SANTORAL-ONOMÁSTICA
Santos del
día 25 de Noviembre
Domingo de
Cristo Rey, Moisés presbítero; Audencio, Difánogo, Erasmo, Finán,
Jocunda y Pasarión confesores; Catalina, Mercurio y Maurino mártires.
ERASMO
Afortunado quien
lleva este nombre, ennoblecido por el humanista más grande de todos los
tiempos. Procede del griego erasmioV (amable,
deseado).
Erasmo de
Rotterdam nos abrió la puerta del nuevo mundo intelectual al tiempo que
Cristóbal Colón nos abría de par en par todo un continente que obraría el
milagro de descongestionar una Europa que estaba ya consumiéndose a sí
misma. Cuando parecía que estaba agotado el Renacimiento y que ya no podía
ofrecer nada nuevo, he aquí que el joven Erasmo, cuyo principal bagage era
haberse dedicado al latín primero y más adelante al griego con una
brillantez que tarda siglos la humanidad en repetir, con ese solo bagaje se
encontró siendo el gozne de la puerta de la Edad Moderna.
El año
1500 edita los Adagios, una colección de sentencias, locuciones y
frases hechas, sacado todo ello de los clásicos latinos. Esta obra le hace
sumamente popular. El latín era lo que hoy es el inglés, la lengua de
comunicación universal, y sobre todo la lengua en la que se transmitía el
saber, la que se hablaba por tanto en todas las universidades. Pero era tan
sólo una lengua funcional, que había perdido su belleza y su fuerza. Erasmo
se dedicó a hacer un vaciado sistemático de toda la sabiduría y la gracia de
los clásicos latinos. En la edición de 1508 son ya 4.200 las sentencias,
locuciones y adagios que recoge. Continuando el vaciado sistemático de los
clásicos, edita las Parábolas o Símiles, en que recoge hasta 1.856
locuciones aplicables a los objetos que existen en la naturaleza o en la
vida común, sacadas de Aristóteles, de Plutarco, de Plinio y de otros
autores; y completando la trilogía edita las Apophtehegmata en 1531,
en que recoge una colección de anécdotas sacadas principalmente de Plutarco
y Luciano.
Erasmo era
de una inteligencia privilegiada y aguda, de una capacidad analítica y por
tanto crítica, prodigiosa; dotes que usó generosamente en todos los temas
que trató, que no fueron pocos. Empezó por la crítica mordaz de la vida que
llevaban los monjes, en la obra "De Contemptu Mundi" (Del Desprecio del
Mundo; es de destacar que toda su obra está escrita en un latín de
altísimo nivel, y con citas en griego) y siguió con "Sórdida opulentia",
"Institutio Príncipis Christiani", y así una inacabable colección de los
temas más diversos (a destacar su Elogio de la Locura) cuyo
denominador común fue el de criticar duramente, pero de forma creativa. Se
podría decir, resumiendo, que trituró la cultura cristiana en que estaba
inmerso y la cultura clásica que rescató, para hacer con ellas una mezcla
digerible por el nuevo mundo que se estaba formando. El resultado fue un
nuevo movimiento cultural del cual se precia todavía hoy medio mundo: el humanismo.
San
Erasmo mártir.
Dos veces sufrió martirio: una en Antioquía a manos de Diocleciano. Y otra
en Apulia (Italia), donde fue trasladado por un ángel, cayendo allí en manos
de Maximiano, que le administró una dolorosa muerte.