NAVIDAD:
El origen de la fecha
El origen de la fecha
Los Evangelios no proporcionan
ayuda alguna acerca de la fecha del nacimiento de Cristo; seg�n sus datos,
nos encontramos con argumentos contradictorios. Parece imposible que el
censo se haya realizado en invierno: toda una poblaci�n no podr�a haberse
puesto en camino. Por otra parte, s� pudo haberse realizado en invierno;
pues s�lo durante esta �poca del a�o el trabajo en el campo era
suspendido. Pero, Roma no era tan considerada. Adem�s, las autoridades
difieren acerca de si los pastores sol�an cuidar sus reba�os y dejarlos
pastear durante las noches de la estaci�n de las lluvias.
El servicio en el templo de
Zacar�as
Los argumentos que se basan en
el ministerio en el templo de Zacar�as, no son de fiar, aunque, los
c�lculos sobre su antig�edad (ver m�s arriba) han sido reavivados de una
manera m�s complicada, por ejemplo por Friedlieb (Leben J. Christi des
Erl�sers, M�nster, 1887, p�g. 312). Se dice que, las veinticuatro clases
de sacerdotes jud�os serv�an en el Templo, cada una, durante una semana;
Zacar�as pertenec�a a la octava clase, los Abia. El Templo fue destruido
en el a�o 9 Ab, 70 d. C.; la tradici�n rab�nica tard�a dice que la primera
clase, los Jojarib, estaban sirviendo entonces. De estos datos poco
fiables, asumiendo que Cristo naci� el a�o 79 A.U.C., y que en ning�n
momento, de esos setenta turbulentos a�os, la sucesi�n semanal fall�, se
calcula que la octava clase sirvi� durante la semana del 2 al 9 de octubre
del a�o 748 A.U.C., por lo que se deduce que la concepci�n de Cristo fue
en marzo, y su nacimiento en diciembre. Kellner (op. cit., pp. 106, 107)
declara que es muy poco serio calcular la semana que Zacar�as estuvo
sirviendo en el Templo partiendo de cualquier referencia anterior o
posterior.
Analog�a con las fiestas del
Antiguo Testamento
Parece imposible poder
relacionar la analog�a que existe entre la Pascua y Pentecost�s jud�as,
con la Pascua y Pentecost�s cristianas, con la Navidad y la fiesta de los
Tabern�culos, como lo hizo, por ejemplo, Lightfoot (Hor� Hebr, et Talm.,
II, 32), argumentando desde las profec�as del Antiguo Testamento, por
ejemplo la de Zacar�as 14, 16 ss,; combinando, adem�s, la muerte de Cristo
ocurrida en Nisan, con la profec�a de Daniel de un ministerio de tres a�os
y medio de duraci�n (9, 27), declara que el nacimiento se realiz� en Tisri,
�septiembre. Esto es tan poco feliz como relacionar el 25 de diciembre con
la fiesta Oriental (Diciembre) de la Dedicaci�n (Jos. Ant. Jud., XII, VII,
6).
Natalis Invicti
La conocida fiesta solar del
Natalis Invicti, celebrada el 25 de diciembre, ejerci� una fuerte
influencia sobre nuestra fecha Navide�a. Para conocer la historia del
culto solar, su importancia en el Imperio romano, y su sincretismo con el
Mitra�smo, v�ase la obra de Cumont "Textes et Monuments" etc., I, ii, 4,
6, p�g. 355. Mommsen (Corpus Inscriptionum Latinarum, 1_, p�g., 338), en
la que ha recogido datos sobre esta fiesta, la cual lleg� a su punto
m�ximo de popularidad bajo Aureliano, el 274. Filippo del Torre, en 1700,
advirti� su importancia; habr�a que subrayar que, como ya se ha dicho, sin
la adici�n en el Calendario de Filocalo. Nos ser�a imposible aqu�, el
poder perfilar la historia e idioma del simbolismo solar aplicado a Dios,
el Mes�as y a Cristo, tanto en los can�nicos jud�os o cristianos, en la
patr�stica, o obras de devoci�n. Los himnos y oficios de Navidad abundan
en esto; Cumont ha delineado bien los textos (op. cit., addit. Nota C,
p�g. 355).
El primer texto conocido que une
o relaciona el nacimiento de Cristo y el del sol, lo tenemos en Cipriano,
"De pasch. Comp"., xix, "O quam pr�clare providentia ut illo die quo natus
est Sol� nasceretur Christus". � "�Oh, qu� maravillosamente actu� la
Providencia, que en el d�a en el que naci� el Sol� Cristo deb�a nacer".
