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LÉXICO

METEORO

Los griegos se inventaron esta palabra. La escribían así: meteoroV (metéoros). El significado era casi tan meteórico como la palabra. Ante todo se trata de un adjetivo; por consiguiente es meteórico–meteórica la traducción más ajustada. Cuando decimos de alguien que hizo una carrera meteórica, nos referimos a que ascendió como un meteoro. En efecto, esa es la línea maestra significativa: meteoro es todo aquello que se levanta del suelo, empezando por el hombre yacente que se yergue, y continuando por el animal que se levanta sobre las patas traseras, como hace engriéndose el caballo. De ahí que al engreído y al soberbio, los griegos lo calificasen también de meteoro. Pero la ascensión no se queda ahí: es meteoro (meteórico) todo lo que deja el suelo y se eleva por los aires.

Por una treintena de palabras está formado en griego el campo léxico del que forma parte el meteoro. Significa eso, de entrada, que al importar esa palabra a nuestra cultura y a nuestra lengua, la hemos dejado en una pobre sombra de lo que fue. La madre de todas ellas es el verbo airew (airéo), que significa coger, tomar en las manos, agarrar; la misma línea significativa del latín teneo, tenere. Existe la forma arcaica ewrew (eoréo), que con el prefijo meta (metá) se convierte en metewrew (meteoréo), que es una variante de metairw (metáiro; contracto de metairew). Con el prefijo hemos añadido a la idea de coger o agarrar, la de cambio de lugar o condición, con lo que el significado pasa a ser el de elevar una cosa para transportarla; y en forma intransitiva, transportarse uno mismo. Estamos en la raíz significativa de los meteoros. El verbo metewrizw (meteorítzo) significa levantar en el aire, sostener una cosa en alto, sostenerse en alto, levantarse, empinarse; tratándose de barcos, llevar a alta mar; si de personas, levantar el ánimo, dejarse llevar por la alegría o por el orgullo, recuperar el coraje. Las dos sustantivaciones del verbo son: metewrisiV (meteórisis), que significa acción de elevar en el aire; y metewria (meteoría), que es elevación y acción de mirar al aire (por asimilación a oraw / oráo, que significa ver, mirar); y redondeando esta línea significativa, distracción, atolondramiento. Una tercera sustantivación es metewrismoV (meteorismós), y significa igualmente acción de levantar o de levantarse; este nombre se ha especializado para denominar el levantamiento de una cosa por hinchazón, por crecimiento de la misma cosa, sin elevarse. De ahí se pasó a lo anímico: exaltación o excitación del alma por una pasión, un sentimiento, etc.

Volviendo al meteoro (metewroV y methoroV /metéoros), nos encontramos con que en griego tiene una amplísima gama de significados: así que además de adjetivar todo aquello que se empina en el suelo o del suelo, al sustantivarse el adjetivo pasando a la forma de plural neutro (ta metewra /tà metéora), pasa a convertirse en los cuerpos celestes, y por extensión en los fenómenos e incluso en los espacios celestes. Son Platón y Jenofonte los que ponen en circulación estos significados sobre los que se construirán los conceptos de meteorología y meteorológico. Pero basta que nos pasemos a meteorólogo para desviarnos de ese significado. Lo veremos en el artículo meteorología.

Mariano Arnal

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