SANTORAL-ONOMÁSTICA

Santos del día 21 de abril

Anselmo de Cantorbery obispo y doctor; Anastasio, Simeón, Abdécalas, Ananías, Apolo, Alejandra (Sandra), Arador, Fortunato, Félix, Silvio, Vidal y Isacio mártires; Conrado Parzham confesor.


ANSELMO

Nombre germánico, cuyo primer elemento Ans se presenta como una variante de la raíz goda As, os, con el significado de "Dios" o más genéricamente, "divino"; y cuyo segundo elemento, elm forma parte del grupo semántico de "yelmo", "defensa", "protección"; con lo que el nombre en su conjunto vendría a significar "defensa divina" o "el protegido de Dios".

San Anselmo, gran filósofo y teólogo de principios del segundo milenio, es conocido tanto por su lucha contra las investiduras, cuyo momento más conflictivo le tocó vivir al santo, como por su "argumento ontológico" sobre la existencia de Dios, que se añade a las famosas cinco vías de Santo Tomás de Aquino. Nació Anselmo en el Piamonte (Italia), en la población de Aosta, el año 1033. A los 27 años, venciendo la resistencia de su padre, ingresó en el monasterio de santa María del Bec, en Normandía. En 1063 fue nombrado prior, y en 1078, abad del monasterio. Se distinguió por su sabia administración y por el impulso que dio a la copia de manuscritos para enriquecer las bibliotecas de la orden. Tuvo que viajar varias veces a Inglaterra por los intereses que allí tenía el monasterio, con lo que hubo de tratar con los reyes Guillermo el Conquistador y Guillermo el Rojo, su hijo, cuya estima se ganó. Al quedar vacante la sede primada de Cantorbery, el rey la mantuvo vacante cuatro años, hasta que cediendo a las presiones del pueblo y del clero, que le pedían insistentemente que fuera designado Anselmo, Guillermo II, decidió por fin, atendiendo también a sus propios intereses, adjudicársela a san Anselmo. Pero éste. No queriendo recibir la investidura de manos del rey, sino de manos del papa, desató el conflicto, que finalmente se resolvió en favor de la Iglesia, después de sufrir no pocas penalidades, incluido el destierro. Murió el 21 de abril del 1109. Nos dejó una extensa obra, pues además de vigoroso e incansable luchador en la guerra de las investiduras, fue un filósofo y teólogo de gran fuste. A él se debe el Argumento ontológico, que fue incorporado a las cinco vías de Santo Tomás de Aquino para demostrar la existencia de Dios.

Celebran preferentemente su onomástica los Anselmos el 21 de abril, en que se conmemora la muerte de San Anselmo de Cantorbery; pero hay quienes prefieren celebrarla el 3 o el 18 de marzo, o bien el 2 de diciembre, en que se conmemoran otros tantos santos del mismo nombre.

Como si el destino fuese ligado de alguna manera al nombre, es sorprendente que la práctica totalidad de los Anselmos que han pasado a la historia lo han hecho por su sabiduría y por la rectitud y firmeza de ánimo en la defensa de sus convicciones y de lo que consideraban irrenunciable. Anselmo de Havelberg, que se distinguió por su gran inteligencia; Anselmo de Janua, cirujano e inventor; Anselmo de Laon, llamado Doctor de los doctores; Anselmo de Lieja, cronista; Anselmo de Parma, músico, médico y astrólogo, al más puro estilo renacentista; Anselmo de Ribemont, tocólogo; Anselmo de Saint-Remy, monje historiador; Anselmo de Santa María, genealogista. ¡Cuánta sabiduría ha contenido este gran nombre! ¡Felicidades!

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