�En el siglo cuarto, Cris�stomo, en su obra "del Solst. Et �quin". (II,
p�g., 118, ed. 1588), dice: "Sed et dominus noster nascitur mense
decembris� VIII KAL. Ian� Sed et Invicti Natalem appelant. Quis utique tam
invictus nisi dominus noster?� Vel quod dicant Solis esse natalem, ipse
est Sol iustiti�". � "No obstante, Nuestro Se�or, tambi�n nace en el mes
de diciembre� en la octava antes de las calendas de enero [25 diciembre]�,
Pero ellos lo llaman el "Nacimiento del Invencible". �Qui�n hay que sea
tan invencible como Nuestro Se�or�? O, si ellos dicen que es el d�a del
nacimiento del Sol, �l es el Sol de Justicia". Ya Tertuliano (Apol., 16;
cf. Ad. Nat., I, 13; Orig. c. Cels., VIII, 67, etc.) tuvo que afirmar que
el Sol no era el Dios de los cristianos; Agust�n (Tract. XXXIV, in Joan.
En P. L., XXXV, 1652) denuncia la identificaci�n her�tica entre Cristo y
el Sol. El Papa Le�n I (Serm. XXXVII in nat. dom., VII, 4; XXII, II, 6 en
P. L., LIV, 218 y 198) reprocha duramente los remanentes del culto solar
�los cristianos, en la misma puerta de la bas�lica de los Ap�stoles, se
voltean para adorar al naciente sol. El culto al sol ha legado rasgos en
el culto popular moderno en Armenia, en donde los cristianos dieron en la
antig�edad, de manera temporal y externa, culto al sol material (Cumont,
op. cit., p�g. 356). Debemos considerar aqu�, que incluso al "bautizar" de
manera deliberada y leg�tima una fiesta pagana, no tuvo otro significado
que el de la necesidad de transferir la supuesta fecha. El "nacimiento en
la monta�a" de Mitra y el de Cristo en una "gruta" no tienen nada en
com�n: la adoraci�n de Mitra por los pastores (Cumont, op. cit., I, II, 4,
p�g., 304 ss.) fue tomada prestada de las fuentes cristianas, y no
viceversa.
Otras teor�as de origen pagano
El origen de la Navidad no debe
buscarse en los Saturnales (1-23 de diciembre), ni tampoco en el santo
nacimiento a media noche de Eleusis (v�ase J.E. Harrison, Prolegom., p�g.
549) con su probable conexi�n a trav�s de Frigia, con los herejes nasenos,
o con la ceremonia alejandrina citada anteriormente; ni tampoco con los
ritos an�logos al culto del solsticio de invierno en Delphi, cuna de
Dionisio, con su revocaci�n desde el mar a un nuevo nacimiento (Harrison,
op. cit., 402 ss.).
La teor�a astron�mica
Duchesne (Les origines du culte
chr�tien, Par�s, 1902, 262 ss.) nos presenta la teor�a "astron�mica", en
la que, tomando el d�a 25 de marzo como el de la muerte de Cristo
[hist�ricamente imposible, pero tan antigua como Tertuliano (Adv. Jud.,
8)], el instinto popular, el cual quiere conocer con exactitud el n�mero
de a�os de una vida Divina, pone Su concepci�n en esa misma fecha, siendo
Su nacimiento el 25 de diciembre. Esta teor�a se apoya en el hecho que
algunos montanistas (Sozomeno, Hist. Eccl., VII, 18) celebraban la Pascua
el 6 de abril; as�, tanto el 25 de diciembre y el 6 de enero son
simult�neamente explicados. Es m�s, el c�lculo sigue en su totalidad los
argumentos basados en el n�mero y en la "conveniencia" de la astronom�a,
en aquella �poca muy popular. Desgraciadamente, no existe evidencia
contempor�nea alguna sobre la celebraci�n en el siglo cuarto de la
Concepci�n de Cristo, en el d�a 25 de marzo.
Conclusi�n
El presente escritor se inclina
a pensar que, estando el origen de esta fiesta en Oriente o Occidente, y a
pesar de la abundancia de fiestas an�logas celebrando el solsticio de
invierno, �stas pueden haber ayudado, aunque de manera imprecisa, en la
elecci�n de la fecha de diciembre, de la misma manera que cuando se fij�
la fecha del Natalis Invicti en el solsticio de invierno, aparte de la
adaptaci�n deliberada o de curiosos c�lculos, para fijar en ese mismo d�a
la fiesta cristiana.
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