PORTAL
Esta
palabra tiene un especial interés en este medio,
en internet, porque se ha adoptado como nombre
de la puerta a través de la cual se entra a la
red. Su valor más común es el de primera pieza
cubierta contigua a la puerta de entrada de la
casa. Según sea la construcción de ésta, el
portal puede corresponder al que comúnmente
llamamos porche (un espacio cubierto delante de
la puerta de la casa, sostenido por columnas o
arcos), fuera de la casa por tanto; y si ésta
falta, se aplica el nombre de portal a la
pieza en la que se entra nada más traspasar la
puerta principal de la casa; suele ser bastante
amplia y se puede estar en él, pero es un lugar
de paso a las demás dependencias de la casa y a
la escalera, en el que se recibe a los que no
forman parte de la familia: los que se quedan
fuera, pero a cubierto. Esta pieza de la casa
suele recibir asimismo los nombres de patio,
zaguán, vestíbulo; y ya en muy moderno, y
aplicado más bien a pisos, departamentos o
apartamentos, se llama también recibidor o
hall (pronunciado "jol").
El
término portal se usa también,
especialmente en plural, como sinónimo de
soportal, porche, portalada, arcadas, referido a
los amplios pasillos porticados en paseos y
plazas. En las iglesias estos espacios reciben
con más propiedad el nombre de atrio. Se
usa también en algunos lugares el término portal
para denominar las puertas de las murallas de la
ciudad.
En
cualquier caso se trata siempre de quedarse
fuera, pero a la entrada; sin acabar
de franquear el paso. A quien no se le deja
pasar del portal de una casa, es evidente
que se le trata como de fuera: no es enemigo,
pero tampoco amigo. Es alguien a quien se trata
con cortesía, pero sin familiaridad. Ese es el
sentido evidente del término portal. Y es
sintomático que hayamos desplazado a esta
palabra lo que nos llegó como pesebre,
que a mucho estirar se puede interpretar como el
establo en que está el pesebre; y que si está en
un abrigo o en una cueva natural, podremos
llamar incluso cueva. Es curioso que hayamos
dado el salto al portal, y que desde muy
antiguo los pintores y creadores de estampas
navideñas hayan representado tan profusamente el
nacimiento de Jesús en un portal, es
decir en un cobertizo más o menos digno,
sostenido por columnas o por puntales. María
Moliner define el "Portal de Belén" como
"Nacimiento". Representación del establo
donde nació Jesucristo, a las puertas de la
ciudad de Belén, en los "nacimientos" que se
montan para Navidad.
He
ahí, pues, este singular sinónimo de pesebre,
belén o nacimiento. A poco que nos fijemos en lo
que dicen las palabras, cada uno transmite una
idea distinta. Cada una de ellas está explicada
en su respectivo artículo. Pero ésta tiene la
clara connotación de quedarse fuera; a la
puerta, a la entrada, pero fuera. Como
símbolo, como metáfora, no está mal: Jesús
vuelve cada año a la tierra, a nosotros, a ver
si consigue entrar de una vez en nuestras casas,
en nuestra cultura, en nuestras vidas. Pero
nunca acaba de entrar del todo; es el sí pero
no, el quiero y no puedo; el "bueno, entra, pero
quédate ahí en el portal".
Y
finalmente paso a la singularidad de los "portales"
en internet. Es curioso, pero están diseñados
con ese aire de paseo a cubierto, para no
mojarse; con la pretensión cada vez más evidente
de que funcionen de claustros, es decir de
lugares cerrados, de manera que quien entre no
salga: que se encuentre bien ahí, que encuentre
cantidad de capillitas en las que entretener sus
devociones. Obviamente el máximo interés de un
portal es que la gente transite por él,
no que entre a algún lugar y se quede allí. Por
eso es típica la ligereza de los sitios que
ofrecen los portales, la flagrante
escasez de contenidos, si lo comparamos con la
abrumadora abundancia de direcciones. En EL
ALMANAQUE nos hemos ocupado, por supuesto, de
atender especialmente a los contenidos.
|