nombre de Fool's Day. Antiguamente, los pasteleros hac�an tortas saladas y se clavaban monedas en el suelo. En la actualidad, lo m�s usual es recortar un monigote de papel y pegarlo en la espalda de un transe�nte, que lo lleva sin enterarse. Algunos tambi�n tiran petardos o hacen bromas de mal gusto y en la TV o los peri�dicos aparecen noticias falsas.

 

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