SANTORAL-ONOMÁSTICA
Santos del
día 24 de Noviembre
Andrés Kim, Dung-Lac y compañeros, mártires de Corea;
Crisógono, Alejandro, Flora, Fermina y Crescenciano mártires; Bálsamo
y Porciano abades; Hermógenes, Colman, Flaviano, Hoardón, Protasio y
Leonino obispos; Menefreda Virgen; Marino monje; Román presbítero.
FLORA
Precioso nombre,
que hace referencia a lo más bello de la naturaleza: las flores. A los
romanos, cuya religión era de raíces animistas, que adoraban por tanto la
naturaleza en los dioses que la personificaban, no podía faltarles la diosa Flora,
divinidad que tenía a su cargo las flores, y con ellas los campos y la
agricultura. No sólo eso, a la diosa de las flores se la consideró la
protectora especial de la mujer, y la diosa del amor hasta que fue
reemplazada en este oficio por Venus-Afrodita.
En honor
de Flora y en torno a su significación, se celebraban grandes fiestas, muy
primitivas y disolutas las más antiguas, puesto que evocaban el despertar de
la naturaleza, la explosión de la vida, representadas por la mujer, que
exhibía todo el esplendor de su belleza y de su atractivo. Estas fiestas se
celebraban en abril. En cierta manera se ritualizaba el desenfreno. Después
de la primera guerra púnica instituir en su lugar las floralias,
llamadas también juegos florales o de Flora, que se celebraban
cuando lo prescribían los libros sibilinos o si se tenía un año de carestía,
para implorar de la diosa la fecundación de los campos, rogativa que se
hacía con danzas y ritos que evocaban la fecundidad.
Santa Flora, mártir
cristiana, de Sevilla. Hija de padre mahometano y de madre cristiana,
profesó la religión de ésta. Su hermano, en cambio, profesaba la religión
del padre, el islamismo. Y como anduviera éste buscándola por las casas de
sus amigos, Flora para no comprometerlos, decidió entregarse al juez. Se
pasó antes por la iglesia de San Acisclo, a pedirle fuerzas a Dios para
afrontar el martirio. Allí coincidió con María, que estaba en su misma
circunstancia, y juntas fueron al juez, a declararse cristianas. Mandó éste
encerrarlas en la cárcel, donde estaba encerrado también el santo presbítero
Eulogio por lo mismo, para forzarlas a convertirse. No consiguiéndolo, mandó
degollarlas y dejar sus cuerpos insepultos, para que fueran pasto de los
perros. Al ver que los animales respetaban los cuerpos de las santas, mandó
arrojarlos al Guadalquivir. El martirio tuvo lugar el 24 de noviembre del
851, en tiempos de Abderramán II.
Es realmente
bello el nombre de Flora, especialmente cuando se entra en
conocimiento de que no sólo sirve para denominar el manto vegetal de la
tierra o de una región determinada, o para designar los vegetales fósiles
característicos de un terreno o formación (p.ej. flora carbonífera, flora
triásica, flora jurásica...), sino que es además el nombre de una
divinidad romana protectora de la vegetación, las flores, la belleza
femenina y la vida. Y cuando se sabe de la valiente y generosa mocita que
santificó el nombre. ¡Felicidades!