EVANGELIO
Eu-aggelion
(Eu-angélion)
se llama el Evangelio en griego.
AggeloV
(ángelos ) significa mensajero y
eu
(eu) es un prefijo que añade calidad, bondad,
plenitud. De
aggeloV hemos
obtenido la palabra ángel y sus derivados a través del
laín ángelus. En griego
aggeloV
significa mensajero, enviado, representante... y
marginalmente, por analogía, significa también enviado de
los dioses. Al haber decidido los traductores de la Biblia
al latín no traducir esta palabra (nuntius sería
acaso la versión adecuada), sino tan sólo transcribirla,
nació en nuestra cultura religiosa no sólo la palabra
ángel, sino también el concepto, con un significado que ya
sólo tangencialmente se correspondía con el de la palabra
original griega.
El prefijo
eu,
muy abundante en griego, lo tenemos en eucaristía,
eugenesia, eutanasia, Europa, euro (me ocuparé de él el
próximo día 30). De la misma manera que ocurrió con ángel,
tampoco se tradujo la palabra
eu-aggelion
(ev-angelio), sino que tan sólo se transcribió,
quedándonos con una palabra griega a la que se le reasignó
un significado muy específico.
De todos
modos el mensaje que contenía el Evangelio era tan
sumamente subversivo, les daba de tal manera la vuelta a
los valores vigentes (a los romanos, porque subvertía las
relaciones dominador-dominado; y a los judíos porque
acababa con su nacionalismo privilegiado por Dios), que no
existía palabra capaz de contener esas nuevas doctrinas,
"locura para los griegos y escándalo para los judíos", que
decía San Pablo, por lo que se las denominó "Evangelio".
El derivado
"evangelizar" dio lugar a los términos "misionero" y
"misiones", pero tomado más bien de "Apóstol" (del griego
apostellw
-apostel.lo, que significa enviar y que en latín
nos da míttere / missus / missio) que tanta
historia han movido. Si partimos de los dos marcos en que
se contenía la "buena nueva", a saber el minúsculo punto
de partida que era el pueblo de Israel, tiene pleno
sentido que la redención que los judíos querían disfrutar
en exclusiva, se extienda a todos los pueblos y naciones,
para formar a partir de ahí un nuevo pueblo de Dios.
Respecto al marco de las relaciones dominador-dominado,
que entraban con el Evangelio en proceso de extinción, era
también coherente que se quisiera extender a todos los
pueblos de la tierra, puesto que a todos los dominados de
todos los pueblos y naciones les resultaban ventajosas
estas doctrinas que, de arraigar en toda su pureza,
hubiesen mejorado sustancialmente sus condiciones de vida.
Pero separar el mensaje esencial de aquello que era
complementario, y que podía obtenerse de las culturas a
las que se iba a evangelizar, era realmente difícil, y
sólo últimamente se está intentando
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