Santos del
día 2 de enero
lsidoro,
Martiniano, Siridión, obispos; Macario y Adelardo, abades;
Argeo, Narciso y Marcelino, mártires; Pedro, monje; Beatos
Marcelino y Estefanía, religiosos.
BASILIO
En la
Iglesia griega es tan importante San Basilio, que
es el primer santo que se celebra en el año. En efecto,
este santo, que nació el 323 y murió el 379, recién
estrenada por tanto la libertad de culto y de predicación
del cristianismo, fue un precursor en la organización de
la Iglesia salida de la clandestinidad.
Este nombre procede del griego
BasileuV
(Basileus), que significa "rey". Fue en principio
un sobrenombre aplicado a personas que destacaban por su
gran nobleza y que acabó convirtiéndose en nombre. De esta
misma familia léxica es la palabra "basílica", en griego
(basiliké),
que procede también de
basileuV
y es el nombre que se daba en Roma a la gran sala pública
(etimológicamente, "real") destinada a tribunal, bolsa de
comercio, etc. La de Letrán, donada por Constantino al
Papa San Silvestre, sirvió de prototipo de iglesia. De
esta familia léxica es también basilisco, exactamente
igual en griego (basiliskoV),
que es el diminutivo de
basileuV y cuya traducción al
latín es "régulus".
San Basilio
nació y murió en Cesarea (Asia Menor). Fue arzobispo de
esta ciudad, y como tal, metropolitano de Capadocia y
exarca del Ponto. Doctor de la Iglesia griega, fue el más
distinguido de "los tres capadocianos" (los otros dos
fueron su hermano Gregorio de Nisa y Gregorio Nacianceno).
Finalizados sus estudios, abrió escuela en su ciudad
natal. La actividad de profesor, de la que la filosofía
era el alma, le puso en contacto con personas y corrientes
de pensamiento que despertaron en él el deseo de
profundizar en el cristianismo y especialmente de conocer
la vida ascética de los cenobitas del valle del Nilo y los
anacoretas de Celesiria, Palestina y Mesopotamia. Decidió,
pues, visitar esos cenobios. El resultado de estos viajes
fue la conversión de la vida cenobítica de esas
comunidades, heredada directamente del judaísmo, en vida
monástica que, como demostró la universal difusión que
tuvo en todo el orbe cristiano, podía salir de los
desiertos y formar parte del tejido social cristiano.
Fundó, pues, más que una orden religiosa (porque no
estableció normas y reglamentos, sino que marcó líneas) un
movimiento monástico, que reforzó el de San Antonio abad,
y se extendió por todo el imperio de Oriente. Sirvió de
ejemplo y referencia al gran movimiento monástico de
occidente que estaba por llegar.
La obra
monástica de San Basilio fue creciendo especialmente en la
Iglesia oriental (con el cisma de Oriente más de un
centenar de monasterios basilios quedaron en el bando
escindido de Roma y ahí siguieron) y llegó a sumar
centenares de monasterios y miles de monjes.
Dos
emperadores bizantinos y dos de Trebisonda, cinco zares de
Rusia, numerosos patriarcas y obispos célebres de la
Iglesia Oriental, diez santos, seis santas (Basilia)
añadieron gloria y esplendor a este nombre ya de por sí
esplendoroso y regio. ¡Felicidades!