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LÉXICO

SEÑORA

No sólo la dominación, sino incluso la libertad, se han considerado siempre como prerrogativa masculina; por eso no es irrelevante, ni mucho menos, el que en la cultura religiosa de occidente exista la figura de Nuestra Señora y en ningún caso como simple figura decorativa. Es también sumamente significativo que se haya desarrollado una fuertísima inclinación mucho más popular que jerárquica hacia el culto a Nuestra Señora, mientras no se ha producido nada que se le parezca en el culto a Nuestro Señor. En clave sociológica esto tiene una explicación sencilla: en la casa conviene mucho más invocar la autoridad de la madre que la del padre; las razones son evidentes. Por lo mismo, en el sistema religioso cristiano el pueblo ha estado presionando bastante más allá de lo que permitía la ortodoxia teológica para reforzar la figura de Nuestra Señora. Desde el punto de vista puramente filológico, la existencia de los femeninos de señor son poco menos que un artificio gramatical. Ni la lengua ni la cultura hebrea dan lugar a la existencia de señoras ni diosas. Tampoco la griega está demasiado inclinada a la dominación femenina. El femenino de KurioV (kýrios), que es el "señor" (de ahí el kyrie) no es ni mucho menos lo mismo pero en mujer. Kuria (kýria), muy poco usado, es el ama de casa, es la jefa de las esclavas. Su señorío es bastante más reducido que el del señor. En cambio con despothV (despótes) no ocurre lo mismo. Significa "dueño de casa" (por eso se llama déspotas a los que gobiernan el estado como si fuese su casa, es decir como si gobernaran sobre una población mayoritaria de esclavos); el femenino despoina (déspoina) es la réplica exacta del despótes, es decir el ama de casa, la que gobierna sobre la casa y el servicio (antiguamente, esclavas), por eso se usa con preferencia a kuria (kýria). Algo parecido ocurre en latín. Dómina no es la réplica del Dóminus en femenino. En la medida en que Dóminus es el señor de la casa, su femenino es Dómina (de ahí derivarán doña y dueña). Pero en cuanto entramos ya en el terreno de la dominatio, éste queda en exclusiva para el hombre. No es de extrañar que en español "señora de x" signifique simplemente "mujer o esposa de x". Más aún, en la asimilación de señor a hombre y de señora a mujer, ésta se ha producido antes en femenino que en masculino. Era inevitable que así fuese, porque el nombre de señora en la mujer no tiene el mismo peso que el de señor en el hombre. La mujer ha tenido y sigue teniendo mucho más difícil el acceso a los altos niveles de dominación y de poder. Por eso hay que contemplar como algo sumamente positivo el hecho de que el cristianismo haya potenciado una gran figura femenina y la haya encumbrado por encima del poder masculino, aunque permaneciendo por debajo del poder absoluto. En muchísimos momentos lo femenino, lo maternal, lo que de más humano tiene la mujer, ha prevalecido en la Iglesia sobre lo masculino, sobre lo que representa el frío ejercicio del poder. He ahí lo que representa Nuestra Señora; he ahí por qué Nuestra Señora tiene tantas sedes, cada una con un nombre distinto, en tantos y tantos pueblos.

Mariano Arnal

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