SANTORAL-ONOMÁSTICA
Santos del
día 18 de Noviembre
Conmemoración de la fundación de las basílicas de San Pedro y
San Pablo; Máximo obispo; Tomás monje; Román, Bárula, Esiquio,
Luciano y Carterio mártires; Orículo confesor; Odón y Teofredo abades.
ROMÁN
Es una palabra polisémica: por
una parte se denomina así al granado (Púnica Granatum), el árbol que
produce las granadas. Y por otra parte es la forma primitiva del término
"romance". Sin embargo, al ser más antiguo el nombre propio que estas dos
acepciones (del siglo III es el primer San Román del Martirologio) hay que
concluir que se obtuvo directamente de la forma latina "Romanus" y
que su significación es la misma, "romano", que debió emplearse como
sobrenombre distinguido, hasta llegar a ocupar el lugar del nombre.
Cuatro emperadores del Imperio
romano de Oriente, desde el siglo VIII al XI se honraron con este nombre.
Destaca entre ellos Román III cuyo reinado fue glorioso, pues limpió de
corsarios el Mediterráneo y mantuvo su reinado en paz gracias a que supo
elegir su mano derecha, un eunuco que se ocupaba de gestionarle con pleno
acierto el gobierno, mientras él se dedicaba en cuerpo y alma a los
placeres.
San Román,
diácono de Cesarea, sufrió martirio el año 303, en Antioquía. Según el
Martrologio Romano, a consecuencia del decreto de persecución dado en nombre
de los dos Augustos y de los dos Césares, temblaron muchos de los cristianos
de la capital de Siria. Román, que era a la sazón diácono de Cesarea y que
entonces se encontraba allí, los reunió y los animó a perseverar y a
mantenerse constantes en su fe. Las autoridades romanas, durante los días de
la pascua de los cristianos, lo condenaron a morir quemado, asistiendo el
mismo Galerio a la ejecución. Una lluvia repentina extinguió la hoguera, por
lo cual el mártir, riendo, preguntó dónde estaba el fuego. Esto le mereció
que le cortaran la lengua ; su ejecución fue aplazada y durante todo el
tiempo que transcurrió hasta que le ejecutaron en la prisión de Antioquía,
continuó hablando milagrosamente;tanto, que se reclamó al médico que la
amputó, y éste pudo mostrarla, pues la había guardado como reliquia.
Son siete más los santos que
llevan este nombre, que encontramos también en la geografía y como apellido
en el elenco de historiadores, escritores y artistas.
Los afortunados que se llaman Román tienen
un nombre muy agradable de llevar, de noble origen, en el que han dejando su
virtud y su gracia los personajes que lo han llevado. Y por si le faltaba
algo, es el nombre de un bello árbol, el granado.