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LÉXICO

ELIMINAR 

En los deportes, que son el sucedáneo de las guerras, no cabe participación propiamente dicha; lo que se persigue es eliminar al rival y alzarse con el trofeo. Y ocurre que sin darnos cuenta trasladamos esta perspectiva a la vida política, que sería válida si no se tratase de un régimen democrático, es decir de participación. La democracia es un sistema filantrópico en que se descarta la eliminación del rival, porque eso iría contra el corazón del sistema. Así que cuando se compite, todos ganan y todos suben al podio. La corona de la victoria se otorga pro indiviso y proporcionalmente a todos los participantes. La democracia es la antiguerra y la antivictoria; es la componenda obligada, es la cohabitación con los contrarios, es la prohibición absoluta de “llevarse a matar”. 

¿Y qué es eso de eliminar al rival, eso que tiene terminantemente prohibido la democracia? Limen, líminis es la palabra clave, precedida del prefijo e (ex), que significa fuera, y da idea de ex-tracción, ex-pulsión. El primer elemento de la palabra es, pues, fuera. Verbalizado queda echar fuera, sacar, expulsar. ¿De dónde? E límine, dice el latín, “expulsar del portal”. Si en vez del portal fuese el pesebre (lo que metafóricamente se llama el pesebre en política), podríamos atenernos a la literalidad de la expulsión, porque las prebendas son para los que obtienen la mayoría. Pero cuando en un partido de democracia sui géneris se habla de eliminar, no se refieren a mantener a uno fuera del pesebre, sino a expulsarlo del sistema, echarlo al monte (fora-exidos = forajidos fue su nombre) para poder integrar a los que ahora están en el monte ejerciendo de forajidos buenos. 

Limen, líminis guarda afinidad léxica y semántica con limes, límitis. En principio significa dintel, umbral, entrada; pero de hecho es la barrera mediante la que a unos se les franquea el paso, a otros se les impide, y a los que estaban dentro se les expulsa. Tomando la parte por el todo, se extiende el significado de la puerta a toda la casa, así que límina (pl.) tanto pueden ser las puertas como el ámbito a las que éstas dan acceso. Intra límina se cohibere es quedarse dentro de las puertas, es decir en casa. In límine mortis, a las puertas de la muerte. Se presta la palabra, claro está, a múltiples usos metafóricos. 

Estamos ante un término culto que ha dado cierto juego en nuestra lengua: junto a e-liminar, tenemos pre-liminar (antes de pasar por la puerta), sub-lime (elevar el umbral, poniéndose debajo de él), sub-liminar (aquello que está por debajo del umbral o la puerta de la percepción = colar información sin hacerla pasar por la puerta). Por evolución de límite pasamos a “linde”; la evolución la desencadenó la pérdida de la débil postónica: pasó de límite a limte, de ahí a  linte, y finalmente a linde. De él derivan lindante, colindante, deslindar, lindero. Estamos exactamente en el significado de limes, límitis, que es el límite, con todos sus derivados, que entran en el mismo campo semántico. 

En fin, eliminar es un acto reflejo del primitivo instinto de territorialidad. Es expulsar al otro del que uno considera su territorio. Es la consumación de las hostilidades (al hoste=extranjero se le elimina expulsándolo o matándolo). 

Mariano Arnal

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