Santos del día 5 de
Septiembre
Lorenzo Justiniano,
Bertino, Rómulo, Victorino.
LORENZO
Su forma latina es Laurentius, un
derivado de laurus, que significa "laurel", la planta que
simbolizaba la gloria y la inmortalidad. Por eso se coronaba a los
vencedores (tanto militares, como deportivos, como literarios) con la
corona de laurel. Derivado de laurus se formó el nombre de Laurentum,
antigua ciudad del Lacio. Al habitante de esta ciudad se le llamaba Laurens o Laurentus. De
este gentilicio se formó el nombre propio Laurentius, que
traducimos como Lorenzo.
Este nombre nos habla del laurel y de
todo lo que con esta planta sagrada se simboliza: la inspiración, la
buena fortuna, la gloria, la victoria. En la Edad Media se empleaba el
laurel en las universidades para coronar a los poetas, a los artistas y
a los sabios. Y en el deporte se ha usado siempre para coronar a los
vencedores. El nombre de Lorenzo se ha llevado mucho en España. El gran
san Lorenzo del siglo III, el que murió en las parrillas, fue español
sin ninguna duda. Este es un nombre muy popular. Nos recuerda su
popularidad la canción esa que dice: "El sol se llama Lorenzo y la
luna Catalina..."
San Lorenzo nació
muy probablemente en Huesca. Conocemos el nombre de sus padres: Orencio
y Paciencia. Sabemos que sustituyó a Sixto como primer diácono (servidor
de los pobres) cuando éste fue elegido papa. Sabemos también que sufrió
el martirio tres años más tarde que éste. Cuentan sus hagiógrafos que el
emperador Valeriano le exigió a Lorenzo que entregara los bienes de la
Iglesia, pues él era el que los administraba en el socorro de los
pobres. Ante la insistencia del emperador para que ejecutara sus
órdenes, le pidió tres días para poder recogerlos. Reunió Lorenzo en
estos tres días a todos los pobres, viudas y huérfanos a los que la
Iglesia socorría, y con ellos se presentó a Valeriano y le dijo: "He
aquí todas las riquezas de la Iglesia; a su servicio están todos los
bienes que la caridad de los ciudadanos de Roma pone en nuestras manos."
Se sintió afrentado el emperador por este gesto de Lorenzo, por lo que
mandó quemarlo en unas parrillas. Cuenta la tradición que sufrió con una
gran serenidad tan cruel martirio, de manera que cuando estuvo bien
quemado de un lado, dijo a sus verdugos: "ya podéis darme la vuelta, que
de este lado ya estoy asado." Se cree que esto ocurría el 10 de agosto
del 258, 259 o 260. Esta es la fecha en que los Lorenzos suelen celebrar
su onomástica, aunque pasan de la decena los santos de este
nombre. Italia y España son los países en que más ha florecido el culto
al santo. En Roma tiene dedicadas nueve iglesias. En España las
catedrales de Huesca y de Burgos y el monasterio de San Lorenzo de El
Escorial erigido por Felipe II para conmemorar la victoria de San
Quintín. También la iconografía es abundantísima. Fra Angélico, Ribera,
Zurbarán, Memling, Andrés de la Robbia, Bernini y otros han representado
al santo en sus lienzos o en sus esculturas.
Estamos ante un nombre importante de
verdad. Está emparentado con los laureles y con la inspiración; es
también el nombre del Sol, que no es poco. Tiene un santo patrón
valiente, generoso e ingenioso. Y ha gozado de un culto cuya obra cumbre
es el monasterio de El Escorial, nada menos que la octava maravilla.
¡Felicidades!